(147) Comentarios a la definición molinista de libre albedrío
En su controversial Concordia d2, §3, p.12, Luis de Molina establece una definición de libre albitrio que ha causado grandes problemas a la mente católica, y es la base de la moderna concepción voluntarista de libertad. Veamos algunos detalles curiosos de esta definición harto nociva.
1.- Definición de libre albedrío en la Concordia.- «Libre arbitrio es aquello que, puestos todos los requisitos para actuar, puede actuar y no actuar; o bien puede actuar de una manera lo mismo que de la contraria“. (Concordia, pág. 12)».
—Como observa el gran Domingo Báñez en su Apología, c12, esta definición no aparece en El Filósofo, ni por supuesto en Santo Tomás. Más bien es semejante a definiciones nominalistas como la de Almain, que inciden en la igualdad de condiciones entre el acto bueno y su contrario, el acto malo: es decir, en el voluntarismo. Sabido es que Francisco Suárez entiende esta definición como propia de los jesuitas.
También sabemos que Erasmo presentó ante la amenaza luterana algo parecido a esto, pretendiendo que era lo católico. Y que una visión del libre albedrío de este tenor es lo común en la mente católica de hoy. Y saber esto no sólo es fuente de dolor, sino que aumenta al máximo nuestro celo por la verdad católica y la doctrina tradicional, tal y como es explicada por el tomismo clásico.
Pues bien, como dice el eximio Domingo Báñez en su Apología c12, §2: “para una mayor comprensión de la definición que han elegido (los molinistas) les debemos preguntar qué quieren decir con estas palabras: “puestos todos los requisitos para actuar”»
2.- Problemas que suscita esta definición.- Los requisitos para la elección del bien, según esta definición, serían supuestamente los mismos que los de la elección del mal. Pero se ignoraría entonces que para la elección del bien se cuenta con un auxilio eficaz de Dios, que no cuenta en la elección del mal. Asimismo, la elección del mal supone una privación, un defecto del albedrío, que no existe en la elección del bien. En la elección de la obra contraria a la buena faltan requisitos.
Pues bien, como argumenta Báñez en su Apología c12, §2, «Pero si se refieren (los molinistas) a todos los requisitos en el momento mismo en que se produce la elección, es completamente falso que, una vez puestos estos requisitos, sea composible que el hombre no elija el bien que Dios preceptúa.»
Báñez no afirma que sea imposible, sino que es incomposible que si están puestos todos los requisitos para una acción del albedrío, éste pueda obrar una cosa o su contraria. Porque dada la imperfección del albedrío, la elección de la obra mala es una posibilidad, pero no una capacidad propia. Y dada la gracia actual eficaz esta posibilidad efecto de la imperfección del albedrío es posible pero incompatible con la gracia. Si se dan todos los requisitos para la elección de la obra buena, lo lógico es que se dé la obra buena, porque si se diera la obra mala, es que faltaban los requisitos precisos, por ejemplo la eficacia de la gracia o el dictamen acertado de la razón. Y es que de tal manera vivifica la gracia el libre albitrio, que le permite reecontrarse con su auténtica potencialidad para el bien. ¿Acaso es sensato creer que habiendo sido vivificada la voluntad actuase LO MISMO que si estuviera esclavizada?
3.- La elección de la obra mala como posibilidad pero no como capacidad propia del albedrío.- La definición de Luis de Molina ignlora este matiz fundamental de la doctrina católica. Porque si puestos todos los requisitos para la elección, la voluntad puede actuar de una manera LO MISMO QUE su contraria, la elección del mal sería también una capacidad propia del albedrío.
Pero no es capacidad, sino posibilidad que surge de su imperfección, y que la gracia MINIMIZA tanto que resulta incompatible con la acción perfeccionante de la gracia, que libera las capacidades propias del albedrío y las potencia al máximo, reduciendo la posibilidad de la mala elección.
Ilustremos esto.
