(41) Que dejar hacer a Jesús es fruto de su gracia, y su Palabra es respuesta

La gracia del Hijo de Dios responde a tu cabezonería, que le discute, y te convence.

Y sólo tras recibir la gracia de la palabra divina eres libre, y dejas hacer a Jesús, ahora.

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Me impacta un pasaje de Mateo 3 que suele pasar desapercibido, pero es tremendo: Jesús viene a ser bautizado por Juan. Y Juan se lleva las manos a la cabeza, y dice: ¿cómo va a ser eso???

Si. Le discute al Señor. ¡Él! Y mira que Juan es santo de verdad.

Porque… no te creas que Juan era un loco, o un mediosanto, un extravagante, o poca cosa en virtud. Era un santazo.

Tanto había obrado Dios en Él, que hasta se estremeció en el seno de su madre cuando Jesús, desde el seno de la suya, nuestra amadísima Madre (y signo por ello de predestinación), estuvo muy cerca, como arrimándosele.

Ya siendo nasciturus se le estremecía el cuerpo y el alma ante la cercanía del Verbo, también nasciturus, que le llamaba desde el seno materno. ¡Cómo obraba Dios en él!

Pues este hombre especial, que ya de mayor comía langostas y vestía pieles de camello en el desierto, al que acudían las gentes a arrepentirse y bautizarse en el Jordán,

este santo tremendo le discutió, le porfió a Jesús, porque algo no le encajaba. Es que primero…le tenía que encajar a él. Y eso que era santo. Porque así somos los seres humanos en nuestra condición caída. ¿No te das cuenta?

¿A qué viene entonces tanta insensata confianza en tu sola voluntad?

¿Podrías encontrar alguien más santo, valiente, piadoso, mortificado, que Juan?

¿Eres tú, que tanta voluntad crees que tienes, capaz de alimentarte como Juan sólo de insectos y vestir piel basta sin curtir que atormenta tu cuerpo, en un desierto en que escasea el agua y la intemperie desgasta tu cuerpo, para adorar a Dios y anunciar su Reino y su Rey? ¡Qué vas a ser capaz! Tampoco Juan lo era por sí mismo. Que toda capacidad viene de Dios.

Juan, como hemos visto, era un hombre de Dios que vivía para Dios desde su más temprana existencia, cuando se estremeció en el vientre materno, pues ya en el vientre de su Madre adoraba a Dios. Era hombre, pues, fervoroso y amado del Señor hasta el extremo, ¡desde antes de nacer!. Pero… ¿era Juan el artífice de su estremecimiento? ¿Era Juan quien hacía eficaz la gracia recibida? ¿Era Juan el autor PRINCIPAL de su santidad? ¡NO! Era Dios. Es Dios.

Juan era verdadero autor y verdaderamente meritorio autor, como causa secundaria y subordinada, en virtud de Jesús, de sus méritos. Es la palabra de Jesús, que siempre responde a nuestra humanidad y por su eficacia somos rehechos, somos nuevos, somos nosotros.

No había ni rastro de mundanidad en él. Tanto era así que él mismo nos dice en Jn 3, 27, (pasaje que tantas veces nos recuerda el P. José María Iraburu, por su gran importancia):

“No debe el hombre apropiarse de nada que no le haya sido dado de lo alto”

(Extraordinario consejo para nuestra toma de decisiones, en la oración)

Pues bien, a este hombre de gracia, ejemplar, modelo de virtudes y de piedad, a este hombre en extremo justo, a este hombre santo, al que era su precursor,

tiene que decirle Jesús unas palabras que si te las hubiera dicho a ti, que tan sabio y voluntarioso eres, y tan dueño eres de tu vida cristiana, que no para de estancarse, te habrías enfadado muchísimo.

He aquí lo que el Señor le dice a Juan:

“DÉJAME HACER AHORA” (Mt 3, 15)

Déjame ahora. Déjame que haga esto. Déjame. Eso le dice. Dejame que actúe ahora, aquí mismo.

