Más jesuitas: Masiá, Juan, abarata la vida
El jesuita Juan Masía es más que conocido por mantener unas opiniones que, las más de las veces, chocan frontalmente con los planteamientos que la Iglesia católica sostiene sobre los más diversos temas.
Como no podía ser de otra forma, también tenía que pasar tal cosa cuando se habla de bioética. Para Juan Masiá bien se puede decir que, en tal tema, todo vale.
Publicaba, el Profesor de Ética en la Universidad Sophia (Tokyo), un artículo en Religión Digital titulado de una forma que clarifica, sólo con leer el título, lo que viene después y, en general, un pensamiento: “No hay dogmas en bioética”… ni en nada, parece.
Relativismo moral y cristiano
Nadie ha dicho, ni dirá, que ser discípulo de Cristo; que ser, así, cristiano y católico, sea fácil sino que, muy al contrario, supone cargar con la cruz. Y cruces hay de muchos estilos y clases: están las personales (defectos, tendencia a pecar, etc.) y, también, están las normas que, derivadas de la Ley de Dios, sirven para regular la vida de las personas que se dicen católicas porque es bien sabido que una sociedad (aquí la religiosa) difícilmente puede funcionar si no existe ninguna norma que seguir y que pueden resultar una cruz, a veces, imposible de saber llevar.
Pues bien, es más que conocido lo dicho, muchas veces, por la Iglesia católica, en materia de manipulaciones genéticas. Es posible que, como dice Masiá, no sea dogma lo que, en este tema, pueda decir Benedicto XVI; que no habla, aquí, de forma tal que no pudiera decirse nada en contra. Esto es posible.
Sin embargo, sí que existe algo llamado moral católica que, independientemente de la norma que pueda acoger determinado comportamiento al que se le pueda aplicar tal definición (moral), tendría que ser seguido por personas que, como Juan Masiá, tienen, seguramente, un conocimiento bien asumido de lo que la moral católica supone y, en definitiva, tiene que seguirse.
Nos enseña, la moral católica, a realizarnos según Dios. Así, nuestra realización como hijos de Dios será adecuada, pues no otra cosa puede esperarse de quien así se llama, cree y denomina, si se sigue lo establecido, en materia de moral, por la Iglesia católica.
Sobre el comportamiento moral o, mejor, sobre cómo hemos de entender el mismo, algo se ha escrito por parte de quien, es de suponer esto, tiene autoridad para hacerlo.
Así, la Conferencia Episcopal Española ha publicado, por ejemplo, la Instrucción Pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad , además, de una Nota del Comité Ejecutivo titulada Por una ciencia al servicio de la vida humana
Pero, si eso no fuera, ya, suficiente, para entender qué es lo correcto y adecuado en este caso, la Congregación para la Doctrina de la Fe, presentó la Instrucción en Donum Vitae relativa al “respeto de la vida humana naciente y la dignidad de al procreación” como, digamos, marco general del tema.
Y ya, rizando el rizo, Juan Pablo II Magno, en su Carta Encíclica Evangelium Vitae escribe sobre el “valor y el carácter inviolable de la vida humana”
Pues, a pesar de todo esto, Juan Masiá, dice que no hay dogmas en bioética porque debe entender que todo lo aquí referido deben ser, por decirlo así, cosas sin importancia.
Pues debería contemplar el dogma del respeto a la vida; el dogma de la consideración del ser humano indefenso y, también el dogma del amor al que merece amor y misericordia.
Sin embargo, cuando se está, por lo común, en contra de otros dogmas, digamos, puramente eclesiales, es fácil que se deslice el pensamiento hacia la idea (malsana) de que, en realidad, no hay dogmas en nada. Tampoco en bioética, donde se toma en consideración algo tan importante como la dignidad de la persona y su impresentable manipulación como ser indefenso.
Por eso se comprende la actitud de Masiá: está dentro de su sui generis sistema de pensamiento teológico.
Y así queda de bien (o sea, de mal)
Pero… aún hay más.
Dice que “Creyentes de fe adulta no confundirán los titulares de prensa con formulaciones dogmáticas, ni la libertad de expresión y derecho a opinar de los obispos con el presunto carácter vinculante de esas opiniones, sobre todo en materias que no son de competencia del magisterio. Otra cosa es el caso de creyentes adoctrinados para no pensar y comulgar con ruedas de molino”.
¡Resulta que, ahora, los malos vamos a ser nosotros, los que no comulgamos con sus ruedas de molino del abaratamiento de la vida a cambio de una vida cómoda, light, moralmente hablando!
19 comentarios
Nunca ha sido definido, por ejemplo, que Cristo resucitó de entre los muertos. Pero no se necesita tener algún diploma en teología, para ver que negar tal verdad, le mueve el piso a toda la fe católica.
Este buen padre, por lo que voy viendo, anda siempre en el filo de la navaja y hasta con cierto gustillo a escandalizar.
Pobres protagonismos de un cuarto de hora en los titulares.
"Compañía de Jesús corre a la lid" se cantaba en otras épocas. Ahora... se ha convertido en un escuadrón de quintacolumnistas del enemigo.
