26.11.22

La Palabra para el Domingo - 27 de noviembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 27 sino sábado, 26 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.
 
Mt 24, 37-44
 

23  ‘Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.38 Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, 39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del  hombre.40 Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; 41 dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada. 42  ‘Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. 43 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no  permitiría que le horadasen su casa. 44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.’”
 
 

Cuando menos pensemos vendrá Cristo

  

Velar, estar atentos, no despistarse de lo que verdaderamente importa. Esto es lo que Cristo quiere decirnos y lo hace de una forma más que convincente. 

Nos parece que el Hijo de  Dios quiere meter miedo en el cuerpo y en el alma a quien escuche esto. Y es que, en efecto, el fin buscado es el santo temor de Dios y a su Justicia.   

En tiempos de Noé, como bien nos dice Jesucristo, la vida se desarrollaba, para la gran mayoría, por caminos pecaminosos. Dios había llegado a pensar que la creación del hombre no había resultado como quería su corazón. Y decide castigar a una humanidad que se había separado demasiado de Quien la había creado. Deja, de todas formas, una luz de esperanza (Dios nos quiere demasiado como para no hacer eso) y destina a Noé y su familia a ser los nuevos Adanes y Evas (por decirlo así) del mundo. 

El ser humano, por eso mismo, iba a tener una nueva oportunidad, volver a empezar, por decirlo así. 

Sabemos que, en efecto, el ser humano volvió a repoblar la Tierra. Pero sucedió, libre albedrío en acción, que las cosas estaban volviendo por su cauce no demasiado bueno para el fin buscado por Dios acerca del hombre. Y tuvo que enviar a su Hijo para dar una nueva oportunidad, una nueva alianza, entre el Todopoderoso y su pueblo. 
 
El Periódico de México | Versión para imprimir | Columnas-VoxDei | Velad,  pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor
Y ahora, cuando el Mesías habla a los que le están escuchando, no lo hace sin sentido sino con plena conciencia de la advertencia que está haciendo a sus oyentes, discípulos o no, acerca de lo que ha de venir, de cómo ha de venir y, sobre todo, de qué hacer ante eso. 

Y les dice que velen. 

Velar supone, hablando pronto y claro, no dormirse. Es decir, permanecer en un estado espiritual de tal jaez que suponga que no se nos va a escapar nada, espiritualmente, importante. Supone, pues, oración, petición a Dios de un corazón blando y no de piedra y, en definitiva, poner todos nuestros sentidos del alma a la escucha del Espíritu Santo que quiere guiarnos por el bueno camino hasta el definitivo Reino de Dios. 

Jesús habla, en este texto de San Mateo, del ladrón que puede llegar a la casa con intención de robar. Y nosotros, en tal sentido, somos como los señores, protegiendo nuestra alma, que no quieren que el ladrón maligno robe nuestro bien espiritual. Por eso debemos permanecer atentos… velando por nuestro bien definitivo que no es otro que ocupar alguna de las mansiones que el Hijo nos está preparando y gozar para siempre, siempre, siempre, de la Visión Beatífica y de la Bienaventuranza. 

Y, para terminar, la última advertencia: no sabemos cuándo ha de venir el Hijo del hombre. Eso sólo lo sabe Dios. A nosotros lo que nos corresponde es velar, velar, velar.

 
PRECES 

Por todos aquellos que no quieren escuchar las claras advertencias de Cristo.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que quieren velar y dejan todo al amparo del Mal.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a velar para que no nos coja desprevenidos la llegada de tu Hijo ni seamos dominados por el Mal.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
 

Eleuterio Fernández Guzmán
 
Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:
 
Debemos velar pues Dios está cerca.

21.11.22

Ya 59

Numero 59 | Foto Premium

Abajo, en los “Panecillos de meditación” que le debemos, como tantas cosas, al Beato Lolo, hemos escrito que cumplir años es una forma de dar gracias a Dios. Y es que lo decimos de verdad y sin pretensión que vaya más allá de lo que eso significa que, para nosotros, no es poco.

El caso es que corría el año 1963 cuando, en una andaluza ciudad de nombre Granada vino al mundo un ser humano al que, pasado el tiempo pondrían el nombre de uno de sus abuelos. Tal era una costumbre muy arraigada en la España, ya, prehistórica (quiero decir que lo es por ser la que existía antes del nacimiento de quien esto escribe; es, pues, prehistórica, antes de mi misma historia) pero que, como las buenas y tradicionales costumbres, se ha perdido.

