Fernando Lugo, castidad y justificaciones
Es más que conocido lo que ha sucedido con el que fuera obispo y ahora Presidente de Paraguay, Fernando Lugo.
Al parecer, mantuvo relaciones sexuales de las cuales nacieron varios hijos. Al menos, uno.
Aunque parezca imposible alguien ha tratado de justificar lo hecho por Fernando Lugo cuando aún pertenecía a la Iglesia católica como obispo.
El pasado día 23 de abril, publicó Redes Cristianas un artículo de Leonardo Belderrain.
El título, irónico: “La castidad del obispo Lugo“. El resultado impresionante: ¡Qué bien que hizo el obispo!
Empieza justificando lo hecho al decir que en países como Paraguay “el sexo probablemente es visto como una fuente de esperanza” y que “la vida sexual (…) puede haber contribuido a restañar las heridas de la guerra y la opresión sufrida durante tantos años”.
Además, como queriendo huir de responsabilidades humanas, dice que “será Dios quien lo juzgue si su obrar no ha sido del todo correcto”.
No creo yo que haya que esperar a que Dios lo juzgue. Religiosamente ha sido algo impresentable porque actuaba contra el celibato sacerdotal que, se supone, seguía, aunque, aquí, como al contrario de lo que se dice en el servicio militar, “no se supone” el celibato sino que lo incumplió, al parecer, ampliamente.
Introduce un término algo curioso. Habla del “amor ecológico” que “puede buscar preservar la especie desde un erotismo donde las mujeres y los varones adopten conductas para otros culturas inusuales”.
Efectivamente, es inusual que un obispo conciba hijos. Pero no para otras culturas sino para la religión católica a la que pertenecía Fernando Lugo y que es, como es sabido, universal.
Por si no fuera esto, ya, suficiente, se permite el lujo de acusar y, a la vez, defender a la Iglesia católica:
Acusa: cuando dice que “La Iglesia Católica no se ha caracterizado por sus enseñanzas sobre el ejercicio de una sexualidad sana y responsable, que no niega y censura las pulsiones sino que enseña a encauzarlas para el bien del cuerpo y del espíritu.
Muy por el contrario, en muchos casos ha contribuido a que hombres educados en una moral extremadamente estricta, que niega las pulsiones, actúen de forma completamente opuesta a lo que enseña el Magisterio Eclesiástico”.
Defiende: cuando dice que “es muy abierta la iglesia que lo acompañó como a un adolescente y le permite ahora por fin, desarrollar su vocación laica”
Es decir, que para lo malo la Iglesia católica es muy mala y para lo conveniente es muy buena. A eso se le puede llamar, perfectamente, actitud relativista.
También se sirve de Benedicto XVI para sembrar duda sobre el sentido de lo dicho por el Santo Padre en su encíclica Deus Caritas est.
Dice el autor del artículo que “Para formar laicos comprometidos hace falta en nuestras culturas como dice el papa Benedicto XVI- que Eros vaya acompañado de un gran amor de ágape con derivaciones políticas y económicas”.
Creo yo que no ha comprendido el sentido de lo dicho por el Santo Padre.
Concretamente, en el punto 5 de tal encíclica ha escrito que “El eros, degradado a puro ‘sexo’, se convierte en mercancía, en simple ‘objeto’ que se puede comprar y vender; más aún, el hombre mismo se transforma en mercancía”. Frente a esto, el amor bíblico, ágape.
Lo que no dice Benedicto XVI es que se sustituya el agapé por el eros ni que un obispo haga uso más del segundo que del primero. Eso no lo dice.
Además, está muy bien lo de los “laicos comprometidos” sino fuera porque Fernando Lugo no era laico cuando hizo lo que hizo.
Sin embargo, estando fuera de lugar la defensa como se hace de lo hecho por Lugo, aún hay algo peor:
“Pienso que también es sano que algún obispo pida perdón por los pecados de Lugo, sobre todo si sintiera envidia”
En primer lugar, otro ha de pedir perdón por lo hecho por Fernando Lugo y, en segundo lugar, a lo mejor lo haría, quien lo hiciera, por “envidia”.
¿Envidia de romper el celibato? o ¿Envidia por comportarse de forma vergonzante según el estado especial de un obispo?
Y de fondo, a lo mejor, se oye el runrún del celibato sacerdotal.
Sin embargo, en la primera línea de la realidad está la impresentable actuación de quien, siendo pastor, engaña a sus ovejas y de quien defiende ciertos comportamientos impresentables, injustificables e indefendibles.
28 comentarios
Claro que los sacerdotes tienen sexo... como todos los seres humanos. Sin embargo se supone que no pueden valerse de él como una persona que no haya aceptado el celibato.
