(159) Inconveniencias eclesiales, XIII: el rechazo del proselitismo
El misterio de la Iglesia es un misterio de mediación. Dios Uno y Trino, para justificar al ser humano caído por el pecado, establece en Cristo un orden de mediaciones salvíficas. La Iglesia, por ser mediación, es también visible. Por ser mediación, tiene un elemento humano. Por ser salvífica, es necesaria.
Cristo, el único Mediador, participa a su Iglesia de su única Mediación, de forma que yendo a su Iglesia se va a Él.
«Cristo, el único Mediador, instituyó y mantiene continuamente en la tierra a su Iglesia santa, comunidad de fe, esperanza y caridad, como un todo visible, comunicando mediante ella la verdad y la gracia a todos. Mas la sociedad provista de sus órganos jerárquicos y el Cuerpo místico de Cristo, la asamblea visible y la comunidad espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser consideradas como dos cosas distintas, sino que más bien forman una realidad compleja que está integrada de un elemento humano y otro divino» (Lumen gentium 8)
—Ser mediación es servir de cauce a algo más grande que la propia mediación. Como ventana, remite a algo que la transciende y está más allá de ella. —Es el sentido del culto de dulía: se veneran personas, doctrinas, objetos que sirven de instrumento del poder de Dios.— La ventana es instrumento de la visión del paisaje: conduce la mirada más allá de sí misma, es medio de acceso. Y siendo visible, es a la vez invisible. De esta forma, se venera la mediación en cuanto instrumento de Dios. La Iglesia, en cuanto mediación en el Mediador, está en el mundo como instrumento querido por Dios, y al mismo tiempo lo transciende; no es fin, sino medio.
Como dice el Catecismo bellamente:
«770 La Iglesia está en la historia, pero al mismo tiempo la transciende. Solamente “con los ojos de la fe” (Catecismo Romano, 1,10, 20) se puede ver al mismo tiempo en esta realidad visible una realidad espiritual, portadora de vida divina.»
—La Iglesia es visible porque es mediación en el Mediador. Es en la Iglesia donde Cristo realiza su propio misterio: recapitular todo en Él (Ef 1, 10). Es el gran misterio (Ef5, 32): el desposorio de Cristo y de la Iglesia, por el cual su Cuerpo es convertido en Mediación salvífica. Porque la Iglesia se une a Cristo como a su esposo (cf. Ef 5, 25-27), por eso se convierte a su vez en misterio (cf. Ef 3, 9-11). (Catecismo, 772).
Dios Uno y Trino, pues, establece un orden de mediaciones visibles, como ramas del árbol de la Única Mediación de Cristo. Todas las mediaciones que surgen de este entramado tienen su fuente en ella. Es lo que ocurre con lo sagrado, cualidad de ser mediación visible, instrumento de gracia. Es el orden nuevo del culto de dulía: el poder ser, por gracia, instrumento de lo alto, a pesar de la propia limitación. En este orden, es venerable la cualidad por la cual algo es convertido en instrumento de Dios, por el cual comunica gracias innumerables a los hombres, y por el cual la Iglesia misma es instrumento. Es la cualidad de lo sagrado. Como explican el P. José Rivera y el P. José María Iraburu:
«Lo sagrado cristiano surge por iniciativa divina, porque Dios quiere elegir unas criaturas para santificar por ellas a otras. El podría haber santificado a los hombres sin mediaciones creaturales, pero, sólo por bondad y por amor, quiso asociar de manera especial en la Iglesia a su causalidad santificadora a ciertas criaturas. En una decisión completamente libre, quiso el Señor elegir-llamar-consagrar-enviar a algunas criaturas (sacerdotes, agua, aceite, pan, vino, libros, ritos, lugares, días y tiempos), comunicándoles una objetiva virtualidad santificante, y haciendo de ellas lugares de gracia, espacios y momentos privilegiados para el encuentro con Él. Por otra parte, surge lo sagrado de que quiso Dios comunicarse de modo manifiesto y sensible –patente, se entiende, para los creyentes–. Así Dios se acomoda al hombre. En este sentido, el fundamento de lo sagrado está en el carácter mediato de nuestra experiencia de Dios» (Síntesis de espiritualidad católica, José Rivera y José María Iraburu, Gratis date, 1ª P, 7)
—Dios quiere que todo el género humano se incorpore a su Iglesia, aun teniendo un elemento visible, creatural, mediato y en cierto sentido parcial —pero sin merma de universalidad, posible por la gracia—. Pero quiere que el ser humano reciba sus dones a través de este medio.
Como enseña el Catecismo:
«776 Como sacramento, la Iglesia es instrumento de Cristo. Ella es asumida por Cristo “como instrumento de redención universal” (LG9), “sacramento universal de salvación” (LG 48), por medio del cual Cristo “manifiesta y realiza al mismo tiempo el misterio del amor de Dios al hombre” (GS 45, 1). Ella “es el proyecto visible del amor de Dios hacia la humanidad” (Pablo VI, Discurso a los Padres del Sacro Colegio Cardenalicio, 22 junio 1973) que quiere “que todo el género humano forme un único Pueblo de Dios, se una en un único Cuerpo de Cristo, se coedifique en un único templo del Espíritu Santo” (AG 7; cf. LG 17).»