Era, por decirlo pronto, un 21 de noviembre. Por eso, un tal día como hoy el que esto escribe cumple 59 años..

En realidad, no digo esto para ser felicitado. No. Lo digo porque tengo la intención de agradecer.

Conocido es el artículo de título “Yo acuso” que escribió Émile Zola como alegado a favor del capitán Alfred Dreyfus y que dirigió al Presidente de Francia, a la sazón M. Félix Faure. En el mismo pone a caldo a muchos de los que intervinieron en el proceso del citado Alfred Dreyfus.

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19.11.22

La Palabra para el Domingo - 20 de noviembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 20 sino sábado, 19 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.
 
Lc 23, 35-43
 
“35 Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: ‘A otros salvó; que se salve a sí mismo si él  es el Cristo de Dios, el Elegido.’ 36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre 37 y le decían: ‘Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!’ 38 Había encima de él una inscripción: ‘Este es el Rey de los judíos.’39 Uno de los malhechores colgados le insultaba: ‘¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!’ 40 Pero el otro le respondió diciendo: ‘¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? 41 Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.’ 42 Y decía: ‘Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.’ 43   Jesús le dijo: ‘Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.’”
     
COMENTARIO

Entender y comprender a Cristo
 
El momento que refleja este texto del Evangelio de San Lucas es verdaderamente terrible pero, también, ciertamente, luminoso. 

Cristo se encuentra ya clavado en la Cruz y muchos lo miran. No todos lo hacen con pena sino que hay bastantes que tienen de  aquel hombre un conocimiento escaso. En realidad, como diría bien pronto el Hijo de  Dios, no sabían lo que hacían. Y, de verdad, no lo sabían. 

Como sabemos, con Jesús había dos personas. Le acompañaban dos ladrones que si se encontraban en aquella situación era porque su vida, a diferencia de la de Cristo, no había sido muy ejemplar. Dimas y Gestas (como se ha dado en llamar a tales ladrones) se encontraban, ante aquello, de una forma muy distinta, actuaban según sus propias emociones y sentimientos. 

En realidad, uno de ellos comprendió… el otro ni siquiera entendió nada de lo que le estaba pasando. Y perdió una gran oportunidad. 

No podemos negar que algunos de los allí presentes era posible que supieran que Jesús no era un hombre cualquiera. Lo consideraban, por eso mismo, muy peligroso porque había estado llamándoles la atención sobre mucho de lo que hacían y eso le procuró una muerte de tal jaez al hijo de María y de José. 

Ellos se reían. Y es que es posible vernos entre aquellas personas que miran la Cruz donde pende un hombre muy maltratado. Los que se mofan del Maestro lo hacen porque se sienten seguros. Allí, en aquella situación, nada puede hacerles. Y es que ellos ignoran que les está procurando la salvación eterna de haber creído que era el Hijo de Dios… 

Y los otros… aquellos dos ladrones que muestran la forma en la que podemos situarnos, posicionarnos, ante el Enviado de Dios, también tiene mucho que decirnos. 
 
Rescatan al “buen ladrón”, crucificado con Jesús y primer santo de la  historia - InfobaeUno de ellos, al que llamamos Gestas, no tenía muy claro qué estaba pasando allí. Echa en cara a Cristo que no los salve. Quiere que, sí, se salve Él pero que, de paso, los salve a ellos. Sin embargo, ellos parece que nadan han hecho para ser salvados salvo estar allí, en aquel momento, acompañando a la muerte al Hijo de Dios. 

Pero el otro… el otro, llamado o dado en llamar Dimas es conocido como el buen ladrón. En realidad, no es que fuera bueno por ser ladrón sino que al ser ladrón… pudo ser bueno y lo fue. 

Comprendió, Dimas, que Jesús, aquel hombre que los acompañaba, era especial. A lo mejor había oído hablar de Él o, incluso, podía haberlo conocido en alguna ocasión. El caso es que Dimas sabe que Jesús es inocente. Ellos, también lo sabe, no lo son. Y reconoce que son pecadores y que sólo Jesús puede hacer algo por ellos. 

Y lo pide. Pide con confianza al Hijo de Dios, que le ayude, que cuando venga con su Reino se acuerde de él porque ha creído que no tiene culpa el Maestro sino que ellos dos sí la tienen. 

Jesús, como bien sabemos que hizo otras muchas veces con quien tiene fe y confía en su persona, hace lo único que puede hacer: lo salva. 

