(151) Del antropocentrismo humanista, gran locura y desierto espiritual
Pareceme que el mundo se volvió loco de atar, como si hubiera sido expuesto a largas horas de sol en el desierto, sin agua ni alimento verdadero, y hubiera enloquecido.
Y esto no es ilusión, que desde que Dios fue clavado en la cruz para redimirlo, el mundo miró a otro lado para evitar Su Sangre. Y así volviose falazmente humanista, con la insidiosa respetabilidad de los diablos.
Y digo loco no de la buena pasión, no de la buena locura, que es propia de los santos, sino de la mala, que es propia del diablo y sus secuaces, que odian la razón, pero anhelan gobernarla.
—El antropocentrismo es un desierto donde no florece nada, sino malas hierbas, y no radica en nada el frescor de Cristo. Un desierto donde la insubordinación del hombre a su Señor produce una enorme y profunda infecundidad espiritual.
Y ya se sabe, no es extraño que habiten los demonios donde no hay botánicas.
Empeño de los espíritus inmundos es que no brote ni arraigue nada hermoso. Moran a gusto en las amplitudes de la nada, como pensaban los antiguos.
En la literatura cristiana, el desierto es campo de batalla. En él Frodo sufre la opresión de lo inhóspito hacia el Monte del Destino, en que la aridez aumenta y con ella la angustia vital, la oscuridad que no puede superar sin el auxilio de un amigo, que es Sam.
Saint-Exupéry se estrelló con su avión en el desierto del Sáhara. Sufrió alucinaciones y tentaciones auditivas. Como victoria, el pequeño príncipe y su planeta nacieron allí. Tal vez se convirtiera, pues luego escribió Ciudadela. Parece una victoria sobre el desierto, socorrida por Dios, que es comienzo y promesa de oasis en medio de la nada.
El terrible canto nihilista de Friedrich Nietzsche es ¡Avanza el desierto! No quiere derrotarlo, sino que reine y ciegue las fuentes y embote los manantiales, para que irrumpa el superhombre.
Derrotar al desierto. Vencer sus tentaciones. Así empezó el Señor su vida pública. A ello se dedican ermitaños y cenobitas. San Antonio Abad se hizo maestro de almas en grandes vastedades de tierra y sol y soledades. A él acudían desde muy lejos para aprender a derrotar demonios. Con tanto afán del surtidor de eternidad, que derribaron las muralla de Pispir para poder escucharle y pedirle consejo.
A la espantosa arena de Nitria se retiró San Ammón. Cinco mil discípulos llegó a tener en aquel horripilante valle de nitro. En el centro del valle los monjes cantaban y todo se colmaba de hermosuras. Paladio, que asistió a aquella Liturgia de claridades, creía estar arrebatado en el paraíso. Un oasis litúrgico. San Atanasio comenta el fervor que suscitaba el canto de las montañas de Pispir, cuando los monjes alababan al Señor «como coros celestiales que cantaban las alabanzas divinas».
—El antropocentrismo, piadoso o no, es un desierto en que ya no se combate, ni se alaba ni se fundan ciudadelas, sino se alaba al hombre. Si en esta tierra seca y estéril se pretende defender la dignidad humana, el resultado es una mortal ceguera, la disolución del ser en pura voluntad. Descristianización y crisis pandémica.
En su Discurso sobre la dignidad humana, Pico de la Mirandola ejecuta un canto nominalista y prenietzscheniano al desierto.
Presenta al ser humano sin esencia definida, forjador, cual titán, de su propia forma; autoconquistador de sí mismo, que puede llegar a ser lo que quiera sin que nada le constriña.
Un ser humano que tiene en su mano su propia esencia, jugando a ser dios:
«Cuando Dios terminó la creación del mundo, empieza a contemplar la posibilidad de crear al hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacerlo. Por lo tanto se dirige al primer ejemplar de su criatura, y le dice: “No te he dado una forma, ni una función específica, a ti, Adán. Por tal motivo, tendrás la forma y función que desees. La naturaleza de las demás criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero tú no tendrás límites. Tú definirás tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedrío. Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la tierra, ni del cielo. De tal manera, que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. »
Escalofriante declaración de un humanista “católico” que ha perdido su identidad católica. Terrible, por desoladora, confesión de desierto, que anticipa el ataque a las esencias propio de la Modernidad, y proporciona fundamento ético a la magia negra de la ideología de género.
«Por lo tanto, ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta.
Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se les ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.»