Y entonces Juan le deja. Impresionante. Es Jesús que salva, Jesús que da vida, Jesús que actúa.

Porque Juan, “el mayor de entre los nacidos de mujer” (Lc 7, 48) , se planteaba, como porfiándose, si dejar hacer a Cristo, y quería hacer él según su entender. Y por eso Jesús tuvo que decirle a este pedazo de santo  "¡déjame hacer ahora!".

¿¿Cómo pretendes, entonces, tú, que no le llegas al bautista ni a los dedos de los pies, creerte el protagonista de tu vida cristiana, el elemento clave en tu santidad, el dador de eficacia a la gracia, el que la hace consistente y el que abre propiamente y por tu única mano la puerta a Dios, que te llama!!

¡No, insensato!

¿No te das cuenta que es por gracia? ¿No comprendes que si Dios no te lo concede, no dejas hacer a Jesús, ahora, en ti? ¿No te das cuenta que hasta el bautista, este santo enorme, si dejó hacer a Jesús, fue por la Palabra de Jesús? Por eso has de nutrirte de su Palabra, y de Cuerpo y de su Sangre, y has de orar, y orar.

Sí, ese LIBRE dejar hacer del bautista fue EFECTO Y FRUTO de la palabra de gracia de Jesús.

Jesús habla, y Juan deja hacer.

Porque la Palabra de Dios es eficaz intrínsecamente. 

¡¡Cuánto más ha de decírtelo a ti, a mí, a todos nosotros, que no somos ni sombra de Juan el Bautista, el mejor de entre los nacidos de mujer!!

Y es que, date cuenta, lo que tú has de hacer es lo que Él te da hacer. No lo tuyo. Tú no estás hecho para hacer lo tuyo, ni tu voluntad, sino la voluntad de Dios, es decir, para que se cumpla toda justicia, la voluntad del Padre, como recalca el pasaje de Mateo 3.

Haz lo que el Señor te dé que hagas, como una respuesta a la cabezonería de tu voluntad, que quiere hacer lo suyo. Y lo harás libremente, lo entiendas o no, sea mucho o poco, heroico o sencillo, fácil o difícil, cueste lo que cueste y aunque se hunda el mundo. Para discernirlo, ¡ora! escucha la respuesta a tu duda!

El Espíritu Santo te mueve a orar sin descanso para dejar hacer a Jesús en ti y así des fruto abundante en obras santas.

Te sentirás liberado.

Y ¿qué has de hacer? Te lo dice Mateo 21, 6:

“los discípulos fueron a hacer lo que Jesús les había mandado”

Santidad o muerte, hermanos.

LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI

Alonso Gracián

11 comentarios

  
María de los Ángeles
¡Precioso post!
No hay nada bueno que tengamos que no venga de Dios, y si algo hay que gloriarse, es de la cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
Dios nos dé la gracia de la humildad.
Dios le bendiga, Alonso.
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A.G.- Eso es, ¡todo lo bueno que tenemos viene de Dios!
Dios nos haga humildes, como hizo al bautista.

Gracias por leer
13/11/14 11:29 PM
  
María de las Nieves
María nuestra madre es el prototipo de la humildad ¡He aquí la esclava del Señor! ¡Hágase en mí según tu Palabra! La fe es la respuesta que damos al Dios vivo que se nos revela en JESUCRISTO .

Lo sabemos, le amamos, pero también quedan rebeldías de nuestro yo psicológico, esto quiero, esto no me conviene, lo decidiré más tarde ,sin embargo si oímos la Palabra y actuamos según su mandato ,esa Palabra nos llena de vida es Jesús Resucitado comunicándose a nosotros por su Espiritu Santo. Él que no tenía pecado se hizo uno de nosotros .Y actúo en obediencia al Padre Celestial.

Necesitamos estar atentos a su Palabra, escucharla ,meditarla, para conversión profunda que es la llamada de Juan Bautista.
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A.G.- Así es, la fe es la respuesta a Dios que llama. Y nuestra respuesta libre es movida por Él, es obra principal suya y secundaria nuestra.