Le dice el Emmanuel que hoy mismo estaría con Él en el Paraíso. Y alguno podría preguntarse cómo eso es posible si tardaría tres días en resucitar. Sin embargo, el tiempo de Dios no es el mismo que el de los hombres. Y, además, para el Creador nada hay imposible. Tampoco eso. 
 

PRECES

Por todos aquellos que no creen poder ser salvados.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no piden a Dios por su salvación.

Roguemos al Señor.
 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a implorar por nuestra salvación.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
 

Eleuterio Fernández Guzmán
 
Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:
 
¡Qué bien saber que Cristo es el Salvador!

 

14.11.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – No se puede definir uno mejor a sí mismo

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

No se puede definir uno mejor a sí mismo

 

“Grande o pequeña, ser luz de los hombres, iluminar siempre, aclarar un sendero, orientar a un caminante, transmitir un mensaje. Si no sol espléndido que se cimbrea desde el alba sobre las

cabezas de todos los hombres, al menos titilar humildemente en nuestro lugar y sin descanso, violentar las tinieblas, aupar el sentido de lo eterno sobre las cosas vulgares como un lucero que recuerda de continuo la raíz de eternidad de todos.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 111)

 

Ciertamente, es fácil creer que un mismo se conoce bien a sí mismo y que no le resulta difícil definirse. Sin embargo, bien sabemos que es no es tan fácil aunque al Beato de Linares (Jaén, España) le ha salido bordada su definición. Y aquí, en el texto traído hoy a esta casa, lo podemos ver a la perfección. 

Verdaderamente, este texto de Lolo orienta muy bien a quien no lo conozca. Y es que muestra lo que él quiere ser y que, por cierto, consigue a la perfección a lo largo de su vida. Y, en realidad, correspondería un análisis muy extenso sobre este texto aunque, de todas formas, aquí hagamos tan sólo una aproximación a lo que nos quiere decir Manuel Lozano Garrido. 

Lolo quiere ser luz. Y lo consigue con la forma de ser a lo largo de su existencia. Y es que ilumina a todo aquel que lo conoce con su experiencia vital y con la forma de encarar lo que, físicamente, le pasa. Y siempre ilumina, como él quiere y dice aquí; y sus escritos nos sirven para aclarar el sendero de nuestra vida y, claro, para orientarnos como caminantes que somos hacia el definitivo Reino de Dios llamado Cielo. 

Es verdad que Lolo sabe que, de todas formas, tampoco puede llegar a ser aquel sol que todo ilumina porque conoce bien que es, como todo ser humano, limitado y que sólo Dios es capaz, tiene la capacidad, de hacer tal cosa como, por cierto, hace y viene haciendo desde siempre. 

De todas formas, quiere el Beato Lolo, poniendo su humildad por delante para que nadie se lleva a engaño en el sentido de que pudiera creerse que Manuel se siente mucho más que nadie, ser, al menos, como una lucecita que sí, que sirva para salir de las tinieblas en las que pudiéramos encontrarnos y, así, salir a la luz que nos ilumina y nos guía. 

A este respecto, como hemos dicho antes, bien sabemos que Lolo nos ilumina y que no lo hace como una “lucecita” sino, al contrario, como un gran foco, digamos, alegremente hermoso y grande. Pero él no puede pensar otra cosa que la que dice y que tiene su base en su profunda y franca humildad… 

Por otra parte, no podía dejar de decir Manuel Lozano Garrido que lo que quiere, en el fondo (y que es lo que contiene todo lo demás, como su base y su raíz) es recordar a los corazones de qué dependen los mismos y que no es otra verdad que Dios mismo y que nunca olvidemos que la eternidad nos guía y que hacia ella, hacia la vida eterna, debemos mirar, caminar y llegar.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

13.11.22

La Palabra del Domingo - 13 de noviembre de 2022

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 Lc 21, 5-19

 
“5 Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: 6  ‘Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.’  7 Le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?’ 8   Él dijo: ‘Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y “el tiempo está cerca’. No les sigáis. 9 Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.’ 10 Entonces les dijo: ‘Se levantará nación contra nación y reino contra reino. 11  Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. 12 ‘Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre;  13 esto os sucederá para que deis testimonio. 14 Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, 15 porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. 16 Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, 17 y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. 18 Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. 19 Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.”

       

COMENTARIO

Perseverantes debemos ser 



En las Bienaventuranzas Jesucristo avisa acerca de las persecuciones que podrían sufrir sus discípulos. Y, sobre eso, dice “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.” Y eso es a lo que se refiere ahora, en esta conversación con aquellos que, escuchándole, quieren salvarse. 