—Toda cetralidad del hombre es nefasta, y ni aun siendo piadosamente transcendente puede ser buena. No se puede ser teocéntrico sin ser cristocéntrico. Un humanismo así es imposible, por eso Maritain desbarra. Porque o se mira al hombre, como centro, o se mira a Dios Uno y Trino en su lugar. Y entonces entenderemos qué es el hombre, causa segunda subordinada amada inmensamente por su Creador y Redentor.
Hay que despertar, pues, y darse cuenta del autoengaño de una sociedad, de una doctrina, de una pastoral en que la persona usurpa el lugar de Dios. Es aridez, y arena seca y nada.
Es tierra estéril frecuentada por demonios. Porque si no fijamos la mirada en Nuestro Señor, y en todo le confesamos, nos sobreviene el desierto.
Cristo ha de ser centro de todo. De nuestra vida cristiana, de nuestra sociedad, de nuestras instituciones, de nuestros proyectos, de nuestra labor de evangelización, de nuestra pastoral y de nuestra liturgia. Es imposible un oasis humanista, el antropocentrismo es estéril. Porque el hombre caído es enemigo de Dios, inmundo a sus ojos, enfermo y necesitado, no destruido, pero sí malherido; no incapacitado por completo, pero sí deformado y vuelto de más a menos. No hay solución sin Cristo y su Iglesia.
No hay solución que valga sin la Iglesia. Por eso defendemos la misión, defendemos el buen proselitismo fervoroso de los hijos de Dios para la Religión Revelada; defendemos el apostolado de los santos en Nombre de Cristo. Pues no hay otro Nombre bajo el que podamos salvarnos de la nada y derrotar al desierto.
11 comentarios
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A.G.:
Sí, por eso la Iglesia sufre, porque esta visión nominalista de la dignidad humana es la que prima en muchos ambientes. Incluso estuvo de moda con la Neoteología, con el personalismo salido de madre, con los excesos del aconfesionalismo de buen rollo y protocolo.
Reforma o apostasía. Y que reine sólo Cristo. Así entenderemos de verdad qué es el hombre.
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A.G.:
Su sentido de la fe se fue deformando gravemente, sin duda por culpa del sincretismo en que se fue hundiendo: Cábala, esoterismo, magia, orientalismo.
Al final de su vida, al parecer, sufrió una conversión sincera. Gracias Pablo Z.
La verdad es que el modernismo no se tocaba para nada y sólo se mencionaba a los herejes. Supongo que este hombre no tiene esa "categoría" pero lo que dice es devastador. Ahora estoy leyendo "La posteridad espiritual de Joaquin de Fiore" de Henri de Lubac y también es cosa asombrosa. Por lo visto, aparte de Savonarola, siempre ha habido gente dentro de la Iglesia, bien fueran abades o seglares, que se lanzaban por ahí opinando de una manera bastante atrevida.
Ya sé que el abad de Fiore no entra dentro de corrientes modernistas pero su escatología me parece muy peligrosa.
Consolémonos pensando en que si hemos resistido hasta aquí es porque Jesús prometió a Pedro que su barca no naufragaría.
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A.G.:
Muy cierto, Palas Atenea, enseñan muy mal, valoran excesivamente lo accidental y secundario, pasan de largo ante los graves errores, los enfoques corruptos, los síntomas de descomposición: la Cábala aplicada como criterio hermenéutico (¡!), el esoterismo mágico, etc.
Respecto a Savanorola, al que tengo grande admiración, sin desconocer sus errores políticos, pienso que tiene una doctrina profunda de gran valor. Lástima sus desvaríos políticos, pero tiene muchos aspectos positivos. Influyó por cierto en que muchos humanistas renacentistas tuvieran una sincera conversión.
Respecto a de Lubac, pienso que tiene una admiración indebida a los humanistas, entre ellos a Pico, y esta admiración indebida es consecuencia de su antitomismo y sus prejuicios contra la Escolástica. Lo mismo le pasa a otros miembros de la Nueva Teología, y a los personalistas. Idealizan a Pico y a otros humanistas, valorando cosas secundarias y accesorias, y obviando sus graves carencias doctrinales y sus desvaríos sincréticos.
En el fondo, de Lubac, como Maritain, y otros, debido a su muy deficiente formación metafísica, y por su antiescolasticismo, eran propicios a caer en los errores del antropocentrismo, del subjetivismo, del confusionismo entre lo natural y lo sobrenatural.
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A.G.:
Buena observación josé ramón. Más que por otras voluntades, diría que por la voluntad de Dios, que tantos nos ama y quiere salvarnos.
El antropocentrismo es eso que ud dice, jugar a ser autocreador, jugar a ser dios.
