En los altares: Santa Gema Galgani
Gema nació un 12 de marzo del año 1878. En una aldea cercana a Lucca (Italia) de nombre Camigliano la hija de Enrique Galgani, (farmacéutico) y Aurelia Landi fue la cuarta en nacer, y primera niña de los 8 hijos que tuvo el matrimonio.
Su madre, ferviente católica, no quería que se le pusiese el nombre de Gema pues, a su entender, no había santa en el cielo con tal nombre y no tendría quien la protegiera. Sin embargo el párroco de Gragnano, Don Olivio Dinelli, proféticamente dijo que “Muchas gemas hay en el cielo, esperemos que también ella sea un día otra gemma del Paraíso“.
Y así fue. Sin embargo no fue su camino hacia el definitivo Reino de Dios uno que lo fuera de rosas sino salpicado con muchas espinas que la hicieron, si cabe, más santa.
Su madre infundió en Gema un amor muy especial a Cristo crucificado y de tal manera lo consiguió que la joven quiso, desde que tuviera uso de razón, parecerse lo más posible a su Maestro e Hijo de Dios. Y a fe que lo consiguió.
Su madre murió pronto y su padre la envió a un internado católico de Lucca del que ella misma escribió “Comencé a ir a la escuela de las hermanas; estaba en el paraíso”. Estaba donde de verdad quería estar: lo más cerca posible de Cristo.
Suplicaba Gema por recibir a Jesucristo en su Primera Comunión. Y lo hacía diciendo “Denme a Jesús… y verán qué buena seré. Tendré un gran cambio. Nunca más cometeré un pecado. Dénmelo. Lo anhelo tanto, no puedo vivir sin Él” porque sabía el poder que tenía, en su corazón, Aquel a quien tanto amaba. Y tal momento (del que ella misma dijera “Es imposible explicar lo que entonces pasó entre Jesús y yo. Él se hizo sentir ¡tan fuertemente en mi alma!”) llegó el 20 de junio de 1887, a los nueve años de edad.