(51) Gemir por nuestras miserias
1.- De las profundidades de la vida de oración, donde las llagas de Cristo fructifican, procede la voz que clama contra los males que nos aquejan. Da aliento el Espíritu Santo a una santa indignación, que hace rogar, como Santa Catalina de Ricci en sus éxtasis místicos:- “¡Oh Señor, cuántos Judas hay en vuestra Iglesia! ¡Renovad, renovad, renovad vuestra Iglesia!”
2.- Es en la oración cuando surge en nosotros la fuerza de Cristo, y se expande junto con sus llagas.
3.- A menudo en la oración el Señor te hace la pregunta que te hace pedazos. Pero con ella te da la respuesta que te rehace a su hechura.
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4.- Las palabras que Juliana de Norwich entendió en contemplación: Todo irá bien, todo terminará bien, es la esperanza propia de los elegidos.
5.- Una simple gracia ordinaria te eleva a temor amoroso, enseñaba el místico inglés Walter Hilton. Amor y temor de Dios se vuelven mirada única.
6.- El Fuego del cielo cauteriza toda herida. ¡Ora!
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7.- A veces el Padre ha de cerrarte la boca en la oración, para que tu palabra muera y brote el gemido que quiere darte, para que te rompas por dentro y pueda rehacerte a imagen de su Hijo. Entonces el Espíritu te hace hablar con el Señor como balbuciendo. Así, el alma se queja constantemente, como Santa Ángela de Foligno a su director fray Arnaldo, de no poder expresar cuanto el Señor le daba, y confesar:
“todo lo que acabo de balbucir no es nada. Cuando se trata de las cosas divinas, la palabra muere absolutamente".
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8.- La contemplación infusa como un regalo que Dios concede de forma ordinaria y cotidiana, a quienes ha preparado y trabajado con su Santo Espíritu, reduciéndolos a ordinaria y cotidiana humildad, tras quebrantar al hombre exterior con tremendos procesos de vida mística. Es el séptimo grado de oración, que describe bellísimamente David de Augsburgo en “De exterioris et interioris hominis compositione”
9.- No puede ocultarse la cruz en lo alto del monte. Durante su cautividad, el venerable Tomé de la Cruz escribe la impresionante obra Los trabajos de Jesús, en una horripilante reclusión. Su obra, “en la experiencia actual de la cruz”, como cita y recalca Royo Marín, describe con tanto realismo la Pasión del Señor que parece pasión propia. Y es que a eso nos mueve el Espíritu de Cristo en la oración. A desterrar de nuestra carne toda repugnancia al dolor, para que refulja la cruz en lo alto del monte.
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10.- ¡Gemir por nuestras miserias! Es un quebrantamiento unitivo, que si falta, según San Buenaventura, deja nuestra oración incompleta .
¡Señor, cuéntanos entre tus elegidos!
Alonso Gracián
12 comentarios
Dice Alonso:
A menudo en la oración el Señor te hace la pregunta que te hace pedazos. Pero con ella te da la respuesta que te rehace a su hechura.
Bien, ocurre que el pecado hace que nosotros seamos como un castillo de Lego mal construido desde la base. No se sostiene en pie. Para arreglarlo no basta con cambiar las torres, el techado, etc. No, hay que destruirlo entero y empezar desde el principio.
A veces el Señor nos hace una pregunta que nos desmonta de pies a cabeza, pero lo que busca es rehacernos a su imagen y semejanza. Eso ocurre en la oración. En el confesionario nos dan la escoba para barrer la escoria y el cemento para construir.
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A.G.-- Qué buena imagen, Luis Fernando, la del Lego. Es así. El pecado desordena la creación, hiere la naturaleza, deforma el universo, aunque no aniquila la bondad original. Pero sólo naciendo de nuevo, siendo recreados por la acción de Dios, es como comienza nuestra nueva vida en Cristo. La nueva criatura no puede nacer sin deconstruirse la adámica, la carnal, la vieja. Morirmos en Cristo para nacer en Él.
Es eso que dices: "A veces el Señor nos hace una pregunta que nos desmonta de pies a cabeza, pero lo que busca es rehacernos a su imagen y semejanza." Dios quiere recrearnos, rehacernos a hechura de su Hijo. Recuperamos la amistad con Dios con el bautismo, y trabajosamente con la confesión, y con ese cemento que dices, que san Jerónimo llama Amalgama de Cristo, el Espíritu Santo nos rehace a través de la oración.
Oremos sin descanso para ello.
¡Santidad o muerte!
Suplicar al Señor que tenga misericordia de todos nosotros y nos una a Él como pedía siempre Santo Tomas de Aquino
Se ha de pedir la unión de amor con Dios, pues para esta unión nos ha creado y la desea hacer con todas las almas y ciertamente la haría si todas las almas se preparasen y se dejasen preparar.
Muchas gracias Alonso
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A.G.-- Eso es, milton, bien lo dices: "Suplicar al Señor que tenga misericordia de todos nosotros y nos una a Él"
El Espíritu Santo nos une a Cristo, nos configura con Él a través de su Cuerpo y su Sangre, en oración continua.
Gracias y un abrazo en Cristo con su Madre Inmaculada
tu amor es bueno, líbrame!,
22 Porque soy pobre y desdichado, y tengo dentro herido el corazón;
23 cual sombra que declina me voy yendo, me han sacudido igual que
a la langosta.
24 Por tanto ayuno se doblan mis rodillas, falta de aceite mi carne ha
enflaquecido;
25 me he hecho el insulto de ellos, me ven y menean su cabeza.
