19.11.11

En los altares: Santa Gema Galgani

Santa Gema

Gema nació un 12 de marzo del año 1878. En una aldea cercana a Lucca (Italia) de nombre Camigliano la hija de Enrique Galgani, (farmacéutico) y Aurelia Landi fue la cuarta en nacer, y primera niña de los 8 hijos que tuvo el matrimonio.

Su madre, ferviente católica, no quería que se le pusiese el nombre de Gema pues, a su entender, no había santa en el cielo con tal nombre y no tendría quien la protegiera. Sin embargo el párroco de Gragnano, Don Olivio Dinelli, proféticamente dijo que “Muchas gemas hay en el cielo, esperemos que también ella sea un día otra gemma del Paraíso“.

Y así fue. Sin embargo no fue su camino hacia el definitivo Reino de Dios uno que lo fuera de rosas sino salpicado con muchas espinas que la hicieron, si cabe, más santa.

Su madre infundió en Gema un amor muy especial a Cristo crucificado y de tal manera lo consiguió que la joven quiso, desde que tuviera uso de razón, parecerse lo más posible a su Maestro e Hijo de Dios. Y a fe que lo consiguió.

Su madre murió pronto y su padre la envió a un internado católico de Lucca del que ella misma escribió “Comencé a ir a la escuela de las hermanas; estaba en el paraíso”. Estaba donde de verdad quería estar: lo más cerca posible de Cristo.

Suplicaba Gema por recibir a Jesucristo en su Primera Comunión. Y lo hacía diciendo “Denme a Jesús… y verán qué buena seré. Tendré un gran cambio. Nunca más cometeré un pecado. Dénmelo. Lo anhelo tanto, no puedo vivir sin Él” porque sabía el poder que tenía, en su corazón, Aquel a quien tanto amaba. Y tal momento (del que ella misma dijera “Es imposible explicar lo que entonces pasó entre Jesús y yo. Él se hizo sentir ¡tan fuertemente en mi alma!”) llegó el 20 de junio de 1887, a los nueve años de edad.

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18.11.11

Eppur si muove - ¿Se ha de parar los pies a los progres de la Iglesia católica?

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Recientemente se han producido dos hechos que, gozosamente para la Iglesia católica, demuestran que cuando nuestros pastores hacen lo que deben cumplen, simplemente, con su deber. Tanto en un caso como en el otro, los sujetos pasivos del resultado de la labor propia de quien puede hacer lo que debe, son personas que se han caracterizado, y se caracterizan, por ser demasiado muelles en materia de doctrina católica y hacer de su capa un sayo.

Sobre Juan José Tamayo y Andrés Torres Queiruga, teólogos de aquella manera, todos los que tienen que saberlo ya están en el conocimiento de que se les ha impedido extender su particular doctrina en dos lugares determinados. Y es un aviso que deberían tener en cuenta en lo sucesivo y, aunque sabemos que en nada les va a afectar, lo hecho (como diría aquel Gobernador romano que condenó a Cristo), hecho está.

Sin embargo, lo sucedido (que seguirá suscitando muchos artículos y comentarios) nos sirve, qué duda cabe, para plantear una pregunta que es la que da título al Eppur si muove de hoy: ¿Se ha de parar los pies a los progres de la Iglesia católica?

Para responder a la misma hay que partir de algo que es básico: vamos a considerar a los citados progres como pertenecientes, en efecto, a la Iglesia católica aún a sabiendas de que por lo que dicen, escriben y transmiten se les podía considerar pertenecientes a otra religión. Y esto lo hacemos así porque, de otra forma, no se podrá poner remedio a la aberración porque o son católicos y se les corrige y no lo son y se les echa. Así de claro.

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17.11.11

¡Viva Cristo Rey!

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Cristo Rey

El próximo domingo, 20 de noviembre es, para un católico, una fecha muy importante que el calendario litúrgico marca de una forma destacada. Además de ser el inicio de la última semana del tiempo llamado Ordinario es, por eso mismo, la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo y apertura gozosa al tiempo de Adviento que, como sabemos, es un tiempo de esperanza. Conociendo a Quien esperamos (Jesús) es bien cierto, como dice San Josemaría en la Homilía del primer domingo de Adviento de 1951, que “Hemos de echar fuera todas las preocupaciones que nos aparten de Él, y así Cristo en tu inteligencia, Cristo en tus labios, Cristo en tu corazón, Cristo en tus obras”. Porque Cristo reina.

Ya el profeta Daniel (7, 13-14) sabía el destino que tenía reservado Dios para Cristo: “He aquí que en las nubes del cielo venía como Hijo de hombre. Se dirigió hacia el Anciano y fue llevado a su presencia. A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás”; o San Lucas, en la Anunciación cuando hace decir al Ángel del Señor (Lc 1, 31-33) “vas a dar a luz un Hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará por la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin” concretó el porvenir.

