(72) ¡Despertad, durmientes!
1.- Una gran sábana de silencio se desliza sobre la expectante Creación. Todas las criaturas esperan, algunas duermen. Aquello que empezó al otro lado del torrente, donde había un huerto, desciende hasta el abismo y raja el estruendo de la historia en dos: la antigua sombra de antes, y la luz que ahora duerme; oh Persona amada, que ama y hace morir la muerte, como en promesa y plan de redención, para que haya esperanza. Y es Dios.
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2.- Oh, calla, que el Rey duerme. Su sueño despierta a los durmientes, y es red tendida hacia el origen mismo de la Creación. Habla flojito, amigo, y vela con la Iglesia, que el abismo se estremeció, y palpitó en la frente de los que duermen.
3.- Ya alcanza el Nuevo Adán la mano del cautivo. Que el agujero de su palma llena de Nueva Creación: de su fulgor restaurador, de las primicias de su dulzura, de los estambres de la mañana del Viviente, como en litúrgica anticipación; para que todos los caídos se levanten de su desgracia y vivan, nutridos de Vida de una vez para siempre.
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4.- Oh Señor, que penetraste por nosotros en el huerto que exhalaba muerte. Queremos ir contigo, por tu gracia, al otro lado de todos los torrentes, donde es primicia el Nuevo Huerto y su nueva fructificación, que es oro y verde ardiente. Y no engaño si digo a todo el mundo que su olivo es garantía de tu unción, que cala como ungüento divino a todo ser viviente.
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5.- Oh, ¿dónde se enciende la desgarradura fulgurante del Señor, sino en el Cuerpo de su Esposa, fuera del cual no hay salvación? Que es faro ardiente, y conduce nuestra naves, tranquila y serenamente, como Madre santa y Maestra… ¡hacia la Nación Celeste!
Alonso Gracián
2 comentarios
Muy interesante por cierto. Falta nos hace que el Señor nos dé fuerza para despertar de nuestro letargo.
Feliz Pascua de Resurrección.
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A.G.:
Feliz Pascua, sí. Cristo ha resucitado. Nuestra fe no es vana.
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