S. Lucas nos reafirma esa cuadricula pasado 18 años de Jesús después del relato del Jesús niño, perdido en el templo. Jesús entra en la vida pública. Cuando Jesús aparece esta en el Centro, EL es el Sábado, EL es la Sanación, el perdon, la verdad, la vida, es la palabra y luego todo cambia, todo se endereza, El es el apologeta por excelencia ante el error!!!, ante el descarte de la afligida (la iglesia), el descarte de las mujeres enfermas y abandonadas por hombres (relaciones) que les pisan la dignidad para justificar “la inmundicia” que arrastra! , porque aquello apesta, si y nos destroza para acabarnos.
El pueblo judío andaba jorobado, ensimismado… y Jesús en medio de la asamblea coloca a la jorobada en sus ojos,
Él nos dice "el porqué" de las cosas, mediante EL hasta lo peor tiene sentido y en El podemos descubrir que somos creados para El, para adorarle y contemplarle, darle GLORIA, que en Jesus descansamos, nos enderezamos y nos descartamos buscando justificando inmundicias....
Pero el mal arrecia y dicen ‘INDIGNADOs”: Obedezcan a los jefes del pueblo! Se discierne así, y así tiene que hacerlo dice el relato de Lucas 13-10-17 , estos entablan la batalla y se quieren aliar con el pueblo contra Jesús, NO ADMITEN LA ADORACION, “Y glorificaba a Dios” dice el relato.
Estos no admiten que se gloríe a Dios mediante Jesús, van contra Jesús y así los reyes de la inimputabilidad y la justificación y se asocian para colgarlo en la cruz, son losmanipuladores de las masas expertos manipuladores buenistas...vengan otro dia dice la escritura para sanarlos, son los buenistas....
Pero les vendría un “ABOCHORNARCE” definitivo porque HA RESUSCITADO Y REINA!, y daría el Espíritu Santo para siempre, si a Su Iglesia! que la guía, no anda sola ni con uno, sino con toda su iglesia desde la eternidad!.
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A.G.:
Es que Cristo fue piedra de tropiezo, lo sigue siendo. Lo mismo los cristianos, por nuestra configuración sacramental con Él.
La mejor manera de ganarse enemigos, de ser marginado, de ser vilipendiado, incluso dentro de ambientes eclesiales antropocéntricos, es ser cristocéntrico.
Centrarse en el Señor y su gracia es la mejor manera de ponerse en el punto de mira del mundo.
Gracias carmelo.
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A.G.:
Gracias a ud amigo carmelo. Un abrazo en Cristo, viviente en su Madre Inmaculada.
Lo curioso es que es, precisamente, Savonarola la persona más citada en el Renacimiento como una especie de integrista cuando, en realidad, nunca planteó nada herético. En cambio otras, que se mantuvieron aparentemente dentro de la ortodoxia, los lees y dicen cosas rayanas con la herejía aunque nunca fueran condenadas por eso. Por eso digo que no se enseñaba bien, ahora no sé si habrán mejorado.
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A.G.:
Entiendo. Interesante lo que dice, Palas Atenea. El gnosticismo en el fondo es un pelagianismo encubierto.
El caso Savonarola es fascinante. Gran verdad es que, como observa en su comentario, se consolidó en esta época un catolicismo que bajo apariencia de ortodoxia, encubría una explosiva heterodoxia, que desembocó en la crisis modernista, descristianizó Europa, y dio lugar a un modelo semipelagiano y nominalista de mente piadosa occidental que yo llamo catolicismo reducido.
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A.G.:
Gracias querido amigo Pedro.
Santidad o muerte.
Permítame compartir algo con vd y con los demás lectores del blog. El ámbito eclesial en que me formé durante mi juventud -finales de los 80 y toda la década de los 90- era, sin que yo entonces lo supiera, profundamente tomista. Aprendíamos no sólo a reconocer, sino también y, sobre todo, a amar la soberanía de Dios, la Majestad de Dios sobre nosotros, con independencia de toda criatura. Dios es Dios por ser Dios, se nos decía con insistencia, el Ser eterno y subsistente de por sí, el Eterno 'Seyente', el Ser que de tanto ser, 'se es'. Dios, el que Es, es el que Se Es. Ante tanto abismo de ser, de perfección, de eternidad y de infinitud, la única respuesta digna que, nosotros, criaturas de barro, podemos ofrecer no puede ser otra que un acto de amor puro, en el que la criatura se olvida de sí misma y de que existe y rompe a amar y a glorificar a Dios por Dios mismo, por cuanto Dios 'se es', por amor a su gloria; un acto en virtud del cual la criatura encuentra su gozo y la fuente de su dicha no en que Dios la haya creado, sino en que Dios es infinitamente feliz por Sí, para Sí y en Sí mismo, sin necesidad de nada fuera de Sí.
