(58) Catálogo de Vicios, II: Síndrome Fundacional, o del protagonismo insatisfecho

I. EN QUE SE PRESENTA EL SÍNDROME FUNDACIONAL COMO AFÁN NOMINALISTA DE PROTAGONISMO.

A menudo se habla por aquí y por allá, en diversos ámbitos eclesiales, de liderazgo. Pero de lo que apenas se habla es de los males que lo pueden viciar y pervertir. En concreto, un síndrome vicioso que procede del nominalismo.

En este post  analizaremos algunos aspectos de este vicio,  propio tanto de no-líderes que anhelan serlo, como de líderes depuestos; tanto de adictos a los puestos de responsabilidad, como de anhelantes de ellos.

A este vicio lo llamaremos síndrome fundacional, o del protagonista insatisfecho.

Pudiera ser que, en los tiempos difíciles del postconcilio, el síndrome fundacional fuera abundante como pandemia, y podía afectar a cualquier miembro de la Iglesia en puestos de responsabilidad: sacerdotes, laicos, religiosos…  

Detrás de un concepto nominalista de la autoridad se oculta la grave tentación de un protagonismo insaciable. Pienso que, en general, la mayoría de los católicos de hoy tienen un concepto terminista del ejercicio de la autoridad, que les convierte en vulnerables al síndrome fundacional en caso de verse algún día al frente de un grupo, o al mando de una organización, orden, institución o movimiento cualquiera de la Iglesia. Cuando ésta persona es destronada de su puesto, queda afectada por él. Cuando sirve al nuevo “jefe”, su obediencia también es fundacional, al modo nominalista. Le basta reconocer la potencia cuasi absoluta del nuevo líder para desesperar y desconcertarse. Es el fundamento irracional del carácter sectario, ajeno totalmente al cristianismo.

El concepto nominalista de la autoridad infecta incluso la visión que tienen muchos católicos de la pastoral en general, de los carismas eclesiales, de las asociaciones laicales, de la gestión eclesial de actividades de diversa índole, y sobre todo de la docencia teológica.

Vamos a describirlo con palabras certeras de Louis Bouyer:

“El escotismo, y tras él los nominalistas, introducirán en su concepción de Dios mismo esa noción fatal de la potencia absoluta, según la cual podría Dios, con sólo quererlo, hacer que el mal fuera bien y el bien fuera mal”.

La persona con cierta responsabilidad al frente de un grupo de personas puede caer en la tentación de la potencia absoluta, creer que está en su mano la verdad y puede cambiarla en orden a un fin bueno, no servirla sino apropiársela; confunde esta instrumentalización con la pastoral misma, o con su propio carisma, o con las necesidades prácticas del momento y de las circunstancias.

De esta mentalidad proceden las exageraciones en la afición al propio fundador, la falsa creencia que un Papa puede cambiar una doctrina, o que el líder del movimiento ha de ser imitado en todo. Entremos más a fondo en el tema, teniendo claro que estas son tan sólo algunas pinceladas sueltas y nos dejamos muchas cosas en el tintero.

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2.- EN QUE SE RETRATA EL VICIO Y SUS EFECTOS

1.- Síndrome Fundacional:  conjunto de reacciones mentales y emocionales que concurren en una persona cuando ésta deja de liderar un movimiento,  grupo parroquial u asociación eclesial a cuya dirección es adicta, o cuando arde en deseos de liderarlo y no lo consigue. Se aplica asimismo a las maneras nominalistas de ejercer la autoridad o la obediencia no sobrenatural.

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2.- Gran vicio es creerse superhéroe,  supermán de la parroquia, que todo lo viene a arreglar, y qué mal se hacía antes. No habrá de perdonar al que no le honre, ni al que no le pida refundar la Iglesia.

3.- El protagonista que se queda sin película. Es el tipo humano eclesial tentado por el diablo.

4.- Quien padece de protagonismo, en cualquier puesto de responsabilidad que ocupe en la Iglesia, ha de saber que no es oráculo del éxito ni su estilo propio franquicia de catolicidad.

