(22) Que un lenguaje equívoco siempre trae problemas
Al hilo de la relectura de los magníficos post del P. Iraburu sobre pelagianismo y semipelagianismo, veamos algunos ejemplos de expresiones equívocas que suscitan, como efecto y consecuencia lógica, una doctrina equívoca.
Aquí están algunos de estos tópicos aparentemente inofensivos y bienintencionados que de tanto escucharlos se vuelven feroces y dañinos.
1 Dios sólo te pide un ratito de oración al día.
Se nos dice a menudo a los laicos en la Misa. El sacerdote no quiere agobiarnos con el peso de la oración. De ahí lo del ratito… Y yo me pregunto: ¿podemos ser nosotros, los laicos, santos, con sólo un ratito de oración?
Más bien es lo contrario:
Orad sin cesar (1 Tesalonicenses 5, 17)
Como nos recordaba no hace mucho Luis Fernando Pérez Bustamente en su post sobre oración
“Tanto rezas, tanto amas a Dios. Tanto te ama Dios, que te sale a tu encuentro en la oración para curarte las heridas, escuchar tus lamentos y peticiones, recibir tu gratitud por las cosas que te concede y es testigo de tu amor a aquellos por los que intercedes.”
2 Dios no quiere que renuncies a tus cosas.
Crees que Dios no quiere que pierdas las cosas que son importantes para ti, sino que te quedes con lo tuyo, que lo conserves, porque es importante para ti. Y que dejes un huequecito para Él en tu vida: y te dicen :-hazle un hueco a Dios en tu vida.
Sin embargo, mira lo que dice Cristo:
Quien encuentre su vida la perderá; pero quien pierda por mí su vida, la encontrará (Mateo 10, 39)
3 Dios cree en el hombre.
Pero, ¿no es el hombre el que debe creer en Dios? Mira lo que dice Jesús del hombre:
¿Cómo podéis decir cosas buenas, siendo malos? Mateo 12, 34.
4 Entre todos lo conseguiremos.
Crees que es problema de unidad o cantidad y de arrimar el hombro: “cada uno va a lo suyo". Porque opinas que el bien procede de lo humano o de los recursos. Qué daño hace el pelagianismo.
Sin embargo, muchos, uno, o multitudes, no curan la indigencia original del ser humano.
Mira lo que dice Jesús (Juan 15, 5)
Sin mí, no podéis hacer nada
5 En la vida cristiana, lo importante son los hechos, no las palabras.
Te parece que a las palabras se las lleva el viento. Sin embargo mira lo que dice Jesús de sus palabras:
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mateo 24, 35)
Las que se lleva el viento son las nuestras, ¡pero no las de Jesús!
6 Busca un momento para estar solo, y descubrirte a ti mismo.
Solo contigo mismo, para descubrirte. Pero, ¿aún no sabes como eres?
Eres malo (Mateo 12, 34)
Como escribió no hace mucho Manuel Ocampo Ponce en su muro de facebook:
En todos los humanos exepto en Jesucristo Dios y hombre y la Virgen existe lamentablemente el mal. Pero en distintos aspectos (especies) y grados.
Busca un momento para orar, y te encontrarás en Cristo, que te encuentra. Y, ¿por qué no? Si puedes, ora todo cuanto puedas de rodillas. Como dice D.Javier Sanchéz Martínez, en un post de agosto:
Precioso, grande y liberador signo: orar de rodillas. Es la postura humilde de quien toca el suelo y reconoce que él no es nada, pero que Dios lo es todo.
7 La belleza está en tu interior.
Mejor no mencionemos lo que está en nuestro interior. La belleza está en Cristo. Y si Cristo está dentro de ti, por la gracia, entonces la belleza está en tu interior…. pero si estás en pecado mortal, ¿qué belleza podrás encontrar ahí? Ve a la Santa Penitencia, y a la Santa Eucaristía, para que tengas la belleza en tu interior, para que tu interior sea bello.
1 Cor 4, 7: Porque ¿quién te distingue? ¿Qué tienes que no recibiste? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?
8 Dios pone su parte. Ahora falta que tú pongas la tuya.
¿Entonces hay algo que el ser humano pone de sí, propio y específico? No, no hay una parte MERA Y SOLAMENTE tuya que hayas de poner. Pues lo verdaderamente tuyo también proviene de Dios, y si es tuyo es porque Él te lo ha dado, y te da asimismo el poder ponerlo voluntariamente. Esto nos enseña la doctrina católica de siempre, perfecta y sabia. Lo que tú has de poner libremente es…parte de Dios también e iniciativa suya, y por eso es plenamente tuya. Que hasta tu cooperación libre, verdaderamente libre, fruto maravilloso es de la gracia, para que tu libertad sea tuya en realidad.
9 Hay cosas que provienen de mi libertad y no de Dios.
Hay cosas que no proceden de la gracia sobrenatural, porque el ser humano en estado caído puede realizar algunos actos honestos sin el auxilio de la gracia, pero eso no significa que provengan únicamente ni principalmente de tu libre albedrío como de su fuente. Has de saber que lo que no viene de la gracia, de moción creatural procede. Has de saber que aun aquellos bienes naturales que realices provienen principalmente de Dios, que es causa universal de todo bien (por su concurso divino y providente) y tú eres causa segunda. Y no podrías si Dios no te lo da. Así lo enseña el Sínodo de Orange:
Can. 20: «Que el hombre no puede nada bueno sin Dios. Muchos bienes hace Dios en el hombre, que no hace el hombre; ningún bien, en cambio, hace el hombre que no otorgue Dios que lo haga el hombre».
