Principios laicistas.- I.-El aborto
Leopoldo Vives, director del Secretariado de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, manifestó el pasado lunes, 7 de julio, que con relación al aborto se insiste (por los sectores que lo defienden) “en decir que el aborto es un derecho, cuando es un gravísimo atentado contra la vida humana“.
Y esto dicho por don Leopoldo entra dentro de lo que es lógico esperar en una persona que, perteneciendo a la Iglesia católica, tiene la obligación grave de defender la vida desde que, en el momento de la concepción (Juan Pablo II Magno, en su Carta Encíclica Evangelium vitae (60) dice que “el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción”), surge un nuevo ser dotado de características propias distintas de la madre que lo lleva en su seno y del padre que lo engendró.
También Benedicto XVI (en la carta enviada a los obispos mexicanos por el cardenal Tarcisio Bertone) dice, refiriéndose a la vida, que “Este gran don nos impulsa a proteger y defender con firme decisión el derecho a la vida de todo ser humano desde el primer instante de su concepción, frente a cualquier manifestación de la cultura de la muerte”
Por otra parte, bien sabemos que muchas personas entienden que el ser humano no lo es sino en cuanto haya nacido pues, siguiendo al mismo Código Civil “Para los efectos civiles, sólo se reputará nacido el feto que tuviere figura humana y viviere veinticuatro horas enteramente desprendido del seno materno” (artículo 30) Por lo tanto, aquellos que entienden así las cosas, cualquier posibilidad de actuación sobre el feto es posible sin que ello les pueda producir ningún tipo de, digamos, malestar moral ni ético porque, al fin y al cabo, se limitan a cumplir la Ley. Para estas personas, muy preocupadas por los supuestos avances científicos manipuladores de embriones, la vida es un medio; un medio rentable.
Pero, como esto resulta, al fin y al cabo, un tanto burdo el ser defendido, les basta con decir que el embrión no tiene, digamos, vida propia, hasta que han pasado 14 días desde la fecundación.
Sin embargo, aquellos que reconocemos en la vida un bien supremo y un fin en sí misma no podemos estar de acuerdo con el hecho de que, se trate de la excusa de la que se trate, se pueda finiquitar, de la forma como se hace, con la vida de un ser humano que es, además, el más indefenso de todos; no podemos estar de acuerdo con que ese don supremo de Dios que es la vida pueda ser manipulada a gusto del consumidor humano; no podemos estar de acuerdo con la consideración de una cierta falta de dignidad del ser humano, con la cual puede tratarse como si fuera una cosa (que es, jurídicamente hablando, un elemento exterior al ser humano susceptible de ser apropiado y disfrutado).
Pero no todo está perdido para el ser humano no nacido.
Por una parte, tenemos la iniciativa tomada, en Italia, por don Giuliano Ferrara, director del diario Il Foglio. Se ha dado en llamar “Moratoria internacional del aborto”. Y, ciertamente, lo es.
A tal Moratoria se puede adherir cualquier persona que lo tenga por conveniente, enviar sus testimonios, etc., enviando un mensaje a [email protected]
Según Ferrara, ya aquí los datos son bastante elocuentes, “los abortos se siguen practicando con una media de 50 millones al año”. ¿Qué quiere decir esto?
Eso supone que muchos millones de personas nunca llegan a serlo fuera del seno materno (pues dentro ya lo eran); eso supone que no sabemos si alguna de las personas abortadas iba a ser la que descubriera la vacuna definitiva contra el SIDA y si iba a ser la primera persona en poner el pie en Marte o ser, simplemente (ni más ni menos) un ser humano con sus problemas y sus alegrías o no sabemos qué circunstancias más. Se trata, por supuesto, de un adiós anticipado y, por supuesto, inmerecido.
Pero, además, también tenemos, en España, la iniciativa tomada por el Foro Español de la Familia (a la que ya hicimos referencia otro día pero que conviene volver a recordar)
El Foro Español de la Familia (www.forofamilia.org), como “confederación de asociaciones familiares de carácter civil, ámbito nacional y vocación internacional” tiene, entre sus objetivos, “Propagar, promover y defender en el seno de la sociedad los valores esenciales de la persona y de la familia”
Es meridianamente claro que uno de los valores es, el primero de ellos, el respeto al derecho a la vida que tiene la persona que aún no ha nacido y que, independientemente de la situación por la que pueda pasar la madre, tiene el derecho total a nacer.