Nosotros, los cristianos, participando de este “celo de Dios” por incorporar a todo ser humano a la sociedad de la Iglesia, al Pueblo de Dios, debemos tener también celo por ganar almas para esta sociedad humana y divina que es mediación de salvación. Y este celo tiene un nombre: PROSELITISMO.
Pues, ¿Qué es un prosélito? Según la RAE:
1. m. y f. Persona incorporada a una religión.
¿Cómo no querer que todo ser humano se incorpore por gracia a la Religión Revelada? Queremos que se incorpore a la Iglesia porque Dios lo quiere primero. Porque Dios quiere salvar a los hombres a través de una sociedad compleja, en que el elemento humano está subordinado al divino, haciendo posible por gracia un culto santo y perfecto. Una sociedad fuera de la cual no hay salvación.
¿Qué diremos, entonces, del rechazo actual del proselitismo? Pues que en mi opinión tiene mucho que ver con el rechazo de las mediaciones, con el rechazo de lo sagrado, con el rechazo de la parte visible de la Iglesia, con el rechazo del culto de dulía y su veneración de las mediaciones. Pero, ¿por qué se considera tan negativamente atraer a las mediaciones?
—Algunas formas modernas de evangelización plantean el apostolado de una manera no católica, sino existencialista o meramente experiencial, subjetivista. Al ser una evangelización no sacramental, o en algunos casos un tipo de manierismo fiducial, se exagera el plano personal, orientando la evangelización exclusivamente al encuentro sin mediaciones con Jesús; es una piedad ante todo sentimental, emotiva, que hibrida la fe con la esperanza (lo importante, se dice, es “confiar", no tanto recitar el credo), menospreciando la fe dogmática, la doctrina, lo sagrado, lo cultual.
Estas nuevas formas de evangelización, por ello, pasan a menudo por alto el papel de la mediación de la Iglesia, con su elemento humano, creatural, mediato. Incluso el papel mediador de la Santísima Virgen. En ellas, el proselitismo es mal visto porque se minusvalora la mediación de la Iglesia. Y se interpreta la evangelización exclusivamente como atraer a Jesús, pero no a la Iglesia y a sus sacramentos y a su doctrina y a su sagrado Magisterio. Sin duda, porque todo ello, en cuanto mediación, tiene un elemento mediato. Y se prefiere así la inmediatez de un encuentro personal directo, malcreyendo que en lo mediato no existe intervención divina.
El proselitismo, asimismo, entendido como atracción a algo humano, es mal visto también por falta de fe en la eficacia de la gracia, que se sirve de lo contingente para ir más allá. Se cree tal vez que la mediación humana, propia de una sociedad visible, no es fuente de gracias, no sólo por tener elementos negativos y parciales, sino por desconfiar de su efectividad mediadora. Parece que se desconoce que no es la mediación, sino El que media, Quien que da el crecimiento y hace eficaz el medio.
Se confunde la ventana con el paisaje. Y se da un salto por encima del orden las mediaciones querido por Dios. Se quiere contemplar el paisaje de la gloria sin mirar por la ventana que Dios mismo ha abierto en el mundo.
Pero el proselitismo es necesario, porque las mediaciones son necesarias. Para atraer a la Iglesia, a sus sacramentos, a sus objetos sagrados, a las personas santas que hay en ella, a su doctrina, a su teología, a su filosofía, a su cultura, a su música (la buena, la litúrgica), a su arte, que son fuente tradicional de gracia e instrumentos maravillosos de conversión por el poder de Dios Santísimo, Uno y Trino.
Atraer a la Iglesia es necesario, porque el ser humano encuentra a Cristo en su mediación, es decir, en la Iglesia.
Como se explica en la gran Síntesis de espiritualidad católica:
«Fe en la Iglesia El hombre encuentra a Jesús en la Iglesia. Al Señor se le encuentra si se le busca donde él quiere manifestarse y comunicarse; es decir, si se le busca donde él está. Y «Cristo está siempre presente a su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica» (SC 7a). El hombre carnal pierde el tiempo si busca a Cristo siguiendo sus propios gustos arbitrarios y subjetivos. Es en la Iglesia católica donde se recibe el auténtico y apostólico «testimonio de Jesucristo» (Ap 1,2). Y «únicamente por medio de la Iglesia católica de Cristo, que es el auxilio general de salvación, puede alcanzarse la total plenitud de los medios de salvación» (UR 3e). (Síntesis de espiritualidad católica, José Rivera y José María Iraburu, Gratis date, 1ª P, 5)
Sabido es que el luteranismo rechaza TODO esto, porque rechaza el orden de las mediaciónes. Bajo esta perspectiva, atraer a la gente a la mediación de la Iglesia (que es lo que han hecho los santos) está mal visto. Atraer a la gente a la Santa Misa, a la confesión, y en otro orden al arte sacro, a lo sagrado, a la cultura católica, etc., está mal considerado, tachado como proselitismo negativo, porque para la mente luterana sólo cuenta ir personal y directamente a Dios sin intermediarios. Y es verdad que hay un proselitismo malo, carnal, sectario. Pero hay también un proselitismo positivo.
