10.04.18

Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro"- Recuento de beneficios – Regalos de Dios – 1.-La perseverancia del Padre

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Durante unas semanas, si Dios quiere, vamos a dedicar el comentario de los textos de Lolo a un apartado particular del libro citado arriba de título “Recuento de beneficios” donde hace indicación de los beneficios de la relación del Beato con el Todopoderoso.

 

Recuento de beneficios – Regalos de Dios – 1.-La perseverancia del Padre

 

“La suerte y yo bien podemos ya sentarnos sobre la arena para ir desmenuzando los regalos que Dios  desperdigó a lo largo de mis días:

El primero, magnánimo, colosal, impresionante, el de Su Acoso, que se apunta con la iniciación bautismal y que se hace avasallador en la adolescencia, saliendo a las encrucijadas, cortando las huidas, podando los afectos hasta quedar frente a frente con su tórax de atlante poderoso.” (“El sillón de ruedas, p. 34)

 

Alguien podría decir que Dios es, al respeto de nosotros, un poco insistente. Es decir, siempre nos busca porque nos quiere a su lado y eso podría parece que supone limitar nuestra libertad.

El Beato Manuel Lozano Garrido sabe que las cosas no son así sino que son diametralmente opuestas: Dios nos ofrece su Amor para que lo aceptemos pero acepta que no lo aceptemos.

En todo caso todo empieza, claro está, con el bautismo. En tal momento, formamos parte, digamos que formalmente, de los hijos que son considerados de Dios y, entonces, la filiación divina cobra su fuerza primera.

Nos dice Lolo que este primer regalo se lo entregó Dios pero bien podemos pensar que es propio, como es de creer, de todas las criaturas creadas a imagen y semejanza del Todopoderoso.

Pues bien, Dios no deja de “acosarnos”. Ahora bien, este acoso no es uno que lo sea de clase preocupante sino todo lo contrario. Y es que Quien tanto nos ama no puede dejar de mostrar y demostrar que eso es verdad: queriendo que estemos a su lado y perdonándonos todas nuestras caídas en forma de pecado.

Dios, de todas formas, tiene muchas ocasiones en nuestra vida para salirnos al encuentro. Y queremos decir que la cosa no queda ahí, en el bautismo como si se nos hubiera (que sí) infundido el Espíritu Santo y nada más hiciera el Padre por nosotros. No. Tal forma de pensar supone una clara desviación de la verdad porque sabemos perfectamente que Dios nunca nos abandona.

Es bien cierto, sin embargo, que como somos como somos no son pocas las ocasiones en las que podemos querer alejarnos de Dios. Bien sea conscientemente o por las circunstancias de la vida por las que pasemos, lo cierto y verdad es que el alejamiento de nuestro Creador es una realidad que no tiene lugar a dudas: se produce o, al menos, puede producirse con una probabilidad alta y muy alta. En tal tesitura, Dios no actúa como, a lo mejor lo haríamos nosotros con quien queremos perder de vista. No.  Al contrario hace el Todopoderoso: se acerca más a nuestro corazón porque sabe y reconoce que, en tales momentos, eso es lo que necesitamos y nadie como Él para saber, precisamente, eso.

Entonces, en tales circunstancias, Dios nos sale al encuentro y nos propone seguirle. En cada momento en el que podemos manifestar dudas hacia el Amor que nos tiene nuestro Padre del Cielo… entonces se manifiesta abiertamente a nuestro favor y olvidando, muchas veces, lo que nosotros no seríamos capaces de olvidar pero que Él sí puede porque quiere hacerlo.

Pero es que en muchas ocasiones manifestamos querencia excesiva a favor del mundo, de sus mundanidades y de todo lo que podemos considerar bueno y mejor cuando, en realidad, ni es tan bueno y es muy mejorable. Entonces, ante tales circunstancias, Quien nos ha creado actúa como se hace con la viña: poda los sarmientos secos y sobrantes y, así, renueva nuestro corazón y la sabia de su Amor corre por nuestra alma en plena libertad y liberándonos de lo que nos sobra.

