24.02.18

La Palabra del Domingo - 25 de febrero de 2018

 Resultado de imagen de SAnta Biblia

Mc 9, 2-10

 

2 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, 3 y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de  blanquearlos de ese modo. 4 Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús. 5 Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: ‘Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti,  otra para Moisés y otra para Elías’; 6 - pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados -. 7 Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: ‘Este es mi Hijo amado,  escuchadle.’ 8 Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos. 9 Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara  de entre los muertos. 10        Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de ‘resucitar de entre los muertos.’”

COMENTARIO

 

Es necesario escuchar a Cristo

 

Jesús era conocedor de la especial dificultad que existía en el hecho de que sus discípulos comprendiesen su ministerio y que fuesen capaces de entender aquello que les decía pues, como es sabido, no eran letrados ni personas formadas intelectualmente, o, al menos, con una gran formación.

Por eso, además de las parábolas como forma de explicarse, forma que hacía más fácil la comprensión a base de ejemplos tomados de la vida ordinaria, tan dada a la analogía, se veía obligado a recurrir a ciertos momentos en los que lo que sucedía impelía a una rápida fijación en el corazón de aquello que acontecía. Por esto les hablo en parábolas, porque miran y no ven, escuchan y no oyen ni entienden (Mt 13,13) respondió a la pregunta de sus discípulos de porqué les hablas en parábolas (Mt 13,10).


Como pasará más tarde con los mismos, en Gethsemaní, el Mesías encamina a tres discípulos suyos, a saber, Santiago y Juan, los Zebedeos o “hijos del trueno” (nombre con los que los bautizó, con un innegable sentido del humor) y Pedro (la piedra sobre la que edificaría su Iglesia) y los lleva a un monte. Porque la montaña, o aquel, a lo largo de las Sagradas Escrituras, tuvo y tiene una importancia propia y característica. En Ex 3,1, por hablar del Antiguo Testamento, se habla del monte de Dios, el Horeb, o cuando Dios indica a Moisés donde ha de adorar a Dios, es decir adoraréis a Dios sobre este monte (Ex 3, 12), así como todas las veces que se nombra ese monte de Dios en esta parte del Pentateuco; o, como indica el Salmo 125,2 Jerusalén está rodeada de montes; así rodea el Señor a su pueblo desde ahora y por siempre, de donde podemos deducir una capacidad de defensa frente a las afrentas de los enemigos, y equiparar nuestra vida a la Jerusalén terrestre que, al verse atacada por las acechanzas del maligno, se siente protegida de esa forma.

De aquí que entiendo que este accidente del terreno es algo más que una mera elevación del mismo. Que ese espacio, donde Abraham se encontró con Dios, donde Moisés recibió de Dios la Ley que nos transmitiría por generaciones sin término para que fuera cumplida su voluntad…que contenía esas tablas tan conocidas y nombradas; que ese espacio, digo, ha de ser muy especial para Dios.

Y en el monte, también, se transfiguró.

Este episodio, característico de la divinidad de Jesús, y que refleja su conexión con el Antiguo Testamento, determina una imagen ejemplo de pureza y amor de Dios, porque, ¿qué es esa blancura que salió de sus vestidos y, por lo tanto, de su cuerpo, pues desde dentro emergía? El texto dice que sus vestidos se volvieron resplandecientes. Y aquí, Marcos, también hace uso de un lenguaje que es similar al de Cristo: utiliza un hecho de lo cotidiano para que, el oyente, entienda qué nivel de luz despedía Jesús; es decir, al igual que este, con sus parábolas, facilita la comprensión (como he dicho antes), el evangelista, al decir lo del batanero, da a entender que nadie podía igualarse, en luz que sólo podía venir de Dios, en ese instante, ni nunca, a lo que los ojos de los tres discípulos, estaban viendo.

Pero como esto podía no ser suficiente, pues bien podían haber pensado aquellos tres que miraban, que podía tratarse de algún reflejo de la luz del sol, entran en escena estos dos personajes del Antiguo Testamento que, al igual que Jesús, pero menos, como hombres que sólo eran, también eran profetas. Pero no dos profetas cualesquiera. Eran Moisés y Elías.

De estos personajes tan importantes para la historia del hombre en la tierra no cabe que digamos nada, pues ya se ha escrito, y se escribirá mucho y mucho mejor de lo que , desde aquí, podamos decir. Sin embargo sí recordar, sólo, que el primero de ellos condujo a su pueblo por el desierto, como Jesús se había conducido tras su bautismo y que, el segundo era, creo yo, el que según Jesús mismo, ya había vuelto pero sus contemporáneos no habían querido ver. ¿Era, para el Mesías, el espíritu de Elías el que representaba Juan, el Bautista? Así ha de ser, pues de lo contrario no habría dicho Jesús que si queréis admitirlo, él es Elías, el que había de venir (Mt 11,14).