—La elección del mal no es una capacidad natural del albedrío sino una posibilidad debido a su imperfección:
«No obstante, como la razón y la voluntad son facultades imperfectas, puede suceder, y sucede muchas veces, que la razón proponga a la voluntad un objeto que, siendo en realidad malo, presenta una engañosa apariencia de bien, y que a él se aplique la voluntad. Pero así como la posibilidad de errar y el error de hecho es un defecto que arguye un entendimiento imperfecto, así también adherirse a un bien engañoso y fingido, aun siendo indicio de libre albedrío, como la enfermedad es señal de la vida, constituye, sin embargo, un defecto de la libertad.» (León XIII, Libertas praestantissiumum, 5)
—La elección de la obra mala no pertenece a la esencia de la libertad, porque la libertad humana ha sido creada a imagen de Dios, y Dios es perfectamente libre
«Si la posibilidad de apartarse del bien perteneciera a la esencia y a la perfección de la libertad, entonces Dios, Jesucristo, los ángeles y los bienaventurados, todos los cuales carecen de ese poder, o no serían libres o, al menos, no lo serían con la misma perfección que el hombre en estado de prueba e imperfección.» (León XIII, Libertas praestantissiumum, 5)
—La elección de la obra mala es un abuso de la libertad que conduce a la esclavitud
CATECISMO 1733 En la medida en que el hombre hace más el bien, se va haciendo también más libre. No hay verdadera libertad sino en el servicio del bien y de la justicia. La elección de la desobediencia y del mal es un abuso de la libertad y conduce a la esclavitud del pecado (cf Rm 6, 17).
«La libertad implica también la POSIBILIDAD de elegir entre el bien y el mal. La elección del mal es un ABUSO de la libertad, que conduce a la esclavitud del pecado.» (Compendio del Catecismo, 363)
«El Doctor Angélico se ha ocupado con frecuencia de esta cuestión, y de sus exposiciones se puede concluir que la posibilidad de pecar no es una libertad, sino una esclavitud. Sobre las palabras de Cristo, nuestro Señor, el que comete pecado es siervo del pecado, escribe con agudeza: «Todo ser es lo que le conviene ser por su propia naturaleza. Por consiguiente, cuando es movido por un agente exterior, no obra por su propia naturaleza, sino por un impulso ajeno, lo cual es propio de un esclavo. Ahora bien: el hombre, por su propia naturaleza, es un ser racional. Por tanto, cuando obra según la razón, actúa en virtud de un impulso propio y de acuerdo con su naturaleza, en lo cual consiste precisamente la libertad; pero cuando peca, obra al margen de la razón, y actúa entonces lo mismo que si fuese movido por otro y estuviese sometido al dominio ajeno; y por esto, el que comete el pecado es siervo del pecado» (León XIII, Libertas praestantissiumum, 5)
4.- Definición legítima y necesaria de libre arbitrio. Para estar a salvo de tan torpísima definición nominalista, en que se imagina un arbitrio capaz tanto de una cosa como de su contraria con los mismos requisitos, es necesario tener en cuenta que Dios posee albedrío, que el albedrío humano es creado a su imagen, y que cuanto menor sea la posibilidad de elegir la obra mala, más perfecta es la elección, pues en mayor medida se asemeja al albedrío de Dios, y entre los requisitos de la acción se cuenta con mayores dones.
Domingo Báñez, en el cap. 13, §1, considera la imagen y semejanza con el arbitrio divino, como elemento fundamental de una buena definición de libre arbitrio. Leamos sus luminosas palabras:
«Pues, como Dios posee formalmente libre arbitrio, éste debería definirse de modo universal, aunque análogo, para que se pudiese aplicar tanto a Dios como a las criaturas, que fueron creadas a imagen de Dios gracias a la potestad de su libre arbitrio.»
«De lo dicho se deduce que el libre arbitrio es tanto más perfecto cuanto más alejado está del pecado y de todo aquello que le desvía del verdadero fin último. Ciertamente, esta perfección (del albedrío) se encuentra en Dios en grado máximo, como enseña Santo Tomás en la Suma Teológica I q19, a10, lo cual no impide que la propia voluntad ame por necesidad el sumo bien.»
Por tanto, cuanto más perfecta es la criatura racional, menos puede pecar, MENOS REQUISITOS se ponen para la mala acción, y MÁS para la buena, y por ello más se va asemejando al divino modelo. No se es más libre por poder pecar, sino por no poder pecar, pues menos imperfección existe. No se es tan libre pecando como no pecando, eligiendo lo bueno como su contrario. Lo sigue exponiendo el preclaro tomista:
«De lo dicho también se sigue que, aunque ninguna criatura sea por naturaleza impecable, como enseña Santo Tomás en la Suma teológica I, q63, a1, sin embargo, si a través de la virtud de la gracia de Dios se conmsolida en el bien de tal manera que no puede pecar, no por ello se destruye su libertad para la elección necesaria del hbien, sino que antes bien la criatura será libre de un modo tanto más perfecto cuanto más se asemeje a Dios a través de la gracia.»