No sé qué comunidades nacidas de la reforma luterana hacen proselitismo o no, pero desde luego, no hacen proselitismo de la Iglesia católica ni de sus elementos distintivos. Que de eso se trata. El proselitismo de lo católico ya, por desgracia, apenas sí lo hace a duras penas la propia Iglesia católica, que es la primera interesada en atraer hacia sí a toda criatura, para atraerla a Cristo.
—Es verdad que atraer a las mediaciones tiene sus peligros, porque el elemento humano de ellas siempre es problemático. Pero es el orden que ha querido Dios: fundar mediaciones que sirvan de instrumentos de conversión. En definitiva, atraer a la Iglesia militante no se considera instrumento de la gracia. Por eso digo que la minusvaloración del culto de dulía, de origen luterano, puede ser el origen de este prejuicio que tanto ha calado en la mente católica actual.
La palabra proselitismo no tiene tradición, es cierto. Pero esto tiene una explicación. Y es esta: lo bíblico-tradicional ha sido siempre incluir su concepto (atraer a las personas a la mediación de la Iglesia: lo sagrado, su cultura, el arte sacro, etc.) en el de apostolado/misión.
No es bíblico-tradicional evangelizar dejando al margen la presentación de la mediación, porque siempre se ha tenido claro que todo lo relacionado con la Iglesia (lo sacramental, lo doctrinal, lo teológico, lo intelectual, lo sacro, lo cultual, lo sacerdotal, la belleza, etc.) es instrumento por el cual Dios envia gracias innumerables y que es urgente presentarlo al mundo: dar cultura cristiana, cambiar los esquemas mentales, mostrar la novedad sacral del cristianismo, poner a las personas en contacto con el orden sagrado, etc. todo esto se consideraba una ventana singular al orden de la gracia.
El culto de dulía, en cuanto instrumento del poder de Dios, era incluido entre los contenidos de la obra misionera de la Iglesia con “naturalidad", por así decir, presuponiendo que era fecundo, que tenía poder renovador, que era un preámbulo de la fe, que rompía esquemas mundanos, sirviendo de herramienta al poder de la gracia.
Por eso no era necesario hablar de proselitismo. Pero ahora que por influencia luterana se minusvalora la dulía y con ello toda mediación, y se fragmenta el concepto de apostolado, se empieza a hablar de proselitismo para etiquetar negativamente lo que en realidad siempre ha sido un elemento interno de la misión.
La palabra surge ahora porque ahora, con algunas nuevas formas de evangelización influidas por el protestantismo, se fragmenta el concepto de misión y desecha la mediación de lo sagrado/visible, enfatizando unilateralmente el contacto directo y sin intermediarios con Dios.
33 comentarios
Lo que nos están queriendo vender en las últimas décadas desde amplios sectores de la Iglesia, alguno muy elevado, no es catolicismo. Es otra cosa.
Ningún otro grupo separado de la Iglesia hace tal cosa.
Puro y duro relativismo. Jesús ha hecho el ridiculo en la Cruz y la Iglesia que montó se llama: «tan solo misericordia y no inventes más»
A esta ridiculez de pensamiento estamos.llegando los católicos
Los Testigos de Jehová no son cristianos. Desde luego, hacen proselitismo de su secta.
Sobre si las comunidades reformadas hacen proselitismo o no de sus comunidades, no lo sé, algunas sí y otras no, pero desde luego no hacen proselitismo de la Iglesia católica, y a sus comunidades no las consideran de la misma manera que los católicos consideramos la Iglesia.
Proselitismo de la Iglesia católica, en cuanto mediación necesaria que conduce al Salvador, y es vehiculo de gracias de conversión, que es de lo que trata el post, que yo sepa no lo hace nadie, ni en general la propia Iglesia católica, sino a duras penas.
irrenunciable del proselitismo.
Que, por cierto, ha de evitar la "imposición", fomentando la "proposición", huirá del "vencer", procurando el "con - vencer".
Y todo, no por tener "los más hinchas posibles" para el propio equipo,
sino, ni más ni menos, porque se quiere difundir la alegría de ponerse
al servicio del Evangelio, de Cristo, de la Iglesia y de cuantos más
prójimos se pueda atraer a esta fuente de vida inmarcesible.
¿Que así no se respetan culturas diferentes, otras tendencias o modos de dirigirse a Dios? Si se está convencido, como debe estarlo todo católico, de los errores y desviaciones, que se dan en todos esos horizontes, tolerarlos, por no molestar a sus seguidores, sería como
si la medicina dejara de ayudar a los enfermos de epidemias, porque
desecharían inyecciones o intervenciones quirúrgicas.
