La Palabra del Domingo .- 5 de agosto de 2012
Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.
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Jn 6, 24-35
24 Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. 25 Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?» 26 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. 27 Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.» 28 Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» 29 Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado.»30 Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? 31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: = Pan del cielo les dio a comer.» = 32Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; 33 porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.» 34 Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» 35 Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.
COMENTARIO
El pan para la vida eterna
Este texto del Evangelio del discípulo amado y querido de una forma profunda por Jesús es muy especial. Profundidad y necesidad de comprenderlo se dan la mano y hacen, del mismo, una realidad imprescindible de comprender y de llevar a nuestras vidas de peregrinos hacia el definitivo Reino de Dios.
Muchos seguían a Jesús y muchos querían seguir viéndole y teniéndolo en sus vidas. Pero el Hijo de Dios, como suele decirse, los había calado y sabía, a la perfección, que no habían entendido la razón de su venida y, es más, que no comprendían que Él era el Mesías tan esperado por el pueblo de Israel desde hacía muchos, muchos siglos y que en Él debían refugiarse y buscar la salvación.