Dicho todo esto, exponemos la correcta definición de libre arbitrio:
Libre arbitrio es la facultad del entendimiento y de la voluntad de actuar o de no actuar, o de perseguir una cosa u otra.
Quede claro: entre un bien u otro, pero no entre un bien y su contrario.
Rechazamos por tanto y por completo una definición de libre arbitrio por la cual se supongan los mismos requisitos para la acción buena que para su contraria, la acción mala. Rechazamos asimismo que sea compatible con la gracia eficaz que la voluntad elija lo contrario de aquello que Dios preceptúa y para lo cual envía su gracia. Y no decimos que sea imposible de modo absoluto que mandando Dios su auxilio eficaz la voluntad haga lo contrario, sino que, existiendo esta posibilidad debido a la imperfección del albedrío, es sin embargo incomposible, es decir, incompatible con la gracia divina que esto suceda de hecho. Y que en esta maravilla reside la eficacia de la gracia.
Si en la voluntad están puestos todos los requisitos para la buena obra que Dios quiere, y entre ellos se cuenta el auxilio divino eficaz, la voluntad hará de hecho la buena obra con la libertad conveniente, pues para eso se da la gracia. Así fue consolidada en la gracia la Santísima Virgen, que para que no pudiera pecar, a imagen de Dios Nuestro Señor, ni tan siquiera venialmente, fue agraciada con toda clase de auxilios sobrenaturales.
30 comentarios
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A.G.:
Ignacio, es que haber aceptado en su seno el molinismo ha causado gran daño, el mismo daño que la permisión del nominalismo ha causado en la mente católica. Ya nada pudo volver a ser igual.
Pienso que se puede enriquecer tu análisis con este artículo de Santo Tomás: S. Th I-II, q. 1, a.7, que en su parte pertinente dice:
"¿Hay un único fin último para todos los hombres? -- El fin último puede considerarse de dos modos: uno, refiriéndonos a lo esencial del fin último; y otro, a aquello en lo que se encuentra este fin. Pues bien, en el primer caso, todos coinciden en desear el fin último, porque todos desean alcanzar su propia perfección, y esto es lo esencial del fin último, como ya se dijo (a.5). Pero en cuanto a aquello en lo que se encuentra el fin último no coinciden todos los hombres, pues unos desean las riquezas como bien perfecto, otros los placeres, y otros cualquier otra cosa. Del mismo modo que lo dulce es agradable a todos los gustos, pero unos prefieren la dulzura del vino, otros la de la miel, otros la de cualquier otra cosa. Sin embargo, se debe considerar propiamente como dulzura más agradable la que satisface al gusto más refinado. De igual modo se debe considerar como bien más perfecto el deseado como fin último por quien tiene el afecto bien dispuesto."
Así derriba el Aquinate toda posibilidad de simetría entre el querer lo bueno y querer lo malo.
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A.G..
Gracias por la oportuna cita del Doctor Angélico, viene bien, Fray Nelson, para que quede claro que no existe esa simetría que defiende el molinismo.
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A.G.:
Eso mismo pienso yo.
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A.G.:
Era necesaria. Gracias Arturo.
Surge la pregunta: necesitaba Dios, el libre y voluntario Lc 1:39 “SI” de V. María? Habiéndola encontrada “llena de Gracia”, dotada de todos los auxilios sobrenaturales y divinos. Nadie podría pensar como Dios y contralo, pero sin duda siempre nos queda la invitación de que a pesar de todas las gracias derramadas en la Iglesia nos queda una última posibilidad más de entre nuestras limitaciones y perturbadas voluntades y que cuando en ella está inmerso cada uno de sus hijos en el paso por el rojo camino desértico, ella es la primera medianera.., que podría brindarnos aquel auxilio al que refieres hermosamente que habitaba en ella desde antes de su concepción física “auxilio sobrenatural” eficaz porque “convenía” y que descendía sobre ella potentemente como sombra. Nos hace mirar un poco cuan adelantada es la iniciativa de Dios, y porque es (eso creo) el misterio más grande de la Iglesia: Entrar por cuerpo humano para morir como Hombre (batallando entre voluntades) Lc22“Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” y redimirlo.