Depurarnos de todas esas cosas que vd dice es uno de los trabajos de Cristo en nosotros.
Oremos sin descanso y amemos mucho a María, que ante todo nos intercede humildad, puesto que es Madre de Gracia

Gracias por el comentario.
14/11/14 12:49 AM
  
José Luis
Esta enseñanza espiritual nos debe animar, a escuchar más a Dios, ¿de qué manera? ¿Cómo conseguir que la Gracia de Dios haga efecto en mi? ¿Cómo dejar obrar a Cristo en mi vida?

Aquí si al leer ponemos atención, es claro; en Cristo no había nada de mundanidad. Y bien nos lo dice también las Sagradas Escrituras.

No podríamos excusarnos de nuestra ignorancia, la pereza de acudir a la Biblia nos aleja del Amor de Dios, y esto no es bueno para nosotros ni para nadie. No meditar las Escrituras es cerrarnos a la Gracia de Dios.

Me encanta aquellas palabras de San Pablo cuando dice: «Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y la gracia que me dio no resultó inútil; al contrario, he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la Gracia de Dios que está conmigo. Por consiguiente, tanto ellos como yo esto es lo que predicamos y esto lo que habéis creído. » (1Cor. 15, 10-11)

Bueno, nosotros no tenemos la gran capacidad de trabajar como lo hizo San Pablo, y echamos a perder la Gracia de Dios, y precisamente, quien tiene la Gracia de Dios, se despoja, o se va despojando día a día, de la corrupción de la mundanidad, que pueda haber aún en su corazón. Pues se echa a perder los beneficios que Dios nos ofrece, cada vez que el corazón se inclina a las cosas terrenales, y cada cual, vive la fe bastante alejado de Cristo. “Cristo a mi manera no sirve”.

Hemos de considerar otro detalle, es sobre aquel obrero, que cuando recibió un talento, le parecía más conveniente enterrarlo bajo tierra, y yo también veo aquí, el desconocimiento por conocer con más perfección la Voluntad de Dios, sí, en las Escrituras, en la oración constante y humilde, en la Sagrada Eucaristía, en todo aquello que la Santa Madre Iglesia Católica nos educa para nuestro conocimiento de la Verdad y nuestra salvación eterna.

No echemos a perder la vida de gracia, sin contaminación de mundanidad para que no se pierda por causa nuestra, que luego será difícil, por no decir, imposible de recuperar la Gracia de Dios, y precisamente, por la división del corazón. Nadie puede servir a Dios y al mundo. Nadie. Quien se dedica a la mundanidad termina mal.

Aprovechando desde un primer momento, en que la Gracia de Dios nos avisa a la conversión, ya no debemos poner nuestras simpatías a la mundanidad para no perdernos sin remedio.
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A.G.- Eso es, José Luis, "en Cristo no había nada de mundanidad." Tampoco ha de haberla en el cristiano, o no será del Señor, sino del mundo.

Echar a perder la vida de la gracia es la peor calamidad del mundo. Luego es tarea muy complicada recuperar la gracia si no hay arrepentimiento, si no se confiesa uno, si el hombre pecador sigue empeñado en rechazar la gracia. Es el pecado contra el Espíritu Santo. Recuperar la gracia en este estado de pecado a lo mejor no es talmente imposible, porque siempre hay milagros de la misma gracia. Pero harto difícil, sí que lo es, porque el pecado ciega el alma.

Gracias por el comentario.
14/11/14 10:05 AM
  
Maricruz
Yo es que ya no soy dueña de nada o de tan poco que apenas me doy cuenta. Quizá de un par de langostas y lo que cubre mi desnudez.
Y no porque quiera ya que por mi querría el mundo.

Es muy bueno que pongas las cosas en términos que la mayoría entienda. Se te agradece.
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A.G.-- Gracias por tu bello comentario. No ser dueña de nada es consejo evangélico, espíritu de pobreza, condición para seguir a Jesús. Es mejor no tener que tener, como explica nuestro p Iraburu

Prometo escribir más claro cada vez, jeje

Saludos cordiales
14/11/14 10:52 AM
  
writer
Existe el peligro de malinterpretar todo esto y pensar que hay que ser pasivos ante Dios, lo cual es próximo al quietismo. Lo católico es: "A Dios rogando y con el mazo dando".

