(232) Por qué la psicología personalista de Viktor Frankl no conviene
1.- Estamos en crisis.- Es un hecho que no nos cansamos de repetir en este blog. Y porque estamos en crisis, es urgente una reforma católica. Y digo católica para que quede claro qué tipo de reforma se precisa. El P. Jose María Iraburu lo viene diciendo, con meridiana claridad, desde el artículo número 01 de su blog:
«La Iglesia es santa, pero está siempre necesitada de reforma. Por eso la palabra reforma es tradicional en la Iglesia de Cristo. Nunca, por supuesto, en la tradición católica se habla de «re-forma» para expresar un «cambio de forma», pues la forma de la Iglesia, su alma, es el Espíritu Santo, que no cambia. Por el contrario, siempre se habla de reforma o bien como un «desarrollo» perfectivo de algunas formas precedentes, una «renovación», o bien como la «purificación» de ciertas doctrinas y prácticas que se habían desviado de la verdadera forma católica.»
—Este desarrollo perfectivo del que habla el P. Iraburu incluye necesariamente una acepción fundamental del verbo reformar, que cito de la RAE:
«4. tr. Enmendar, corregir la conducta de alguien, haciendo que abandone comportamientos o hábitos que se consideran censurables.»
En este caso, el hábito eclesial que es necesario corregir es la utilización de esquemas conceptuales extraños —por no tradicionalmente católicos— en la formación, evagelización y catequesis en general. Se precisa una purificación de la mente católica. No conviene utilizar principios intelectuales tóxicos.
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2.- Pero, ¿de qué toxinas es urgente purificarse?- Volvemos a la RAE para precisar qué entendemos por purificar:
«Quitar de algo lo que le es extraño, dejándolo en el ser y perfección que debe tener según su calidad.»
¿Cuál es el elemento extraño que ha de quitarse de la mente católica? Respuesta: la via moderna. Ahora bien, esta toxina es transmitida por un agente portador, que la inocula. ¿Cuál es? Esto es más difícil de responder. Pues la respuesta es doble.
Por una parte, el virus de la vía moderna es transmitido explícita e intencionalmente por el modernismo. Por otra, es transmitido implícita y no intencionalmente por el existencialismo nominalista en su triple dimensión: 1) la filosofía personalista radical, que más que filosofía es ideo-sincrasia; 2) el personalismo teológico basado en el Principio de Inmanencia, es decir, la Nueva Teología; y 3) la psicología personalista, más concretamente, la logoterapia de Viktor Frankl y otros psicologismos derivados del existencialismo.
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Nosotros en este post vamos a incidir sobre el tercer punto de los mencionados, la psicología personalista. Y comprobaremos cómo sus principios son extraños al principio católico.
FIN ÚLTIMO DEL HOMBRE
3.- El fin supremo y absoluto de la vida del hombre es la glorificación de Dios. Su fin secundario, subordinado a éste, su propia felicidad. Es una enseñanza fundamental de la tradición cristiana, sintetizada por Santo Tomas en I-IIae, q1, a4 con una afirmación tajante: «Es necesario, por tanto, admitir un fin último.». Y en el artículo 5 responde: «Es imposible que la voluntad de un hombre desee a la vez objetos diversos como fines últimos.». El único fin supremo, absoluto, último de la existencia humana, es la glorificación de Dios, cognoscible por la razón y por la fe. Esta realidad es totalizante, y proporciona al ser humano un único y consistente sentido vital, un propósito que ha de ser determinante. El sentido de la vida de un ser humano ha de ser Dios. Porque Dios es su fin último.
Es vital reconocer, por tanto, que
«El hombre tiene obligación de proponerse, como fin último y absoluto de su vida, la glorificacion de Dios; de suerte que comete grave desorden cuando intenta otra suprema finalidad contraria o distinta de ésta» (ROYO MARÍN OP, Teología moral para seglares, BAC, Madrid 1957, p. 24).
Sólo así el ser humano se mueve dentro del orden de la recta razón, actúa conforme a su naturaleza creada, y vive como cristiano. Sólo con un fin absoluto, no dos, sino uno, la glorificación de Dios.
Preciso es reconocer también un fin subordinado, secundario y relativo, armonizado perfectamente con el anterior como en un único acorde: su propia felicidad o bienventuranza. Pero hay que precisar, en este sentido, algo que se olvida a menudo en la formación católica actual, y que es urgente reconsiderar. Lo explica el P. Royo Marín:
«como quiera que Dios ha elevado gratuitamente a todo el género humano a un fin transcendente y sobrenatural, síguese que el hombre no tiene ya un fin último puramente natural, sino transcendente sobrenatural; y por consiguiente, sólo en este orden sobrenatural, y a base de la gracia divina y de los demás medios sobrenaturales que Dios pone a su disposición, podrá llegar a su fimn último relativo, que es su propia y perfecta felicidad sobrenatural» (Ib., p.26)
En resumen.- La suprema felicidad del hombre no puede hallarse en ningún bien creado o finito, sino únicamente en Dios, en Quien encuentra su felicidad plenamente saciativa. «Queda, pues, fuera de toda duda que sólo Dios es el objeto infinito que constituye la bienaventuranza objetiva del hombre» (Ib., p. 31)
Es imposible en esta vida terrenal la felicidad plena, sólo es posible una felicidad relativa. No hay felicidad plena de orden natural, dado que el ser humano ha sido creado y elevado al orden sobrenatural. Es claro, por todo lo dicho, que nuestra vida en este mundo tiene como fin supremo prepararnos para la felicidad eterna del cielo; hemos nacido para eso, nuestra existencia no tiene otro fin. Todo afán del ser humano ha de centrarse en ello, porque es lo supremamente importante.
EL SENTIDO DE LA VIDA SEGÚN VIKTOR FRANKL
4.- Se ha convertido en un tópico de la formación y evangelización contemporáneas referirse al fin último en términos de búsqueda natural de sentido de la vida, bajo la perspectiva existencialista de la logoterapia de Viktor Frankl. La influencia de este autor al respecto ha sido considerable.
En general, se usan tópicos de la logoterapia muy a menudo en la evangelización y formación católicas incluso en teología moral, a menudo sin saberlo. Es considerado algo así como una psicología católica, con implicaciones morales, elaborada por un no católico. Y citado a menudo, como si su perspectiva sirviera, por idéntica, para hablar de la conversión.