Si Cristo es "el" camino, "la" verdad y "la" Vida y no "un" camino, "una"
verdad o "una" vida, no hay escapatoria: ÉL es el ÚNICO, que puede
salvar y se lo ha de presentar en toda su verdad, por más que muchos
no la admitan, tal como le sucedió a ÉL mismo: "¿Queréis iros también vosotros?" (Jn 6, 67).
Muchas gracias a ud por su comentario. Como dice:
"fomentando la "proposición", huirá del "vencer", procurando el "con - vencer".
Desde luego a través de un argumento que convence puede el Señor hacer maravillas con su gracia.
Como bien comenta:
ÉL es el ÚNICO que puede salvar y se lo ha de presentar en toda su verdad.
De hecho, esta verdad que ud nos recuerda es el fundamento de roca del culto de dulía. Toda mediación es efectiva gracias a Cristo, el Único que puede salvar. Dejar de transmitir esta verdad, dejar de atraer a la gente a esta mediación, sería, usando las palabras de su comentario: como si la medicina dejara de ayudar a los enfermos
Prefiero una parroquia con cinco santos a otra con cinco mil tibios. Hay que anunciar la Verdad como es, con delicadeza cuando sea necesario, incluso con gradualidad, pero nunca amoldándose a la mentalidad del mundo. Aunque eso conlleve una parroquia más reducida.
Pues me imagino que el Papa suele pensar y quejarse de este tipo de proselitismo.
Es verdad que hay malos proselitismos, torpes o pelagianos, o referidos a un grupo, a un movimiento, a una persona, y no a la Iglesia. Lo comento en el post.
Quede claro, sin embargo, que no defiendo un proselitismo extrapolado o separado de la misión. Lo que afirmo es que el concepto va incluido, tradicionalmente, en el concepto de apostolado cristiano. Tampoco defiendo la palabra proselitismo en sí misma. Sino la negación del concepto.
Ahora que has nombrado al Papa Fco, recuerdo a los comentaristas que no publicaré comentarios que incidan en lo personal o sean irrespetuosos de alguna forma. El tema objetivo es el proselitismo católico. Limitémonos a las ideas, como siempre hacemos en este blog.
Mediación necesaria que conduce al Salvador,
y es vehículo de gracias de conversión."
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¡Excelente y precisa síntesis, Alonso!
Es deber de caridad invitar al prójimo a integrar la sociedad que puede llevarlo a Cristo.
Y una vez que se integre recibirá las gracias para su conversión.
La palabra "proselitismo" no me gusta nada, evangelización es una palabra nuestra, lo mismo que apología (el Mundo siempre ha copiado a la Iglesia, no la Iglesia al Mundo). La Iglesia tiene su propio vocabulario y es chirriante oír palabras ajenas que se cuelan más y más, por eso me gusta tanto la Biblia Nácar-Colunga que llama justos a los justos y no "buenos" como otras versiones.
Proselitismo. Es la señal cierta del celo verdadero.
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Estoy con Palas en que esta expresión tuya, Alonso, no se entiende. Porque el culto de dulía es el debido a los santos, que traído en la cuestión del proselitismo (o evangelización, o apología o como se quiera llamarlo) parecería algo descolgado.
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A.G.:
Prometo explicarlo, jeje.
¿No es eso Alonso?
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A.G.:
Así es Mª Pilar, lo explico más arriba. Gracias.
“2. m. y f. Partidario que se gana para una facción, parcialidad o doctrina.”
Tiene una acepción buena, o neutra, y otra mala. Al final, hay un problema de ambigüedad del lenguaje y de cómo se interprete. No sé en otras lenguas.
Que yo sepa, siempre se ha traducido: “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito” (San Mateo, 23, 15)
Así traducido, el proselitismo no puede tener peor sentido.
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A.G..
Lo digo en el post, que hay un proselitismo malo. De hecho, hay muchos proselitismos malos, por ejemplo el de las sectas, y tantos otros. Se puede hacer proselitismo de una falsa eclesiología. O proselitismo del propio movimiento, etc., etc. Hay un mal proselitismo.
O sea que la "dulía" debida a los santos, hace referencia a su poder y oficio de intercesión, o mediación.
Oficio y poder que la propia Iglesia ejerce de manera específica y superlativa.
Alonso, ¿deberé apelar a la dulía de San Expedito para que cumplas tu promesa pronto?
Cuando confesamos que creemos en la Iglesia, confesamos asimismo que creemos la Comunión de los Santos.
El Catecismo Romano enseña (y lo recuerda el Catecismo actual) que al explicar la Comunión de los Santos primeramente se ha de enseñar a los fieles que este artículo (el XXIX: En qué consiste la Comunión de los Santos, "es como una explicación del precedente en el cual confesamos una Santa Iglesia Católica." Y dice luminosamente:
«Porque como es uno solo el Espíritu Santo que la rige, esta unidad hace que todo cuanto ella ha recibido sea común a todos. Y así a todos los fieles pertenece igualmente el fruto de todos los Sacramentos con los cuales se enlazan y unen con Cristo, como con unos sagrados lazos, y mayormente con el Bautismo que es como puerta por donde entramos en la Iglesia. Y que por esta comunión de los santos se deba entender la comunión de los Sacramentos, lo dan a entender los Padres en el Credo por aquellas palabras: “Confieso un solo Bautismo”. Al bautismo se sigue primeramente la Eucaristía, y después todos los demás sacramentos, pues aunque todos ellos causan esta unión juntándonos con Dios, y nos hacen participantes de su ser por la gracia que recibimos en ellos, con todo, es más propio de la Eucaristía, la cual más particularmente hace esta comunión.»