La voluntad de DIOS es buena y siempre perfecta porque Dios es amor, y en el amor no existe un medio o una vía mala para un fin bueno. Al paso del tiempo creo entender que de las caídas se aprende más y reconocemos la paciencia de Dios ante la torpeza nuestra. Asombroso hermano Alonso
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A.G.:
Gracias carmelo. Verás, el sí libre de María, la aceptación libre de María, fue un fruto maravilloso de la gracia de Dios en ella.
En verdad, la aceptación de la gracia, en todo cristiano, es obra de la gracia y obra de la libertad, obra 100% de la gracia, para que sea obra 100% de la libertad, formando una unidad, no una suma, como enseñan los semipleagianos, sino una unidad. Dios sabe cómo mover a sus criaturas para que éstas se muevan verdadera y libremente por sí mismas, aunque no por sí solas.
Ante ello Clemente VIII, nombro una comisión de cardenales para examinar el libro de Molina. En sesenta fatigosas sesiones, se examinaron pasajes de los padres y otras autoridades relativas a las cuestiones discutidas. El siguiente papa Paulo VI, disolvió la comisiónde cardenales, y prohibió que ninguno de los dos pareceres, acusara al otro de herejía, y declaró que mientras el Magisterio de la Iglesia no adoptara una decisión(que no ha adoptado), en las escuelas podían exponerse ambos sistemas. Con ello ponía de relieve que la coexistencia de sistemas diversos de interpretación filosófica-teológica no suponen necesariamente un peligro para los dogmas. Y así está la cosa hasta el día de hoy.
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A.G.:
No trata este post del sistema molinista en general, sino de la definición de albedrío que figura en la Concordia.
Confunde ud varias cosas. ¿Ud cree que esa permisión a los jesuitas ya valida por sí misma esta mala definición de albedrío y la hace buena? La permisión de la que ud habla no convierte una mala filosofía en buena, ni lo que es mediocre lo vuelve excelente, sólo permite que exista, a riesgo del que quiera darle crédito, saltándose las constantes recomendaciones eclesiales a otras filosofías más seguras. Que una cosa no sea condenada no significa que sea excelente ni buena ni recomendable ni tenga grandes defectos.
En primer lugar, se permitió a los jesuitas enseñar a su manera, siempre y cuando se atuviesen a la verdad católica. Luego fue una permisión condicional. No fue un cheque en blanco a todas las ideas ni a las malas definiciones de la Concordia. Esa permisión no obliga a la mente a ver como verdadero un libro entero, en este caso la Concordia, porque la autoridad no está por encima de la verdad ni de la razón, como defiende el nominalismo. La permisión no anula nuestra mente, ni la obliga a creer que está bien dicho lo que está mal dicho.
En segundo lugar, fue un permisión provisional, hasta que la cuestión se dilucide. Ya ha sucedido parte de ese esclarecimiento, pues como sabe el Catecismo recoge la tesis central de la doctrina de la gracia del tomismo, que es el Principio de Subordinación de las causas segundas. Además, hay que tener en cuenta las constantes recomendaciones del Magisterio de la doctrina tomista.
Y en tercer lugar, y lo más importante, en este post se trata no de una tesis filosófico teológica de escuela, sino de un punto capital de la doctrina católica como es el libre albedrío. Los jesuitas no recibieron permiso para enseñar esta definición, sino para enseñar a la manera molinista congruista en general siempre y cuando se atuviera a la verdad católica. La permisión no se extiende a enseñar torpemente la doctrina católica, como en este caso concreto. la permisión no convierte en inteligente lo que es una explicación torpísima. ¿Tal vez ud cree que una permisión autoritativa convierte en excelente lo que es mediocre?
¿Piensa ud que esa permisión de la que habla, hace buena una mala definición de albedrío? ¿Comparte esta definición de albedrío de la concordia, y piensa que es coherente con el conjunto de las verdades en que creemos? ¿La permisión a los jesuitas de seguir enseñando a su manera, convierte en verdaderas todas las paginas de la Concordia? Tal vez estima que por el simple hecho ser permitido, un sistema adquiere verdad a pesar de sus defectos, o que la mente humana debe ver como bueno lo que es malo con tal de ser permitido por quien tiene autoridad?
Las definiciones y conceptos contenidos en la Concordia de Molina no se vuelven verdaderos por el simple hecho de haber sido permitido el molinismo en general? ¿Debemos creer que todos los detalles metafísicos y teológicos de la Concordia son verdaderos? ¿le parece ud correcta la definición de albedrío que comento en este post?