Se predica y se dice en general que convertirse es descubrir el sentido de la vida, tal y como lo entiende Viktor Frankl en su obra. Pero no es lo mismo. Para el fundador de la logoterapia, el sentido de la vida no coincide con el fin del hombre, ni el último ni el relativo.
Analicemos algunos de sus rasgos distintivos, y comprobaremos cómo el sentido de la vida según la logoterapia no es compatible con el fin último según el cristianismo. Cito de la tercera impresión de la editada por Herder en 2004.
5.- Saber no abstractivo.- Frankl afirma que acerca del sentido de la vida no se puede afirmar nada con carácter universal ni absoluto:
«Jamás se podrá responder a las preguntas sobre el sentido de la vida con afirmaciones absolutas» (p.101)
Porque bajo el punto de vista de la logoterapia, la razón no puede abstraer el sentido de la vida humana, ni sirve para conocerlo:
«Dudo que un médico pueda responder a esta pregunta con nociones genéricas, pues el sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día a otro y de una hora a otra. Por tanto, lo que importa no es el sentido de la vida en formulaciones abstractas, sino el sentido concreto de la vida de un individuo en un momento determinado» (p. 131)
«resulta imposible definir el sentido de la vida en términos abstractos» (p.101)
Enseña que no hay respuesta objetiva y universal al sentido de la vida:
«Plantear esta cuestion en términos generales equivale a la pregunta que le propusieron a un campeón de ajedrez: “Digame, maestro, ¿cuál es la mejor jugada del ajedrez?". Sencillamente no hay contestación posible a esta pregunta, pues jamás se dará una buena jugada, o la mejor jugada, sin una referencia concreta a una determinada partida y a la peculiar personalidad del oponente. Exactamente igual ocurre con la existencia humana; no deberíamos perseguir un sentido abstracto de la vida, pues a cada uno le está reservada una precisa mision, un cometido a cumplir» (131)
6.- Subjetivismo nominalista.- Por eso para Frankl el sentido de la vida depende de cada individuo concreto y particular, no cree que haya un sentido de la vida universal abstraido de la naturaleza humana:
«Dejemos de interrogarnos sobre el sentido de la vida y, en cambio, pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e incensantemente. […] En útima instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar las respuesta correctas a las cuestiones que la existencia nos plantea […] Esas obligaciones y esas tareas, y consecuentemente el sentido de la vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro, de forma y manera que resulta imposible definir el sentdo de la vida en términos abstractos»
Se vincula el sentido de la vida a una noción nominalista de la naturaleza humana, en que, como se ha dicho, no caben afirmaciones absolutas y universales al respecto, y en que prevalece la individualidad frente a la abstracción indeterminada:
«"Vida” no significa algo vago e indeterminado, sino algo real y concreto, que conforma el destino de cada hmbre, un destino distinto y único en cada caso singular.» (p.101)
Este sentido es único, debe ser descubierto por cada cual, y sólo vale para cada uno, si satisface su voluntad subjetiva:
«Este sentido es único y específico, en cuanto es uno mismo y uno solo quien ha de encontrarlo; únicamente así el hombre alcanza un fin que satisfaga su propia voluntad de sentido» (p.121)
Frankl además incide en la centralidad de la subjetividad, incluso como esencia de la existencia humana:
«De tal modo que la logoterapia considera que la esencia de la existencia consiste en la capacidad del ser humano para responder responsablemente a las demandas que la vida le plantea en cada situación particular (p.131)»
7.- Situacionismo.- Para Frankl el sentido de la vida depende de cada situación, que reclama una respuesta responsable por parte del hombre. No existe un sentido de la vida en general, que valga para todo caso:
«La noción del sentido del vida también se entiende desde el ángulo inverso: si consideramos que cualquier situación plantea y reclama del hombre un reto o una respuesta a la que sólo él está en condiciones de responder» (p. 131)
«Cada situación se diferencia por su unicidad irrepetible, y para cada ocasión tan sólo existe una respuesta correcta» (102)
Es patente la actualidad de esta conclusión situacionista, que tanto papel tiene en la teología moral contemporánea heterodoxa, por ejemplo Bernhard Häring. Puede resumirse, aplicado a la vida moral, en la siguiente afirmación de El hombre en busca de sentido:
«lo que importa no es el sentido de la vida en formulaciones abstractas, sino el sentido concreto de la vida de un individuo en un momento determinado» (p.131)
8.- Substitución del orden creado por el orden de los valores personales.- Para el psiquiatra austríaco, el sentido de la vida no reside en un orden absoluto establecido por Dios, que tense a la criatura hasta Él mismo, su único fin; sino en el propio hombre, que con su propia respuesta subjetiva establece una axiología personal fundante, en la que basa su existencia. Es por esto que considera la logoterapia no como un descubrimiento del fin último ni del fin subordinado; sino como un descubrimiento de los propios valores personales queridos como proyecto personal:
«La logoterapia mira más bien hacia el futuro, es decir, al sentido y los valores que el paciente quiere realizar en el futuro» (p.120)
Encontrar el sentido de la vida para Frankl no es otra cosa que descubrir en base a qué valores individuales quiere vivir el paciente, entendidos como una fuerza primaria, es decir, existencial, y no como una verdad descubierta por la razón:
«La búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida constituye una fuerza primaria y no una “racionalización secundaria"» (p.121)
9.- Relativismo.- Con intenso sabor relativista afirma que:
«el sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día a otro y de una hora a otra» (p. 131)
10.- Experiencialismo.- No es un sentido de la vida que valga para el ser humano en general, sino sólo para cada individuo en concreto. Es por esto, que la voluntad de sentido, el querer tener un sentido de vida, es una cuestión existencial y situacional, no dogmática:
«En otras palabras, la voluntad de sentido para muchas personas es cuestión de hecho, no de fe» (p. 122)
Hemos visto la presencia clara de estos rasgos de vía moderna en la psicología de Frankl. Una psicología que es tenida inconvenientemente por compatible o empática con la fe católica acerca del fin último. No dudamos que la logoterapia tiene elementos positivos, pero su fondo teórico es extraño a la visión católica del fin último del hombre. Por tanto el cristiano no debe hablar del sentido de la vida como si fuera lo mismo que el sentido de la vida tal y como lo expone Viktor Frankl. Porque ignora su fin último, su fin relativo, y su esencia misma.