Es decir, la veneración que debemos a los santos desemboca en la veneración que debemos a su comunión sacramental, que es la iglesia. Y dado que por la Comunión de los santos, todos participamos por la gracia santificante de los bienes sobrenaturales y los merecimientos de los miembros vivos, la veneración que debemos a los santos, la debemos asimismo a esa comunión de los bienes logrados por ellos, a esa comunión de personas santas, que es la misma Iglesia.
En definitiva, la veneración que otorgamos a los santos desemboca en la veneración que debemos a la Iglesia.
El rechazo de la Iglesia como mediación es propia del protestantismo. Como efecto o consecuencia, se rechaza la veneración de los santos en cuanto que median en la Única mediación de Cristo, por medio de su Iglesia.
El rechazo del culto a los santos contiene el rechazo de la Iglesia, Comunión de los Santos. El rechazo del culto de dulía es el rechazo no sólo de lo santos, sino de la existencia de una Comunión entre ellos, miembros vivos, es decir, de la Iglesia.
El rechazo del culto a los santos lleva implícito el rechazo a su mediación, pues son intercesores en el Intercesor, mediadores en el mediador, miembros de la Mediación que es la Iglesia. El rechazo del culto de dulía conlleva el rechazo del orden de las mediaciones. Porque, veneramos a los santos también para fomentar la comunión con la Iglesia:
957 La comunión con los santos. "No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de fuente y cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios" (LG 50):
Rechazar el culto de dulía conlleva, pues, rechazar la comunión eclesial y en concreto el papel mediador de la Iglesia.
La importancia que el catolicismo concede al culto de dulía se nota en sus copiosos frutos: imaginería, arte sacro, arquitectura, liturgia..cultura. Rechazar el culto de dulía conduce, por ello, a rechazar también todo esto, también en su cualidad de mediación sacral.
En otro comentario explicaré la profunda relación que existe entre el culto de dulía y lo sagrado cristiano.
La minusvaloración que sufren todos estos ricos frutos del culto de dulía es de influencia protestante. Como sabemos, Lutero extirpó todo esto de la vida cristiana, siendo uno de los pioneros de la desacralización y de la secularización. Las nuevas formas de evangelización actual están influidas por este espíritu, y lo comprobamos en cuánto menosprecian todo ello, y reducen su apostolado al encuentro personal subjetivo con Jesús. Promover, difundir todos estos frutos del culto de dulía es una forma de proselitismo (positivo), que vale la pena porque Dios se sirve de sus mediaciones para comunicar gracias.
Y difundir todo esto y presentarlo al mundo para atraer a la gente a este orden de mediaciones, no es talmente evangelizar como se entiende hoy. No puede ser sino proselitismo bueno. Antiguamente estaba incluido en el concepto mismo de misión. Pero ahora, al ser el concepto de evangelización más limitado y parcial y excluir todo esto (por influencia luterana), esta parte de la antigua misión es vista como proselitismo (malo), siendo bueno.
El arte sacro puede ser cauce de gracias. La liturgia puede ser cauce de gracias. La buena literatura católica puede ser cauce de gracias. Las personas santas pueden ser cauce de gracias. El culto de dulía puede ser cauce de gracias. Lo sagrado, que es visible, puede ser cauce de gracias. Por eso el proselitismo, además de la evangelización, es cauce de gracias. Vale la pena atraer a la gente al elemento humano, visible, militante de la Iglesia, porque es cauce del poder de Dios. Las mediaciones pertenecen al orden de la gracia. Luego atraer a las mediaciones, es decir, hacer proselitismo, es bueno y es querido por Dios.
Está por desarrollar una teología de ello. Aunque tenemos una magnífica introducción a la teología de lo sagrado, relacionada íntimamente con el culto de dulía y la teología de las mediaciones, en el magistral libro del P. José María Iraburu, en Gratis Date:
Sacralidad y secularización, que os recomiendo encarecidamente.
Que podría explicar en buena medida la ineficacia de las "nuevas evangelizaciones", los tremebundos "planes pastorales" y otros intentos por el estilo.
Mi mujer ha tenido y tiene señalado éxito acercando a muchos a la Iglesia a través de la imposición del Escapulario de Nuestra Señora del Carmen.
Los progresistas en general -que tienen mucho de protestantes aunque lo nieguen o lo ignoren- rechazan los sacramentales (agua bendita por ejemplo) y son muy iconoclastas, en lo cual manifiestan su rechazo a la dulía.
