(94) De cruz y gracia, y muerte del pecado
1.- La cruz horada con merced divina la necedad del pecado, y se planta como victoria de Cristo en tu horizonte vital.
2.- Tu Defensor hace surgir el Calvario en tu vida donde antes no había nada, y así caminas a grandes pasos, de horizonte en horizonte, hacia la meta.
4.- La infidelidad distancia radicalmente de Dios, y por tanto es la más mala de todas las malas raíces. Todo cuanto crece a partir de ella, malnutriéndose de ella, es antiDios.
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5.- Autoagredir la conciencia reiteradas veces, con el martillo pilón del autorreforzamiento, es el mecanismo con que el pecado toma posición en la sindéresis, para que el hombre adámico no sea capaz de ver la luz y se arrime a una oscuridad de ramas afiladas, y no quiera ya salir del nido del Diablo.
6.- La iniquidad del pecado conforma todo un Tratado de autorredención, para el aprendiz de Nigromante de hoy en día: aquel que quiere cambiar su naturaleza humana y el orden creatural a base de hechizos lingüísticos.
7.- Desaparecida la ley natural a base de embrujos semánticos, el hombre puede ser su propio creador y redentor. Dios queda marginado entonces, la gracia es retirada, y las puertas del infierno abiertas de par en par. Sólo queda lugar para el castigo divino, medicinal, correctivo, avisado por Dios mismo a base de avisos de conciencia, esos que fueron sistemáticamente silenciados hasta la autodestrucción.
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8.- El mundo, en cuanto sistema de transgresiones y aversión al Creador, ofrece cicuta a toda mente cristiana cuerda y sensata, su principal y socrática enemiga. Por eso, ahora que hace tanto calor, no la bebas, por muy refrescante que te parezca.
9.- Aviso antipelagiano: por mucho fósforo propio que enciendas no habrá propia llama, ¡porque sopla el Viento!
10. Que no te aterrorice, ante tu Padre, la cercanía del Calvario, que tu Defensor te guía con buen pie. Ve tranquilo y sonríe, ¡que Cristo es Soberano! Y sobre todo en tu propia cruz.
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Santidad o muerte, hermanos,
abnegación constante en la caridad,
en bien de todo prójimo, amigo o enemigo,
para mayor gloria de Dios,
Amén.
4 comentarios
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A.G.:
Gracias. Gloria a Dios y a su Madre.
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A.G.:
Oremos. Gracias, y gloria a Dios, y a su bendita Madre
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Efectivamente; donde antes no había nada. No había esperanza ni Dios. No había sentido del sufrimiento. Todo era absurdo sin la Cruz; todo era náusea. Sufríamos para nada. La enfermedad, el paro, los problemas con los hijos, el deshonor... todo era una "mala pata", un "tocarte la china". El Espíritu Santo nos permite ver la Luz y la Vida en la Cruz. Ahora sí hay: hay algo, hay un sentido, hay esperanza. Hay el Cielo. Tenemos futuro.
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A.G.:
Amigo Manuel, otro magnífico comentario por tu parte. Gracias.
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A.G.:
Me alegra te hayas dado cuenta, Carmen; eso es lo que quise dibujar. Un hombre levantando la cruz, donde se vea bien.
No hay victoria sin sacrificio, es decir, sin Cristo.
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