Debemos abandonar este mal hábito de utilizar esquemas no tradicionales, propios de la Modernidad, para exponer la verdades de la fe cristiana. Porque no pueden sino producir confusión. Hemos comprobado cómo la obra de Frankl nutre de tópicos al existencalistas al católico. Y esta mala alimentación en general no podía desembocar sino en una crisis como la que estamos viviendo. Hay que purificar la evangelización, la formación, y la mente católica en general, de estos elementos extraños. Sólo así podremos restaurar la plena identidad católica.
44 comentarios
Cuando hace ya muchos años me dijeron - en un ambiente católico - que la logoterapia era muy diferente del psicoanálisis freudiano porque planteaba que en la raíz de toda neurosis había una carencia del "sentido de la vida", dije: "¡Por supuesto!", entendiendo el tal sentido en clave católica.
Sin embargo mi entusiasmo por la logoterapia duró poco, porque vi en sus partidarios y propagadores algunas cosas que si bien no las podía explicar, no me cerraban.
Y ahora me doy cuenta: el "sentido de la vida" que nos quiere vender la logoterapia es relativismo desatado. No sólo que tal concepción no tiene lugar en una cosmovisión católica, sino que hasta puede decirse que le es frontalmente antagónica, dado que el sentido de la vida humana es EXACTAMENTE EL MISMO para todos los hombres y PUEDE y DEBE DEFINIRSE, para la mayor gloria de Dios y para la salvación de los hombres.
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A.G.:
Asi es, todo ser humano tiene el mismo fin último, y por tanto el sentido de su vida debe estar orientado a él. Es impensable, para un católico, aceptar que no hay un sentido de la vida de valor universal.
Por eso Frankl se dedicó a la logoterapia: sea cual sea tu problema o tu vacío existencial has de dar un sentido a tu vida, aunque sea criar caballos de carreras. Como los consejos que nos dan a los jubilados: viaja, apúntate a cursillos, haz calceta pero búscate algo, y la cara que te ponen cuando tú no te apuntas a nada, porque todo el mundo sabe que tiene que morir, pero nadie se prepara para la muerte hasta que ésta se presenta. Es un agónico: ¡vivir, vivir, vivir!
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A.G.:
Lo ha resumido muy bien, Palas Atenea.
Hace más de 25 años, aquí en Colombia, a los seminaristas que estaban estudiando teología en una universidad jesuita les recomendaban este libro y ellos a su vez a nosotros, unos laicos ingenuos, deseosos de formarnos para evangelizar.
Leyendo este artículo, vislumbro mejor por qué esas teorías me resultan impropias, aunque, al mismo tiempo, no soy capaz de profundizar en la terminología empleada, por no haber estudiado más Filosofía y Psicología que la que se enseñaba en BUP (y ya casi ni me acuerdo).
Y me lleva a cierta conclusión tristona: ¿No es todo más sencillo? ¿Por qué en tantos ambientes eclesiales --algunos de ellos piadosísimos-- existe sed de nuevas teorías, y en cierta manera se desea poner la sanación de las ideas en manos de técnicas artificiales en vez de en las manos de Quien nos dijo "mi yugo es llevadero y mi carga ligera"?
Digo que la conclusión es "tristona", porque, hace falta un doctorado en Filosofía para entender plenamente a Frankl, y otro doctorado más para darse cuenta de sus errores. Y elegimos el camino de los dos doctorados, en vez del "mi yugo es llevadero y mi carga ligera". ¿Por qué tanta complicación, con lo sencillo que es todo? En fin, no hago la pregunta para obtener respuesta, sino a modo de oración.
Es ya muy usual oír de ambientes eclesiásticos: "en su situación XXX de debilidad tienen derecho a ser felices".
Esto se oía en consultorios de yoga o juzgados municipales, en revistas de horoscopos…pero hoy de un representante eclesiástico? Es donde uno como oveja sin pastor corre el riesgo de terminar adorando hasta escobas o faldas de arrabales.
Saludos.
Si bien es un humanismo bienintencionado, carece de fundamentos antropológicos sólidos (realmente adecuados), lo cual la convierte en un veneno sutil para el alma y para la mente. Y esto también vale para el personalismo en general.
Le planteo una cosa para liarla un poco. He estudiado bastante a S. Tomas y creo que hay algunas cosas acerca del fin último que están mal planteadas.
Tendría que plantear cada artículo en detalle, pero se haría muy largo. Voy directo a las conclusiones.
El a.4 no dice lo que usted dice, sino que no se puede proceder al infinito en los fines porque sino no habría movimiento. Entonces tiene que haber un fin que tenga razón de último.
Por otro lado, hasta la Q.3 no se habla de Dios. Y esto es lo otro en que me parece hay un error. El hombre no apetece a Dios como fin último. Apetece su propia perfección, o sea su felicidad, que la encuentra plenamente en Dios.
Esto tal vez parezca una nimiedad, pero plantear directamente que el hombre tiende a Dios como fin último, anula la libertad. Porque dejaría la libertad solamente para los medios, y por lo tanto en lo que respecta la elección del fin, no habría libertad. Se tendería a Dios por necesidad, es decir sin libertad.
Por eso S. Tomás dice que el fin último del hombre es su perfección, o sea su felicidad. Y esto es para todos. Ahora, queda luego en cada uno encontrar y elegir a Dios como la propia perfección.
En este sentido es que me parece que no es del todo correcto decir que la felicidad es un fin secundario, sino todo lo contrario. El fin último es la perfección, o sea la felicidad total, porque en ella reposan las potencias. Y como ya dije, es evidente que esto no puede ser sino viendo y gozando a Dios.
O sea, se tiende con necesidad a la perfección, que es el fin último, pero resta a la libertad poner a Dios como tal fin.
Ya le dije que sería para largo, pero es cuestión de estudiar en detalle las primeras tres cuestiones de la I-II.
Y le dejo una más para liarla más. El a.7 dice: de ultimo fine possumus loqui dupliciter, uno modo, secundum rationem ultimi finis; alio modo, secundum id in quo finis ultimi ratio invenitur.
Y respecto a lo segundo: Sed quantum ad id in quo ista ratio invenitur, non omnes homines conveniunt in ultimo fine. O sea, como dice Frankl, no hay mejor jugada de ajedrez.
