(20) De las virtudes naturales del perro y su relación con el poder de Dios
Lo cierto es que mi perra Mika me mira con escepticismo: ¿con qué objeto filosofas tanto?-parece que me dice . No gusta de filosofías, la premoción física le resulta insustancial, prefiere un hueso, pasear por un parque o por la playa o correr tras una piedra. Pero fiel, sì que es. Cariñosa, sí que es. Siempre se alegra cuando llego a casa y procura tener a toda la familia reunida, ladrando cuando alguien se aleja demasiado.
Un perrillo con una antorcha encendida acompaña siempre a Santo Domingo de Guzmán, como emblema del sueño de su madre, la beata Juana de Aza.
Un perrito salía de su seno con la luz de una antorcha encendida en la boca. Acude la madre en peregrinación al monasterio de santo Domingo de Silos, a que le expliquen el sueño. Y allí comprende que su hijo iba a encender el fuego antorchado de Jesucristo en el mundo por medio de la predicación, y a combatir toda impostura de doctrina mediante su santidad de vida y su palabra ardiente y precisa. En agradecimiento, puso a su hijo por nombre Domingo.
Desde entonces, dominicanus es un abrazo etimológico simbólico de Dominus (Señor) y canis (perro), significando “el perro del Señor” , el guardían fiel de su Viña, la predicación de fuego contra toda impostura que amenace al Rebaño.
Cuando surgió el novedoso molinismo, los dominicos españoles, capitaneados por el preclaro Domingo Báñez, clamaron al cielo como una antorcha que ladra. En su escrito a la Inquisición, los hermanos dominicos se presentaron a sí mismos como perros que ladran para proteger la fe católica:
“es propio de nuestro deber, como fieles perros (…) ladrar contra las doctrinas peligrosas, (…) incluso si fuese necesario, morder con ferocidad”
Cuando la explicación molinista fue permitida, los perros dejaron de morder, por fidelidad. Pero no de ladrar, que un perro si no ladra no es perro, sino gato. Y el perro bueno es fiel pero no mudo.
El perro es símbolo de la predicación y la vigilancia leal. Pero ya no entendemos su lenguaje cánido. A los que ladran contra los males que nos aquejan los llamamos profetas de calamidades y miramos a otro lado. Preferimos creer que todo va bien, y que nadie nos diga que vamos mal, o que algo o alguien amenaza al rebaño de Cristo.
En la obra maestra de Murillo, El regreso del hijo prodigo, 1668, un perrillo blanco se alegra del abrazo del padre y del hijo arrepentido, apoyando sus patas en las rodillas del pródigo, para arrimarse al perdón sobrenatural, como participando a migajas de tanta misericordia. Por el gozo que transmite este perrillo de pintura, participamos del gozo del padre y el hijo, y parece que a nosotros también nos llega tanta alegría sobrenatural.
También aparece el perro en el viaje de Tobías 6, 1.
“El joven partió con el ángel, y el perro los seguía”
Su perro le acompaña con fidelidad, y más adelante por dos veces se dice que les seguía (a él y al Ángel). Ahí aparece su presencia familiar, protectora, fiel. Canis lupus familiaris.
San Antonio María Claret titula así el Capítulo XVII de su impresionante Autobiografía:
"De algunos animales domésticos de que me he servido para estimularme a la práctica de las virtudes” Vemos qué virtudes son esas pretende practicar inspirándose en la conducta del mejor amigo del hombre:
"670. Canes muti qui non valuerunt latrare.
1.° El perro es un animal tan fiel y tan constante compañero de su amo, que ni la miseria, ni la pobreza, ni los trabajos, ni otra cosa alguna es capaz de hacerle separar de su dueño. Lo mismo debo hacer yo; tan fiel, tan constante he de ser en el servicio y amor de Dios, que pueda decir con el Apóstol que ni la muerte, ni la vida, ni otra cosa alguna pueda separarme.
671. 2.° El perro es más leal que un hijo, más obediente que un criado y más dócil que un niño. No sólo hace voluntariamente lo que el amo le manda, sino que además mira la cara del amo para conocer su inclinación y voluntad, a fin de cumplirlas sin esperar que se lo mande, lo que hace con la mayor prontitud y alegría, y aún se hace participante de los afectos del amo; por manera que es amigo de los amigos del amo y enemigo de sus enemigos. Yo debo practicar todas estas bellas cualidades en el servicio de Dios, mi querido Amo.