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16.11.11

Las lesbianas y la hornera

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AVISO: cualquiera parecido con la realidad es exacta coincidencia.

No voy a contar ninguna fábula tipo Samaniego sino un caso real que es, además, ejemplo de hasta dónde se puede llegar si se distorsiona el sentido mínimamente básico de la convivencia humana. Y esto que traigo aquí es un relato real, por desgracia, como la vida que, entre unos cuantos, han venido a forzar.

Lo sucedido es lo siguiente:

Dos mujeres se “casan” o, lo que es lo mismo, cumplen con la vigente ley en España y hacen como que contraen imposible matrimonio. Con el paso del tiempo, y por inseminación artificial tienen 2 hijas fruto de la técnica moderna que desprecia a la naturaleza hasta tal punto de simular lo imposible como es que dos mujeres puedan tener, vía natural, descendencia.

Sin embargo, como no siempre sale todo bien acaban separándose vía civil (como no puede ser de otra forma) y aquí empieza el galimatías o, como diría Mafalda, “el continuar del empezose”.

Como se diga lo que se diga y se pretenda lo que se pretenda el matrimonio sólo puede haberlo entre un hombre y una mujer, una de las mujeres tenía que hacer de padre y otra tenía que hacer de madre porque, a la hora de llevar a cabo la separación no sólo se separan quienes están casados, como personas me refiero, sino que hay personas afectadas, bienes, etc.

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15.11.11

Pérez Reverte, Arturo, y la distorsión de la verdad

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Como ha llegado a mis manos ahora el artículo de Arturo Pérez Reverte (más que conocido por sus títulos sobre el Capitán Alatriste) acerca de su despedida al aún Presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero ahora lo comento. Es, eso es cierto, del mes de agosto pero creo que vale la pena decir algo al respecto porque nada ha cambiado desde entonces.

La verdad tengo a Pérez Reverte por una persona cabal que, cuando escribe, lo hace desde un punto de vista personal y muchas veces lo hace de una forma muy cruda y dura que a los afectados no puede gustar lo más mínimo. Sin embargo, no seré yo el que critique tal forma de escribir porque cuando puedo hago exactamente lo mismo faltando, eso lo reconozco, a la caridad cristiana que no debería olvidar nunca.

Sin embargo en la despedida que hizo de Rodríguez Zapatero creo yo que incurrió en un par de deslices que hay que hacer notar y, aunque estoy seguro que es lo que piensa pues también estoy seguro que no es lo más adecuado ni más acertado.

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14.11.11

Serie Hábitos católicos - 3.- Construir la virtud, desenraizar el vicio

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La segunda acepción de la palabra “hábito” es, según la Real Academia Española de la Lengua es el “Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas”. Por lo tanto, si nos referimos a los que son católicos, por hábitos deberíamos entender aquello que hacemos que, en nuestra vida, supone algo especial que marca nuestra forma de ser. Incluso es algo que al obedecer a una razón profunda bien lo podemos calificar de instintivo porque nuestra fe nos lleva, por su propia naturaleza, a tenerlos.

Pues bien, esta serie relativa a los “Hábitos católicos” tiene la intención de dar un pequeño repaso a lo que, en realidad, debería ser ordinario comportar en un católico.

3.- Construir la virtud, desenraizar el vicio

Vicios y virtudes

El número 1803 del Catecismo de la Iglesia católica dice que “Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta” recordando lo que escribió, en su Epístola a los Filipenses (4,8) San Pablo (Flp 4, 8). Añade, para comprensión de tal realidad, que “La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretasy establece lo que, exactamente, cabe acerca de la virtud y que es que “El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios”, trayendo a colación lo dicho, al respecto, por San Gregorio de Nisa.

Hay que tener en cuenta, pues, las virtudes y, acto seguido, reconocer aquellos vicios que nos hacen flojear en nuestra fe y nos llevan por un camino equivocado y que no desembocará en el definitivo Reino de Dios.

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13.11.11

La Palabra del Domingo.- 13 de noviembre de 2011: Talentos que hacer rendir

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Mt 25, 14-30. Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor.

Biblia

14 «Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: 15 a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. 16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. 17 Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. 18 En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.19 Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. 20 Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado.” 21Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”

22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: “Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado.” 23 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
24 Llegándose también el que había recibido un talento dijo: “Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. 25 Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo.” 26 Mas su señor le respondió: “Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; 27 debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. 28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. 29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.”

COMENTARIO

Talentos que hacer rendir

Por mucho que haya personas que crean que Dios abandona a su prole cuando la crea y que se olvida de ella, lo más cierto es que es, exactamente, todo lo contrario lo que sucede y pasa con cada uno de nosotros: Dios no nos abandona nunca y, desde que somos creados hasta que nos presentemos ante Él y su tribunal, está y estará con nosotros.