Y entonces, cuando todo está hecho y preparado para que entre Dios y nosotros no haya separación alguna, aceptamos de muy grado que Dios sea tan perseverante con nosotros y nunca deje de amarnos y de querernos. Y es que Quien nos ha creado sólo puede ansiar una fructífera relación con su criatura. Y por eso nos dona aquello que cree importante para nuestra vida siendo lo primero de todo, como no puede ser de otra forma, su Espíritu Santo.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Nazareno

Para entrar en la Liga de Defensa Católica

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Ya está disponible la 2ª edición de Las siete vidas del hombre de la calle, libro inédito de nuestro querido beato Lolo. La acogida ha sido tal que hemos tenido que reeditarlo para atender la creciente demanda del mismo: amigos de Lolo y su obra, para regalar, para centros de lectura y bibliotecas, librerías,… innumerables destinos para los hemos realizado una segunda edición de hermoso e inédito libro.


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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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8.04.18

La Palabra del Domingo - 8 de abril de 2018

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Jn 20, 19-31

 

 

“19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar  donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz con vosotros.’ 20   Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. 21    Jesús les dijo otra vez: ‘La paz con vosotros. Como el Padre me envió,  también yo os envío.’  22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. 23    A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados;   a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.’   24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: ‘Hemos visto al Señor.’ 25 Pero él les contestó: ‘Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.’ 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: ‘La paz con vosotros.’ 27   Luego dice a Tomás: ‘Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.’ 28 Tomás le contestó: ‘Señor mío y Dios mío.’ 29 Dícele Jesús: ‘Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.’ 30  Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. 31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.”

  

COMENTARIO

Lo que es la fe; qué es

 

Para que  todo lo que hizo tuviera sentido tuvo que aparecerse, Jesús, a sus discípulos que, con miedo, estaban escondidos. Sólo así comprendieron todos los, para ellos, extraños mensajes  que habían recibido de Él y que, en su tiempo, no entendieron. 

Y se presentó ante ellos con la paz por delante, como deseándoles lo mejor, la tranquilidad del alma, la mejor forma de manifestarse, la expresión pura y simple de su ser. 

Para que acabaran de creer, les enseñó las marcas de su Pasión. Así, todo se cumplía, la comprensión de sus seguidores fue total. 

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7.04.18

Serie “Al hio de la Biblia- Y Jesús dijo…” – Cuidado con lo que creemos que somos

Sagrada Biblia

Dice S. Pablo, en su Epístola a los Romanos, concretamente, en los versículos 14 y 15 del capítulo 2 que, en efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza. Esto, que en un principio, puede dar la impresión de ser, o tener, un sentido de lógica extensión del mensaje primero del Creador y, por eso, por el hecho mismo de que Pablo lo utilice no debería dársele la mayor importancia, teniendo en cuenta su propio apostolado. Esto, claro, en una primera impresión.

Sin embargo, esta afirmación del convertido, y convencido, Saulo, encierra una verdad que va más allá de esta mención de la Ley natural que, como tal, está en el cada ser de cada persona y que, en este tiempo de verano (o de invierno o de cuando sea) no podemos olvidar.

Lo que nos dice el apóstol es que, al menos, a los que nos consideramos herederos de ese reino de amor, nos ha de “picar” (por así decirlo) esa sana curiosidad de saber dónde podemos encontrar el culmen de la sabiduría de Dios, dónde podemos encontrar el camino, ya trazado, que nos lleve a pacer en las dulces praderas del Reino del Padre.

Aquí, ahora, como en tantas otras ocasiones, hemos de acudir a lo que nos dicen aquellos que conocieron a Jesús o aquellos que recogieron, con el paso de los años, la doctrina del Jristós o enviado, por Dios a comunicarnos, a traernos, la Buena Noticia y, claro, a todo aquello que se recoge en los textos sagrados escritos antes de su advenimiento y que en las vacaciones veraniegas se ofrece con toda su fuerza y desea ser recibido en nuestros corazones sin el agobio propio de los periodos de trabajo, digamos, obligado aunque necesario. Y también, claro está, a lo que aquellos que lo precedieron fueron sembrando la Santa Escritura de huellas de lo que tenía que venir, del Mesías allí anunciado.