Cuando Cristo avisa de la destrucción del Templo, ya podemos imaginar la situación en la que quedó, Él mismo, y la Casa de Dios. A muchos, con toda seguridad, debió preocupar mucho aquellas palabras. Y preguntan acerca de eso. 

Sabemos, sin embargo, que el Hijo de Dios, más que referirse a la destrucción del Templo que acaecería en el año 70 de nuestra era, lo hacía sobre un tiempo más lejano (no sabemos cuándo) y que tiene que ver con su segunda vuelta al mundo. Aún, pues, no se había ido a la Casa del Padre pero ya ponía sobre la mesa lo que pasaría cuando volviera. 

No podemos decir que sean nada agradables las palabras de Jesucristo. No son almibaradas ni dichas para alegrar los oídos y corazones de las que las escuchan. No. Son, simplemente, lo que son, lo que ha de pasar, lo que pasará. 

La cosa, además, no va a ser de repente. Es decir, antes de que el Hijo de Dios venga en su Parusía, han de suceder muchas cosas. Algunas, según se sostiene hoy mismo, ya están sucediendo pero si lo miramos bien, también en otros momentos de la historia del hombre después de la Resurrección de Cristo ha parecido que estaban llegando los últimos tiempos que son, no lo olvidemos, a los que hace referencia el Emmanuel. 

No hace falta que las repitamos. En el texto del Evangelio de San Lucas están explicitados los tiempos, las formas y, en fin, lo que sucederá sin temor a equivocaciones ni duda alguna. Lo que sí es importancia es que Jesucristo nos dice que no debemos tener miedo. Y eso, que es fácil de decir, seguramente no será fácil de hacer. No. Y es que es comprensible que el miedo se apodere de los corazones de aquellos que vean que todo se viene abajo, que se es perseguido hasta la muerte y, en fin, que todo parece terminar porque, en efecto, terminará… 

Sin embargo, decimos, el miedo no deberá ser acogido en nuestros corazones. La esperanza y al confianza habrán de prevalecer porque Dios está con nosotros y su Santo Espíritu nos iluminará para nuestra defensa o, simplemente, para fortalecer nuestro corazón ante la adversidad y la asechanza del Maligno que, sin duda alguna, gobernará el mundo entonces, cuando vuelva Jesucristo (así está escrito y así será). 

Por eso la última esperanza es la que siembra Cristo en nuestro corazón: hemos de ser perseverantes, tanto en la persecución como en la oración. Entonces seremos salvados. Sólo así y sólo entonces. 


PRECES

Por todos aquellos que no quieren tener esperanza en su salvación.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no confían en la venida de Cristo.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos tener siempre presente la necesidad de perseverancia en la oración y en la esperanza.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.


El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

  

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 ¡Siempre es muy importante estar atento a las palabras del Hijo de Dios!

  

Eleuterio Fernández Guzmán

7.11.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – Así sí se sobrenaturaliza el sufrimiento

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Así sí se sobrenaturaliza el sufrimiento


“De pronto noto que mi hermana llega por el pasillo y pregunta: 

-¿De qué te ríes?

 Si te lo digo, vas a ser tú la que se monde de risa. ¿En qué dirás que me estaba entreteniendo? Pues en hacer planes de comidas… 

El caso es que uno, que tiene más faltas que la báscula de un carbonero, no se acusa desde hace más de veinte años de ese neroniano y pantagruélico pecado que es la gula. No es que yo sea un hombre virtuoso, sino que la tentación, por inapetencia, carece simplemente de sentido” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 112)

  

En una concreta ocasión (siento no recordar ahora en qué libro escribe eso Lolo) el Beato de Linares (Jaén, España) hace una relación de comidas. Es decir, escribe lo que le gustaría comer para desayunar, comer a mediodía y, luego cenar. 

No podemos negar que eso sería, es así mismo escrito y dicho, una relación más que normal para una persona, digamos, que no tenga achaques del cuerpo. Pero eso, para Lolo, no era más que un ejercicio, digamos, de “ilusión” pues nada de lo que allí había escrito podía entrar en su estómago… 

Pues bien, ahora mismo hace algo por el estilo y lo que pasa muestra hasta qué punto nuestro amigo Lolo tenía un sentido del humor que estaba muy fuera de lo normal pues, dadas sus circunstancias, era algo más que guasa lo que le dice a Lucy, su hermana-madre-cuidadora, cuando entra y lo ve “¡riendo!” 