Pero no sólo se aparecieron junto a Jesús. Además conversaban con Jesús. Y esta conversación bien podría referirse al inmediato futuro de Cristo: su pasión y muerte. Seguramente, porque sabedores de lo que iba a suceder, querían, ¡y necesitaban!, darle ánimo, reconfortarlo, en cierta forma. El caso es que el Enviado, el Jristós griego, se hace ayudar por aquellos que le esperaban para que aquellos que estaban presentes con Él, fuesen capaces de entender que iba a ser perseguido, maltratado, lacerado y humillado más tarde.

Entre aquellos tres discípulos Pedro es la piedra, y la piedra está muy pegada al suelo, al camino que vamos pisando en nuestro deambular por la vida.

Y por esto, la sugerencia que le hace al Maestro, que disfrutaba de aquella  conversación y que, con ella, daba fundamento a su existir, no deja de ser otra cosa que expresión de una mundanidad, de un apego a la tierra, de un estar entre hombres. Porque Pedro quería quedarse allí, no quería volver al duro esfuerzo de transmitir que el Reino de Dios ya había llegado, se negaba a ser, otra vez, ser que comunica la Verdad.

Esto, como en tantas otras ocasiones, tendría que suponer, para nosotros, un aviso ante la opción que tomamos en nuestra vida: ¿ante la posibilidad de difundir la Palabra de Dios, permanecemos, solitarios en nuestra mismidad, disfrutando de su delicia o, por el contrario, hacemos uso de nuestros talentos para que los demás conozcan nuestro conocimiento, que hemos encontrado a Dios en una sílaba o en un texto?

Bien podemos hacer como Pedro que, ante aquella visión de la maravilla de Dios, opta por el gozo que esto suponía, atendiendo las necesidades de los que conversaban (Elías, Moisés y Jesús) pero sin pretender bajar contar lo sucedido siendo, así, difusores de un hecho que confirmaría lo dicho por el Mesías. Porque, además, así lo recomendaría Jesús instantes después. Sin embargo, Pedro, independientemente de lo que dijese el Mesías no quería irse de allí. Era esa su voluntad expresa.

Y ¿qué podemos pensar ante esta actitud de Cefas? - me refiero a la actitud de quedarse a admirar lo sucedido y no a lo de no decir nada a nadie de lo que vio -  Cabe, de principio, la disculpa, hombre como era y que, como nosotros, soñaba con ese mundo en el que la cruz, aún no conocida, sólo fuera una posibilidad a tener en cuenta pero no palpable. El evangelio de Lucas, y traigo aquí a colación lo que Giovanni Papini dice en su libro sobre la vida de Cristo, trata de poner coto a la opinión de quienes, inmisericordes, pudieran atacar a Pedro.  Dice Lucas que, como para disculpar a Pedro, no sabía lo que se decía, sin saber lo que decía, dice, exactamente, este evangelista en 9, 33 que viene a ser algo parecido a lo que dice Marcos (pues no sabía qué responder) que centra su atención en el temor que tenían los discípulos que contemplan tal hecho.

Por otra parte, y abundando en esto, también cabe elegir entre el mundo y Dios. Jesús, como siempre, también nos da respuesta a esta grave inquisición. El evangelista más joven, Juan, a quien Jesús amaba, en el capítulo 17 versículo 15 de su evangelio, al decir que  no te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno nos indica que estamos en este mundo, como es obvio y evidente, pero que la preservación del pecado, su evitación, es más importante que el hecho de sentirse aislado del lugar donde vivimos ya que no debemos evitar aquello que Dios nos ha dado. Esto sería como rechazar su liberalidad y su misericordia.

Al igual que Gabriel dijera a María sobre que el Espíritu Santo la cubriría con su sombra, este texto evangélico de Marcos también recoge esta expresión: una nube que los cubrió con su sombra. Y lo mismo que, en el caso de Miriam (María) Dios iluminó su vida con su semilla de amor y la más alta gracia, en este momento donde conversan los profetas deja dicha su Palabra. Y es una palabra muy similar, si no igual, a la que pronunciara en el bautismo de Jesús: que Él era su Hijo  amado, que teníamos que escucharle. Es decir, primero dice quien es, para certificar la importancia de su persona y, después, sólo después, hace una recomendación destacable: hay que escuchar la voz de Jesús.