La vida cristiana conlleva esfuerzo, ascesis, etc. (desde la gracia); por eso es más "cómoda" la vida mundana. Si la vida cristiana no conllevara esfuerzo, etc todo el mundo sería cristiano. Es más fácil seguir las pasiones (sea cual sea, ira, orgullo, lujuria, gula, pereza...), que ser virtuoso: la gracia no anula el esfuerzo, aunque este sea subordinado a aquella.
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A.G.- Si ha leído vd el post, verá que decimos lo contrario del quietismo:

"Haz lo que el Señor te dé que hagas, como una respuesta a la cabezonería de tu voluntad, que quiere hacer lo suyo. Y lo harás libremente, lo entiendas o no, sea mucho o poco, heroico o sencillo, fácil o difícil, CUESTE LO QUE CUESTE y aunque se hunda el mundo. Para discernirlo, ¡ora! escucha la respuesta a tu duda!

El quietismo dice lo contrario: no hagas, anula TODO obrar, aniquila todo hacer.

A Dios rogando y con el mazo dando tiene regusto semipelagiano. Dios pone su parte y el hombre pone la suya.

El fantasma del quietismo siempre está incordiando por ahí, para alejar a muchos de la doctrina de la gracia, como un miedo que impide darse cuenta de que la gracia nos da el obrar libre. Muchas personas no se atreven a profesar la doctrina verdadera por miedo al quietismo, lo cual es un prejuicio inoculado por el semipelagianismo.
14/11/14 3:29 PM
  
Luis Fernando
En este portal andan ustedes muy pesados con lo de la gracia. ¿No se cansan?

:D
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A.G.- Jeje, pues sí, andamos muy pesados porque es necesario, porque a pesar de lo que crean otros, se ha estado demasiado tiempo callando la gracia y silenciando la doctrina verdadera de la justificación.
Así que más caña de sana doctrina daremos aún....
14/11/14 6:38 PM
  
José Luis
Con más claridad comprendo "quietismo", es lo mismo que hizo aquel que en vez dar más fruto por el talento recibido, prefirió enterrarlo bajo tierra.

Es interesante reflexionar lo que mañana domingo, la parábola de los talentos,

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A.G.- Eso es, quietismo es no hacer lo que Dios nos da hacer.
Rechazar la gracia que mueve a la acción.
Detener la voluntad activada por la gracia.
Poner la voluntad en OFF cuando la gracia la mueve a ponerse en ON.
NO MOVERSE cuando la gracia nos mueve a obrar.

Como bien dice, enterrar el don.

Saludos cordiales
15/11/14 4:54 PM
  
writer
"A Dios rogando y con el mazo dando" es una frase de SANTA TERESA, doctora de la Iglesia. No es semipelagiana, sino católica. Yo creo que existe la semipelagianitis: ver semipelagianismo donde no lo hay.
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A.G.- Estimado amigo, que yo sepa, "A Dios rogando y con el mazo dando" es un refrán antiquísimo de nuestro Refranero. Le copio de la ficha que el Centro Virtual Cervantes le dedica en su sección sobre el refranero:

"A DIOS ROGANDO Y CON EL MAZO DANDO

Tipo: Refrán

Idioma: Español

Enunciado: A Dios rogando y con el mazo dando

Ideas clave: Esfuerzo

Significado: Cuando deseamos algo, está bien encomendarse a Dios, a la Providencia, pero haciendo a la vez todo lo que esté en nuestra mano por lograr lo que pretendemos. En los tiempos actuales, ha tomado un sentido crítico contra las personas que rezan a Dios, pero hacen daño. La forma A Dios rogando y al macho dando tiene un significado distinto, que explica Francisco Rodríguez Marín (1926): se decía en el campo para indicar la conveniencia de «salir presto del camino peligroso».