Por otra parte, Pedro, aquel que sería el primer Papa de la Iglesia fundada por Cristo, sabía que los discípulos del Mesías debían estar

“siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15)

Y la tal razón la encontramos intacta en cada uno de los textos que nos ofrecen estos más de 70 libros que recogen, en la Antigua y Nueva Alianza, un quicio sobre el que apoyar el edificio de nuestra vida, una piedra angular que no pueda desechar el mundo porque es la que le da forma, la que encierra respuestas a sus dudas, la que brota para hacer sucumbir nuestra falta de esperanza, esa virtud sin la cual nuestra existencia no deja de ser sino un paso vacío por un valle yerto.

La Santa Biblia es, pues, el instrumento espiritual del que podemos valernos para afrontar aquello que nos pasa. No es, sin embargo, un recetario donde se nos indican las proporciones de estas o aquellas virtudes. Sin embargo, a tenor de lo que dice Francisco Varo en su libro “¿Sabes leer la Biblia? “ (Planeta Testimonio, 2006, p. 153)

“Un Padre de la Iglesia, san Gregorio Magno, explicaba en el siglo VI al médico Teodoro qué es verdaderamente la Biblia: un carta de Dios dirigida a su criatura”. Ciertamente, es un modo de hablar. Pero se trata de una manera de decir que expresa de modo gráfico y preciso, dentro de su sencillez, qué es la Sagrada Escritura para un cristiano: una carta de Dios”.

Pues bien, en tal “carta” podemos encontrar muchas cosas que nos pueden venir muy bien para conocer mejor, al fin y al cabo, nuestra propia historia como pueblo elegido por Dios para transmitir su Palabra y llevarla allí donde no es conocida o donde, si bien se conocida, no es apreciada en cuanto vale.

Por tanto, vamos a traer de traer, a esta serie de título “Al hilo de la Biblia”, aquello que está unido entre sí por haber sido inspirado por Dios mismo a través del Espíritu Santo y, por eso mismo, a nosotros mismos, por ser sus destinatarios últimos.

Por otra parte, es bien cierto que Jesucristo, a lo largo de la llamada “vida pública” se dirigió en múltiples ocasiones a los que querían escucharle e, incluso, a los que preferían tenerlo lejos porque no gustaban con lo que le oían decir.

Sin embargo, en muchas ocasiones Jesús decía lo que era muy importante que se supiera y lo que, sobre todo, sus discípulos tenían que comprender y, también, aprender para luego transmitirlo a los demás.

Vamos, pues, a traer a esta serie sobre la Santa Biblia parte de aquellos momentos en los que, precisamente, Jesús dijo.

 

Cuidado con lo que creemos que somos

 

Resultado de imagen de “Les decía también: 'Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aún con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará

 

Y Jesús dijo… (Mc 4, 24-25 )

 

“Les decía también: ‘Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aún con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará.”

 

No podemos negar que en este texto del Evangelio de San Marcos quedan claras dos cosas: corre de nuestra cuenta la salvación y, por otra parte, debemos tener mucho cuidado con nuestra situación espiritual… por si andamos más que despistados.

El caso es que cuando el Hijo de Dios pone sobre la mesa determinada doctrina que sostiene la Verdad, no lo hace porque no tenga nada mejor que decir sino porque sabe que es importante para aquellos que le escuchan o, también, para los que puedan saber, a través de otros, lo que ha dicho.

