(228) Ráfagas e incisiones -I: ¿Una Nueva Humanidad, pero no la cristiana?
1.- Friedrich Nietzsche (1844- 1900) nunca habría imaginado contar con un prosélito en la Iglesia. Es Teilhard de Chardin (1881- 1955). Su ultrahombre cósmico es más cercano al superhombre nietzscheniano que al santo. Causa pavor que tal pensamiento haya permeado la mente católica. Su visión de una hipotética Ultrahumanidad habría gustado al nihilista. Dice Chardin:
«Zoológica y psicológicamente hablando, el hombre, fijado por fin en la integridad cósmica de su trayectoria, no está todavía más que en un estado embrionario, más allá del cual se perfila ya una amplia franja de lo Ultra-humano» (El corazón de la materia, 1950).
«En torno a nosotros, en el Mundo, no habrá solamente Hombres que se multiplican en número, sino que también está el Hombre que se forma. El hombre, en otros términos, no es todavía zoológicamente adulto. Psicológicamente, no ha dicho todavía su última palabra. Pero, bajo una u otra forma, está en marcha lo ultra-humano que, por efecto (directo o indirecto) de socialización, no puede dejar de aparecer» (Le coeur du problème, 1949)
Chardin pretende una Nueva Humanidad al margen del orden sacramental de la gracia. Propone “otro” Nuevo Hombre, un humanismo cósmico, una “ecología sobrenaturalizada” convertida en religión de la persona. Un ultrahombre en formación a partir de energías cósmicas y fuerzas ínsitas en la Tierra, con la gracia instrumentalizada en su servicio. :
“El Hombre, al mismo tiempo que un individuo centrado por relación consigo mismo (es decir, una “persona”), ¿no representa un elemento, por relación a una nueva y más alta síntesis? Conocemos los átomos, sumas de núcleos y de electrones; las moléculas, sumas de átomos; las células, sumas de moléculas… ¿No habrá, entre nosotros, una Humanidad en formación, suma de personas organizadas?… ¿Y no es ésta, por lo demás, la única manera lógica de prolongar por recurrencia (en la dirección de mayor complejidad centrada y de mayor conciencia), el curso de la moleculización universal?” (La vision del pasado, 1949).
Al leer esto, uno se pregunta cómo puede la mente católica no rechazar inmediatamente este tipo de nociones. Cómo puede la mente católica entregarse a anhelos nihilistas de este calibre con tanta facilidad. Es un drama que sólo se explica por una larga exposición al sueño antropocentrista. Es el viejo proyecto de hombre glorificado, el homo-homo-homo, el hombre uno y trino de Carolus Bovillus (1483- 1553), que sigue vivo en una mente católica secularizada, aunque con otra etiqueta: Nueva Humanidad, pero no del cielo, sino de la Tierra.
Pico de la Mirandola (1463- 1494), tan admirado por el personalismo teológico, fundamenta la dignidad humana en una supuesta falta de esencia definida, modificable a capricho:
«Tomó por consiguiente al hombre así construido, obra de naturaleza indefinida, y habiéndolo puesto en el centro del mundo, le habló de esta manera: Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo con tu intención obtengas y conserves. La naturaleza definida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna te la determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado» (Discurso sobre la dignidad del hombre, 1486)
3.- Pico es afín a Nietzsche, y también a Teilhard de Chardin. Henri de Lubac (1896- 1991) escribió sobre ambos; al segundo, intentando habilitarlo como teólogo católico de relativa ortodoxia. La fascinación del personalismo teológico por estos proyectos utópicos en que lo natural y lo sobrenatural están confundidos, no es gratuita. Es el proyecto de una Nueva Humanidad personalista, de una Nueva Cristiandad maritainiana, una ultrahumanidad que no necesita confesar explícitamente a Cristo, sino valores y revolución, libertad, igualdad y fraternidad. Son los valores de una democracia personalista y cósmica que aspira a ser el Reino. Una “Nueva Humanidad” justificada por la axiología fenomenológica.