En mi opinión, se ha difundido una interpretación nominalista y subjetivista de lo que supuso la permisión condicional y provisional (hasta resolución) del nominalismo. Porque entre dos sistemas opuestos sólo uno puede ser verdadero. pero de las ideas de este sistema no trata el post, pues aborda una cuestión de doctrina catolica como es el albedrío, y no un concepto de escuela. De eso hablaré en otro post.
Pero incluso ese resultado final que la Iglesia permitió y dejó sin condenar está penosamente alejado de la doctrina de San Agustín y Santo Tomás y ha provocado la caída de amplísimos sectores del catolicismo en un semi pelagianismo espantoso que produce una esterilidad espiritual lamentable.
Y respecto a la supresión de los jesuitas, por mucho que os escueza, es un hecho establecido que los motivos teológicos no fueron más que un pretexto y que la verdadera causa es política y económica. De hecho, el pobre Clemente XIV lamentó haberlo hecho, y ni él ni sus sucesores dijeron ni pío cuando Federico II y Catalina acogieron a jesuitas desterrados.
Creo que Joaquín tiene razón. Esto parece tan exagerado que recuerda al profesor imbuido de su materia que inculca a los alumnos que su asignatura es la más importante. O al doctorando convencido de que el tema de su tesis constituye el pilar fundamental de la sabiduría.
LA demostración más palmaria de que la supresión jesuítica fue causada por indebidas presiones políticas, fue que tan pronto el fiel de la balanza del poder cambió de bando de resultas de los enfrentamientos militares, ellos fueron rehabilitados inmediatamente y sin condicionamientos de ningún tipo.
Tengo entendido que la independencia de los Estados Unidos y la supresión de la Compañía de Jesús, fueron los dos grande primeros éxitos resonantes de la pujante secta masónica. La cual no estaba preocupada, obviamente, de sutilezas teológicas.
Su siguiente éxito -vinculado de alguna manera con los anteriores- fue la Francesada.
Y lo de la supresión no tiene nada que ver con este asunto. Ni poco ni mucho: NADA.
Si aplicado a la ciencia, el onanismo verbal de JLRZ únicamente evidenció su esterilidad intelectual, el de Molina, en cambio, ha procreado miles de hijos extrauterinos (=jesuíticos).
A lo que se refiere Báñez con ese "incomposible" es justamente a la distinción entre sentido dividido y sentido compuesto, y lo que está diciendo es que puesta la moción divina eficaz, el acto bueno libre de la creatura racional es posible en sentido dividido, e imposible en sentido compuesto.
Porque no hay otra alternativa: o puede darse que en composición con la moción divina eficaz la voluntad creada no haga aquello a lo que esa moción la mueve, o no.
En el primer caso, estamos diciendo que es posible que Dios mueva eficazmente a algo y ese algo no se realice, lo cual es una contradicción, ya que la eficacia de la moción consiste precisamente en que aquello para lo que ella mueve se realiza.
Otra cosa es decir que cuando Dios mueve eficazmente a algo ese algo puede no realizarse. Ahí está toda la distinción entre el sentido compuesto y el sentido dividido: en el primer caso, la posibilidad se asigna o se niega a la frase completa, en el segundo caso, solamente al predicado de la misma.
Este es un punto en el que sin esa "sutileza" lógica no es posible hablar coherentemente.
Y gracias que tenemos una forma de decirlo, tratándose de temas tan profundos y difíciles.
También hay que conservar un sentido de la palabra "libertad" que pueda aplicarse al acto del pecado, ya que si éste no es libre, no es pecado tampoco.
Podemos decir que el pecado no es esencial a la libertad, pero que al pecado sí le es esencial ser una falla de la libertad creada, y no de algo que no sea libre.
A la libertad creada le es esencial la posibilidad de pecar en sentido dividido. No en tanto que libertad, sino en tanto que libertad creada.
En sentido compuesto puede no serle posible el pecado, por ejemplo, si se la toma en composición con la unión hipostática en el caso de Nuestro Señor Jesucristo, o con la gracia continuamente dada por Dios a María Santísima.
Entre estos dos últimos casos hay una diferencia, y es que en el caso de Nuestro Señor la imposibilidad de pecar es constitutiva de la libertad humana, no en cuanto tal, sino en cuanto que su sujeto personal es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Es por así decir, algo sustancial.