Sin embargo es triste ver como personas como, por ejemplo, Juan Masiá (al que se le supone una consideración por la humanidad superior, digamos, al resto de personas por ser lo que es: religioso) dice lo que dice.
Por muy relativista que se sea, lo bien cierto es que este tipo de cosas no deberían suceder.
Aunque, quizá, no sea, digamos, dogma lo que pueda decir el Papa en estos temas, no es menos cierto que la defensa de la vida, a ultranza, ha de ser labor de todo cristiano y, aquí, de todo católico.
Hacer otra cosa, sea cual sea el motivo (mucho peor si se pretende escandalizar porque podríamos recordar, aquí, lo de la piedra del molino que aconseja Jesús colgarse al cuello a quien escandalice a los pequeños... también, sobre todo, en la fe) no está bien, es intrínsecamente perverso.
El protagonismo, cualquier jesuita o cualquier cristiano, lo ha de tener y manifestar en la defensa de la fe y en la evangelización del mundo.
Más que preocuparme señores como Juan Masiá o José Antonio Ferrer Beimelli (cuyos trabajos "intelectuales" y/o "pastorales" no me interesan lo más mínimo), me preocupa lo que está haciendo la Compañía, antes de Jesús, con los verdaderos jesuitas.
Por increíble que parezca, haberlos, haylos. Y tienen una fe, una esperanza, una caridad berroqueñas. Éllos son la verdadera Compañia de Jesús.
Por otra parte, quizá tampoco esté de más recordar que la congregación masculina que más crece desde el Concilio Vaticano II son los Legionarios de Cristo, fundados por varios seminaristas que acabaron huyendo de la Compañia de Jeús saltando la tapia del Seminario Pontificio de Montezuma, Nuevo Méjico, EEUU, la noche del 17 de junio de 1940. Evidentemente, todos fueron expulsados. Eso es lo que querían. No ser jesuitas.
cfr.
http://es.catholic.net/educadorescatolicos/711/2158/articulo.php?id=34926
http://es.wikipedia.org/wiki/Legionarios_de_Cristo
¡Huyeron para seguir a Cristo!
Así pues, la cosa viene de lejos.
De antes del Concilio Vaticano II para ser más exactos.
Un saludo.
Eso que dices yo lo ignoraba (como tantas cosas) Me refiero a la fundación de los Legionarios de Cristo con personas que podían haber sido jesuitas. La verdad es que la imagen de tales personas saltando la tapia del seminario que dices resulta bastante chocante. Pero, sobre todo, es chocante el por qué lo hacían.
Yo no sé si los jesuitas se han estropeado como personas católicas, si han acertado con los cambios que hayan habido dentro de la Compañía o qué ha pasado exactamente. Lo que sí sé es que son muchos los casos que determinan que muchas cosas no se hacen bien. Es muy cierto que se trata de personas singulares pero, por ejemplo, que sea el mismo Prepósito General (artículo mío de ayer mismo, 17 de noviembre) el que incurra en tales "desviaciones" resulta preocupante.
Gracias, como siempre, por los enlaces.
Por otra parte, me ha gustado mucho eso que has escrito que fue "antes" del Concilio Vaticano II cuando se huía de la Compañía de Jesús para seguir a Cristo (!Qué paradoja tan grande!) porque de tal manera no se seguirá pensando que los movimientos surgidos a raíz del Concilio Vaticano II no son tan conservadores como se dice.
Aunque, por supuesto, espero que sepas perdonarme si no he entendido bien lo dicho en tu comentario.
Otro saludo.
Si el Des-Prepósito de la SI no se ha enterado de que jesuita y pionero, en la obediencia al Papa, no compaginan con hacerse querer, sino con hacerse odiar y despreciar porque si buscamos el aprecio de los hombres, ocultando a Dios, ¿qué queda de nosotros, qué queda de los jesuitas?.Un abrazo
Por lo menos podemos decir que hay gobernantes que saben lo que deben hacer.
El lenguaje utilizado por Ud. lo dice todo: estaban, tenían... refiriéndose a los jesuítas. Todo en pasado.
No nos extrañemos, por tanto, que el presente no sea como aquel pasado porque, efectivamente, buscar el aprecio de los hombres y no el de Dios es el camino más rápido y seguro para caer en la fosa de la que tanto habla el salmista.
Lo siento. Procuraré que no se vuelva a repetir el usteo (si de dice así, claro)
Me has entendido a las mil maravillas. Así da gusto hacer un comentario.
Uno de aquellos seminaristas fue el padre Francisco Navarro Bustamante, L.C., consiliario de Cristifideles Laici.
http://www.fieleslaicos.com/
A él, y a ellos, debo mi conversión.
Saludos.
Eso es, exactamente lo que pasa porque cuando se dice que todo es posible, sin duda alguna, todo será posible, incluso lo que no se puede permitir éticamente,
Pues a tal persona y a las que, como él, ayudaron a tu conversión, hay que darles las gracias por tan gran realidad espiritual.
Gracias, otra vez, por la dirección. La acabo de visitar y parece interesante, la verdad.
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