Feliz Navidad
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A.G.:
El hombre tiende a Dios como fin último de forma libre, movido por Él. Precisamente esta tendencia es garantía de libertad, porque Dios mismo opera en el ser humano para que le busque libremente. Santo Tomás lo que está recalcando es que el hombre no puede elegir a la vez dos o más fines últimos y supremos, sino solamente uno.
Por otra parte, el fin intentado por Dios con la creación del hombre fue su propia gloria extrínseca, no la gloria del hombre. Dios comunica a sus criaturas su propia bondad infinita, y es en esta bondad infinita en la que el ser humano encuentra su perfección y su felicidad.
La suprema felicidad del hombre no puede hallarse en él mismo, sino en Dios, porque ningún bien creado puede colmar al hombre, sino su Creador.
LA única respuesta que encuentro es que dentro de la Iglesia hay quienes profesan una religión diferente a la católica. Aún llamándose ellos católicos, aún estando bautizados, profesan una religión diferente.
(Y se podría sacar una segunda conclusión, muy interesante por cierto: en la Iglesia no es condición profesar la religión católica para ser promovido a los puestos de más alta responsabilidad.)
En el artículo anterior, Alonso me refutaba que no aceptaba la idea meinvielliana de las "dos Iglesias" y yo lo acepté, por las dificultades que implica. Pero de lo que estoy seguro es que dentro de la Iglesia coexisten DOS RELIGIONES, una que adhiere a la filosofía tomista -realismo moderado- y otra deschavadamente nominalista (progresismo).
Sólo la primera conserva las notas propias del catolicismo, en cambio la segunda es básicamente protestante.
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A.G.:
Ricardo, no sólo hay cosmovisiones erradas, es que hay graves defectos que corregir, malos católicos y malas filosofías intentando imponerse; hay modernismo, acechando. El enemigo está dentro. Ya lo avisó la Pascendi...el enemigo intenta destruir desde el interior.
También deriva de la biografía del propio Frankl: él mismo dice que preguntó a muchos sobre el sentido de la vida en estos crueles campos de exterminio, y recibió respuestas de todo tipo que el creyó, como el recordar escenas de familia en medio de los inhumanos trabajos.
Funcionó, pues aplíquese... pero dentro de sus límites... nadie puede vivir recordando la tarta de manzana de la abuela mientras transporta piedras por las escaleras de Mauthausen...
Frankl es un psiquiatra. Y como tal, da respuestas psiquiátricas a interrogantes desde un punto de vista meramente natural, que es su campo de observación como médico que es. El que quiera una respuesta espiritual que se vaya a charlar con el obispo.
Todas las críticas que se le hacen lo son desde una perspectiva espiritual, lo cual no toca porque es absurdo.
Tan absurdo como decirle a un cirujano que opera un hígado que el fondo teórico bajo el que está operando técnicamente esa víscera es erróneo, porque no contempla la resurrección del hígado en el final de los tiempos.
Qué poco se hace hoy caso a Cristo cuando dijo "quien no está contra nosotros a favor nuestra está".
¿Dónde Frankl se situó contra Jesús? ¿En el campo de concentración?
¿Cuándo Frankl negó a Jesús? ¿Cuando se jugó la vida por los enfermos cristianos del campo de concentración en vez de escapar?
¡Qué fácil es razonar desde la Gracia, es decir, desde el espíritu!
¡Qué fácil es olvidar que quienes no tienen la Gracia razonan naturalmente desde el alma en vez de hacerlo sobrenaturalmente desde el espíritu!
Frankl es de los pocos psicólogos que no proyectó desde la psicología hacia el campo de la religión para negar a Dios. Alguien que no está contra nosotros.
Estoy seguro que todos vosotros sois psiquiatras / psicólogos que atendéis a diez pacientes todos los días y a los que sanáis de sus dolencias psíquicas diciéndoles que el sentido de la vida es Jesús.
Y a los diabéticos los salvarías sanándolos de la gula.
Arrea. ¡Qué cruz!
¡Qué tiempo me tuvo que tocar!
¡Si ya era jodido tener que aguantar a los psicólogos metidos a pensar la religión, ahora me toca otra ración pero del lado contrario!
Me consolaré leyendo a Santo Tomas, especialmente, aquella parte en la que habla de la física y la psicología de la mujer, por cierto, con tanto "acierto".
Zapatero, a tus zapatos.
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A.G.:
El post critica la utilización de los esquemas de la logoterapia para presentar los contenidos de la fe cristiana. Ello es inadmisible, debido a los errores que presenta la obra de Frankl al respecto.
Con la logoterapia no se pretende alcanzar verdades naturales, cosa que rechaza el propio autor. Sólo por este agnosticismo acerca del fin último el principio básico de la logoterapia es contrario a la fe cristiana, y a la metafísica.
Otra cosa es una crítica a la logoterapia en cuanto disciplina psiquiátrica, asunto del que no trata este post.
No obstante, Frankl sí tenía un sentido de la vida general, válido para todos, moralmente bueno de forma convencional: hacer el bien social y profesional médico y literario.
El Dr. Viktor Frankl nunca aprobaría el sentido de la vida del Dr. Hannibal Lecter: matar a los que tienen malos modos y comérselos con refinamiento gastronómico.
No obstante, ya desde Maimónides, los judíos parecen aceptar la apostasía, o a cualquier tipo de conducta, aunque sea aparente, porque piensan que lo que tienen que evitar es su extinción como pueblo y las circunstancias en las que han vivido hacían que el criptojudaísmo fuera necesario para evitar esto.
Yo veo en Frankl una opción de este tipo, como un todo vale para evitar la acedia, que hace perder el sentido de la vida y acaba convirtiéndose en odio a Dios o infinita tristeza.
Lo que ocurre es que un cristiano no puede recurrir a la logoterapia para combatir eso, se supone que la Gracia de Dios y la oración frecuente son suficientes porque, si no lo fueran, de poco valdrían los remedios de Frankl. Para ver la bondad basta con mirar al Niño Jesús cuyo Nacimiento celebramos.
Los cristianos no podemos tener una visión lúgubre del mundo, y a veces la tenemos, porque eso es peligrosísimo y, es posible, que a doctos teólogos les haya parecido que Viktor Frankl va en la línea de evitar eso y, por lo tanto, lo recomiendan. Tiene, lo que se llama hoy, un pensamiento positivo.