Mientras que en el caso de la Virgen, la imposibilidad de pecar en sentido compuesto es algo fáctico, y en ese sentido, accidental, debido a la asistencia continua de la gracia divina eficaz.
En cuanto a las consecuencias históricas de la doctrina molinista, justamente, ha debido ser en las alturas de la metafísica y la teología que se ha cometido un error capaz de traer las consecuencias actuales.
Y decir que la voluntad creada puede ser independiente en su acción de la Causa Primera es un candidato excelente para ello.
Saludos cordiales.
El ser humano sólo elige entre bienes particulares, que por serlo, no obligan a la voluntad a quererlos. Pero esos bienes puede elegirlos de acuerdo o no con el fin último del hombre, y en el segundo caso está el mal.
Si miramos, entonces, al objeto de la elección libre en sí mismo considerado, es siempre un bien particular, pero si miramos a la relación entre ese bien particular y el fin último del hombre, a veces lo que se elige es un mal, porque está privado de la ordenabilidad al fin último.
Saludos cordiales.
"A lo que se refiere Báñez con ese "incomposible" es justamente a la distinción entre sentido dividido y sentido compuesto, y lo que está diciendo es que puesta la moción divina eficaz, el acto bueno libre de la creatura racional es posible en sentido dividido, e imposible en sentido compuesto."
debe decir:
"A lo que se refiere Báñez con ese "incomposible" es justamente a la distinción entre sentido dividido y sentido compuesto, y lo que está diciendo es que puesta la moción divina eficaz, el acto bueno libre de la creatura racional es posible que no se dé en sentido dividido, e imposible que no se dé en sentido compuesto."
En cuanto a la supresión de la Compañía de Jesús, sin duda que no tiene nada que ver con este tema. Fue suprimida por ser en aquel momento la avanzada de la fe católica, no por ser molinista.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
Gracias
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A.G.:
Jacobo, claro que el pecado es posible, porque Dios lo permite. Toda gracia es para bien, claro, pero Dios permite que muchas sean rechazadas, Dios permite el mal y la obstinación final, el rechazo de la gracia y la condenación de algunos. Aquí no se defiende que toda gracia sea irresistible, como enseñan calvinistas y jansenistas.
Respecto a lo que dice de riberianos, si se refiere a Rivera, es autor muy recomendable, por su buena y saludable doctrina y la santidad de su vida.
Esto que comentas es importante: A lo que se refiere Báñez con ese "incomposible" es justamente a la distinción entre sentido dividido y sentido compuesto, y lo que está diciendo es que puesta la moción divina eficaz, el acto bueno libre de la creatura racional es posible en sentido dividido, e imposible en sentido compuesto.
Ciertamente, en una página memorable del cap. 12 de la Apología, donde explica el sentido compuesto de forma magistral. Tal vez si pudieras por favor volver a recordarnos en qué se diferencian ambos, nos vendría bien
Saludo cordial
Lo que ud plantea:
"Una cuestión que me hace a veces dudar, Si Dios diese en un supuesto teórico la misma Gracia a dos personas, sus actos serian los mismos? Hasta que punto influiría la inteligencia y la voluntad en ese caso? "
Tiene una respuesta que el tomismo explica con profunda doctrina. Se lo resumo así:
Dios es el autor de todo bien en la criatura. Si uno es más santo que otro, es porque ha sido más amado por Dios, ha recibido mayores bienes de Dios. Por tanto, si la santidad de uno es mayor, es porque ha recibido más gracia.
Por ejemplo: "Es imposible que el que está sentado esté de pie", es verdadera en sentido compuesto, y falsa en sentido dividido.
El sujeto "el que está sentado" designa algo que tiene, por así decir, dos partes: una, el individuo, otra, el hecho de estar sentado. Si al individuo lo consideramos en sí mismo (sentido dividido), puede estar de pie, pero si lo consideramos en tanto que está sentado y mientras lo está (sentido compuesto), no puede.
O también: "El mundo creado por Dios no puede no existir", es verdadera en sentido compuesto y falsa en sentido dividido. Lo segundo, porque el mundo, en sí mismo considerado, es contingente, puede existir o no. Lo primero, porque es imposible que Dios cree el mundo y el mundo no exista.
En el primer caso consideramos al mundo en sí mismo; en el segundo, en composición con el hecho de haber sido creado por Dios.
Del mismo modo, si digo :"Es imposible que no se dé el acto libre de la creatura bajo la gracia divina eficaz que la mueve a ponerlo", la frase es verdadera en sentido compuesto, y falsa en sentido dividido.