He aquí un ejemplo bien verídico:
Un piadoso sacerdote me contó que cuando lo designaron párroco quiso ostentar en el retablo de la iglesia cuatro reliquias de santos. Él tenía 3, así que pidió a sus amistades si le podían conseguir la que le faltaba. Un día se apareció un seminarista amigo con una reliquia importantísima, creo que del siglo V, de un santo cuyo nombre ahora no recuerdo. _¿Dónde la conseguiste? preguntó asombrado el párroco. _Me la dio el párroco de tal iglesia (parroquia matriz de una ciudad muy importante de la zona). _¿Y así por así se desprendió y te la dió? _Bueno, sucedió que estábamos en su biblioteca y en un estante yo vi un hermoso relicario que me llamó la atención, entonces le pregunté qué contenía. Me respondió que las reliquias de tal santo, por lo cual me acordé de su pedido y le pregunté si no me las cedía, a lo que me dijo: "A lo de adentro te lo podés llevar, pero no el relicario que es muy valioso"...
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A.G.:
Así es, Ricardo, es un tema importantísimo, que no se tiene en cuenta, posiblemente por desconocimiento. Y que además afecta a la esencia misma del ser católico. Es la cuestión que más ha sufrido el acoso del proluteranismo.
Esta maravillosa realidad hace decir al propio San Pablo que "la Iglesia del Dios vivo [es] la columna y el fundamento de la verdad" (1 Tim 3, 15). Sabemos que el mismo Señor había dicho de Sí mismo que es la Verdad (Jn 14, 6). En la Vulgata, la palabra que nosotros traducimos por 'fundamento' es 'firmamentum', término que en latín significa y puede traducirse -como recoge cualquier diccionario de Latín/Castellano- como 'apoyo, sostén, prueba y confirmación'. Y si al traducir hacemos una transcripción de 'firmamentum' por 'firmamento' y a continuación acudimos a la RAE, hallaremos que esta segunda voz castellana es definida en su segunda acepción como "apoyo o cimiento sobre el que se afirma alguna cosa". Así, la mera consulta filológica expresa con claridad esa doble y simultánea dimensión de la Iglesia como realidad espiritual y visible, porque aunque puedan entenderse 'prueba' y 'sostén' en términos espirituales, no por ello dejan de remitir a la acepción de visibilidad, que es precisamente el sentido que revisten las voces 'prueba' y 'confirmación' y la definición de 'apoyo y cimiento'.
De modo que la Iglesia es fundamento de la verdad porque contiene a la Verdad que es Cristo y porque es en Ella, según el texto de Colosenses citado antes, donde el Padre ha depositado cuanto ha puesto bajo los pies del Verbo encarnado, que se hizo hombre "para que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1Tim 2, 4). En el marco de este artículo sustancial de nuestra fe -la imposibilidad de separar a Cristo y a la Iglesia- sobresale el inmenso servicio que hace más de tres lustros prestó a la verdad la 'Dominus Iesus'. También en este contexto es fácil apreciar el inmenso daño causado a la misión por Karl Rahner, como oportunamente nos recuerda el Padre Federico desde el Tíbet en su penúltimo artículo. Rahner, el teólogo más dañino del pasado siglo, se atrevió a contradecir al mismo Cristo, que antes de su Ascensión advirtió a sus Apóstoles, columnas de su naciente Iglesia: "...el que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" (Mc 16, 16). Pero la Iglesia es absolutamente necesaria en orden a nuestra salvación porque por Ella y en Ella el Señor nos proporciona una justificación que, lejos de consistir en una fe fiduciaria y notarial como en el protestantismo, eleva nuestra naturaleza a la filiación divina, alzándonos a la condición de hijos en el Hijo para proveernos de razones por las que cantar en cada vigilia pascual que fue feliz la culpa que nos mereció tal Redentor. Filiación que transforma nuestra alma en alma-Iglesia, que también nos desposa en un cierto sentido con el Esposo divino como lo está la Iglesia, la Esposa del Cordero de la que formamos parte cuantos fuimos incorporados por el Bautismo al Cuerpo Místico de Cristo. La Iglesia es como la Amada del Cantar de los Cantares "huerto cerrado, fuente sellada" con el sello del Dios vivo y del Cordero (Ct 4, 12; cfr. Ap.5-6).
En un texto bellísimo, una mujer de nuestro tiempo, sevillana, enamorada del Señor y de la Iglesia, la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia -fundadora de la Obra de la Iglesia y a cuyo carisma debo yo mi formación y cuanto he llegado a ser en la vida de fe- escribe: "un manto real de Sangre envuelve a mi Iglesia Madre; un manto real que su Esposo, Cristo Jesús, le puso el día de sus bodas, en que enloquecido de amor por Ella, le dio como regalo toda su sangre divina con la que pudiera perdonar, penetrar y divinizar a todos sus hijos". Tal es la misión de la Iglesia: divinizarnos. En razón de esta misión es como se justifica el tema del post: el santo proselitismo del Evangelio, que actualiza y hace presente la misión del Verbo del Padre, Dios Hijo que se hizo hombre para hacer al hombre partícipe de la divinidad. Un abrazo y bendiciones de Cristo y de María Inmaculada, Madre de Dios y de la Iglesia
Aquí les pongo unas muestras:
www.komentaria.com/precisiones/evangelizacion-proselitismo.html
www.pildorasdefe.net/aprender/fe/Cual-diferencia-entre-evangelizar-proselitismo
Si no significan lo mismo las palabras para todos, la confusión está servida.