4.- ¿Para cuándo, se preguntan algunos con ansia de superdignidad humana, será considerado el hombre causa primera de su salvación —eso sí, piadosamente ayudado por la gracia?
5.- La hibridación de lo natural y lo sobrenatural es, en general, distintivo del personalismo teológico. Es notable que Henri de Lubac, en su intento por justificar teológicamente las tesis de Teilhard de Chardin, acuda a nociones híbridas, poniendo en entredicho el orden de la gratuidad. Da la impresión de un pensamiento que instrumentaliza indebidamente lo natural. Una especie de funcionalismo de lo creado, a la manera renacentista. Posiblemente por influencia de Pico de la Mirandola:
«Los elementos naturales de este mundo, “que lo sobrenatural reordena hasta hacerlos más y otros", “son necesarios para alimentar la operación de salvación y facilitarle una materia apropiada; la plenitud sobrenatural de Cristo se basa en una plenitud natural del mundo". De una a otra “no existe independencia ni discordancia, sino una subordinación coherente"; Por lo tanto, la salvación está “vinculada a la finalización de la Tierra” (El pensamiento religioso del padre Pierre Teilhard de Chardin, p.175-176)
Los católicos no hemos de creer en otra “Nueva Humanidad” que no sea la recreada por la gracia santificante. El hombre nuevo es el hombre justificado sacramentalmente por Cristo a través de su Iglesia, no el ultrahombre. El hombre nuevo emerge de las aguas bautismales, no de la Madre Tierra.
23 comentarios
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A.G.:
No tiene nada que ver, eso es lo increíble. Que algo tan extraño a la mente cristiana haya encontrado un eco tan grande...
Y curiosamente, esa es la ideología de los promotores anglo americanos del Nuevo Orden Mundial, de quienes la aprendió Hitler, y tengamos en cuenta que Teilhard vivió en EE.UU. mucho tiempo y estaba ya de antes vinculado al ambiente científico anglosajón, incluso en tiempos de la estafa del hombre de Piltdown.
Saludos cordiales.
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A.G.:
Interesante tu observación, Néstor. Es curioso que esta noción de Nueva Humanidad haya sido montada como alternativa a la verdadera nueva humanidad, que es la justificada. Es una especie de alternativa humanista del personalismo teológico, fundamentada por el principio de inmanencia (hibridación de lo natural y lo sobrenatural) de Blondel (tan afín a Teilhard y a de Lubac) y compañía.
Como siempre excelentes tus posts¿Qué hay de cierto en que San JPII, BXVI y Fulton Sheen le tenían gran admiración?
¿Es parte de la leyendas urbanas? te lo pregunto porque se empieza escuchar de su rabiltación por parte del Card. Ravasi
Saludos
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A.G.:
De Fulton Sheen no tengo noticia al respecto. Respecto a San Juan Pablo II y Benedicto XVI, creo que sí, que había algunas ideas de Chardin que tenían en consideración, sin duda por la interpretación ortodoxa de Chardin que realiza De Lubac para rehabilitarlo.
El empirismo británico, y en el contine europeo la Ilustración francesa y paralelamente Kant y sus derivados: Feuerbach, Hegel, Marx, y colaterales.
El empirismo británico siguió su marcha en las ciencias sociales con el utilitarismo y en la ciencias naturales con la "ideología" de la evolución.
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A.G.:
Pues sí, Jorge, viene de largo. Para ser exactos, del nominalismo.
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A.G..
Lo ha expresado bien: divinización indebida del hombre, mitología, negación del pecado....
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A.G.:
Eso, hagamos caso al Perfecto Dios, Perfecto Hombre, y a su Cuerpo, que es la Santa Madre Iglesia.
Copio unas frases suyas para abrir el apetito del lector:
«¿No notamos en esto una unificación de las conciencias? O sea una “superconciencia” destinada a unificarse en un bloque e ir a parar al Punto Omega en forma cónica».
«Esto pasa ya de la ambigüedad [...] Es un bruto equívoco, es equivocación. Nos toma por memos».