Frankl aplicó ese método fuera de esas situaciones porque le pareció que funcionaría y, seguramente, en algunos casos funcionó. Todos los supervivientes de los campos coincidieron en que los buenos murieron primero. La supervivencia a toda costa no es el fuerte de los cristianos.
He leído esto de un documento:
"Frankl, siendo un judío con fuertes vínculos intelectuales y afectivos 4
con la religión católica, afirma que pensamiento judeo-cristiano como un
pilar de las concepciones antropológicas (Fizzotti, 2010). En este orden de ideas, se puede introducir un acuerdo en el asumir que la vida inicia des-
de el momento de la concepción (Congregación para la Doctrina de la Fe, 1987), y por ende debe ser defendida cuando el proceso madurativo del
ser no permite hacerlo por sí mismo.
4. Elly su esposa es católica y uno de sus más famosos discípulos y amigo personal, Eugenio Fizzotti, es un sacerdote salesiano..."
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A.G.:
No se debe aplicar el modelo de la logoterapia a la fe cristiana, ni a la antropología, porque contiene graves errores.
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A.G.:
Puede elegir otros fines, y con ello destruirse. Y no en un acto de libertad, sino de abuso de la misma. Puede elegir condenarse, puede elegir el infierno. Temerario por su parte rechazar no sólo la enseñanza de santo Tomás al respecto, sino de la misma fe cristiana. Que el ser humano, creado y elevado, está ordenado a Dios como único fin último, es verdad fundamental del cristanismo.
El sentido de la vida está íntimamente ligado a la cosmovisión que se profese. Quien se mete a opinar y juzgar sobre el sentido de la vida, necesariamente se mete con la cosmovisión que lo sustenta.
La cosmovisión de los católicos es la Santa Religión.
Si de pronto aparece un tío a decirme lo más fresco que:
«Jamás se podrá responder a las preguntas sobre el sentido de la vida con afirmaciones absolutas»
...entonces por más que se llame como se llame le planto cara y le hago frente, porque el tipo se ha metido con la religión, y se ha metido mal. Muy mal.
Un nuevo personaje, con su método de meditación, que le sugiero que pueda analizar en un artículo, pues observo que es budista-zen, es el método espiritual del silencio, del sacerdote católico Pablo D'Ors, que ya ha vendido en 26 ediciones unos 100.000 ejemplares de su libro "Biografía del silencio". Al parecer, dos obispos han denunciado graves errores doctrinales. Y su camino espiritual lo veo Nueva Era.
En este libro, y en vídeos, he visto que dice esto:
1./ Su método: sentarse quieto en silencio 20-25 minutos, recitando un mantra, respirando conscientemente, estando atento a las palmas de las manos, ... donde aparece un espejo donde tú te ves en lo cotidiano (facturas, peleas, tareas...), hay que iluminar lo cotidiano, para romper el espejo y se ve una ventana donde hay un horizonte donde explorar, tenemos una identidad profunda muy desconocida, no sabemos quiénes somos (noscere te ipsum), 2./ meditamos para amarnos a nosotros mismos, al escucharnos a nosotros mismos, 3./ meditamos para amar a los demás, pues nadie puede dar nada a los demás de lo que no tiene.
--- Por el poder de las manos: manos unidas cerca del corazón, como custodia y delimitación (ha hecho zen), despliega un campo de energía en area visceral y cordial (sentimientos y emociones). 1./ Respiración y postura, asiento seiza de meditación, 2./ Haz un centro con la palma de las manos y siente el latido de tu corazón corazón, 3./ mantra (instrumento que limpia mente), repite “Soy un desgraciado” (100 ó 1.000 veces), o “Soy una persona maravillosa” (también lo aplica en la penitencia de la confesión, según dice).
--- Se sirve de las Vías de santa Teresa: 1./ camino de purificar del ego (silencio es ausencia de ego: afán de apropiarnos o posesión y autoafirmarnos), meditación es camino de olvido de sí (vaciamiento en el zen), 2./ despertar o iluminación es descubrir el color de la realidad (“todo está fatal”, realidad: el mundo es hermoso), lo que ves es un espejo de lo que tienes dentro (“anciano decrépito es hermoso”), 3./ vía unitiva, ensamblado en la humanidad y la naturaleza, restañar la fractura o rotura vital.
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1º Frankl no aplicó el modelo de la logoterapia a la fe cristiana, luego no procede el la crítica.
2º Frankl no hizo ningún modelo antropológico puesto que su modelo es psicológico, luego tampoco procede la crítica.
La antropología es la ciencia de todo lo humano, y por tanto abarca la dimensión espiritual del hombre.
La psicología solo aplica a un componente del ser humano que es la psique. Frankl no pretendió más. Lo demás está en su cabeza o en la de otros, pero no en Frankl.
Frankl se centró en la psique. No bajó al soma como tantos curanderos psicológicos que dicen que la enfermedad del cuerpo tiene un origen en la psique, ni tampoco subió al espíritu como tanto gurú psicológico que confunde psique y espíritu.
Frankl y Jaspers, son de los pocos dedicados a la psicología que ni mearon para abajo ni para arriba, y se dedicaron a lo suyo: a la psique.
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Déjelo ya. Acabaremos crucificando a Nobel porque otros hicieron una uso funesto de la TNT.
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A.G.:
Lea el artículo. En él critico que sean los católicos los que apliquen el modelo de la logoterapia a la exposición de la fe cristiana, en catequesis, evangelización, formación, manuales de moral, etc. No digo que sea Frankl el que lo aplica sino muchos católicos, en general.
Frankl por supuesto que maneja una antropología, de hecho, la logoterapia habla de temas relativos al sentido de la vida, el amor, el sufrimiento, los valores, la conducta, la dimensión espiritual, la muerte, el matrimonio, la existencia humana en general y el hombre en particular. De hecho, su obra más conocida se titula EL HOMBRE es busca de sentido.
Modere el tono.
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Por supuesto, faltaba más: el cristiano tiene alegría de vivir, no obsesión por vivir. Y quien tiene alegría de vivir, sabe morir también con alegría cuando le llega el momento. El sentido de la vida que Dios nos da, también le da sentido a la muerte. Quien sabe vivir sabe morir, porque nuestra Patria no está acá abajo.