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6.04.18

Serie “De Ramos a Resurrección” - Entregar al Hijo del hombre

De-ramos-a-resurrección

En las próximas semanas, con la ayuda de Dios y el permiso de la editorial, vamos a traer al blog el libro escrito por el que esto escribe de título “De Ramos a Resurrección”. Semana a semana vamos a ir reproduciendo los apartados a los que hace referencia el Índice que es, a saber:

Introducción                                        

I. Antes de todo                                           

 El Mal que acecha                                  

 Hay grados entre los perseguidores          

 Quien lo conoce todo bien sabe               

II. El principio del fin                          

 Un júbilo muy esperado                                       

 Los testigos del Bueno                           

 Inoculando el veneno del Mal                         

III. El aviso de Cristo                           

 Los que buscan al Maestro                      

 El cómo de la vida eterna                              

 Dios se dirige a quien ama                      

 Los que no entienden están en las tinieblas      

 Lo que ha de pasar                                 

Incredulidad de los hombres                    

El peligro de caminar en las tinieblas         

       Cuando no se reconoce la luz                   

       Los ánimos que da Cristo                  

       Aún hay tiempo de creer en Cristo            

IV. Una cena conformante y conformadora 

 El ejemplo más natural y santo a seguir          

 El aliado del Mal                                    

 Las mansiones de Cristo                                

 Sobre viñas y frutos                               

 El principal mandato de Cristo                         

       Sobre el amor como Ley                          

       El mandato principal                         

Elegidos por Dios                                    

Que demos fruto es un mandato divino            

El odio del mundo                                   

El otro Paráclito                                      

Santa Misa                                             

La presencia real de Cristo en la Eucaristía        

El valor sacrificial de la Santa Misa                   

El Cuerpo y la Sangre de Cristo                 

La institución del sacerdocio                     

V. La urdimbre del Mal                         

VI. Cuando se cumple lo escrito                 

En el Huerto de los Olivos                              

La voluntad de Dios                                        

Dormidos por la tentación                        

Entregar al Hijo del hombre                            

       Jesús sabía lo que Judas iba a cumplir       

       La terrible tristeza del Maestro                  

El prendimiento de Jesús                                

       Yo soy                                            

       El arrebato de Pedro y el convencimiento   

       de Cristo

Idas y venidas de una condena ilegal e injusta  

Fin de un calvario                                   

Un final muy esperado por Cristo              

En cumplimiento de la Sagrada Escritura

        La verdad de Pilatos                        

        Lanza, sangre y agua                      

 Los que permanecen ante la Cruz                   

       Hasta el último momento                  

       Cuando María se convirtió en Madre          

       de todos

 La intención de los buenos                      

       Los que saben la Verdad  y la sirven          

VII. Cuando Cristo venció a la muerte        

El primer día de una nueva creación                 

El ansia de Pedro y Juan                          

A quien mucho se le perdonó, mucho amó        

 

VIII. Sobre la glorificación

 La glorificación de Dios                            

 

Cuando el Hijo glorifica al Padre                       

Sobre los frutos y la gloria de Dios                  

La eternidad de la gloria de Dios                      

 

La glorificación de Cristo    

                       

Primera Palabra                                             

Segunda Palabra                                           

Tercera Palabra                                             

Cuarta Palabra                                               

Quinta Palabra                                        

Sexta Palabra                                         

Séptima Palabra                                     

 

Conclusión                                          

 

 El libro ha sido publicado por la Editorial Bendita María. A tener en cuenta es que los gastos de envío son gratuitos.

  

“De Ramos a Resurrección” -  Entregar al Hijo del hombre

 

Satanáhabíconseguidspropósito: se había adueñado del corazón de Judas y el mismo, con pocas ganas de corregir tan gran error por su parte de dejarse vencer por la tentación, acude donde había quedado con sus cómplices.

Arriba dijimos que, una vez Judas acordó entregar a Jesúsa cambio de las 30 monedas que le fueron entregadas, sólo quedabael momento para cumplir con su parte del trato. Y había llegado entonces, tras la cena en la que tuvo que salir precipitadamente porque, como le dijera Jesús, debía hacer lo que debía hacer (cf. Jn 13, 27) “’¡Levantaos! ¡vámonos! mirad, el que me va a  entregar está cerca.’ Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas  y de los ancianos. el que le iba a entregar les había dado esta contraseña: ‘aquel a quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela.’ nada más llegar, se acerca a él y le dice: ‘Rabbí’, y le dio un beso’” (Mc 14, 42-45). Y “Jesús le dijo: ‘¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!’” (Lc 22, 48).