Antes que nada, debemos tomar nota de alguna de las palabras que dice Lolo. Y es que el dice que “nota” que su hermana se le acerca. Y dice que lo nota porque, sencillamente, ya no puede ver pero, de todas formas, conoce muy bien, digamos, los pasos de Lucy y está más que seguro que es ella quien se le acerca. 

Pues bien, el caso es que la hermana ha de preguntarle la razón de que Lolo se esté riendo él solo, allí donde estuviera. Por fuerza debía tratarse de algo muy gracioso que bien hubiera recordado el bueno de Manolo o, en fin, alguna de sus ocurrencias que le llevaran a la risa. 

Y, ciertamente, como bien le contesta Lolo a Lucy, aquello que estaba haciendo (seguramente pensando mentalmente) era para mondarse de risa… 

¡Estaba haciendo Lolo planes de comida! Lo hacía quien poco podía ingerir y todo aquello no era más que un plan de ilusión, como hemos dicho arriba, como lo que le gustaría comer pero que, por su enfermedad, era imposible que comiera. Sin embargo, él sabe cómo sacarle punta a toda circunstancia que le acaece e, incluso, es capaz de hacer risa de eso… ¿Quién de nosotros sería capaz de hacer eso cuando “sólo” le duele una muela…? No, nosotros, en general, sólo rabiaríamos por lo que no podríamos comer pero Lolo estaba hecho de otra pasta que tenía mucho que ver con la fe, con su modo de entender la fe. 

A este respecto, debemos darnos cuenta de lo que supone que alguien como el Beato Lolo, dándose perfecta cuenta de sus propias circunstancias, digamos, culinarias, sea capaz de ponerse el mundo por montera y hacer risa sobre sí y sobre lo que le pasa. Y eso sólo lo puede hacer quien se da cuenta de que incluso aquello podría ser sobrenaturalizado y, por tanto, elevado muy por encima del simple comer o necesidad de tan buen proceder… 

Digamos, ya para terminar, que Lolo nos da una lección espiritual más que grande con esto y que consiste, en general, en entender que lo que nos pueda acaecer que no sea de nuestro gusto también puede ser puesto a los pies de Dios en ofrecimiento. Así se sencillo pero, claro, así de difícil.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

5.11.22

La Palabra para el Domingo - 6 de noviembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 6 sino sábado, 5 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 


Lc 20, 27-38

 
“27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: 28 ‘Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. 29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; 30 y la tomó el segundo, 31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. 32 Finalmente, también murió la mujer. 33  Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.’ 34 Jesús les dijo: ‘Los hijos de este mundo toman mujer o marido; 35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, 36   ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. 37   Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor ‘el Dios de  Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’. 38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.’”


        
COMENTARIO

La eternidad de Dios y la vida eterna del hombre
 
En este texto del Evangelio de San Lucas el Hijo de Dios dice mucho acerca de la vida eterna, de cómo es y de qué se ha de esperar de ella. Pero antes debía manifestar mucho a los que querían tenderle una trampa. 

En realidad, aquellos hombres, saduceos, debían querer burlarse de Jesucristo. Por eso le preguntan eso que le preguntan. 

Sí, en efecto, resulta manifestación de burla preguntar acerca de la resurrección sin creer en ella. Por tanto, lo que preguntaran llevaba el marchamo de chanza y, además, intención malsana de querer coger al Maestro, como ellos lo llaman, en un renuncio espiritual. Y le preguntan esperando una respuesta que sea de su gusto… por eso aquello de la mujer que tantas veces contrajo matrimonio. 

Ciertamente, el tema era peliagudo. Y es que los saduceos no creían en la resurrección y, por lo tanto, les debía parecer de todo menos serio aquello de volver a la vida. Sin embargo, lo que no comprendían era que no se trataba de lo que ellos creían y, sobre todo, no comprendían, para nada, la naturaleza de Dios Padre Todopoderoso: es Dios de vivos. 

Ya en una ocasión, se ve Cristo obligado a decirle a los que le preguntan acerca del divorcio a través del acta de repudio que eso lo estableció Moisés por la dureza de sus corazones pero que en el principio Dios estableció que lo que había unido Él no podía separarlo el hombre. Y ahora debe pensar lo mismo el Hijo de Dios de ellos: ¡no comprenden nada de nada! 

Ellos creían tenerlo todo atado y bien atado: según Moisés, aquella mujer se había casado, uno tras otro, con siete hermanos. Entonces, cuando llegara la resurrección (en la que los saduceos que preguntan no creen) ¿qué pasará? 