Marcador de uso: De uso actual

Comentario al marcador de uso: Este refrán se dice en la actualidad con sentidos muy diversos e incluso irónicos, para lo que se juega con la forma clásica (Véase el apartado Observaciones).
(...)

Fuentes: Seniloquium nº 1; Vallés1549 nº 39; MalLara I 141 («maço»); Correas1627 A142; Autoridades «Dios»; Terreros

Observaciones: Se juega con la forma clásica para emplearse con sentido irónico: A Dios rogando, y negociando, según explica Rodríguez Marín (1929): «Díjose de muchos eclesiásticos, más atentos a lo temporal que a lo de la otra vida». La forma A Dios rogando… porque vienen dando constituye el principal titular de la portada del diario Qué (5 de febrero de 2010), para aluir al batacazo de la bolsa española mientras el Presidente del Gobierno estaba en el Desayuno Nacional de Oración en Washington, invitado por Barack Obama."

En los contextos, cita a Cervantes y Espronceda:

Contexto: «¿Qué canasta de ropa blanca, de camisas, de tocadores y de escarpines, aunque no los gasto, trae delante de sí para ablandarme, sino un vituperio y otro, sabiendo aquel refrán que dicen por ahí, que un asno cargado de oro sube ligero por una montaña, y que dádivas quebrantan peñas, y a Dios rogando y con el mazo dando, y que más vale un toma que dos te daré?» (Miguel de Cervantes Saavedra, Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Barcelona: Instituto Cervantes-Crítica, 1615=1998, II 35).

Contexto: «– Puede ser -repuso Usdróbal-, mi dulce y respetable maestro; pero el refrán dice, y mejor lo sabéis vos que yo, a Dios rogando y con el mazo dando» (José de Espronceda, Sancho Saldaña o El Castellano de cuellar. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Universidad de Alicante, 1884=2002).


No se si la gran santa de Ávila lo ha utilizado alguna vez,pero si lo ha hecho, de seguro que lo hizo santamente. Qué gran Maestra. Sus obras son escuela de oración y de sana doctrina. Por cierto, su director espiritual fue el gran Báñez, capitán de los dominicos contra el molinismo.

Saludos cordiales y gracias
16/11/14 1:47 AM
  
Miguel
Che, Alonso, te pasaste.

Ayer había empezado a leer el último artículo de Don Eudaldo Forment, y es uno de esos artículos densos, que te dejan con hambre de re-lectura; como toda relectura, me gusta dejarla madurar, reflexionarla, y una de las reflexiones que surgieron, tal vez la que me pareció más importante, está íntimamente relacionada con lo que has escrito aquí. ¿Decirte gracias? no, suena a poco. Mejor, después de la relectura de Forment me daré otra vueltecita por aquí para hacer lo propio, que esta fruta que has dejado, tiene mucha semilla dentro.

Abrazo grande y un domingo lleno de Gracia para vos.


PD: Me llevo un gajo, para ir rumiando por el camino

"Y es que, date cuenta, lo que tú has de hacer es lo que Él te da hacer. No lo tuyo. Tú no estás hecho para hacer lo tuyo, ni tu voluntad, sino la voluntad de Dios, es decir, para que se cumpla toda justicia, la voluntad del Padre[...]"
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A.G.- Muy consistente y sólido, el post de D Eudaldo Forment.
Me ha gustado eso que comentas de la fruta con la semilla dentro. Me alegra te sirva el post, y que te lleves el gajo, que el intelecto que rumia es intelecto que se alimenta bien.