10 Descubre la verdad en ti mismo mediante la meditación y las técnicas de autoayuda. Sin embargo no te es posible autoliberarte por mucho que te contemples. Porque el Magisterio de la Iglesia, en el mismo Sínodo lo enseña bien claro:
Can. 22: «De lo que es propio de los hombres. Nadie tiene de suyo sino mentira y pecado. Y si alguno tiene alguna verdad y justicia, viene de aquella fuente» divina.
CONTINUARÁ, SI DIOS QUIERE.
8 comentarios
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A.G.-Sin duda, debería salir más. Porque durante años muchos semiheterodoxos nos han agobiado con el pelagianismo de las predicaciones del "tienes que".
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A.G.- Bien dicho.
Pero la Cruz puede ser MUY santificante, aunque tenga una causa errada o mala. Si se lleva con humilde paciencia y esperanza, con la gracia de Dios. También la cruz aplastante del pelagianismo y del semipelagianismo tiene gran fuerza de santificación (en Cristo, claro, no por sí misma).
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A.G.- Gran verdad la que dice, querido padre Iraburu.
Cuánto sufrimiento, sin duda, por querer y no poder, por creer que se puede, y no se puede, sin la gracia.
Qué gran tentación el pelagianismo. Hay que meditar sobre eso que dice, "una cruz aplastante, causa a veces de muchos sufrimientos espirituales"
Muchas gracias por los ánimos. Seguiremos, pues, hablando de la gracia.
¡¡Y en cambio, cómo ensancha el alma y le pone alas, el mirar y remirar las maravillas de la gracia!!
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A.G.- Gracias Mª Virginia. Es verdad, cómo ensancha el alma contemplar la obra de la gracia en el ser humano.
En la Pasión de Cristo y lo mismo en su predicación, nunca ofreció un "poquito". Cuando el alma se dedica al Señor solamente unos pocos momentos al día, la tibieza no desaparece, la pérdida del sentido del pecado, si crece, aumenta. Para vencer al demonio hay que prolongar la oración y la pureza del corazón. Porque la oración desde un corazón puro, el enemigo infernal no puede soportarlo. La oración desde la tibieza, no molesta demasiado al tentador, sino que se ríe, según la reflexión que nos enseñan los Santos.
Catecismo de la Iglesia Católica:
« 2083 Jesús resumió los deberes del hombre para con Dios en estas palabras: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mt 22, 37; cf Lc 10, 27: “...y con todas tus fuerzas”). Estas palabras siguen inmediatamente a la llamada solemne: “Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor” (Dt 6, 4).
» Dios nos amó primero. El amor del Dios Único es recordado en la primera de las “diez palabras”. Los mandamientos explicitan a continuación la respuesta de amor que el hombre está llamado a dar a su Dios.»
En esta enseñanza nada de poquito, sino al máximo, y quisiéramos dar, ofrecer al Señor, mucho mas de lo que podemos, cada día, y no digo, "aumentar un poquito más" nuestros esfuerzos, porque el diablo se aprovecha precisamente cuando no ponemos todo lo que está de nuestra parte, para ir debilitando. La oración debe ser incesante, jaculatorias, convertir nuestras lecturas espirituales, también a modo de oración, es lo que pienso.
Alonso, de nuevo muchas gracias. El pelagianismo es una de tantas herejías que debe ser denunciada.
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A.G.-Sí, José Luis, eso del poquito es algo que chirría mucho. Es una ingratitud pero con apariencia inofensiva.
Me ha gustado mucho como lo has dicho: "En la Pasión de Cristo y lo mismo en su predicación, nunca ofreció un "poquito". Cuando el alma se dedica al Señor solamente unos pocos momentos al día, la tibieza no desaparece, la pérdida del sentido del pecado, si crece, aumenta." Realmente es así. El poquito ese no es suficiente. La oración debe ser incesante, como bien dices. Siempre al máximo. Porque nunca es bastante oración.
Gracias de nuevo por tus comentarios.
Como decía Dom Columba Marmion en aquella carta que compartieron os hermanos del blog de Schola Veritatis, "...es tan grande el poder de Dios, que puede convertir nuestra misma corrupción en oro puro de su amor, a condición de que no haya obstáculo que lo impida; y el mayor obstáculo es precisamente el orgullo."
Ese yo moderno que molesta tanto tiene que hacerse a un lado para dejar hacer a Dios. Sólo Él logrará nuestra santificación.
Y también decía más abajo aquello de que "Nunca glorificaremos más a Dios que cuando, a pesar de tener conciencia de nuestros pecados y de nuestra indignidad, estamos llenos de confianza en su misericordia y en los méritos infinitos de Jesucristo, y nos arrojamos con amoroso abandono en su seno, con la firme convicción de que nos sabrá rechazarnos: "Oh, Dios, Vos no despreciáis a un corazón humillado y contrito.""
Qué maravilla. Cuánta paz.
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A.G.-- Qué bien lo expresa Dom Columba Marmión: "es tan grande el poder de Dios, que puede convertir nuestra misma corrupción en oro puro de su amor"
Muy cierto, María: Sólo Él logrará nuestra santificación.
Para el pensamiento de hoy esto es un escándalo. Porque muchos quieren ser protagonistas y causantes principales de su santificación. Sea haciéndolo todo ellos (pelagianismo) sea no haciendo nada, ni aquello a lo cual les mueve la gracia (quietismo).
Gracias por el comentario.
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