26 ¡Ayúdame, Yahveh, Dios mío, sálvame por tu amor!"
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A.G.--Amigo Rexjhs, este salmo es especialmente significativo. Sus palabras nos atraviesan el alma, y nos elevan al Señor, identificándonos con el salmista.
Gracias.
13 (14) Escucho las calumnias de la turba, terror por todos lados,
mientras se aúnan contra mí en conjura, tratando de quitarme la vida.
14 (15) Mas yo confío en ti, Yahveh, me digo: «¡Tú eres mi Dios!»
15 (16) Está en tus manos mi destino, líbrame de las manos de mis
enemigos y perseguidores;
16 (17) haz que alumbre a tu siervo tu semblante, ¡sálvame, por tu
amor!17 (18) Yahveh, no haya confusión para mí, que te invoco, ¡confusión sólo para los impíos; que bajen en silencio al seol,
18 (19) enmudezcan los labios mentirosos que hablan con insolencia
contra el justo, con orgullo y desprecio!
19 (20) ¡Qué grande es tu bondad, Yahveh! Tú la reservas para los
que te temen, se la brindas a los que a ti se acogen, ante los hijos de Adán."
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A.G.--- Me has leído el pensamiento, jeje. Yo medito mucho este salmo y lo disfruto en oración. Los salmos son realmente la fuente de la oración del cristiano. Hablan de Cristo, y Cristo nos habla a través de ellos.
Gracias y un abrazo en Cristo Niño, con su Madre
Dios le bendiga, ¡que el Señor nos cuente entre sus elegidos!.
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A.G.- Muchas gracias.
¡Señor, cuéntanos entre tus elegidos!
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A.G.-- Pues me alegro, Ricardo, por esa gotita de consuelo. A través mía te viene del Señor.
Un abrazo en Cristo, con su Madre
Alonso a través de tus comentarios nos describes realidades muy lejanas aunque deseables, para cualquiera del monton que trata de buscar la verdad. Espero la intención y el andar el camino sirva, aunque uno este muy lejos.
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A.G.--Yo creo que no son tan lejanas, amigo. Porque la vida mística no es más que el desarrollo de los dones del Espíritu Santo en el alma en gracia. Todos estamos, por otra parte, llamados a la santidad, y por tanto a la oración constante, y a la vida mística.
No obstante, me alegra mucho que el andar y la intención sirvan, y sean deseables-.
Como bien dices, hay Judas que traicionan sistemáticamente la sana doctrina y son causa de perdición de muchos. Reforma o apostasía. Autoridad, o error masivo.
Gracias, y un abrazo en Cristo con María
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A.G.-- A mí me ayuda pensar lo siguiente:
Cuando empiezas a afianzarte en la oración continua, compruebas cómo el Espíritu Santo te va abriendo los ojos y dándote cuenta de las sombras, los errores, las imperfecciones voluntarias de tu vida; y te cuestionas a ti mismo y anhelas que muera tu hombre carnal:
no soportas al hombre viejo, que ha prevalecido en ti hasta ahora. Por eso tu Defensor te hace desear cambiar de vida, te inunda de un tremendo hastío por tus obras viejas, anhelas ser criatura nueva a imagen del Hijo del Hombre, nacer de nuevo a una vida nueva, con la libertad que te proporciona ser hijo de Dios.
Y es que el pecado introduce un desorden radical, aunque no absoluto, que sólo puede corregir la gracia del Señor. Darse cuenta de ese desorden es ese cuestionamiento que el Espíritu Santo suscita en nosotros, para recrearnos a hechura del Hijo del Hombre.
Un saludo en Cristo, con su Madre.
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A.G.- Amigo mío, nunca olvide esto:
Hay un espacio de libertad que nadie nunca podrá arrebatarle, porque nada ni nadie puede apartarle del Amor del Señor.
Por eso, "Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad" (2 Cor 3, 17)
Un abrazo en Cristo, con su Madre Inmaculada.
Que ambos le bendigan en 2015.
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A.G.-- Igualmente, feliz y santo año nuevo, en Cristo y su Madre.
A veces nos sorprendemos de los Judas interiores, de lo Pilatos y de los Caifás ,pensando que habían existido en un tiempo de la historia y nuestra sorpresa nos hace ver que están escondidos en nosotros haciendo de las suyas, e impidiendo que el Señor reine en nuestras almas matándonos, traicionándonos,etc esa es la parte mas dolorosa que revela la oración ya que elevarnos a las cimas espirituales es un gran consuelo liberador ,pero descender a la tierra oculta nos trae pena y dolor pero es necesario, es nuestra redención.
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A.G.--Bien lo dices, María de las Nieves:
"Después de una fuerte tribulación, de la que nos sentimos incapaces de salir de ella con nuestras fuerzas, invocamos la luz del Señor que disuelve lo que parecía imposible y mediante su gracia nos eleva"
En efecto, hemos de comprender que nosotros sin el Señor no podemos remontarnos por encima de los problemas y dificultades de la vida y, más aún, transformarlos en ocasión de crecimiento espiritual. Solamente el Espíritu del Señor puede obrar eso en nosotros.Por eso vital la oración.
Desde luego, nuestra naturaleza adámica, inclinada al pecado, sin el auxilio del Señor, se convierte en un Judas interno, desesperado. Menos mal que contamos con el Cuerpo de Cristo, sacramento universal de salud. En el Cuerpo y la Sangre del Señor ponemos nuestras esperanzas, y no desesperamos.
Gracias por el comentario. Un saludo en Cristo con su Madre Inmaculada.
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