Me encanta este blog. Aprendo continuamente. Gracias.
La página en cuestión es Scio qui credidi...
facebook.com/scioquicredidi
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A.G.:
Claro Andrés, gracias. Por cierto, corregí lo que me comentaste, gracias.
facebook.com/notes/scio-qui-credidi-2tim-112/sobre-el-culto-de-dul%C3%ADa-y-su-lugar-en-la-fe-cat%C3%B3lica-comuni%C3%B3n-de-los-santos-y-me/727306634111478
Laus Deo Virginique Matri!
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A.G..
Quedó muy bien Andrés.
Muchas gracias, has estado muy claro y profundo.
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A.G.:
Gracias a ti Ricardo. Laus Deo Virginique Matri.
Más, incluso, que las ambigüedades de AL, la declaración que condena como pecado el proselitismo evangélico, causa estupor/EDIT/
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A.G.:
Fruela, pues eso digo, que hay que hacer proselitismo, pero del bueno, como siempre se ha hecho, dentro del concepto de misión. A mí también me indigna, desde luego, que se difunda la idea de un cristianismo sin apologética, donde sea tabú intentar convencer al errado. Parte de su comentario se lo he de editar, porque como he escrito al abrir la sala de comentarios, no deseo que se hagan comentarios sobre el Papa en este post. Le ruego lo comprenda.
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A.G.:
Gracias a ti. Laus Deo Virginique matri.
“Un pastor inglés ha tenido la osadía de escribir un libro sobre la tolerancia de Jesucristo, y el filósofo de Ginebra ha dicho, hablando del Salvador de los hombres: “Yo no veo para nada que mi divino Maestro se haya andado con ambigüedades acerca del dogma“.
Nada más cierto, mis hermanos: Jesucristo no se ha andado para nada con ambigüedades acerca del dogma. El ha traído a los hombres la verdad, y ha dicho: “Si alguno no fuera bautizado en el agua y en el Espíritu Santo; si alguien rehusase comer de mi carne y beber de mi sangre, no tendrá ninguna parte en mi reino“. Lo reconozco, allí no hay ninguna ambigüedad: es la intolerancia, la exclusión más indudable, la más franca. Y además, Jesucristo ha enviado a sus Apóstoles a predicar a todas las naciones, es decir, a violentar todas las religiones existentes para establecer la única religión cristiana por toda la tierra y sustituir, por la unidad del dogma católico, todas las creencias adoptadas por los diferentes pueblos. Y previendo las revueltas y las divisiones que esta doctrina va a provocar sobre la tierra, El no se detiene y declara que no ha venido a traer la paz sino la espada, a encender la guerra no solamente entre los pueblos sino aún en el seno de una misma familia, y separar — al menos en cuanto a las convicciones — a la esposa creyente del esposo incrédulo, al yerno cristiano del suegro idólatra. Esto es así, y el filósofo tiene razón: «Jesucristo no se ha andado con ambigüedades acerca del dogma»”
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A.G.:
Qué buena cita, Feri del Carpio Marek. Gracias.
Jesucristo no se anda con ambigüedades.Con eso se dice todo.
Porque, la verdad, habiendo participado en iniciativas como los Cursos Alpha o los Seminarios de Vida en el Espíritu, no creo justa la objeción genérica que lanzas aquí, Alonso, contra estos nuevos métodos de evangelización, en cuanto a soslayar la mediación eclesial. La razón es simple: no existe una dicotomía entre el encuentro místico en la oración y el que se produce en los sacramentos, y en estos cursos no se hace. Los que se convierten, se confiesan, van a Misa, y se integran en la comunidad eclesial.
Quizá tú hayas oído hablar de esas cosas negativas que denuncias en métodos que yo no conozco. Para no dañar a los que tratamos de hacerlo bien, quizá deberías especificar a qué te refieres, o bien animarte a conocer de primera mano estos entornos para comprobar lo que te digo. No son pocos los sacerdotes, como el propio Emiliano Tardiff, que tras prejuicios de emotivismo, se convencieron al ver cómo se confesaba la gente. Basta, por ejemplo, conocer la vida de fe y sacramentos de los que se han convertido a partir del anuncio en uno de estos encuentros; verás que para nada está ausente de mediación.
Si es que no he comprendido tu artículo, te pido disculpas.
Un abrazo en Jesús y María Inmaculada
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A.G.:
No quiera Dios que yo dañe con este post a los que tratáis de hacerlo bien. Nada más lejos de mi intención. Sólo intento ayudar a corregir ciertos fallos o defectos, si es que los hubiere, que pueden proceder de cierto contacto o cercanía de algunas nuevas formas de evangelización con el ámbito protestante. Esta cercanía puede hacer que en algunos momentos, si la preparación no es buena, la doctrina no sea plenamente católica y deba ser completada o corregida. Me imagino que carencias en este sentido que comento en el post puede haberlas. Nunca está mal hacer autocrítica y ver en que se puede mejorar. Y creo que se puede mejorar en la línea que comento del post.