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12.11.11

En los altares - San Nicolás de Bari

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San Nicolás de Bari

Se cree que nació Nicolás hacia el noveno decenio del siglo III y en la ciudad de Patara situada en Licia (Asia Menor). Sus padres eran nobles y, además, cristianos lo cual le facilitó a Nicolás una educación sólida tanto desde el punto de vista moral como intelectual encargándose de las mismas el obispo de Patara.

Desde que Nicolás nació se sucedieron una serie de circunstancias que, con el paso de los años, determinaron lo que vendría a ser aquel joven que, siendo aún niño repartía lo que conseguía entre los pobres diciendo que “sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dato tanto” y manifestando un espíritu caritativo y entregado al prójimo.

Quedó huérfano Nicolás muy joven con una gran fortuna que repartió entre los más necesitados para irse a un monasterio. Fue ordenado sacerdote por un obispo que era tío suyo y, después de haber visitado Tierra Santa llegó a la ciudad de Mira, en Turquía, de la que fue nombrado Obispo porque el decano de los obispos, tras la muerte del titular de aquella diócesis le dijo, estando en su catedral “Esta noche misma, en un sueño con que Dios ha querido favorecerme, os ha señalado Él como futuro obispo a quien debemos elegir” y, aunque se resistió Nicolás nada pudo hacer en contra de aquel nombramiento pues, al punto entraron muchos creyentes que lo aclamaron como su obispo.

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11.11.11

Eppur si muove - ¿Son los novísimos tan viejísimos y pasados?

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El Eclesiástico dice, en el versículo 36 de su capítulo 7 lo siguiente: “Acuérdate de tus novísimos y no pecarás jamás” y, aunque en otras versiones dice “Acuérdate de tu fin”, el sentido viene a ser el mismo que no es otro que aquello que sucede tras la muerte de las criaturas visibles porque, sin duda alguna, no somos aquí para luego no ser nada sino que Dios nos ha creado para no olvidarse de nosotros nunca.

Por lo tanto, tanto al cielo (estar junto a Dios), al infierno (no estar nunca junto al Padre), al purgatorio (gozo de saberse salvado en espera de estar junto al Creador) o al juicio (inexorable presentación ante el tribunal de Dios) que a cada uno nos corresponde sufrir o gozar se les llama novísimos o, también, postrimerías, últimas cosas o teológicamente hablando “escatología” (lo último, lo que está más allá, el έσχατον griego) en el entendido que también se encuentra la misma muerte, puente entre esta vida y la otra de la que Charles Arminjon, en su libro “El fin del mundo y los misterios de la vida futura”, p. 134, Ed. Gaudete) dice que “Hoy intentamos comprender que ella no es el obstáculo sino el medio; ella es la transición y la pascua que conduce del reino de las sombras al de las realidades, de la vida transitoria a la vida inmutable e indefectible”.

Estos temas, aún lo apenas dicho, deberían ser considerados por un católico como esenciales para su vida y de los cuales nunca, pero nunca, debería hacer dejación de conocimiento porque le va la vida en ellos y teniendo en cuenta qué vida le va, la eterna, olvidarse de los mismos como si no tuvieran importancia es algo que solo se puede perdonar con un exceso de caridad cristiana.

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10.11.11

Ayer y mañana

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Alabar a Dios

Nosotros somos herederos de lo que fuimos y, sobre todo, la sociedad en la que vivimos recibe, también de sus progenitores pasados los frutos de las semillas que aquellos otros nosotros sembraron.

El tiempo pasado, no tan lejanamente hablando, ese ayer nuestro, es momento en que el espíritu humano, llevado de la mano sabia de Dios, se encumbra buscando, tratando de comprender esos misterios que son la esencia de nuestro existir (el origen de la vida, la humanidad misma, la verdad de la Verdad, etc.) Desde un Agustín de Hipona hasta el Cardenal Newman, pasando por Tomás de Aquino y sin olvidar los diversos estratos de nuestro pensamiento cristiano, que muy bien podemos tocar con nuestros propios ojos y pensamientos hoy mismo (el mismo beato Juan Pablo II fue ejemplo de de fe y razón y Benedicto XVI muestra presente de teología y vida); desde aquellos primeros cristianos que fundamentaban su fe en la vivencia personal de la misma y transmitieron, como siguiendo al Deuteronomio (6, 4, ese shemá judío y, también, y por eso, nuestro) esos principios que eran causa de sus padecimientos hasta que Constantino remedió su sufrir aunque los hiciera, a lo mejor, más cómodos y, a veces, más muelles para con el mundo.

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