Lo primero, porque "eficaz" quiere decir que realiza aquello para lo que se da. Lo segundo, porque "libre" quiere decir que es contingente, puede darse o no darse.
En el primer caso consideramos al acto libre de la creatura racional en sí mismo; en el segundo, en composición con el hecho de ser efecto de la gracia divina eficaz.
Eso no implica contradicción, del mismo modo que no la implica que el que está sentado pueda y no pueda estar de pie, o que el mundo creado por Dios pueda y no pueda no existir.
Despejando así la apariencia de contradicción, la distinción entre sentido compuesto y sentido dividido nos deja de cara ante el misterio, para nuestro nunca suficiente asombro.
Y si se dice que esa distinción, aplicada al libre albedrío de la creatura, lo destruye, la respuesta es que no es así, porque también la frase: "Si elijo ir al campo, no puedo no elegirlo", es verdadera en sentido compuesto, y falsa en sentido dividido, sin que por eso dejemos de ser libres.
Verdadera en sentido compuesto, porque es claro que no puedo elegir y no elegir a la vez. Y falsa en sentido dividido, porque es claro que si elijo algo, puedo no elegirlo.
Justamente, lo que negaban los jansenistas, y Pascal con ellos, era la gracia suficiente no eficaz.
Por eso fueron condenados por la Iglesia.
Para el jansenismo, toda gracia es eficaz, por tanto, el pecador no ha recibido gracia alguna, y de ahí que niegan la Voluntad salvífica universal divina y que Jesucristo haya muerto por todos los hombres.
Tomistas y molinistas están de acuerdo en que la gracia eficaz nunca es rechazada, y en que la que es rechazada, cuando lo es, es la gracia suficiente.
Por eso, tomistas y molinistas sostienen que Dios da a todos los hombres, también a los pecadores, la gracia suficiente, y los que hacen el bien en orden a la salvación son los que reciben además la gracia eficaz.
La diferencia está en que para los tomistas la gracia eficaz lo es por sí misma, produciendo ella el consentimiento libre de la creatura racional, mientras que para los molinistas la gracia eficaz lo es por ese consentimiento libre mismo de la creatura racional, que al fin de cuentas es el que la vuelve eficaz, lo cual para los tomistas es una gran contradicción, porque es como si la pared le diese el color a la pintura.
Saludos cordiales.
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A.G.:
Muchas gracias Néstor por tu excelente explicación, ha quedado claro. Me parece una distinción que aporta mucho a este debate. Como decía, el propio Báñez habla del sentido compuesto al criticar la definición molinista de libre albedrío.
Respecto a tu último párrafo. Realmente, la eficacia intrínseca de la gracia yo diría que es de doctrina catolica, por decir poco, pues se desprende del magisterio sobre la gracia, por ejemplo de Orange II. Pienso que antes de la polémica de Auxiliis en la Iglesia estaba claro que la gracia era eficaz por sí, y que es un tópico producido por el paso del tiempo, tras la permisión condicional del molinismo mitigado, que la eficacia intrínseca sea considerada una doctrina tomista más.
Los tomistas creo que no dudamos en considerarla doctrina católica, antes que tomista, por así decir.
Saludos cordiales
Eso no quita que a título privado uno pueda ver esa verdad contenida en el segundo Concilio de Orange, por ejemplo.
Saludos cordiales.
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A.G.:
Sí, eso es lo que yo digo y creo, Néstor, que la eficacia intrínseca de la gracia se desprende del Magisterio, y que por eso los tomistas creemos en ella. Como tal es verdad que no está definida en estos términos, pero es complicado entender bien por ej. Orange II sin creer en ella. Lo mismo pasa con el amor de predilección y otras tesis. No se entiende Santo Tomás ni San Agustín si no entendemos que ellos, que son las columnas en que se apoya la teología católica de la gracia, defienden sin duda la eficacia de la gracia por sí misma.
Ahora, con la inclusión del Principio tomista de la Subordinación de las causas segundas en el Catecismo, se ha dado un gran paso adelante en este sentido.
Lo que yo pretendía decir es que la controversia de Auxiliis ha hecho creer que la eficacia intrínseca de la gracia es sólo una cuestión de escuela, una cuestión filosófica, y no una verdad que se desprende del Magisterio y que, aun sin ser definida, está presente en mi opinión en la doctrina católica de la gracia. Una verdad que, aun expresada de otra forma y sin los tecnicismos propios de los filósofos, estaba presente en la mente católica hasta la irrupción del nominalismo.