Si he entendido bien los comentarios sobre Frankl, deduzco que lo que ha hecho ha sido aplicar el método darwinista para gestar su logoterapia: ¿Cómo han hecho los que sobrevivieron en los campos de concentración, los "más fuertes"? ¡Eso hay que hacer! ¿Ellos se "fabricaron" un "sentido de la vida"? ¡Pues a fabricárnoslo entonces!
Llamar a eso "siquiatría católica" o cosa parecida, me suena a disparate.
Por otro lado, Palas, estoy más bien de acuerdo con eso que has dicho de que un judío no es exactamente un creyente. Estudiando a Rosenzweig, tuve la misma sensación. Fue en un curso de pensamiento contemporáneo judío en que se estudiaba a Rosenzweig, Hermann Cohen y Emmanuel Lévinas.
El pensamiento de estos autores, que en principio era secular, se vió "teologizado" por toda la convulsión que se vivió en Alemania. Ellos eran judíos étnicamente sólamente,(bueno, Lévinas francés) pero culturalmente no eran más que alemanes, judíos asimilados, que en algunos casos incluso habían ignorado su origen judío. La persecución les hizo tomar el judaísmo como base para una reflexión filosófico-teológica, pero al leerlos y cuando te los explican, no se tiene la sensación de que creyeran realmente en la existencia de ningún dios. En comparación con un autor cristiano, que lo normal es que si te dices cristiano, al menos creas en la existencia de un ser trascendente, me resultaba muy chocante, pues eran ateos que usaban su idea de Dios como excusa. De ahí expresiones como las que tú citas de "ser judío radica en la sangre": la única vinculación real que ellos tenían con su judaísmo era su pertenencia étnica. La fe, que como también dices, un judío a su manera puede tenerla, ellos no la tenían.
Recuerdo haberle comentado esta duda al profesor y explicarme, que efectivamente, ellos se situaban en esa posición porque para un judío lo primordial es la "práctica" del judaísmo, tanto si se cree en Dios como si no. Y por eso a los cristianos, para los cuales lo primero es la fe, nos chocaba tanto esta teología tan extraña.
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A.G.:
Manoletina, coincido con lo que dice Ud. El pensamiento de Frankl, y de los autores que menciona, ha sido teologizado. Buena observación. Es precisamente lo que critico en el post, el haber teologizado la logoterapia. Es un error aplicar el esquema mental de la logoterapia a la fe cristiana.
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A.G.:
Sin duda, hay una reforma buena y católica, y otra mala y des-catolizante. Coincido con Ud. en enmarcarlo en la lucha, en el combate, en la crisis en que nos encontramos; no contra personas, sino contras las tinieblas.
Todos estos intentos de introducir esquemas mentales extraños en los contenidos de la fe es sin duda un mecanismo de disolución, un signo de descomposición.
La logoterapia, como el existencialismo que la nutre, es fea, sobre todo cuando se aplica indebidamente, por parte de católicos ilusos, a la fe cristiana.
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A.G.:
Se le ha entendido muy bien. No se trata de demonizar a nadie, sino de tener sentido común, y darse cuenta de que una disciplina como la logoterapia, que no está basada en la antropología cristiana, ni en la ley natural , no puede aplicarse por parte de católicos a reinterpretar los contenidos de la fe. Hay que estar en vela, defender la fe, comprender que el enemigo quiere perder almas y tienta con el error, sobre todo cuando tiene apariencia de bien.
Eso también lo he observado. En especial, hay un doble problema:
1./ La traducción de los términos alemanes al español, como geist, que puede traducirse por "espíritu", pero que se pone "noética".
2./ Los conceptos internos de un nombre sustantivo: cuando Frankl habla de transcendencia, no es en un sentido católico, sino terapéutico: un "más allá" de las circunstancias...
Creo que el método de Frankl está bien, pero dentro de su específico ámbito. Trasladarlo más allá, es imposible, y causa confusión. Y no creo que Frankl estuviera de acuerdo.
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A.G.:
Coincidimos entonces, Jordi, en que trasladar el sistema de la logoterapia a la exposición de la fe cristiana causa confusión y es imposible. Es lo que he querido plasmar en el post. Me parece algo de sentido común.
Todos estos intentos de introducir esquemas mentales extraños en los contenidos de la fe es sin duda un mecanismo de disolución, un signo de descomposición.
La logoterapia, como el existencialismo que la nutre, es fea, sobre todo cuando se aplica indebidamente, por parte de católicos ilusos, a la fe cristiana."
Es que no sólo hemos de rechazar la intrusión ilegítima dentro de la Fé católica de la logoterapia de Frankl, del psicoanálisis de Freud, de la psicología analítica de Jung y de la voluntad de poder de Adler (las cuatro escuelas de Viena psíquicas).
También hemos de expulsar a toda la Nueva Era, en especial, todas las formas de meditación procedentes del budismo y del hinduismo, de la Fé católica.
La globalización también llega a la Iglesia, pero hace falta obispos y cardenales que también se impliquen, que para eso tienen el color rojo, símbolo del martirio.
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A.G.:
Así es. Coincido con todo lo que Ud. dice.
Lo del a.4, dejémoslo ahí, que sino se hace muy largo.
Lo que me parece que hay que aclarar es que el fin último del hombre es la beatitudo, que solo puede obtenerla en Dios. Pero no es lo mismo que decir que Dios es el fin último.
Y no lo digo yo: I-II,1,7, SC: Sed contra est quod Augustinus dicit, XIII de Trin., quod omnes homines conveniunt in appetendo ultimum finem, qui est beatitudo.
2, Proemium: Deinde considerandum est de beatitudine, nam beatitudo nominat adeptionem ultimi finis
2,3, in C: (...) Unde perfectio humani boni, quae beatitudo dicitur...
2,4, in C: (...) Beatitudo autem est proprium et perfectum hominis bonum (y el bien propio y perfecto es el fin último)
No sigo para no aburrir. Ya le dije, que me parecía que había una confusión en el planteo. La felicidad (beatitudo) es el fin último del hombre y no un fin secundario. Luego que esta sea causada por la visión y posesión de Dios, nadie lo niega: 2,8, in C: Unde solus Deus voluntatem hominis implere potest; In solo igitur Deo beatitudo hominis consistit.