Estos dos textos, que muestran la situación previa a la entrega de Cristo por parte de Judas y la que sucede luego, muestran muchas cosas.

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5.04.18

Reseña: “Un selfie con la Virgen María”

 

Un selfie con la Virgen María                         Un selfie con la Virgen María

Título: Un selfie con la Virgen María.

Autor: Eleuterio Fernández Guzmán

Editorial: Lulu

Páginas: 112

Precio aprox.: 3.99 € en papel –   0.99 € formato electrónico.

ISBN:  5800127649763 papel;  978-0-244-07839-3 electrónico.

Año edición: 2018

 Los puedes adquirir en Lulu.

Un selfie con la Virgen María” - de Eleuterio Fernández Guzmán.

 

Continuamos con la publicación de textos dentro de la Colección Fe sencilla. Este libro pertenece al apartado de título Virgen María.

Vayamos, pues, con la reseña. Y, para eso, reproducimos el primer apartado del libro que tiene el sugerente título (con sabor a zarzuela, debemos decir) “Las ciencias avanzan que es una barbaridad”

  

No podemos negar que muchas veces nos sorprenden los inventos que el hombre, con la ayuda inestimable de los dones de Dios, es capaz de llevar a cabo. Por eso estamos donde estamos en este siglo XXI y no nos hemos quedado quietos en aquellos primeros momentos de nuestra creación. Podemos decir, y no nos equivocaremos, que el Padre nos dio un corazón, además de limpio (aunque luego pasó lo que pasó) muy proclive a hacer rendir las neuronas. 

Haciendo de esto algo de humor negro, hasta el pobre Caín hizo algo impensable con una quijada de animal. Le dio uno uso que, con toda seguridad, no era el que tenía destinado a tener. Y es que el hombre, hasta en esto, es capaz de hacer algo nuevo con lo viejo. 

Esto, de todas formas, lo dejamos escondido (esto sí), bien escondido, debajo de algún celemín para que se vea lo mínimo posible y no dar malas ideas a nadie… 

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4.04.18

Reseña: “El Camino que traza Cristo, la Verdad que transmite Cristo, la Vida que ofrece Cristo”

 

El Camino que traza Cristo, la Verdad que transmite Cristo, la Vida que ofrece Cristo             El Camino que traza Cristo, la Verdad que transmite Cristo, la Vida que ofrece Cristo

Título: El Camino que traza Cristo, la Verdad que transmite Cristo, la Vida que ofrece Cristo.

Autor: Eleuterio Fernández Guzmán.

Editorial: Lulu.

Páginas: 86.

Precio aprox.:   3.99 € en papel – 0.99  € formato electrónico.

ISBN: 5800127416976  papel;   : 978-0-244-07512-5  electrónico.

Año edición: 2018.

Los puedes adquirir en Lulu.

 

“El Camino que traza Cristo, la Verdad que transmite Cristo,  la Vida que ofrece Cristo” - de Eleuterio Fernández Guzmán.

 

Continuamos con la publicación de textos dentro de la Colección Fe sencilla. Este libro pertenece al apartado de título Jesucristo.

Vayamos, pues, con la reseña. Y, para eso, reproducimos el primer apartado del libro que es la Presentación.

 

El ser humano, desde que tiene conciencia de la existencia de Dios y, mejor aún, desde que el Creador se dirigió a Abrahám, anhela algo con la mayor fuerza espiritual que pueda ser posible. El hombre, la criatura hecha a imagen y semejanza del Creador goza tan sólo con imaginar cómo ha de ser la existencia junto a Dios. 