«Y así se podrían traer seis “ambigüedades” más. Como la que el espacio-tiempo-energía (Trinidad chardoniana) tiene necesariamente forma de cono. Risum tenete, amici! [amigos, aguanten la risa]».
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A.G.:
En efecto, Don José María, es de risa. Que estas extravagancias hayan permeado la mente católica, y adquirido tamaño prestigio, es algo que no se explica sin un largo tiempo de exposición (voluntaria, culpable) al antropocentrismo.
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A.G..
Coincido Juan Andrés.
Resalto, además, que Chardin ha estado y está presente en libros de formación de muchos movimientos y asociaciones eclesiales, y es tomado como autor de espiritualidad católica. Lo cual, además de sorprendente, es dramático.
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A.G.:
"Y la cita de Mirandola que pone en su artículo, de quien, reconozco, no se absolutamente nada, bien podría servir a un posmoderno Teilhard para elaborar una nueva teología de género."
Ma alegra mucho su observación, porque yo mismo he comentado eso en otros post. Hay una clarísima fundamentación de la ideología de género en esta visión nominalista de la dignidad humana. Sin duda alguna. La mente occidental estaba preparada para esta ideología desde el Renacimiento.
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A.G.:
No pica el anzuelo, Palas Atenea, porque tiene ud. sentido de la fe. Que es fruto de la teologalidad. Lo que venimos contemplando, atónitos, es la intromisión en la mente católica de filsofías/teologías privadas imprudentemente tomadas como ortodoxas, sin serlo. Y eso deforma el sensus fidei. Sobre todo del clero que ha sido educado en ellas.
El testimonio dramático de amauta, en el post anterior, lo confirma. Buenos sacerdotes que son víctimas de una formación al margen de la función docente de la Iglesia.
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A.G.:
Nietzsche en efecto contemplaba en la mente occidental una batalla entre el orden y el desorden, entre la belleza y el exceso, entre Apolo y Dionisos. Es el drama del hombre occidental.
Cristo, sin embargo, no necesita poseer una tercera naturaleza cósmica para que su obra tenga efectos cósmicos. En fin, el P. Teilhard fue un hereje panteista que lamentablemente influyó (y sigue influyendo) el pensamiento de muchísimos obispos y cardenales.
Incluso un hombre brillante como el Papa emérito Benedicto XVI, ha admitido públicamente la influencia de Teihard en su pensamiento. Ya en 1987 el teólogo y cardenal Ratzinger, luego papa Benedicto XVI, en su libro Teoria de los Principios Teológicos admitió que uno de los principales documentos del Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes fue permeado por el pensamiento del jesuita francés. Benedicto XVI afirmó también que "Teilhard tuvo una gran visión, que culmina en una verdadera liturgia cósmica, en la cual el cosmos se convertirá en una hostia viviente." ¡Menudo disparate, que muy pocos Católicos conocen!
Ahora entiendo por qué el documento Gaudium et Spes contiene frases heréticas como: "12. Creyentes y no creyentes están generalmente de acuerdo en este punto: todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos ellos." Una frase completamente antropocéntrica que eleva al hombre por encima de Dios.
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A.G.:
Admito que hay sabor antropocéntrico, cierto tinte sobreoptimista, un exceso de humanismo, etc. Pero decir que es herético me parece un exceso. Moderación por favor.
Sin duda, Máximo en sí mismo considerado es ortodoxo.
Se lo podría llamar el argumento de la "reductio ad Patres", que sin duda inspiró a la por demás excelente colección "Sources Chrétiennes", la que sirvió para mostrar "alternativas a la escolástica y el tomismo" que en realidad eran una vuelta a estadios más primitivos del pensamiento teológico, y más indefensos, por tanto, ante la filosofía moderna.
Saludos cordiales.
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A.G.:
Néstor me parece genial la expresión "reductio ad Patres". Está presente en toda la Nueva teología, por ej. en De Lubac.
Con semejante antecedente, a la vuelta de los años no deberíamos asombrarnos si nos encontramos con algún documento vaticano que se ocupe y se preocupe por la supervivencia de los bancos de coral ...