Ah, por cierto, perdone mi anonimato, por cuestiones personales no puedo "salir" en público.
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A.G.:
"Luego la bienaventuranza del hombre consiste en Dios solo." (I-IIae, q2,a8)
"Por tanto, el bien del universo no es el último fin del hombre, sino Dios (I-IIae, q2, a8, 2)
"el fin último del hombre es el bien increado, es decir, Dios" (I-IIae, q3, a1)
"Dios, causa y fin de todo." (Catecismo 46)
"El mundo y el hombre atestiguan que no tienen en ellos mismos ni su primer principio ni su fin último, sino que participan de Aquel que es el Ser en sí, sin origen y sin fin. Así, por estas diversas "vías", el hombre puede acceder al conocimiento de la existencia de una realidad que es la causa primera y el fin último de todo, "y que todos llaman Dios" (San Tomás de Aquino, S.Th. 1, q. 2 a. 3, c.)." (Catecismo 34)
"El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último" (Catecismo 1855)
No le dé más vueltas. Distinga fin último secundario y relativo de fin último supremo y absoluto. Distinga bienaventuranza objetiva de bienaventuranza subjetiva. Y ya está.
El fin último secundario y relativo del hombre es su propia felicidad o bienaventuranza. No confunda con el fin último supremo y absoluto, que es la glorificación de Dios.
¿No es él quien se sale del ámbito exclusivamente terapeútico para incursionar en disciplinas que le son ajenas?
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A.G..
Bueno, él entiende lo espiritual en un sentido no religioso, sino existencial. Pero claro, hace teología sin duda, aunque no quiera, porque usurpa el papel de la religión.
He aquí una definición de existencialismo que deja esto muy en claro:
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"El existencialismo es una corriente filosófica que persigue el conocimiento de la realidad a través de la experiencia inmediata de la propia existencia. Si bien no hay una definición taxativa del mismo, lo que está claro es que este movimiento de la filosofía destaca al ser humano individual como creador del significado de su vida (1) . La temporalidad del sujeto, su existencia concreta en el mundo, es aquello que constituye al ser y no una supuesta esencia más abstracta. (2)
Los existencialistas no creen que el individuo sea una parte de un todo, sino que cada ser humano es una integridad libre por sí misma. La existencia propia de una persona es lo que define su esencia y no una condición humana general.(3)
En otras palabras, el ser humano existe desde que es capaz de generar cualquier tipo de pensamiento. (4)
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NOTAS (Las he puesto yo y a continuación las comento)
1) Esto es ni más ni menos lo que propone Frankl: que cada uno se fabrique su propio sentido de la vida, siendo que el tal sentido lo ha establecido Dios desde la eternidad.
2) He aquí la impronta antimetafísica, negadora del ser, que caracteriza a todas las filosofías antitomistas..
3) Ya estábamos echando de menos el nominalismo, pero podemos respirar tranquilos porque forma parte de la receta.
4) ¡Y no podía faltar el toque cartesiano!, el diablo los cría y ellos se juntan.
Si después de ver esto queda alguien con ganas de defender la inocuidad de la logoterapia, que levante la mano.
Solamente le pido un favor. Dígame en qué parte de toda la obra de Santo Tomás está tal cual cómo me lo está diciendo, la distinción entre fin último secundario y relativo de fin último supremo y absoluto, y lo mismo entre bienaventuranza objetiva y subjetiva.
Y le dejo una para divertirse: Todo agente obra por el fin; para buscar al fin hay que conocerlo (al menos conocer que existe ese fin); los ateos no solo no conocen, sino que incluso niegan que Dios (o un bien absoluto y perfecto) exista, ¡luego los ateos no obran! ¡Se acabaron nuestros problemas con todos los enemigos de la Iglesia! Christus Vincit!
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A.G.:
Veo que se lo toma a broma.
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A.G..
En el post no analizo la concepción de Frankl de la fe cristiana. Me limito a exponer lo esencial de su pensamiento. La logoterapia cuando habla de lo espiritual lo hace desde una perspectiva no-religiosa. Mi tesis es que esta perspectiva existencialista y no religiosa del sentido de la vida y de lo espiritual no es conveniente para fundamentar el discurso apostólico y formativo católico. Lo cual me parece de sentido común.
Por otra parte, lo que dice Frankl es lo que dice. He citado textualmente de su libro y en sus palabras mismas he basado mi análisis. ¿Ud. sí está de acuerdo con las afirmaciones de Frankl que he citado en el post?
"Mi tesis es que esta perspectiva existencialista y no religiosa [y de lo que sea] del sentido de la vida y de lo espiritual NO es conveniente para fundamentar el discurso apostólico y formativo católico."
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A.G.:
Sí, eso creo yo, que aparta de la fe. La introducción de un sistema extraño es insana.
Frankl coloca al ser humano en una posición imposible, de inspiración pelagiana. Lo abruma, porque el hombre caído no es capaz de obviar la ley natural, y hacerse capaz de crear valores.
Se resume en esa frase profundamente nociva que escribe en El hombre doliente:
"En una época en la que los diez mandamientos han perdido para muchos su vigencia, el hombre debe capacitarse para percibir los 10 000 mandamientos incluidos en las 10 000 situaciones con las que le confronta su vida."
Esos 10 000 mandamientos para 10 000 situaciones serán muy variables, muy a propósito de la situación de cada cual, muy "creables" por el sujeto, que se hace su fuente. Volvemos a lo mismo, a la teoría existencialista de los valores.
El existencialismo está muy claro, como dijo Ricardo de Argentina.
Alucino que haya católicos que crean que esto es defendible. Que si los hay, sospecho serán de esos que prefieren tener mascotas antes que hijos...
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Alonso, eso que dices de Frankl me recuerda las fórmulas kantianas:
“Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda siempre valer como principio de una legislación universal”.
“Obra de manera que la voluntad de todo ser racional pueda considerarse a sí misma, mediante su máxima, como legisladora universal”
Las cuales apestan a pelagianismo barato.
(También me recuerdan el discurso inaugural de un cierto concilio que pronunció un cierto papa, pero mejor no nos vayamos por la ramas)
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A.G.:
Das en el clavo: pelagianismo, semipelagianismo. Ambos. En definitiva, voluntarismo. Hay que retrotraerse, como siempre, a la via moderna.