Ya, por ejemplo, desde el inicio de la vida del hombre quiso acercarse al Padre invocándolo a través de pinturas rupestres para solicitarle una caza abundante. Y así ha sido a lo largo de los siglos aunque, lógicamente, la percepción de la existencia de Dios ha ido mejorando y, tras la llegada al mundo del Mesías, hay mucho que damos por verdad. Sin embargo, seguimos anhelando lo mismo que todo ser humano, consciente de lo que supone ser hijo de Dios, anhela: la vida eterna. Y para eso hay que mostrarse a favor de ciertas realidades espirituales sin las cuales no es posible habitar alguna de las mansiones que Cristo nos está preparando. 

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3.04.18

Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro"- Dios, verdadera gracia del hombre

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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A partir de hoy, y con la ayuda de Dios, vamos a dedicar los próximos artículos referidos al Beato Manuel Lozano Garrido, a traer aquí textos de sus libros. Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”

 

Dios, verdadera gracia del hombre

 

“Por encima de los dividendos, el sesteo en la Costa Azul, la cacería o el simple “copa y puro”, un hombre será afortunado si tiene la conciencia serena y a la noche no se le taladra el berbiquí de los remordimientos; si puede mantener con garbo las miradas de los que le rodean sin que a él se la enturbie un rubor delictivo; si dio al viento, generosamente, su potencial de amor; si entre el neón y la prisa, la rutina de los despachos y el empujón del tranvía, la felicidad le sigue cantando en el corazón como un pájaro libre; si, sobre todo, la Gracia ha ido germinando en cada palpitación y ahora Dios se ha hecho grande y se le derrama a uno por los ojos y la palabra, los pasos y la caricia.” (El sillón de ruedas, p. 34)

 

El ser humano creyente católico sabe que una cosa es lo que crea, en cuanto ser humano que vive en el mundo, y otra, muy distinta, es la consideración que debe tener acerca de Dios, Padre y Creador de todo lo que existe.

Es bien cierto que vivimos en el mundo y que, por tanto, existimos en una determinada realidad que sería necio negar. Por eso, no podemos desdeñar como si fuera cosa de poca importancia lo que nos pasa porque nos pasa porque Dios nos ha creado.

Hay, en tal nivel de realidad material, muchas estaciones y muchos momentos que son parte de nuestro ser hijos de Dios. Y no deberíamos tener por cosa de poca importancia eso que nos acaece.

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1.04.18

La Palabra del Domingo - 1 de abril de 2018

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Jn 20, 1-9

  

“1 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. 2 Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.’ 3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5    Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. 6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, 7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, 9 pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.”

      

COMENTARIO

¡Resucitó!

 

Es de imaginar como se encontrarían los discípulos más allegados de Jesús tras la muerte en la cruz del Mesías. Por mucha confianza que hubieran tenido en Aquel que les enseñaba, su huida en el momento crucial de la cruz nos hace suponer que tenían mucho miedo y, por eso, estaban escondidos. Y no es extraño que lo tuvieran porque sabían a la perfección que los poderosos que habían conseguido, de aquella manera, la muerte del Maestro, no dudarían en matar a sus discípulos más allegados porque podían continuar con la labor iniciada unos años antes por el carpintero de Nazaret. 

Sin embargo, alguien que amaba mucho a Cristo salió a visitar a su Señor. María Magdalena fue muy pronto, de madrugada, quiso visitar a quien tanto bien le había hecho. Sin embargo, no encontró, siquiera, el sepulcro cerrado y eso le extrañó sobremanera. No era normal, ni esperado, que nadie hubiera movido la piedra que tapaba el sepulcro y que se hubieran llevado al Maestro. No era lo que la Magdalena podía querer ver ni ser testigo. 

Los demás debieron tomarla por desequilibrada porque no iban a creer que Jesús iba a haber desaparecido sin más ni más. Por eso corrieron al encuentro de los restos del Hijo de Dios. Pedro era mayor que Juan  y eso le hizo llegar después que el discípulo amado que vio lo que vio que fue, más o menos, que Jesús no estaba donde debía estar y que, a lo mejor, alguien se lo había llevado. Pero no quiso entrar tal era la situación en la que se encontraba Juan.