Consecuentes, como hemos de ser, a nuestro amor a Dios, no podemos dejar de hacer otra cosa. Quien me ha visto a mi ha visto al Padre (Jn 14,9) dice el Mesías en un momento de su vida, ante la insistencia de Felipe de que les mostrara al Padre. Y “visto” incluye el “oído”, oír, escuchar, estar atento a su Palabra porque, al fin y al cabo, no deja de ser la Palabra de Dios, como lo es.

Y con esto finaliza esta percepción que Santiago, Juan y Pedro tienen en compañía de Jesús, o llevados por Jesús.

Este propiciar el encuentro es otra instantánea de la vida del Mesías a destacar. En su misión provocó que, mediando Él mismo, la relación con lo sobrenatural estuviera al alcance de sus contemporáneos y, desde entonces, de todos nosotros. Lo que podemos entender o comprender de ese encuentro quizá, o sin quizá, es cosa nuestra, dejado a nuestra libre elección: mejor comprensión de lo divino y aplicación a lo humano, a nuestra existencia diaria, o, por otra parte, olvido por miedo a la responsabilidad que de su puesta en práctica derivaría para nosotros.

Pero como esto pudiera no parecer suficiente para los discípulos, y como ellos irían hablando, monte abajo, sin duda, de lo que había sucedido, Jesús se vio obligado a hacerles una advertencia: no hablar, a nadie, de este hecho, hasta que él, Hijo del hombre, resucitara de entre los muertos.

Bien podemos suponer que si la transfiguración había producido el lógico estupor en los que la vieron, el que Jesús hablara de la resurrección de entre los muertos ya sería el colmo de lo enigmático. Aún no podían entender esta expresión ni ser capaces, tampoco, de transmitir a nadie lo visto. De aquí aquello de prohibición de comunicar eso tan sobrenatural como era que dos profetas se aparecieran para hablar con Jesús y que, por si esto ya fuera poco, el mismo Dios les dirigiera la palabra, su Palabra.

Si no estaban preparados para comprender esto, mucho menos para dar testimonio fiel y adecuado del significado que tenía. Por eso yo creo que Jesús no les permitió, cosa que hicieron, hablar de ello hasta cuando, tras comprobar que, efectivamente, había vuelto del mundo de los difuntos, ese misterioso acto que habían contemplado, tuviera total sentido para ellos y para todos.

  

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar a Cristo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no creen en la resurrección de los muertos.

Roguemos al Señor.

  

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a escuchar a tu Hijo y a hacer lo que Él nos diga.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

 Nazareno

 

 ………………………

Por la libertad de Asia Bibi. 
……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa. 
……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Dios, que no habla en balde, nos dice que tengamos en cuenta  a su Hijo en nuestra vida. 

…………………………….
Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

…………………………….

InfoCatólica necesita vuestra ayuda.

 

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:

 

da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.

Meditaciones de Cuaresma - Tiempo de esperanza

Resultado de imagen de Cuaresma

Aquellos creyentes católicos que tenemos fe en Dios Todopoderoso (y la tenemos porque ha dado muestras más que suficientes para una tal verdad) sabemos que hay, por decirlo así, dos esperanzas fundamentales en nuestro itinerario espiritual.

Con esto queremos decir que existe la esperanza que se manifiesta en Adviento y la que hace lo propio en Cuaresma.

Ciertamente, cualquiera podría decir que se trata de dos momentos espirituales bien distintos. Y eso es totalmente cierto. Sin embargo, no podemos negar que, siendo el sujeto activo la misma persona (en este caso Dios hecho hombre) ha de ser verdad que la esperanza ha de tener mucha relación o, lo que es lo mismo, que se trata de la misma gozosa y esperada esperanza.

Sí, Jesucristo es el tal sujeto activo del que hablamos antes. Y es que tanto en el tiempo de Adviento como el de Cuaresma es el Hijo de Dios a quien se refiere nuestra fe: en el primer caso, esperamos que nazca la esperanza del mundo; en el segundo caso, la esperanza ya no cifra, claro, en el nacimiento y venida al siglo sino al nacimiento a la vida eterna tras la muerte de Aquel que vino a darlo todo por sus hermanos los hombres.

Leer más... »

23.02.18

Meditaciones de Cuaresma - Tiempo de silencio y reflexión

Resultado de imagen de Cuaresma

 

Tantas veces se ha dicho y escuchado que el silencio es muy importante en materia de vida espiritual que es posible que no acabemos de asimilar una verdad tan grande como ésa.  Y, junto al silencio, la correspondiente reflexión acerca de lo que la meditación nos lleve a tener por bueno y mejor según nuestra fe católica.

