La Palabra del Domingo - 7 de diciembre de 2008

Santa Biblia

Mc 1,1-8

1 Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.

2 Como está escrito en el libro del profeta Isaías:
Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti
para prepararte el camino.

3 Una voz grita en el desierto:
Preparen el camino del Señor,
allanen sus senderos,
4 así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.

5 Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.

6 Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: 7 “Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias.

8 Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”

COMENTARIO

2º Domingo de Adviento: El Bautista, Juan

1.- Este texto de san Marcos no nos presenta a Juan diciendo muchos datos biográficos de él sino que lo hace de una forma clarificadora: al hijo de Zacarías le habló Dios y allí, en el desierto, lugar muy propicio para la contemplación y el silencio, conoce cuál es su destino, cuál su misión.

2.- Ya sabemos todos cómo fue la gestación de Juan, cómo el ángel se le apareció al sacerdote Zacarías y cómo éste, con el pensar de la Antigua Alianza, manifestó cierta duda, a lo cual el ángel, yo creo que Gabriel, le comunicó que se quedaría sin vista hasta que naciera su hijo. Al nacer este, Zacarías no sólo recuperó la vista sino que, además, dijo cual sería el nombre del nacido: Juan, el mismo que había saltado en el vientre de la madre cuando María, de Nazaret, la visitó con Jesús en el vientre.

3.- Hay que decir que la misión de Juan no era fácil. Seguramente criado con una comunidad de esenios, que creían en el cumplimiento estricto de la Ley, al salir de aquella comunidad vive en el desierto, como ya sabemos, vestido con una piel de camello y alimentándose de langostas y, claro, de lo que encontrara y que fuera comestible. Esto no era un capricho suyo sino el cumplimiento de las propias normas de la comunidad a la que había pertenecido y que establecía, entre otras cosas, el total abandono personal, de todos sus miembros, de aquel que los abandonaba. Juan, así, vive de lo que encuentra pero, claro, en la seguridad de que debía de comunicar a su tiempo, a su mundo, a su siglo, que la Verdad se acercaba. Abandona aquella comunidad porque sabe que lo que ellos proclaman no está, totalmente, de acuerdo con la voluntad de Dios, porque sabe Quien viene.

4.-En cumplimiento de lo establecido en la Antigua Alianza, que contiene, en potencia, lo que sucederá en acto en la Nueva (o Nuevo Testamento) Juan, y en este texto se ve claramente, proclama un bautismo que perdona los pecados y con el que “todos verán la salvación de Dios”. Sin embargo, también comunica, con Isaías, Lucas, por una parte, lo que hay que hacer y, por otra, las consecuencias de la venida del Mesías que Juan comienza a anunciar (recordemos aquello de que él bautizaba con agua pero el que venía lo iba a hacer con fuego, es decir, con Espíritu Santo).

5.- Era, para empezar, la “voz que clama en el desierto”, es decir, en ese mundo que se había apartado de Dios voluntariamente y que, por eso mismo, necesitaba que otro profeta, el último de la Antigua Alianza, les conminara a cambiar, a modificar ese comportamiento tan ajeno a la voluntad de Dios que, sin embargo, tantas veces había perdonado a su pueblo.

6.- Unas cosas había que hacer, algo había que ir preparando: el camino del Señor, por una parte. Esta preparación del camino, del que lleva a Dios debía de hacerse, primero, con un bautizo de agua que limpiase los pecados para, así, convertirse a la fe en Dios y abandonar el camino equivocado por el que discurrían. Pero, además había que “enderezar sus sendas”. Esto, a mi entender, quiere decir que era posible corregir el devenir del pueblo de Dios. Sólo se puede enderezar aquello que, con ese volver a su posición original no se rompe y que, con ese volver retoma la situación inicial, esa pureza de corazón de los fieles al Señor que, con el paso del tiempo, se había desviado, cambiado de rumbo, doblado por, y para, mirar a otro sitio, a otro lado, a otro destino.

7.- Pero junto a estas indicaciones sobre lo que hay que hacer, también recoge este texto del evangelista, aquello que va a suceder, aquello que, esa venida del Mesías que anunciaba, iba a traer.

Todo vacío, hueco, ese que lleva a la fosa del alma será rellenado con la gracia de Dios, todo aquello que se ha ensalzado con su vida de hombre, mundana, pegada al siglo y a la tierra, se vendrá abajo, será restituida a su posición original, será desbancada de esa situación de prepotencia en la que no es importante que sea así sino el uso torticero que se haga de ello (recordemos la parábola de Lázaro, el mendigo, y Epulón, el rico). Lo que quiere decir esto es que lo que importa no es el hecho de ser rico, en este caso, sino el mal uso que se haga de esa riqueza; si no se hace el bien con ella, es lo que quiere decir.

Para aquellos que acepten, con este bautismo, en primer lugar, esa conversión que anuncia y predica Juan y, luego, acepten ese bautismo de fuego (del Espíritu Santo) que traerá Jesús, el Mesías, lo que era difícil, por la nueva comprensión de la realidad, la verdadera comprensión, todo será más fácil y las dificultadas de la vida, aunque persistan, tendrán un sentido, el dolor un razón, algo de lo que entresacar lo positivo que tiene, aunque para el mundo pueda ser una necedad, como para los griegos de entonces era la cruz.

8.- Y al final de todo, de todo este discurrir de la labor de Juan, de su bautismo de perdón, de su siembra de verdadera esperanza, el final más deseado: “todos verán la salvación de Dios”, esa sanación del alma que viene a traer Jesús será como la respuesta a ese camino enderezado, a esa preparación del camino, a ese perdón y a esa conversión.

9.- Aunque todo esto pueda parecer lejano, hoy día también podemos aplicar, a nuestras vidas, este mensaje primero de Juan. ¿Preparamos, nosotros, el camino, hacía el Señor?, ¿limpiamos nuestra vida de lo que nos sobra, del pecado?, ¿enderezamos la senda de nuestra vida? Todo eso, que podemos encontrar, desde hace tanto tiempo, escrito, es tan presente como que, cada día, para los que nos decimos seguidores de Cristo, ha de ser adviento, cada día conversión, cada día navidad, en todos los sentidos.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a no permanecer sordos ante los avisos de Juan.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado del Servicio de Biblia de www.catholic.net.

4 comentarios

  
Ana
Me ha gustado mucho el punto siete, era algo que parecía contradictorio, asi queda bien explicado.
07/12/08 4:11 PM
  
Eleuterio
Ana

Es que, a veces, seguramente, no me explico en condiciones, digamos, normales.

Lo que, al fin y al cabo, he querido decir es que, con el Bautismo de Espíritu Santo muchas realidades que nos parecen imposibles de aceptar son, por eso mismo, agradables al corazón y, por eso mismo, aceptadas.
07/12/08 7:31 PM
  
Ana
claro que se explica bien, lo que pasa es que la palabra hay que meditarla y a mi me parecía una contradicción es parte pero queda muy clara
07/12/08 11:01 PM
  
Eleuterio
Ana

Gracias, pues, por comprenderlo.
07/12/08 11:50 PM

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