Tamayo y la historia alternativa de Benedicto XVI
Reconozco que hay personas que, como Juan José Tamayo, no me dejan de sorprender. Resulta, por eso, curioso, que sean capaces (sea, él capaz) de darle tantas vueltas a lo mismo para llegar a las mismas falsas conclusiones.
También reconozco que la perseverancia que manifiesta en contra del Santo Padre es, digamos, digna de tener en cuenta. Al menos, en eso, se comporta de forma honrada.
El pasado día 19 de abril, domingo, publicó en el diario laicista “El País” un artículo titulado “El integrismo de Benedicto XVI”.
Nada más y nada menos. El integrismo, ha escrito Tamayo.
Escribe, al igual que hiciera Juan Arias, en el mismo diario laicista, de las ansias de poder de Benedicto XVI cuando dice que “No tardó, sin embargo, en distanciarse de todos ellos e incluso de responsabilizarles de los abusos posconciliares, para seguir la senda de la ortodoxia y la escalada hacia el poder, que le llevó primero al arzobispado de Múnich, después al cardenalato, luego a la presidencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe y, finalmente, a la cúpula del Vaticano”.
Sin embargo, persona más autorizada que Tamayo pudo dejar las cosas en su sitio. No fue otra que Olegario González de Cardedal que manifestó la verdad de las cosas.
Pero, con ser, eso, importante, porque pretende caracterizar a Benedicto XVI como no es, tampoco deja títere con cabeza en la actuación del Santo Padre.
Así, al parecer, todo el mundo se siente ofendido por la actuación del Papa alemán:
1.- “Las comunidades indígenas” americanas, porque “afirmó que la vuelta a las religiones precolombinas no era un progreso, sino un retroceso y una involución hacia el pasado”
En realidad, de otra forma no se puede concebir el hecho de que tal cosa llegue a pasar. Es, sin duda, una vuelta al pasado.
2.- También los judíos parecen sentirse ofendidos. El caso de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X es utilizado como tema recurrente para el caso porque alguno de sus miembros negó el Holocausto.
Sin embargo, todo ha quedado bastante clarificado y sólo el empecinamiento en la defensa de tal ofensa caracteriza como taimado a quien la hace.
3.- Por supuesto, el discurso de Ratisbona (septiembre de 2006) es instrumento de acusación contra Benedicto XVI.
Bien sabido es que las palabras del Santo Padre fueron manipuladas por los sembradores de cizaña y que, de aquel discurso, ha salido un mejor entendimiento con el Islam (aunque, no, claro, con los sectores radicales de tal religión)
4.- El reciente viaje a África de Benedicto XVI no podía ser olvidado por Juan José Tamayo. Y, por supuesto, el tema de los preservativos pues es uno que, traído a colación, viene bien para tergiversar las cosas.
En realidad, es más que conocido que las palabras de Benedicto XVI iban en el sentido de defender una castidad (muy necesaria) y, por lo tanto, de evitar el uso del preservativo que promueve la promiscuidad sexual bajo la excusa del “sexo seguro”.
5.- Sobre el tema de los hermanos protestantes se acusa al Santo Padre de defender la tesis según la cual la Iglesia de Cristo se “identifica con la Iglesia católica” y, claro ser la única verdadera.
¿Qué hay de nuevo en esto? o, también, ¿Es, acaso, falso lo afirmado?
Y, sin embargo, no es esto lo que le sirve para identificar a Benedicto XVI con el supuesto “integrismo” católico.
Lo que le sirve para tal fin es esta simpleza y superficial visión de las cosas: como el Santo Padre levantó la excomunión a los obispos de la FSSPX, entonces, “Es, más bien, el Papa quien se convierte al integrismo y lleva a la Iglesia en esa dirección”.
Y eso es, además de algo falso, la manifestación de una visión de las cosas bastante alejada de la realidad.