Sí, gustoso haré lo que me mande, estudiaré su voluntad para cumplirla, sin esperar que me mande; ejecutaré con prontitud y alegría todo lo que disponga por sus representantes, que son mis Superiores. Seré amigo de los amigos de Dios y trataré a los enemigos de Dios como El disponga, ladrando contra sus maldades para que desistan de ellas.
672. 3.° El perro vigila de día y por la noche redobla su vigilancia; él guarda la persona del amo y todas las cosas que al amo pertenecen; él ladra y embiste a cuantos conoce o barrunta que pueden perjudicar a su amo y a sus intereses. Yo debo procurar vigilar continuamente y declamar contra los vicios, culpas y pecados, y contra los enemigos del alma.
673. 4.° El perro el mayor gusto que tiene es el estar y el andar a la presencia de su amo. Yo procuraré andar siempre con gusto y alegría a la presencia de Dios, mi querido Amo, y así no pecaré nunca, y seré perfecto, según aquella palabra: Ambula coram me, et esto perfectus .”
De todo ello extrae el santo todo un compendio de virtudes cristianas, según la tradición bíblicotradicional: lealtad a la palabra del Señor, obediencia sobrenatural, que no ciega; ductilidad a su gracia, vigilancia para no caer en tentación, espìritu de oración continua, para siempre andar en la presencia y compañía del Señor…etc.
Demos ahora un gran salto y nos situamos en el Antiguo Testamento, Libro de los Jueces 7. Reducción del ejército de Gedeón.
Tema: ante una espantosa amenaza enemiga, el Pueblo de Dios ha de lanzarse al combate. El enemigo es inmenso, numeroso como nube de langostas, y fiero y cruel. Los israelitas forman un ejército liderado por Gedeón.
Pero atención: el Señor no quiere que luchen con un ejército numeroso, quiere que luchen con un ejército humanamente reducido y débil, para que sea patente que es Él, el Señor, quien les va a dar la victoria. Por eso, Dios les ordena que reduzcan sus fuerzas.
Porque como se dice en Judit 9, 11:
Non enim in multitudine virtus tua. Tu poder no reside en el número.
Porque Samuel 2, 9 dice:
el hombre no triunfa por su fuerza
Por tanto, Gedeón ha de seleccionar y reducir sus soldados, para no creer que su poder reside en cantidades, ni en recursos humanos, ni en otra fuerza que no sea la del Señor. Y ¿Con qué criterio? Con el criterio que Dios le manda. ¿Cuál es? Veámoslo.
Leamos el pasaje de la Palabra de Dios.
7 1 A la mañana siguiente, Ierubaal –es decir, Gedeón– se levantó de madrugada con la gente que lo acompañaba, y acamparon en En Jaród. Madián había acampado más al norte, al pie de la colina de Moré, sobre el valle.
2 Entonces el Señor dijo a Gedeón: “La gente que te acompaña es demasiado numerosa para que yo ponga a Madián en sus manos. No quiero que Israel se gloríe a expensas mías, diciendo: ‘Es mi mano la que me salvó’.
3 Por eso, proclama a oídos del pueblo: ‘El que tenga miedo o tiemble, que se vuelva’”. Así Gedeón los puso a prueba, y veintidós mil hombres se volvieron, quedando sólo diez mil.
4 Luego el Señor dijo a Gedeón: “Hay todavía demasiada gente; ordénales que bajen hasta el borde del agua, y allí te los pondré a prueba. Irán contigo solamente los que yo te indique; los otros no te acompañarán”.
5 Gedeón hizo que la gente bajara hasta el agua, y el Señor le dijo: “A todos los que beban con la lengua, como lamen los perros, los pondrás de un lado; y a todos los que se arrodillen para beber, los pondrás del otro”.
6 Los que lamieron el agua llevándosela a la boca, fueron trescientos; el resto de la tropa, en cambio, se arrodilló para beber.
7 El Señor dijo a Gedeón: “Yo los voy a salvar con estos trescientos hombres y pondré a Madián en tus manos. Que el grueso de la tropa regrese cada uno a su casa”.