Por ayudarnos a aprender sana doctrina que nos libera.
Ahora, consulta sobre la posición tomista o católica: todos recibimos gracia suficiente y algunos gracia eficaz, pero no depende de nosotros que sea una u otra. Ok pero Como compatibilizar esto con la libertad en el sentido no de derecho a pecar pero sí posibilidad de pecar? Si yo recibo la gracia eficaz no puedo pecar? Inevitablemente me voy a salvar, sin importar mi adhesión a Cristo, mi amor a Dios, etc? Qué mérito hay en esto? Sabemos que nuestra Madre Santísima es la más excelsa de las criaturas, pero lo es por sí exquisita fidelidad, por su adhesión incondicional al plan de salvación, por su humildad ejemplar y su pureza. Pero todo esto vale en ella, porque podía haberse negado, o no podía?
Gracias por ilustrarme en este punto.
También agradezco recomendación de algún libro sobre este asunto (estoy leyendo charlas sobre la gracia del card. Journet).
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A.G.:
Santiago, es una tesis clásica del tomismo que Dios niega gracias eficaces como castigo, como pena por el pecado, y que la causa de la condenación de algunos es su rechazo voluntario y obstinado de Dios.
Dios quiere que todo el mundo se salve (1 Tim 2, 4), pero por el pecado no todos se salvan libremente, sino los que Él en su sabiduría elige gratuitamente de entre la masa de perdición.
La salvación libre, por tanto, es obra del don divino, pero la condenación es obra del pecado y merecimiento justo del que peca, en el que Dios quiere mostrar su justicia. No te quepa duda que el que se condena no es por falta de cuidado de Dios, sino porque justísimamente se lo merece por sus iniquidades.
La gracia suficiente no es infalible, no vivifica infaliblemente el albedrío, por lo cual no minimiza la posibilidad del pecado. Es rechazada, y al ser rechazada, se rechaza con ella, también, la promesa de la gracia eficaz, que latía en ella como en una semilla, tal y como explica preciosamente Garrigou-Lagrange en "la predestinación de los santos y la gracia", que es el libro que encarecidamente te recomiendo.
"No basta decir que (la gracia) se “agrega” (al libre albedrío) como un poder complementario, sino que modifica su estado, que lo confirma o cura. Con la gracia, no tenemos nuestro libre albedrío más el poder de la gracia , sino que el libre albedrío, por la gracia, se hace potencia y conquista su libertad” (El espíritu de la filosofía medieval, cap.15, pág. 290)
Del mismo modo en que la gracia divina eficaz movió infaliblemente el libre albedrío de la Virgen para su adhesión incondicional al plan de salvación, su humildad ejemplar y su pureza, sin fallar tampoco en lograr que ese libre albedrío funcionara en esos casos precisamente como tal libre albedrío.
Tanto la gracia suficiente como la eficaz son un don gratuito de la liberalidad divina, que Dios no está obligado a dar a ninguna creatura en ningún caso, y que por tanto siempre puede denegar.
Con la gracia eficaz, el hombre hace infaliblemente y libremente el bien, y sin ella, infaliblemente y libremente deja de hacerlo y hace libremente el mal. Y una vez que ha hecho el mal, se hace merecedor de la negación de las gracias eficaces posteriores.
Saludos cordiales.
Tampoco es que el libre albedrío carezca sin la gracia de toda libertad para el bien, sino que le queda libertad para el bien moral natural, no para el bien moral meritorio de la vida eterna.
Saludos cordiales.
excelente muy claras respuestas iluminadores que reflejan el profetismo y rostro del Cristo que nos quien dar a ver.
Yo me permito agregarles solo esto:1 Reyes 16 "tú eres Dios, y que los invitas a volver de nuevo a ti!" la frase del profeta Elías en el monte Carmelo esta llena de eso, defiende la "naturaleza humana y conserva sus facultades" y los profetas de hoy están llamados a llamarnos, a llamar a quien esta desorientado, perdiendo la gracia, cerrado a ella, a la gracia infinita que es eterna y que da la libertada que Dios sembró en su criatura. No cesen de invitar.. que nada los detengan, aquí en estos foros, en este mote Carmelo de hoy... llamen a la gente, que presten atención al Dios de todos los tiempos al Dios de la Eternidad.
Abraso fraternos a todos.
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