Debería saber Juan José Tamayo (aunque lo disimule) que la comunión de los hijos de Dios es lo más importante que debe procurar un Papa. Por eso se están dando los pasos para que se produzca tal comunión entre los que se separaron con las ordenaciones de monseñor Lefebvre.
Aunque, por otra parte, no es de extrañar que no quiera saber nada de comunión ni de acercamiento porque su estado espiritual no es, precisamente, el de unión con la Iglesia católica a la que pertenece.
Yo creo que, en realidad, lo que quiso decir Tamayo era que Benedicto XVI era “íntegro” o, lo que es lo mismo, que no es ni torticero ni equivoca a su grey. Lo que pasa es que la visión torcida que tiene el director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones, de la Universidad Carlos III de Madrid le ha jugado una mala pasada.
Será eso, claro.
6 comentarios
1. Tamayo se olvidó de los insultos del papa a los divorciados, calificádolos de "plaga" en sacramentum caritatis Nº 29.
2. Ud. se olvida (o niega), que existen "catolicismos" o un catolicismo plural, es decir, maneras de vivir esa religión. Cualquier estudio serio de sociología de las religiones da cuenta de ello.
3. El papa actual representa a un sector de aquel catolicismo plural, esto es, el integrismo, aquellos que pretenden que los valores católicos sean el molde de la vida social, política, económica, cultural de un Estado y fuente de las leyes, un disparate descomunal. O sea,, pretenden lo más parecido a un régimen totalitario. Ya lo denunció Paolo Flores d'Arcais respecto a la política de J.Pablo II.
Saludos cordiales.
Yo lo que creo que existe es el catolicismo y, luego, algunas
personas (más o menos) queno se encuentran bien dentro de la Iglesia
católica a la que pertenecen.
Tales personas se dedican, por activa y por pasiva, a denigrar todo
lo que pueden a la misma, a zaherirla y a sembrar toda la cizaña
que pueden.
Ninguna de las personas que pertenecemos a la Iglesia católica y estamos
bien dentro de ella queremos que se imponga nada. Lo único que
queremos es se respete lo que pensamos y no se atropelle. De ninguna
de las maneras actuaré yo contra, por ejemplo, los ateos. Allá
las personas que crean que Dios no existe. Tal es su situación
personal y a mí no me importa nada aunque creo que se equivocan.
Ahora bien, lo que no vamos a callar es aquello que no se pueda
callar.
La fuga mental de estos suele ser siempre alegar que la Iglesia se quiere imponer, que es integrista, mentando una muy mitificada edad media , o el clásico ciencia Vs Fe, lo peor de alguna de estas personas, es que sabiendo que estos alegatos no solo tienden al maniqueísmo, sino que muchos de ellos son mera leyenda negra o propaganda, persisten en usarlos como dogma para confundir a los demás, que ingenuamente les creen. Por eso me gusta leerle, pues su visión en conjunto es muy clarificadora, porque sabe ver dónde está el desconocimiento y la mala intención. Gracias por ello. Saludos y Bendiciones.
Efectivamente, la visión que ciertas personas tienen de la Iglesia católica (y, ahora, de Benedicto XVI) está tocada por un no sé qué que dificulta la visión de la realidad.
No creo yo que lo dicho por Juan José Tamayo sobre el Santo Padre sea, precisamente, acertado.
Eso es lo que pasa cuando, seguramente, se fija la mirada en una realidad religiosa teniendo en cuenta determinada opción, siniestra, política.
Al leer las invectivas de Tamayo, me sonaban a conocidas,y efectivamente, haciendo memoria,encontré su origen: son calcadas de los alegatos contra JPII.Ni siquiera tienen algunas la inteligencia de inventar aguijones: copia y pega,y vamos tirando...¡qué tropa!.
¡Pentecostés nos espera!
Menos mal que en Pentecostés volveremos a ser enviados al mundo a transmitir la Palabra de Dios.
Será la única forma de afrontar a personas como Tamayo.
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