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5.- El empeño en personalizar la vida de una asociación o movimiento, grupo o ambiente eclesial, es un síntoma de supermanización del liderazgo. Todo lo viene a salvar, todo consejo ha de recaer sobre él, toda reprensión es privilegio suyo y toda verdad es cera para sus manos.

6.- Gran tentación de un maladicto al liderazgo es pagolizar su grupo, que así puede instrumentalizar el Evangelio según su propio sistema de valores

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7.- Gran tragedia es que un líder católico se descatolice. Un día trajo artículillos del teólogo disidente de turno, lo propuso a la oración y todo saborearon sus errores, luego pasó a ser manual descatolizador del grupo y en sus ingenios de brujo se formaron. En breve tiempo opinan que Cristo no es Dios y que la Iglesia miente, que la contracepción es un derecho y que la gracia no existe. Küng para los temas graves, Pagola para desdivinizar y Castillo para cizañear contra la Ley Moral e idolatrar el buen rollo, y así con otras tantas teologias de kriptonita, aspirantes a refundadoras de la doctrina de la Iglesia. La heterodoxia está servida y el liderazgo acabado.

8.- No deja de ser elocuente que el pagolismo, por ejemplo,  afecte ante todo a personas con cierta responsabilidad: catequistas, formadores, sacerdotes, charlistas ególatras…

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9.- Si llevas un grupo en la Iglesia, ten a la gente contenta. No la agobies con añadimientos sin fin ni pongas a trabajar en tonterías al abnegado, no la angusties con exigencias sin cuento ni la etiquetes con tus ocurrencias. Sé listo y descubre al que ora, que con ese llegarás lejos. No contagies tus tics ni envidies la labia del diablo. Y si quieren cambiar lo que tú fundaste, y es para mejor, ¡que lo cambien!

10.- Nadie que venga a ser servido debería liderar nada en la Iglesia.

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11.- El gran mal líder eclesial, hipotecado de entusiasmo humano, demasiado humano, no reza ni ora porque no necesita rezar ni orar; siempre son los demás los que lo necesitan. Le basta dar un charla espléndida sobre la oración y poner a todos a hacer un test de honestidad o de capacidades eclesiales, que son muy pecadores. Y cuánta desesperación le inunda cuando no consigue entusiasmarse. -¿Será que ya no valgo para esto? Se pregunta…

12.- El que es adicto a liderar es ante todo gran ahorrador de fuerzas propias, que no guarda para Dios sino para su propia empresa o proyecto o liderazgo, y que pone temerariamente en ellas su confianza. Camina siempre con el gran fardo de sus propia autonomía, siempre querencioso de autoridad, menesteroso de súbditos y halagos. Que se basta sí mismo para canonizarse.

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13.- No seas malvado ahorrando fuerzas para el pecado, antes bien sé el hijo bueno que la providencia paternal de Dios trabaja en ti, toda tu fuerza entrégala al Señor según los toques eficaces de su gracia, fortalecido en la tarea de encontrar el camino señalado.

14.- No andes pendiente de agradecimiento ajeno, ni atesores aplausos. Ora sin descanso, que el protagonista es Dios. Presenta tu propuesta contento y si es bien recibida gloria a Dios. Y si no lo es, a la basura, y a quedarse tan pancho. Y gloria a Dios también, que es cosa grande y buena ser despreciado

15.- No seas alma de contrato, ni con Dios tu Señor ni con tu prójimo. Mira que estar pendiente siempre de los puntos que vas ganando, como si tu Redentor te debiera algo, te aleja radicalmente de Dios mismo y de tu hermano.

III.- EN QUE SE OFRECEN ALGUNOS REMEDIOS

16.- Agradece que no te valoren nada ni te reconozcan nada

17.- La santidad compensa con creces tus defectos involuntarios y tus torpezas de barro. Confía en la gracia (1 Pe 1, 13) y pon en ella la esperanza del carisma recibido. Ora y comulga el Cuerpo y la Sangre de Cristo, reza con la Iglesia y vive de sacramentos. Confiésate a menudo y permanece en gracia con el auxilio de Dios.