8 Los trescientos hombres recogieron los cántaros de toda la tropa, y también sus trompetas, mientras Gedeón despedía a los otros israelitas, quedándose sólo con esos trescientos. El campamento de Madián estaba en el valle, debajo del suyo.
Esta traducción es de la BIBLIA CLERUS. Creo que vale la pena contrastarla con algunas otras. En especial, el pasaje más enigmático, el versículo 6.
En la Sagrada Biblia de la B.A.C. dice “se acucliclló sobre sus rodillas", en lugar de “se arrodilló". Y en el versículo 6 dice “bebieron a lametadas", es decir, como los perros. En la Biblia de Navarra dice “"a todo el que se incline sobre sus rodillas", y habla de beber el agua “lamiéndola con su lengua como hacen los perros".
Podríamos continuar con otras traducciones, pero creo que es suficiente para comprender que:
1. La Escritura pretende resaltar el hecho de beber con la lengua, o a lametadas, como los perros.
2. El hecho de que otros no bebieron como los perros, sino como arrodillándose, y digo “como” porque no es talmente arrodillándose, sino curvándose sobre las rodillas, poniéndose en cuclillas, inclinándose sobre las rodillas. –Se refiere, por tanto, como me apuntaba mi amigo Longinos el otro día en una provechosa conversación sobre Jueces 7, a los que adoran falsamente, a los que no se arrodillan en espíritu y verdad, es decir, a los que no adoran al Dios verdadero, sino que doblan su rodilla, (a los derrotados por su incredulidad o su idolatría).
Por tanto, los que beben el agua de Gedeón como beben los perros (humildemente, lealmente, fielmente..) son los elegidos para el ejército del Pueblo de Dios.
Si acudimos, para confirmar esto, a la joya de todas las Biblias, la prodigiosa y santa Vulgata, que tanto amaba León Bloy, vemos que efectivamente se refiere la Escritura a beber con la lengua como los perros, y a doblarse sobre las rodillas:
"5 cumque descendisset populus ad aquas dixit Dominus ad Gedeon qui lingua lambuerint aquas sicut solent canes lambere separabis eos seorsum qui autem curvatis genibus biberint in altera parte erunt “
ALGUNAS CONCLUSIONES A PARTIR DE CUANTO SE HA DICHO
Está claro que el retrato de las virtudes bíblicas del perro que ilustra el comienzo de nuestra entrada nos conduce, de la mano de San Antonio María Claret, a una comprensión figurativa de este pasaje impresionante de la Escritura.
Gedeón sin duda prefigura a Nuestro Señor Jesucristo.
El agua de Gedón se refiere al Agua de Vida que nos trae Jesús, es decir, a la gracia, que contiene la potencia de Dios, porque Dios mismo nos hace partícipes a través de ella de su Divino Poder.
Por la forma de beber el agua se selecciona a los soldados de Gedeón, a los soldados de Cristo, es decir, a nosotros, sus apóstoles, a nosotros, los cristianos, bautizados en el Agua de Gedeón y alimentados, saciados y fortalecidos por su gracia.
¿Cuál es la forma apropiada de recibir la gracia? Pues la forma preparada y suscitada y movida por ella misma, y fruto libre suyo: es el Espíritu Santo el que nos guía a cooperar a hechura del Hijo del Hombre, de forma que su auxilio no sea vano, sino fructífero
La forma apropiada de beber el Agua de Vida es con orante lealtad,con sincera humildad, con sobrenatural fidelidad de Resto… con todas las virtudes bíblicas que ejemplifica el perro, tal y como nos expone San Antonio María Claret.
Porque el perro, en este pasaje, es admirable, y no despreciable. Es objeto de elección. Como nos enseña San Agustín en el comentario al salmo 68 explicando este pasaje de Jueces 7:
Canes laudabiles, non detestabiles; fidem servantes domino suo, et pro eius domo contra inimicos latrantes.
¡Vaya! Ya sabemos en quién se inspiró San Antonio María. Comprobamos que el pasje de nuestro San Antonio María Claret es casi una traducción del pasaje de San Agustín: los perros son dignos de alabanza, no detestables, pues guardan fidelidad a su amo, y con sus ladridos le defienden de los enemigos de la casa… Y sigue casi a la par que el texto agustino.