Seguramente pensaban que no sabría Cristo salir de aquel trance. Pero no contaban con la Verdad. 

La Verdad, que es Dios mismo, determina que lo que ha creado, el ser humano que está hecho a su imagen y semejanza ha de resucitar si… 

Atributos de Cristo | veniracristo

Decimos eso de “si”, en modo condicional, porque Jesucristo dice, con toda claridad, que “los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquello mundo” (por el Cielo o la vida eterna). Es decir, que no todos van a alcanzar la Bienaventuranza sin los que, en efecto, “sean dignos” de alcanzarla.  Es más, que no todos van a resucitar la para la vida eterna sino aquellos que, repetimos, “sean dignos” para gozar de la Visión Beatífica. Y eso quería decir, a contrario, que habría otros que resucitarían para la muerte eterna que es lo que, en más de una ocasión, dijo Jesucristo en su predicación: quien crea y se convierta, vivirá… quien no crea y no se convierta… no vivirá para siempre o, lo que es lo mismo, morirá para siempre. 

Y, sin embargo, el meollo de aquello era lo que será la resurrección o mejor, el momento inmediatamente posterior: cómo será eso. 

Jesús lo dice de forma que se le entiende todo: no se tomará ni marido ni mujer porque los resucitados no serán como hombres y mujeres de carne sino que serán espíritus. Dice Cristo “como ángeles” que son, como sabemos, seres espirituales. Y los seres espirituales no pueden cumplir las mismas características y vivencias que los seres carnales sino otras muy distintas y más gozosas. 

Por eso, además, vivirán para siempre los que, en efecto, vivan para siempre. Y es que Dios, que quiere cabe sí a su descendencia, no podía permitir que sus hijos murieran para siempre. Al contrario es la verdad: hizo todo lo posible, vía muerte de su Único Hijo engendrado y no creado, que la salvación eterna fuese posible. Y lo fue; vamos, lo es.

 
PRECES

Por todos aquellos que no creen en la resurrección de la carne.

Roguemos al Señor. 

Por todos aquellos que  no quieren acaparar para la vida eterna sino sólo para el mundo y en el mundo. 

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos  alcanzar la Bienaventuranza.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Sobre la vida eterna es seguro que hacer chanza de ella no es nada bueno.

31.10.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – Dios, el de las oportunidades sin cuento

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Dios, el de las oportunidades sin cuento

 

“No sé cómo explicar este fenómeno, pero nunca he sentido correr un año tan aprisa. Bueno, sí lo sé. La realidad es ésta: Dios, Él solito, ha hecho un nuevo y radical planteamiento de mi vida, en el que también juegan las compensaciones. El trabajo grato y fecundo, ese por el que siempre he deseado vivir, me ha llovido en estos meses de tinieblas como tres de los otros juntos. ¡Si apenas tuve un minuto para encarar el porvenir! Es como si tuviéramos una luz delante de la cara y de pronto no la viéramos, pero tampoco notábamos su falta porque una nueva antorcha empezaba a arder por dentro de la frente.” (Las golondrinas nunca saben la hora, pp. 110-111)


En el mismo párrafo que esto que dice Lolo aporta el Beato de Linares (Jaén, España) un dato importante siendo el día 6 de octubre de 1962 cuando esto escribehacía dos días, el 4 de mes décimo del año, se cumplió uno, 1 año, desde que empezara a perder la vista. Y ahora, en 1962, vamos, que nada de nada eso de ver…

No podemos negar que a Manuel Lozano Garrido no le gustó nada perder tal sentido (¿a quién sí?) pero… como era como era… vamos, que a continuación se rehace, remonta el vuelo y, ¡hala!, a saber de qué va la cosa… Y Dios, en su estado de ánimo, tiene mucho y más que ver.

 El caso es que, aunque ha pasado un año desde que perdió la vista, al parecer a Lolo le ha venido más que bien tal año. Y no es que salte de alegría por no poder ver sino que se ha dado cuenta de que Dios, lo dice él mismo, mucho ha intervenido en su vida. Y bien podemos decir que a Manuel Lozano Garrido se le ha cerrado una puerta pero se le han abierto muchas ventanas…

 Como es lógico, aquello a lo que Lolo quería dedicarse y que tiene que ver con el trabajo de periodista y escritor no es que le haya venido a menos o que, en fin, a partir de la pérdida de la vista, haya menguado. Es, justamente, al contrario: le ha llovido en tal año “como tres de los otros juntos”. Y eso para una persona que es lo que quería… le viene, como se dice en la Biblia, como miel sobre hojuelas y, seguro, le hizo más llevadera la nueva situación a la que se enfrentaba al dejar de ver con los ojos del cuerpo pero no con los del corazón. 