Abrumar. Exactamente esa es la palabra que describe lo que yo sentía en los ambientes personalistas -pero no exactamente cristianos- en los que me movía cada vez que leía máximas de este pelo:
«De tal modo que la logoterapia considera que la esencia de la existencia consiste en la capacidad del ser humano para responder responsablemente a las demandas que la vida le plantea en cada situación particular (p.131)»
«La noción del sentido del vida también se entiende desde el ángulo inverso: si consideramos que cualquier situación plantea y reclama del hombre un reto o una respuesta a la que sólo él está en condiciones de responder» (p. 131)
«Cada situación se diferencia por su unicidad irrepetible, y para cada ocasión tan sólo existe una respuesta correcta» (102)
Yo me sentía como prometeo, pero hundido bajo el peso del mundo y de tanta responsabilidad, tanto que acabé odiando la palabra. Sin Cristo, yo no puedo responder responsablemente a todos los retos concretos que me plantea la vida.
La fe me liberó de la terrible carga de tener que ser perfectamente responsable sólo con mis fuerzas. Esa perspectiva me hundía en mi desesperación, me hacía sentir miserable de una manera insana, sin esperanza.
Romanos capítulo 7 responde bien a este moralismo desproporcionado (y por tanto, monstruoso, porque a los pobres de espíritu nos hace hace caer en la Acedia):
"Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado."
Frankl es eudemonista como Aristótelesde hecho llega a decir cómo San Agustín que tenemos es ansía de Dios y que está bloqueada en la modernidad (cfr. La presencia ignorada de Dios)
El problema con la logoterapia sería el uso y abuso de Frankl. Él mismo advirtió que el psicólogo no debía usurpar el lugar del cura de almas.
Es paradójico cómo un buen autor católico prevenido contra el nominalismo como el Dr. Caponneto considera a Frankl parte de la philosophia perennis (tesis que expone en uno de sus libros que no he leído pero sí la obra de Frankl)
Y si pretende limitarse a su ámbito específico, no va a dedicarse a hacer filosofía.
Y si no quiere dedicarse a hacer filosofía, de dónde se saca que la logoterapia de Frankl es "philosophia perennis".
Si en cambio lo que se quiere decir es que la filosofía que in-forma y sustenta la obra de Frankl es el tomismo, ahí ya no hay paradoja sino nuda falsedad. Para comprobar lo cual basta echarle un vistazo a los últimos artículos de esta serie.
Luego de esta introducción, y sin ánimo de crítica, sino de invitación a la reflexión, copio unos párrafos de Castellani (también crítico de Frankl), dedicados a la censura:
"Así, pues, la censura es una función eclesiástica creada en tiempo de la revolución luterana para defensa de la fe, por la cual se invitó y más tarde se obligó a los sacerdotes escritores o doctores a hacer ver sus libros por un teólogo oficial, a fin de prevenirse contra posibles errores en el dogma. Este es un control que no se puede discutir; y pertenece a la ordinaria potestad de la Iglesia para salvaguardar el depósito de la fe, del cual Ella es Soberano Custodio. (...)
Limitada a su función de pescar errores contra la fe y la moral, esta censura eclesiástica no puede causar desazón a ningún autor católico; (...). Pero, por desgracia, actualmente no se limita a eso, de acuerdo con la ley de que el que manda, de suyo siempre procura mandar más (...).
El 'censor eclesiástico', anónimo en muchos casos, que si es un teólogo no lo sabemos, y de hecho, no suele serlo; se arroga jurisdicción sobre el estilo, la composición, la invención, la escuela literaria, la técnica, el tema, el género, la 'prudencia', la 'oportunidad' y hasta los posibles efectos futuros de la obra. En suma, se apodera de la obra." (1975. El ruiseñor fusilado. Castellani. págs 50/51)
Quizás hace falta terminar de leer a Frankl... Quizás hay que cuestionar a muchos de sus seguidores, que interpretan a Frankl como les parece o entienden... Al igual que muchos seguidores de Santo Tomás, Dr de la Iglesia, y sin embargo, 'usado' tristemente por muchos (en Argentina tenemos algún ejemplo de nacionalistas católicos que usaron a Santo Tomás para justificar su violencia).
Saludos, y Feliz Navidad!!!!
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A-G.:
Más bien lo que hace falta es dejar de poner la confianza en ideas no católicas, heridas de naturalismo, que poco aportan a la doctrina de Jesucristo y a la Iglesia, sacramento universal de salvación. El ser humano, enfermo y caído por el pecado, no es capaz, ni con ayuda de la logoterapia, de salir de su confusión y encontrar el sentido de la existencia. Creerlo así se llama pelagianismo. No pretendamos salvaciones por otros caminos. Frecuentemos la ciencia de Padres y Doctores, y no la de la Modernidad. La logoterapia no es católica, ni natural; es existencialista.
"non ad augendam suam beatitudinem, nec ad acquirendam, sed ad manifestandam perfectionem suam per bona, quae creaturis impertitur,"
"no para aumentar su bienaventuranza, ni para adquirirla, sino para manifestar su perfección por los bienes que dona a las creaturas"
La manifestación se realiza solamente si por parte del destinatario hay percepción, conocimiento de lo que se manifiesta, y la donación se realiza solamente si por parte del destinatario hay recepción de lo donado.
Por lo tanto, Dios creó para que las criaturas dotadas de intelecto conozcan su gloria por los bienes que Él les dona. Esta manifestación y correspondiente percepción de la gloria divina se realizan en el más alto grado cuando Dios nos concede la visión beatífica.
Antes del Vaticano I, esto había sido afirmado casi con las mismas palabras por S. Buenaventura de Bagnoregio:
"non propter gloriam augendam, sed propter gloriam manifestandam et propter gloriam suam communicandam"
"no para aumentar su gloria, sino para manifestarla y
comunicarla"
y mucho antes aún, había sido resumido magistralmente por San Ireneo de Lyon:
"Gloria enim Dei vivens homo, vita autem hominis visio Dei."
"La gloria de Dios es que el hombre viva, y la vida del hombre es la visión de Dios."
estando el primer pasaje citado en Catecismo #293 y el segundo en #294, el cual afirma: "La gloria de Dios consiste en que se realice esta manifestación y esta comunicación de su bondad para las cuales el mundo ha sido creado."
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