Y he aquí la grandiosa enseñanza de este pasaje extraordinario de Jueces 7.
Nos la expone el Apóstol en 2 Corintios 12, 10:
“cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
Qué locura, qué escandalosa doctrina: reducir nuestras fuerzas humanas para ser más fuertes con el poder de Dios. ¿A quién se le podría ocurrir? Mira el perro. Siempre confía en su amo. Siempre es fiel a su gracia. Y esa fidelidad que hemos de trabajar en nosotros, es fruto misterioso de la gracia misma.
Se imagina el hombre inconvertido que al aumentar sus fuerzas naturales, sus medios materiales, sus recursos técnicos y sus planes y programas humanos, demasiado humanos podrá ser más poderoso. Pero es entonces, precisamente, cuando es más vulnerable. Cuando doblamos la rodilla nos rendimos, nos acuclillamos miedosos, rendidos por nuestra presunción. Y no podemos ser como el perrillo que ama y obedece a su amo hasta la muerte, y siempre anda detrás de él.
Pero si cultivamos con el auxilio de la gracia divina las virtudes de un humilde perro, el Señor nos elige para darnos su auxilio potente. Y así ladramos toda impostura.
La lectura constante de la Escritura nos impulsa a elevar un canto de esperanza en el poder de Dios
El poder de Dios en nosotros es la gracia, en que dice el Príncipe de los Apóstoles que hemos de poner TODA nuestra esperanza (1 Pe 1, 13) No en nosotros, no en nuestras fuerzas naturales, no en cantidades, no en recursos, sino en el poder de Dios. Y para recibir esta esperanza, para que suba a nuestra boca y la proclamemos en Magnificat, hemos de tener muy dentro, en lo hondo del alma, la Santa Escritura.
Amemos la Escritura con toda nuestra alma y meditemos en ella día y noche (Salmo 1,2). Tengámosla siempre en la boca como antorcha que es junto a la Santa Tradición, la doble fuente, y a la luz del Magisterio. Seamos como perros mendigos de la Palabra de Dios, para poder ser mendigos de la gracia.
Porque como dice san Juan XXIII:
“"Es verdad que la palabra de Dios afecta al hombre de toda edad y condición por la eficacia intrínseca que encierra en sí misma. (…) Esto significa que el que está llamado ponerla en práctica, debe ser, verdaderamente, un fiel transmisor de la gracia” San Juan XXIII, Discurso del 13 de febrero de 1961
¡Alabado sea el Señor, Dios de los Ejércitos, que concede la victoria a los que, confiando plenamente en el Espíritu de Cristo vencedor, se acercan a recibir del Agua de la Vida, y creen en Él, y lo tratan como a su único y verdadero Amo! Es entonces cuando nuestro apostolado será fecundo, según la voluntad del Señor y su designio.
¡Gloria a Dios!
7 comentarios
Y que El nos de la gracia de que en nuestra vida la Fidelidad esté siempre escrita con letras de oro, en el libro de la memoria de Dios.
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A.G.-Sí, qué bello lo que dices, la fidelidad escrita en oro, y que el Señor nos la recuerde, que es don suyo. Gracias por el comentario
Ojalá fuésemos tan fieles como los perros que nunca te abandonan. Hermosas criaturas que nos muestran a diario la obra de Dios.
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AQ.G.-Gracias Luisfer. Los perros nunca nos abandonan, somos nosotros los que les abandonamos a ellos. Fieles de verdad. Dios les creó para acompañarnos y querernos, no me cabe duda.
Creo que, de primera entrada algunos me identifican con un perro grandote y gruñon pero cuando me conocen mejor, notan que soy dulce y hasta dócil, se podría decir.
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A.G.- Jeje me ha hecho gracia lo del perro grandote y gruñón, que en el fondo es dulce y dócil.
Por cierto, creo seriamente que has de leer a Azorín. Tus posts tienen su huella y sello, te gustará. El calificaba su estilo de "lo cotidiano prodigioso". Gran amante de los perros, por cierto.
Gracias por el comentario
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A.G.-Así es, hace voluntariamente lo que le mandan. Cierto que es interesante. Gracias.
Su confianza ciega en mí me hace afianzar cada día mi confianza ciega en Dios.
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A.G.-Qué bello, lo que dice. Gracias, y una caricia a Socio.
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