La Palabra del Domingo - 12 de octubre de 2008

Santa Biblia

Mt 22: 1-14

1 Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo: 2 “El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.

3 Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.

4 De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: “Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas".

5 Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; 6 y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.

7 Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.

8 Luego dijo a sus servidores: “El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.

9 Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren".

10 Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.

11 Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.

12 “Amigo, dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?". El otro permaneció en silencio.

13 Entonces el rey dijo a los guardias: “Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes".

14 Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos”
.

COMENTARIO

Invitados al banquete de Dios

1.-El pasado día 27 de septiembre asistí, junto con otras personas, a una Jornada de Catequesis Familiar en la que intervino el teólogo dominico Martín Gelabert.

Precisamente, en su disertación, habló del inicio de las parábolas: “El Reino de los Cielos se parece a …” y explicó que, efectivamente, al hablar, Jesús, del Reino de los Cielos, es como si lo estuviera haciendo de Dios mismo.

Por tanto, bien podemos decir “Dios se parece a …

2.-De esta forma, por ejemplo, en la parábola de hoy, Dios nos invita a un banquete, al banquete del Reino de Dios. Unas personas acudirán con gozo y gusto y otras no, como aquí pasa.

3.-Por tanto, lo que hace Jesús es ponernos en el camino para aceptar la Ley de Dios, a Dios mismo y, entonces, actuar en consecuencia con lo que tal realidad supone.

4.-Ante una propuesta como es acudir, voluntariamente (Dios no obliga) al Reino de Dios, es muy posible que podamos oponer nuestros propios intereses porque, al fin y al cabo, como seres humanos, los tenemos. Muchas veces se oponen, los mismos, a la voluntad de Dios. Entonces no hacemos caso a la llamada que nos pregunta si es que, acaso, entre nuestras diversas ocupaciones, podemos prestar algo de atención a Dios.

5.-Pero, por gracia de Dios, muchas personas, estiman como muy oportuno y recomendable acudir al banquete que el Padre nos ofrece y no ponen ningún tipo de trabas ni de impedimentos a tal fiesta celestial.

6.-Sin embargo, no vaya a creerse que se puede acudir al Reino de Dios de cualquier manera sino que hemos de vestir nuestro corazón y nuestro comportamiento, de la mejor forma posible. Tal forma no es, sino, la voluntad expresa de Dios que se encuentra contenida, sobre todo, en las Sagradas Escrituras y continuada su interpretación, en la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, Esposa de Cristo.

7.-Es de creer que Dios ha de querer, para nosotros, lo mejor. Lo mejor, por tanto, hemos de cumplir porque, de otra forma, no alcanzaremos, digamos, la justa medida de amor que nos permita reconocer, en nuestra vida, la huella que, en ella, imprime Dios.

8.-Algo muy cierto dice el texto del Evangelio de san Mateo: “muchos son llamados, pero pocos son elegidos”. Y esto lo dice Jesús sabiendo que, a pesar de que en “casa de su Padre” tiene muchas estancias preparadas para nosotros (como dice en una ocasión) no es menos cierto que para ser elegido hay, en primer lugar, que aceptar tal elección y, luego, cumplir como corresponde con quien se reconoce hijo de Dios.

9.-Por lo tanto, cada cual puede optar, según su voluntad (aunque, a veces, sin el conocimiento adecuado a la situación de la que se trata) por acudir al banquete de Dios o por quedarse fuera.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a discernir tu voluntad para cumplirla y acudir, así, al banquete que nos has preparado en Tu Reino.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado del Servicio de Biblia de www.catholic.net

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