Podemos decir, por tanto que silencio y reflexión deben ser los apoyos fundamentales que tengamos en el tiempo de Cuaresma porque ambas formas de actuar nos acercan a Dios.

De todas formas, no debemos dejarnos vencer por el llamado “demonio mudo” que nos lleva a no pronunciarnos acerca de nuestra fe y, en fin, nos induce a estar de acuerdo con el mundo. No. Aquí nos referimos a otro tiempo de silencio.

Es bien cierto que esto, el silencio, no es algo que debamos practicar (y que es una buena práctica espiritual) sólo en el tiempo especial que abarcar desde el miércoles ceniza hasta que llega la Semana de Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, ahora mismo resulta fundamental acercarnos a Dios a través de esto que, no lo podemos negar, puede ser, es, una técnica espiritual a la que no siempre estamos dispuestos a dar paso en nuestro corazón.

Leer más... »

21.02.18

Meditaciones de Cuaresma - Saber encontrar la Cruz

Resultado de imagen de Cuaresma

Aquellos que no creen en Dios Todopoderoso y, menos aún, en su Hijo Jesucristo, cuando alguien le habla de la Cruz es más que posible que esboce (siendo generoso por su parte según están las cosas hoy día) una sonrisa y, a modo de aquello que le pasó a San Pablo cuando habló en el Areópago de Atenas sobre la resurrección, diga que ya le hablaremos de eso otro día (cf Hch 17, 32).

También sabemos que la Cruz, para algunos, era necedad y, para otros, cosa absurda…

Pero eso, como bien podemos imaginar, no puede pasar con aquellos que se saben hijos de Dios y, por tanto, creen en el poder de Quien todo lo ha creado y mantiene y, también,  creen en la venida al mundo de su Hijo y en lo que luego sabemos lo que pasó.

El caso es que la Cruz no es un tema sobre el que podamos argumentar que es poca cosa. Y es que es, muy al contrario, lo más importante que podemos echarnos al corazón y, desde allí, a nuestro quehacer diario.

En realidad, la Cruz es símbolo pero también es realidad que nunca debemos olvidar. Por eso debemos encontrarla si es que queremos ser fieles a nuestra fe católica.

Leer más... »

Meditaciones de Cuaresma - Saber perdonar; pedir perdón

Resultado de imagen de Cuaresma

 

Que Cristo supo perdonar, a lo largo de su vida, las muchas afrentas (las que conocemos son de su llamada vida pública) que le hicieron y las trampas que le tendieron sus perseguidores, es algo que damos por cierto y verdad. Y es que, de no haber sido así, seguramente le habría salido alguna úlcera por soportar todo aquello sin perdonarlo.

El perdón y su origen, el saber perdonar, no es cosa baladí sino algo que procura, a quien lo ejercite, una tranquilidad espiritual que sólo puede tener buenas consecuencias.

En Cuaresma (¡también aquí, más aquí y ahora!) debemos saber perdonar y, también, debemos pedir perdón. Y es que, como es obvio, no es lo mismo una cosa que la otra.

A nosotros pedir perdón nos cuesta. Debemos reconocer que somos muy soberbios la mayoría de las veces y que no estamos muy dispuestos a reconocer que nos hemos equivocado. Sin embargo, es muy sano, espiritualmente hablando, darnos cuenta de eso y, acto seguido, ejercitar el pedir perdón como un ejercicio de sanación interior, personal e intransferible.

Leer más... »

19.02.18

Meditaciones de Cuaresma - Valores de Cuaresma: servicio; servir.

Resultado de imagen de Cuaresma

 

En un momento determinado de su predicación, que recoge San Lucas en 22, 25-27, el Hijo de Dios dice esto:

Él les dijo: ‘Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores; pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve. Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve’”. 

El caso es que cuando Jesús hablaba, y así lo recogen las Sagradas Escrituras, lo hacía de forma que la misión que tenía encomendada (cumplir la Ley de Dios y, sobre todo, el mandato más importante que es el del amor) llegase el corazón de aquellos que le escuchaban.

Jesús sabe que el ser humano es como es y que, en cuanto tiene poder sobre otras personas, tiene la tendencia a abusar del mismo. Si bien ahora mismo, en este siglo XXI, es posible que eso se hay atemperado, en tiempos del Hijo de Dios era propio de quien gobernaba abusar. Es más, Jesús nos dice que quien ejerce el poder obliga a ser llamado, además, “Bienhechor” como si fuera algo divino o, en fin, mandato de Dios mismo.