En tal situación o, mejor, ante tales situaciones, el Foro Español de la Familia ha puesto en marcha el PROGRAMA RED MADRE (www.redmadre.es y cuyo teléfono de Atención durante las 24 horas es 902 188 988), “generando una red solidaria de apoyo a la mujer embarazada, para que pueda encontrar alternativas positivas frente al drama del aborto”.
Para que esto tenga, digamos, una cobertura legal y sea, así, más fácil llevar a buen puerto este barco, está promoviendo Iniciativas Legislativas Populares (ILP) en las comunidades autónomas “por las que se propone a los parlamentos autonómicos la creación de una red solidaria de apoyo a la mujer embarazada, y cuyo objetivo es conseguir que las administraciones públicas ofrezcan soluciones reales a los problemas que un embarazo pueda llevar consigo, especialmente en los casos de adolescentes e inmigrantes”
Si, por otra parte, se hace necesario dar algún dato que pueda poner sobre la mesa la realidad del aborto en España, el Presidente del Instituto de Política Familiar (IPF), Eduardo Hertfelder, ha indicado que “el aborto en España continúa la escalada imparable“. En el año 2007 se superaron “los 108.000 abortos”. Esto viene a suponer “un incremento de al menos el 6%“.
La gravedad del tema del aborto es tal que “uno de cada cinco embarazos que se produce en España termina en aborto” en la siguiente y terrible relación: “cada 4,8 minutos se produce un aborto y son casi 300 abortos al día“.
Hasta aquí la parte moral y éticamente más presentable.
Ahora le corresponde a aquellos que, con su actitud, colaboran en que la humanidad sea menos humanidad porque satisfaciendo sus egoístas ideologías pervierten lo que de bueno pudiera haber en su modo de pensar.
Bien sabemos lo que, recientemente, se ha aprobado en el Congreso que los socialistas celebraron en Madrid en pasado fin de semana: “Nuestro objetivo es garantizar el derecho a la salud sexual y reproductiva de toda la población y muy especialmente de las mujeres, incluyendo el derecho al control de la maternidad, a través de una adecuada información y uso universalizado de métodos anticonceptivos, con la finalidad de reducir el número de embarazos no deseados”.
Por lo tanto, avance en la muerte inducida del no nacido lo que, al fin y al cabo no es, sino, una actitud puramente eutanásica (porque se acaba matando -aquí sin “dulzura”- y “sin sufrimiento físico” para la madre) y, entonces, algo que debería entrar dentro del campo delictivo si la sociedad que están conformando las ideologías progres no fuera, como les conviene, una sociedad anestesiada y una sociedad adormecida.
Para apuntalar lo dicho, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, en reunión celebrada ayer mismo, 8 de julio, con el grupo feminista “No nos resignamos” parece, según ha comunicado la portavoz de tal grupo, que ha garantizado que la nueva ley sobre el aborto que aprobará el Gobierno supondrá la legalización del mismo en España a través de una ley de plazos. También parece que llamarán a tal engendro el “derecho de la mujer a decidir”.
Nada dicen, por otra parte, de la persona que van a “decidir” matar.
Pero nosotros tampoco nos vamos a resignar a soportar tal estado de cosas. Y para eso nos acogemos, como se dice, a lo bueno y mejor que pueda existir.
Decía, dice, la Beata Madre Teresa de Calcuta, en una “Carta sobre el aborto”, que “Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su pueblo a amar”. Y también que “Así, la madre que piensa en abortar, debe ser ayudada a amar, o sea, a donarse hasta que quiebre sus planes, o su tiempo libre, para respetar la vida de su hijo. El padre de este niño, quienquiera que él sea, debe también donarse hasta que se quiebre”
Por eso no es posible admitir tal práctica porque supone, de hecho, una siembra de desazón y de tristeza; supone, también, reconocerse incapaz de saber hasta dónde puede llegar el límite en el comportamiento humano porque disponer, así y de esa forma, de la vida de una persona no le está permitido a la creación de Dios llamada hombre.
Pero claro, ya sabemos que para cierto tipo de personas de ideología laicista la Beata Madre Teresa de Calcula sólo debe ser considerada como una persona carca, fuera del mundo y alejada de la actualidad.
Y así nos va.
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23:34)
2 comentarios
somos humanos nos aprovechamos
tenemos la vida y no la debolvemos
que nos pasa?
TODOS CONTRA EL ABORTO!
nosotros estamos contra el aborto
¿tu?
en que estas?
yo digo no al aborto
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