En realidad, nuestro amigo de Linares es, digamos, una bestia del trabajo. Y no queriendo malmeter contra su persona, no es poco decir que si alguien pierde la vista y a partir de tal momento le llega más trabajo que nunca y, además, lo lleva hacia adelante… vamos, como que no es que se trate de una persona ordinaria. Y si no creen que la cosa se así, no tienen ustedes más que imaginar qué pasaría en su vida si perdiesen la vista…

 Ante todo esto que le pasa sabe muy Lolo a Quién se lo debe. Ya hemos dicho arriba que sabe que es a Dios que, como dice Manuel, “ha hecho un nuevo y radical planteamiento de mi vida”. Entonces, juega aquí un papel más que importante la santísima Providencia del Creador que ha tenido a bien, que tuvo a bien, reforzar a Lolo en sus cualidades para que siguiera cumpliendo su especial papel de ser entregado a Dios y al prójimo. 

Muy bien se da cuenta Lolo de lo que le pasa. Y pone el ejemplo de la luz que, de repente, te quitan o, simplemente, desapareciera pero, a la vez, algo así como una luz ardiera dentro de ti… Y es que ardiendo dentro de uno no resulta ya imposible conducirse sin los ojos del cuerpo. 

Por eso titulamos que Dios es el de las oportunidades sin cuento porque nunca deja que sus criaturas se hundan en la desesperanza si es que ellas quieren darse cuenta de las manos que el Padre les ofrece. Y Lolo se dio cuenta y de eso, por decirlo así, nosotros somos testigos.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

29.10.22

La Palabra para el Domingo - 30 de octubre de 2022

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 30 sino sábado, 29 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

Lc 19, 1-10



“1 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. 2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. 3 Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. 4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. 5 Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: ‘Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.’ 6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. 7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: ‘Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.’ 8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: ‘Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo. 9 Jesús le dijo: ‘Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, 10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.’”




COMENTARIO

Querer buscar a Cristo

Es bien conocido que los publicanos no eran muy bien vistos por el resto de sus compatriotas. Ellos trabajaban cobrando impuestos. Eso no sería nada malo si fuera en beneficio del pueblo judío pero era el invasor romano el que se llevaba el fruto del trabajo de los elegidos por Dios. 

Pero aquel hombre no estaba perdido del todo. 

Cuando le dicen que Jesús va a pasar cerca de su casa piensa que siempre ha querido ver al Maestro. En el fondo de su corazón no había obstáculo absoluto contra aquel hombre que, según decían, hacía grandes obras por aquellos que lo necesitaban. 

Tenía un problema que era doble: era bajo de estatura física pero también moral. Al respecto de la primera ya nos lo dice el texto de San Lucas. Por eso se ve obligado a subirse a un sicómoro. De otra forma, con el gentío que allí había, ni siquiera hubiera visto las sandalias de Jesucristo. 

Pero también, como decimos, era bajo en estatura moral. Y eso lo reconoce él mismo cuando habla con Jesús acerca del “beneficio” de su trabajo. 

De todas formas, Zaqueo quería, tenían intención de ver a Jesús y hace todo lo que está en su mano. Y obtiene un fruto que, seguramente, era mucho más de lo que podía esperar. 

Biografia de Zaqueo

Y Cristo alza la vista. Ahora no lo hace para dirigirse al Cielo y pedir a Dios Padre. No. Ahora lo hace para dirigirse a alguien que era considerado pecador por todos los allí presentes. Y podemos imaginar la cara que se le quedaría a más de uno de esos que le reprochan que quiera entrar en la casa de alguien a quien todos miran tan mal. 

Jesús, de todas formas, sabe que su misión es salvar a quien está perdido.  Lo dice él mismo en este Evangelio.

Digamos que Zaqueo se siente conquistado por Jesús. Suponemos que nunca había hablado con él, pero el Hijo de Dios, que conocía a los suyos, estaba más que seguro que, por las características del trabajo de Zaqueo era posible que hubiera incurrido en alguna que otra malversación o que, simplemente, hubiera robado de los impuestos o a quienes lo debían pagar. 