Leer más... »

Meditaciones de Cuaresma - Valores de Cuaresma: limosna

Resultado de imagen de Cuaresma

Es bien cierto y verdad que limosna, lo que supone dar limosna, no es algo que se circunscriba al tiempo de Cuaresma. Y es que, como el resto de valores que destacan en tal tiempo espiritual, el año litúrgico todo, completo, es muy apropiado para ponerlos en práctica.

Ahora, sin embargo, es un tiempo muy especial, como bien sabemos y muy apropiado para mostrar y demostrar si es que tenemos un corazón tierno o, al contrario, no por esas somos capaces que deje de ser de piedra.

A lo largo de la Sagrada Escritura son muchas las ocasiones que se tiene en cuenta a la limosna. Pero es el Nuevo Testamento cuando Jesucristo dice algo fundamental y que debe hacernos pensar qué es lo que, a tal respecto, hacemos.

Leer más... »

18.02.18

La Palabra del Domingo - 18 de febrero de 2018

 Resultado de imagen de SAnta Biblia

 Mc 1, 12-15. Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían. 

 

“12 A continuación, el Espíritu le empuja al desierto, 13      y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los  ángeles le servían. 14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 15 ‘El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.’

  

 

COMENTARIO

 

El final de los tiempos

 

Sabemos que, cuando Jesús fue bautizado por su primo Juan algo le impulsó a ir al desierto. Bueno, en realidad, tenemos por cierto y verdad que fue el Espíritu Santo Dios quien dirigió sus pasos hacia donde la soledad es más acusada y donde, precisamente, empezó a gestarse la llamada “vida pública” de Cristo. Es más, de allí iba a salir vencedor de mucho y contra mucho. 

Este texto del evangelio de san Marcos abunda en realidades espirituales que, no por conocidas, debemos olvidar. Muchas de ellas, además, fundamentan nuestra propia vida de fe y nos recomiendan llevar a cabo un comportamiento filial hacia la voluntad de Dios. 

Antes que nada, antes de salir hacia Galilea a cumplir con la misión que tenía encomendada, Jesús tuvo que enfrentarse al Mal. En el desierto, come es más que conocido, tuvo que vencer a las tres tentaciones que le proponía Satanás. Y de todas ellas, echando mano de la Palabra de Dios, salió victorioso. Satanás pretendía hacerlo suyo como había conseguido hacerlo con nuestros primeros padres con aquello de la tentación a incumplir lo dicho por Dios. Pero no pudo con Jesús que, siendo Dios mismo, no iba a caer en tan arteras trampas. 

Leer más... »

17.02.18

Meditaciones de Cuaresma – Valores de Cuaresma: oración

 Resultado de imagen de Cuaresma

Valores de Cuaresma: oración

 

En estas Meditaciones de Cuaresma, en cuanto corresponde al tema de la oración, no podemos seguir el camino trillado, por decirlo así, de tal tipo de práctica religiosa. Es decir, no vamos a hacer discurso alguno sobre la importancia que tiene la oración ni sobre otro tema relacionado con las generales de la ley de la misma. Y es que lo que nos corresponde es mirar el hecho de orar, de rezar, desde un punto de vista muy particular que tiene que ver, no por casualidad (no existe la misma ni aquí ni nunca) con la Cuaresma.

 

Una oración muy especial

Como es cierto saber y creer, nosotros, en este siglo XXI en el que nos encontramos, sabemos mucho acerca de lo que pasó en aquel tiempo anterior a la Semana de Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Y con esto queremos decir que son más que conocidos los pasos que, por el mundo, dio nuestro hermano Jesucristo

Leer más... »

16.02.18

Meditaciones de Cuaresma – Valores de Cuaresma: ayuno

Resultado de imagen de Cuaresma

Valores de Cuaresma: ayuno

El tiempo de Cuaresma es uno que lo es muy especial porque lo que nos pasa a los creyentes católicos es que sabemos que podemos ser mejores. No es que el resto del año no sea tiempo propicio para serlo sino que en uno tan especial como es el que antecede a nuestra salvación eterna (a que pueda ser posible, queremos decir) tras la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, lo es de forma más que especial.

Hay una serie de valores que damos en llamar propios de este tiempo o, mejor, que se pueden acentuar muy especialmente durante estos días. Uno de ellos es, sin duda alguna, el ayuno.

Sobre el ayuno hubo quien, en tiempos de Jesucristo, le preguntó la razón por la que sus discípulos no ayunaban. La cosa fue, más o menos, así:

Leer más... »