Recuerdo que también se nos decía que nuestro carisma consistía en ayudar a la Iglesia a realizar la obra de la renovación eclesial para la que el Señor había suscitado el Concilio Vaticano II, en plena fidelidad a la Iglesia, al Magisterio y a los Pastores, esto es, en conformidad con la verdadera hermenéutica conciliar, que es la que Benedicto XVI denominaba de la continuidad.
Reparé en que el propio Concilio se refería a Santo Tomás como el modelo a seguir en la Iglesia para la renovación de los estudios eclesiásticos y para cuantos esfuerzos en el orden intelectual y filosófico se hicieran para propagar la fe. Entonces y tras leer la 'Fides et Ratio' de San Juan Pablo II comprendí que no habría nunca auténtica renovación en la Iglesia si no se reconstruía el edificio del pensamiento cristiano que habían levantado los escolásticos, en el que Santo Tomás viene a ser como la cúpula que lo corona por fuera y lo ilumina por dentro. En esa maravillosa catedral que viene a ser el pensamiento escolástico hallamos el perfecto antídoto contra ese antropocentrismo nominalista que deviene debelador de la identidad de Occidente, contra el pelagianismo explícito o disfrazado de piedad, contra la pretendida ley de la doble vía, contra los totalitarismos liberales y, como dice vd mismo, sus metástasis antiliberales. Creo, además -y de esto podrá decir mucho más vd, A.G.- que el tomismo, lejos de oponerse al agustinismo, integra lo mejor de éste.
A.G., no puedo por menos que agradecerle sus esfuerzos y el trabajo que lleva a cabo en este blog. A mí en particular me ayuda a revitalizar mi vida de fe, a volver sobre mis fuentes espirituales y a recordar continuamente la advertencia del Señor: "Sin Mí no podéis nada" (Jn 15,5). Un abrazo y bendiciones de Cristo Señor y de María Santísima Inmaculada
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A.G.:
Muy apreciado José Díaz, le agradezco sinceramente que comparta todo esto. Sintonizo con muchas cosas que dice, y con las conclusiones que extrae. Me quedo muy especialmente con estas palabras suyas, especialmente acertadas, en sintonía con todo aquello que intento mostrar en este blog:
«Entonces y tras leer la 'Fides et Ratio' de San Juan Pablo II comprendí que no habría nunca auténtica renovación en la Iglesia si no se reconstruía el edificio del pensamiento cristiano que habían levantado los escolásticos, en el que Santo Tomás viene a ser como la cúpula que lo corona por fuera y lo ilumina por dentro. En esa maravillosa catedral que viene a ser el pensamiento escolástico hallamos el perfecto antídoto contra ese antropocentrismo nominalista que deviene debelador de la identidad de Occidente»
Ha resumido con bellas palabras la intención que me mueve. Doy gracias al Señor porque veo que esta labor, como la labor de Infocatólica en general, contribuye a reformar y renovar la Iglesia de Cristo.
Creo que es vital, para corregir rumbos y reformar lo que ha de reformarse, comprender el proceso por el cual la mente europea quedó fatalmente expuesta a los parámetros del nihilismo. Como la mente tradicional, cristiana, del Occidente medieval, fue derrotada por un pseudocatolicismo que no es más que un humanismo piadoso. Humanismo antropocéntrico, criado por el nominalismo, semipelagiano en esencia, subjetivista en su mente, y creador de mostruosos ismos. Humanismo pseudocatólico que ha disuelto en valores la ley natural, y propiciado la explosión de la ideología de género. Es duro decirlo, pero es la verdad. El enemigo estaba dentro.
Volver a Santo Tomás es urgentísimo. La Iglesia, desde entonces, no deja de reconocerlo y pedirlo. Y no sólo a santo Tomás, sino a la catedral escolástica, como ud dice, es decir, a la armonía entre la fe y la razón. hay que luchar contra un enemigo que desde el fin de la escolástico, con el auge del Renacimiento, estaba dentro como un alien.
Abrazo en Cristo, viviente en su Madre Inmaculada.
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A.G.
Ah bien, ya lo he corregido. Enhorabuena por su niño, está en una edad muy bonita. Abrazo grande.
Tal como lo he leído, me ha parecido una verdadera Summa Teológica de la escatología, los Últimos Tiempos, el Apocalipsis, el Milenio, el Anticristo... Muy interesante.
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A.G..
Muchas gracias. Lo leeré y le contaré.
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