Aquella palabra, salvación, entra en el corazón de Zaqueo como una llama purificadora. Y, como un resorte, salen de su boca palabras que, en otro tiempo y momento, nadie habría esperado escuchar. Él sabe que, en efecto, la salvación ha entrado en su casa con aquella particular invitación que Jesús se hace a sí mismo para hospedarse en aquella casa. 

Zaqueo se alegró mucho de ver a Jesús pero se debió alegrar mucho más de ver que su corazón, que debía estar sufriendo por su labor diaria, se limpiaba de golpe, a instancia de una mirada de amor que supone comprender y perdonar a quien necesitaba ser comprendido y perdona. 

Y es que querer buscar a Cristo siempre ha de tener su recompensa espiritual. 

PRECES 

Por todos aquellos que no quieren cambiar su mala forma de actuar y de ser.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no aceptan el perdón de Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a darnos cuenta de nuestros pecados.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.



El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Zaqueo quiso ver a Jesús. Y triunfó la Verdad en su corazón. 

24.10.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – Misa en casa de Manolo

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Misa en casa de Manolo 

 

“Pedro me ha conseguido autorización de misa en casa, y él mismo me ha dicho ya hoy la primera.

 …/

 Como lo pensé, lo dije:

 -’Tráete la máquina de escribir’.

 - Para qué ahora? ¿Estás loco?’.

 - ´Que sí, ea; aprisa. Te la traes y la metes debajo de la mesa, para que así el tronco de la Cruz se clave en el teclado y eche allí mismo sus raíces’”. (Las golondrinas nunca saben la hora, pp. 108-109)

Esto ocurre, según anota Lolo en su diario, el 20 de septiembre de 1962. Y para escribir sobre esto nos tomamos la libertad de titular según hizo lo propio el P. José Luis Martín Descalzo  cuando, en una grabación de 1971 vino a narrar que él también celebró la Santa Misa en casa de Manuel Lozano Garrido. 

Pues bien, ya podemos imaginar el gozo de Lolo cuando supo que podría acercarse a la Eucaristía o, mejor, que Cristo se acercaba a su casa y que podía hacerlo todos los días. 

Y entonces surge aquello que es, sin duda alguna, una de las anécdotas espirituales más conocidas del Beato de Linares (Jaén, España) y que muy bien dejó escrito en su libro Las golondrinas nunca saben la hora

No podemos negar que las palabras que recoge Lolo en esta parte de un diario tan extenso en años son muy significativas porque muestran el sentido mismo del ser periodista y la unión que con su vida espiritual tenía eso. Es decir, una unidad de vida perfecta y nada de separación entre lo que hace y lo que cree… 

El caso es que, como más que conocido, que Manuel Lozano Garrido pudiese asistir todos los días a la Santa Misa (realidad muy ansiada por él) era, dadas sus condiciones físicas, prácticamente imposible. Y aquello que, según dice, le consigue Pedro, de que la Eucaristía se pudiese celebrar en su casa (dado, como decimos, sus propias circunstancias) era algo que debía llenarlo de gozo. 

Entonces, para Lolo, nada mejor que escribir lo que en este momento escribe. Y es que no había separación entre lo que hacía en el mundo, ser periodista, y lo que tenía en su corazón: fe católica. 

De todas formas, a nosotros no nos extraña que su hermana Lucy dijera que creía que estaba loco cuando le pide que ponga la máquina de escribir debajo de la mesa que hacía las veces de altar. Y es que era, sí, algo extraño pero dado cómo era Lolo, también era lo que se debía esperar. Y es que es dicho y hecho: lo piensa y lo pide y, podemos suponer que es lo que sucedió: Lucy puso su máquina de escribir debajo de la mesa y, claro, surgió una unión tan especial entre aquel instrumento de trabajo de Lolo y lo que, en suma, era su propia fe que el resultado es evidente que fue el que es… 

Que a Lolo se le clavó el tronco de la Cruz en la máquina de escribir y que allí echó sus raíces es algo más que obvio: lo podemos ver en todo lo que escribió a partir de entonces pero, podemos decir, ya había tenido los mismos efectos, digamos, antes de tal momento porque Dios ya le había entregado un resultado así, así mismo, a Manuel, hacía algunos años…  

Eso sí, digamos que aquel momento, aquella misa en casa de Manolo, como titulamos esto y como tituló el P. Martín Descalzo la alocución radiofónica citada arriba, fue uno que lo fue más que especial pues era el principio exacto, el momento justo, en el que la Sangre y el Cuerpo de Cristo fue al encuentro de Lolo. Y, claro, eso bien que lo aprovechó nuestro amigo de Linares. 

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.