Si en estas formas no existen estos fallos o defectos o carencias en este sentido, pues nada, olvídese lo que he escrito. No me cabe duda de que hay gente y grupos haciendo mucho bien y son plenamente católicos. Las personas que conozco están haciendo mucho bien, tú entre ellas. Os animo a continuar.
Me refería en el post a algunas formas de la Nueva Evangelización, no a la Nueva Evangelización en general. No me refería a grupos o movimientos en concreto, sino a detalles parciales o a estilos de predicación. Lo escribo a partir de cosas que me comentan, leo, o percibo, y que hace que no me identifique con esas formas. Pero sin duda hay cosas muy valiosas, que aprecio, como bien sabes, porque lo hemos hablado en numerosas ocasiones. Esto no impide que haya cosas que no me terminan de convencer, y no me parece que haga mal al disentir de algunas cosas, por ejemplo y sobre todo de los contenidos doctrinales, que es el punto débil en mi opinión. Aunque lo mismo me equivoco, y si es así, olvídese mi crítica. De Emiliano Tardiff no conozco absolutamente nada, así que no tengo juicio alguno sobre él. De los grupos Alpha sé lo que tú mismo u otras personas me han contado, y de un libro que me dejaron; algunas cosas me gustan, otras me gustan menos. Sí he leído artículos en las redes de personas implicadas en la N.E., algunas me han gustado, otras no. Me imagino que a ti te pasará lo mismo.
En general, hay un proselitismo bueno y otro malo. El proselitismo bueno creo que no debemos descartarlo porque haya uno malo.
Abrazo en Cristo y su Madre Santísima.
lo que yo considero equivocado, según lo dicho en el post, es que en algunas de estas formas nuevas de evangelización a veces se considere erróneo atraer a la gente primero a la Iglesia, y se crea que lo único correcto es atraer primero a Cristo.
Me parece que los santos han hecho siempre desde el principio apostolado de la Iglesia, porque quien encuentra la Iglesia encuentra a Cristo. Así que a mí me parece que esto se podría corregir.
Es la Iglesia la que nos da a Cristo. Luego hacer apostolado de la Iglesia es necesario. De esto trata mi post.
Esta idea de considerar que es un error de perspectiva apostólica el querer atraer a las personas a la Iglesia, para que luego la Iglesia sacramental las lleve a Cristo, la he leído en blogs de personas dedicadas a la N.E. Y es el error que en mi opinión se podría corregir. Me parece.
Pienso que no querer presentar primero (o simultáneamete) la Iglesia, y con ella lo sagrado, la dulía, la doctrina, etc., cuando sea necesario, es un error teológico. Lo he explicado en el post.
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A.G.:
Hay unas palabras de Tote Barrera que me chocaron mucho cuando las leí, y me hizo pensar que en este aspecto se debe mejorar, porque saltarse la mediación es un error. Y es que en contra de lo que se deduce de estas palabras, hay personas que se han convertido e ido a Cristo a través del arte sacro, de la belleza de la doctrina, de la profundidad sobrecogedora de la sagrada polifonía, de la liturgia, etc.
Pero la idea de Tote Barrera es ésta:
«Metodológicamente es un grandísimo disparate que propongamos antes a la Iglesia que a Jesucristo, cuando esto no fue lo que pasó con los apóstoles, ni con los primeros cristianos.»
La expone aquí.
Es una idea con la que me he encontrado repetidas veces, y no me parece buena. Y digo esto, al margen del mucho bien que sin duda estará haciendo esta persona, y sin menoscabo de su labor apostólica.
Pero me parece equivocada, sencillamente, porque creo que es una idea preconcebida, una idea sin más, creo que asimilada del mundo protestante, aunque con buena intención sin duda, pero es sólo una idea, no la realidad de lo que ocurre en muchas conversiones.
Y no niego que pueda dar buenos frutos, que sé que está dando. Pero en verdad no es ella, porque en realidad ocurre otra cosa. Y es que en el fondo el Señor siempre actúa a través de mediaciones, que son la iglesia. Así pues, la realidad es otra.
Uno presenta la Iglesia, que da a Cristo. Presenta su belleza, presenta lo santo, presenta a sus santos, presenta lo sagrado y presenta la gracia, y a través de este culto verdadero la ventana se abre y se muestra ante los ojos el esplendor de Cristo. Incluso al anunciar a Cristo, la Iglesia se presenta siempre primero en el evangelizador, que no va por libre, sino en cuanto miembro del Cuerpo del Señor, participando de bienes sobrenaturales que recibe, para la misión, de la propia Iglesia. La predicación da la fe, que es también un medio.
Si el Señor ideó un sistema de mediaciones, es porque su poder actúa en ellas, y a través de ellas. De hecho, el propio evangelizador es el que se presenta primero, en cuanto mediador, y aunque no quiera, con él se presenta la Iglesia misma.
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