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31.03.18

Semana Santa – Triduo Pascual: Sábado de Gloria y espera-nza

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(Señal de la cruz)

-Dios mío, ven en mi auxilio.

-Señor, date prisa en socorrerme.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

Meditación para el Sábado Santo

Tiempo de esperanza

 

Ciertamente, si pensamos en la situación de aquellos que estaban más cerca de Jesucristo o, por decirlo de otra forma, en cómo debían encontrarse en aquel primer Sábado Santo, no dudaremos acerca de que no era ni buena ni mejorable. Eso era, al menos, lo que debía pasar por el corazón tanto de la Virgen María como de los Apóstoles y otros discípulos que, entonces, pudieran encontrarse con ellos. Y por eso se nos dirá, en un momento determinado, que estaban escondidos “por miedo a los judíos” porque bien sabían cómo se las podían gastar aquellos que, siendo perseverantes en el error y en el odio, habían conseguido de Pilatos la muerte del Cristo.

Podemos casi escuchar, en la distancia grande que hay desde nuestro hoy y aquel día, el silencio que debía reinar allí donde estuvieran escondidos (podemos creer que fuere en el mismo Cenáculo) Debían estar en oración porque aquellos momentos acercarse a Dios podía ser el único consuelo que les quedaba. Aún no habían comprendido…

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30.03.18

Semana Santa – Triduo Pascual: Viernes Santo de dolor y sufrimiento

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(Señal de la cruz)

-Dios mío, ven en mi auxilio.

-Señor, date prisa en socorrerme.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

  

Texto Bíblico

Jn 18, 1-19,42

“1 Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. 2 Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. 3 Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. 4 Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: ‘¿A quién buscáis?’ 5 Le contestaron: ‘A Jesús el Nazareno.’ Díceles: ‘«Yo soy.’ Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos. 6 Cuando les dijo: ‘Yo soy’, retrocedieron y cayeron en tierra. 7 Les preguntó de nuevo: ‘¿A quién buscáis?’ Le contestaron: ‘A Jesús el Nazareno’. 8 Respondió Jesús: ‘Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.’ 9 Así se cumpliría lo que había dicho: ‘De los que me has dado, no he perdido a ninguno.’ 10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. 11 Jesús dijo a Pedro: ‘Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?’ 12 Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron  13 y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suero de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año. 14 Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo. 15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote, 16 mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. 17 La muchacha portera dice a Pedro: ‘¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?’ Dice él: ‘No lo soy.’18 Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose. 19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina.”

  

Meditación para el Viernes Santo

Sobre la muerte de Jesucristo

 

Es bien cierto que todo aquello estaba escrito. Es decir, que ni a Jesucristo le venía de nuevas lo que le iba a suceder ni, por eso mismo, se extrañaba nada de nada acerca de tal realidad física y espiritual.

En algunas ocasiones (que nosotros sepamos) el Hijo de Dios habló con sus Apóstoles (aquellos discípulos que caminaban con Él y estaban más cerca del Maestro) que lo que le iba a pasar ni era agradable ni se podía evitar. Y sabemos la reacción, por ejemplo de Pedro, que llevándoselo aparte de los demás le dijo que eso no podía ser.

También sabemos cómo reaccionó Jesucristo: lo llamó, nada más y nada menos, que Satanás porque comprendía que solo el Enemigo podía querer apartar al Hijo de Dios del cumplimiento de la voluntad de su Padre. Y es lógico creer que no es que aquel Apóstol fuera el Maligno sin que el príncipe de este mundo se podía haber apoderado del corazón de la roca sobre la que Cristo iba a construir su Iglesia. Eso sí lo podemos comprender porque es lo mismo que, luego, pasaría en la Última Cena cuando se nos dice que Satanás entró en Judas con un bocado, a través de un bocado…

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