Muchas gracias y un fuerte abrazo
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P.D. Miguel,no dejes de darte esa vueltecita que dices por aquí, jeje
16/11/14 1:00 PM
  
Juan Francisco
Todo el buen fruto viene de Su Gracia, y si hay algo bueno en nosotros es rogarle que nos la de y nos asista para ser un instrumento para la manifestación de su Gloria, que es a la vez nuestra plenitud. No hay que desconocer que nuestra naturaleza caída se tienta frecuentemente en "auto concedernos" méritos y valores, igualmente que creernos merecedores por "derecho propio". Que Dios nos conceda el tiempo adecuado a cada uno y su Gracia, para liberarnos de las impurezas del envanecimiento. Muchas gracias.
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A.G.--Bien dicho, todo buen fruto viene de su gracia. Como bien dice, todo derecho ante Dios es un regalo suyo, que ha dispuesto por Amor que en verdad y realmente podamos merecer en virtud de los méritos de su Hijo.

Como bien dice, que el Señor nos conceda el tiempo adecuado y su gracia.

Gracias por el camentario y un saludo cordial en Cristo y su Madre.
18/11/14 12:42 AM
  
Miguel
Yo creo, yo tengo fe ¿y por qué tienes fe? bueno...
La respuesta es bien sencilla: La fe es un don. ¿y nuestra parte? Nuestra parte es abrazarnos a ese don de la Gracia (y dejarnos abrasar por el Espíritu, que trabaja en silencio) y cooperar para recibir los frutos como los santos Apóstoles recibieron los panes y los peces para repartir a la multitud.

La Gracia "obliga" a una especie de "pasamano", como en las obras de albañilería, en las construcciones: recibís los ladrillos y ya los pasás al que tenés delante. ¿Qué otra cosa es la Gracia que el amor?¿Qué otra cosa quiere el amor que darse? Un sacerdote me decía hace unos años una verdad a granel: Dios nunca se deja ganar en generosidad.

El problema es cuando nosotros en el "pasamanos" creemos erróneamente -y por nuestra debilidad anque negligencia- que podemos "pasar más ladrillos" por nuestra fuerza, por nuestro ejercicio... ¡y qué buenos pasadores somos!... ¿qué ocurre? que nos distraemos en ese instante y le damos un ladrillazo al de adelante o se nos caen los ladrillos en los pies ¡y cómo duele!.

Pues si, duele, porque allí caemos en la cuenta que en lugar de escuchar a Quien nos habla en el silencio, escuchamos nuestra propia voz, nos creemos lo que no somos, nos hemos olvidado por un minuto (o por más tiempo) Quién es el dueño de los ladrillos y de la obra y de nuestros brazos y de nuestra vida. Menudo Dueño el que ha pagado nuestro precio con su sangre en la Cruz...

No tengo fe porque quiero. Tengo fe porque Él me quiere. Los frutos de la acción de la Gracia en nosotros no son para un regocijo hedonista; todo lo contrario, son para evitar enterrarlos como aquel "siervo malo y perezoso" o como aquel otro que llenó el granero y se dijo "descansa y date buena vida".

No hay fe sin libertad, ni libertad sin entrega, ni entrega sin humildad, ni humildad sin vigilancia y cultivo de uno mismo; como bien decía San Pablo, nada soy sin amor. Y el amor, tampoco es mío, es un regalo del Amador que reclama ser repartido.

Un abrazo grande para vos, en Cristo y María. Y gracias por la hospitalidad, que se valora y mucho.
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A.G.-- Así es, la fe es un don, obsequio del Amor de Dios. Y no olvidemos nunca que corresponder, colaborar, cooperar es también un don, pues nuestra parte es nuestra no por salir autónomamente de nosotros, sino porque el Señor nos la concede, nos lo da. De tal forma que cooperar con su gracia es fruto de su gracia. Es entonces cuando queremos tener fe, y lo queremos en verdad. Incluso esa libertad fundamental es fruto de la acción del Espíritu Santo en nosotros. De Dios procede nuestro querer y nuestro obrar (Fil 2, 13)

Como bien matizas: "Los frutos de la acción de la Gracia en nosotros no son para un regocijo hedonista; todo lo contrario, son para evitar enterrarlos como aquel "siervo malo y perezoso" o como aquel otro que llenó el granero y se dijo "descansa y date buena vida".

Gracias por el comentario, y un abrazo en Cristo, con su Madre Inmaculada.
21/11/14 11:49 PM

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