18.- El Espíritu Santo quiere configurar con Cristo a toda persona con responsabilidad en la Iglesia, para que tenga “los mismos sentimientos” que Jesús. (Fil 2, 5). Así, con la oración constante le hará participar del anonadamiento fructuoso del Hijo del Hombre, derramará sobre él el don de consejo, le habilitará para una humildad activa, que le hará maestro en el Maestro y transmisor eficaz de gracia y sana doctrina, en bien de muchos. Y cuanto menos interesado esté en ese puesto, y más desinteresadamente se abnegue en él, más capacitación recibirá, y será mejor guía.

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19.- “Una sola cosa importa: que tengáis una vida digna del Evangelio de Cristo” (Fil 1, 27)

Tened en cuenta que

“a vosotros ha sido concedido esto por Cristo, no sólo para que creáis en Él, sino también para que padezcáis por Él” (Fil 1, 29)

Por tanto, la misión que os han asignado no es por vosotros, sino por Jesús, y no sólo para la fe, sino para la cruz, para el martirio.

Desempeña, pues, tu cometido

“sin murmuraciones ni discusiones” (Fil 2, 14)

Y no para recibir gloria alguna de los hombres, sino para caminar en santidad,

“para que seáis irreprochables  y sencillos, hijos de Dios sin tacha, en medio de una generación depravada y perversa” (Fil 2, 15)

en cuya sombra tendrás que poner luz, para que retrocedan las tinieblas entre las cuales

“brilláis como antorchas en el mundo” (Fil 2, 15)

20.- Estad en guardia y tened “cuidado con los malos obreros” (Fil 3,2), y no olvidéis que todo ha de estimarse como una pérdida con tal de ganar a Cristo (Fil 3, 8).

Olvidad rápidamente incomprensiones, injusticias, desprecios, desobediencias, exigencias, negligencias , y

“olvidando lo que queda atrás”, perseguid “lo que está delante” (Fil 3, 13)

Despreocupaos de éxitos visibles, que sólo el Espíritu Santo aporta el crecimiento, trabajad la gracia y el don recibidos, y

“por nada os inquietéis, sino presentad en toda oración y plegarioa al Señor vuestras pediciones, acompañados de la acción de gracias” (Fil 4, 6)

Por tanto, conducid el grupo que os han enconmendado con temor y temblor, alabad juntos al Señor y adoradle, sustentaos en el Cuerpo y la Sangre del Señor y caminad en el carisma recibido según el orden de la santidad, con alegría y tranquilidad. Dad siempre sana doctrina y nos os preocupéis, haciendo siempre lo correcto, lo reconozcan o no.

“Alegraos siempre en el Señor: lo repito: alegraos” (Fil 4, 4)

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POSTDATA

Las letanías de la humildad, del venerable cardenal Merry del Val, son toda una medicina contra el síndrome del protagonismo insatisfecho. Rezarlas a menudo es curativo.

Jesús manso y humilde de Corazón, …Óyeme.

Del deseo de ser alabado,  líbrame Jesús

Del deseo de ser honrado,   líbrame Jesús

Del deseo de ser aplaudido, líbrame Jesús

Del deseo de ser preferido a otros, líbrame Jesús

Del deseo de ser consultado, líbrame Jesús

Del deseo de ser aceptado, líbrame Jesús

Del temor de ser humillado, líbrame Jesús

Del temor de ser despreciado, líbrame Jesús

Del temor de ser reprendido, líbrame Jesús

Del temor de ser calumniado, líbrame Jesús

Del temor de ser olvidado, líbrame Jesús

Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame Jesús

Del temor de ser injuriado, líbrame Jesús

Del temor de ser juzgado con malicia, líbrame Jesús

Que otros sean más estimados que yo,   Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,  Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,  Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil, Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean preferidos a mí en todo, Jesús dame la gracia de desearlo

Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda, Jesús dame la gracia de desearlo

ORACIÓN

Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

“Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiera ser el primero, debe hacerse el último y servidor de todos» (Mc 9, 35)