Dudo que los no creyentes estén de acuerdo en considerar al hombre centro y cima de los bienes de la tierra.
Si no, veamos lo que dice la Carta de la Tierra:
La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida...
Reconocer que todos los seres son interdependientes y que toda forma de vida tiene valor, independientemente de su utilidad para los seres humanos...
Asegurar el acceso universal al cuidado de la salud que fomente la salud reproductiva y la reproducción responsable....
Veamos, "La humanidad es parte..", o sea, no es el centro.
La Tierra ¿viva?...vaya, tendrá cosquillas?..
"...toda forma de vida tiene valor, independientemente de su utilidad para los seres humanos...", o sea habrá que reinterpretar el Génesis hacia algo políticamente correcto.
"salud reproductiva, reproducción responsable?....por que no lo dicen directamente...aborto libre...
Bueno, no creo que la GS en su párrafo 12, a pesar de su intento integrador, esté vigente....
Resulta espeluznante que nada más en 1949, recién habiendo sido testigo de los horrores perpetrados por quienes intentaron llevar a la práctica la idea de criar o crear un hombre ultrahumano, un sacerdote de una orden religiosa católica haya formulado -- todavía o de nuevo -- precisamente semejante barbaridad de ideas, entonces ya imposibles de no relacionarlas con las ideologías que recién trajeron genocidios, opresión máxima y destrucción, mientras que en el mismo año en la Alemania ocupada, bajo el impacto de la catástrofe sobrevivida, la asamblea constituyente incluyó algunos conceptos tomados del derecho natural en la formulación de la nueva constitución para el área controlada por los aliados occidentales.
El Catecismo de la Iglesia Católica publicado por San Juan Pablo II, expresa el rechazo a todo lo que se asemeja a esta visión Teilhardiana en su numeral 677:
"La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección. El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal que hará descender desde el cielo a su Esposa. El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa."
La "prueba final" de la Iglesia, que precede a este desenlace de la historia, "sacudirá la fe de numerosos creyentes" gracias a la "impostura religiosa suprema [..] del Anticristo", "que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad" (idem, 675). Tal apostasía, por cierto preparada y gestada encubiertamente ya durante muchos siglos, es finalmente exacerbada por esta "prueba final" de la Iglesia, que yo la identifico con la presente falsificación o adulteración modernista-progresista de todo lo que constituye la vida de la Iglesia: sacramentos, doctrina, moral y pastoral basada en todo ello, vida que se expresa en liturgia, testimonio y diaconía.
Es precisamente esta apostasía generalizada, que ya no es contrarrestada sino más bien promovida por una fracción diariamente creciente de la Jerarquía eclesiástica, la que dejará totalmente en evidencia ante toda creatura, que "el Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal" (677). La esmerada actividad y creatividad de los hombres, incluso de los eclesiásticos, no lleva de por sí a un continuo progreso moral y espiritual. Si prescinden de la gracia de Dios y prefieren confiar en sus propias fuerzas y capacidades, solo logran lo contrario: el total derrumbe moral y espiritual que caracterizan la apostasía generalizada que presenciamos.
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A.G.:
Le agradezco mucho sus comentarios, muy sustanciosos e ilustrativos. En breve le respondo con otro comentario, con más detalle.
1. Seréis como dioses por naturaleza, de origen adánico, edénico y satánico, destinado a una resucitación en el infierno.
2. Sereis como dioses por participación, verdad católica de la teosis, deificación o divinización del hombre como resucitado en Gloria.
Lo que se discute aquí, según mi entender, es que el ser humano evolucione esencialmente, es decir, que su propia naturaleza humana se vaya constituyendo a través del cambio, a modo de "saltos cualitativos", a tal punto que de no ser humano, llegue a serlo y luego llegue a ser más que humano por ese dinamismo interno.
Una mente muy brillante también puede equivocarse, y si otra mente brillante lo admira, no necesariamente ha de ser en lo que aquella erró.
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