Se trata de una cuestión de correspondencia entre lo que se dice que se es y lo que se es.
Y, por otra parte, eso de que el Vaticano no es pobre es una evidencia porque, además de la riqueza material que pueda tener (necesaria, por otra parte, para llevar a cabo la misión encargada por Cristo a la Iglesia) tiene una riqueza espiritual que, al parecer, muchas personas ni entienden ni quieren entender.
Pero tal no es tema hoy sino muy otro: Fernando Lugo incumplió el celibato sacerdotal de una forma muy grave y, además, parece que tenemos que aplaudirle.
Pues yo creo que no.
En segundo lugar, los "progres", también los eclesiales, han querido ver en el sexo sin control de este pájaro, una vía de escape a su "exclavitud". Pues a ver si estos señores se enteran de que la verdadera libertad la otorga el ser fiel al voto de castidad que un día profesó este individuo. Libres son todos aquellos sacerdotes que son fieles al celibato. Tema para otro artículo sería exponer el por qué del celibato, para explicarselo a todos aquellos que lo eliminarían, supuestamente hablando en nombre de quienes lo han de seguir.
La conducta de Lugo es totalmente irresponsable, más aún cunado fruto de su pecado, se han visto afectados criaturas inocentes. Lo que menos debemos hacer en estos casos es, encima, aplaudirle.
Yo creo que este caso es particularmente grave.
Ya sabemos que el que fuera Obispo es puesto como ejemplo de no sé qué tipo de política.
Si lo que, en verdad, se propone con su actuación es hacer ejemplo de lo malo... qué bueno que ya no sea obispo.
Sin duda la actitud del obispo Lugo no fue la correcta: si no podía con los votos, lo aconsejable era dejarlo. Pero usted se regodea en su caída, por ser el ex obispo partidario de la Teología de la Liberación, que tanto penar le da a los gerentes de la ortodoxia. Si Lugo fuera de otra cuerda ideológica, Eleuterio remitiría el juicio a Dios y mostraría conmiseración con sus miserias.
Seguramente todo es parte de lo mismo: la corrupción espiritual acaba acarreando la corrupción material.
De tods formas, también Dios lo juzgará, sin duda, como a todos nosotros.
Es cierto que, como en muchos temas, se puede tomar una posición
u otra. En el de hoy, también.
Sin embargo, yo creo que el tema del celibato sacerdotal es muy
importante (el respetarlo) para el bien de la Iglesia y, así, de
los discípulos de Cristo.
Como siempre, en su respuesta aprovecha para seguir en sus treces y descargar más tinta. La Teología de la Liberación no es una corrupción espiritual, sino una manera de interpretar el mensaje divino en un tiempo y lugares determinados. No es obligatorio seguirla, pero tampoco todo en ella será condenable en bloque. Y desde luego sus cultivadores y promotores son unos canallas espirituales. Un poco de respeto, señor mío.
Sobre la Teología de la Liberación hay muchas cosas escritas. Las que corresponde a su práxis son nefastas y, por tanto, son una corrupción de la católica llevada de la mano del marxismo.
De eso nada bueno puede salir.
Las personas que siguen la TL no serán unos canallas espirituales pero sí que actúan de forma, claramente, equivocada y, lo que es peor, llevan por el camino a muchas personas que, creyendo en tales personas, pierden el oremus espiritual que, en todo caso, les corresponde como creyentes.
No está usted al día: hasta en Roma han reconocido que algunos el fondo de la Teología de la Liberación es correcto y enriquece el trabajo evangelizador de la Iglesia en ciertas partes del mundo. Que sus frutos sean todos perversos es una apreciación, no sustentada por los hechos ni compartida por todo el mundo
católico. Su rechazo al marxisdmo le
ciega las entendederas.
Por supuesto que puede haber algo bueno en la Teología de la Liberación. Sin embargo, aquí de lo que se trata es de saber si perjudica, o no, a la Iglesia católica.
Eso es lo que hace, precisamente, la Teología de la Liberación. No hay más que leer a Leonardo Boff, a Frei Betto, al mismo Fernando Lugo, etc.
Eso es lo que hace, a la Teología de la Liberación, en general, aberrante (por desviada)
La verdad es que el marxismo da, como poco, bastante asco. Y ya puede imaginar lo que da cuando se mezcla la Teología con el marxismo.
A mi parecer ya es una gran tonteria hacer votos de castidad.
Pero es una tontería mucho mayor cumplirlos.
¿Que provecho puede sacar Dios de semejante estupidez?.
Pues si una tontería le parece tal voto mayor tontería me parece a mí que a Ud. se lo parezca.
Además, es una falta de respeto, grande, a las personas que lo cumplen, aunque seguro que también le parecen, a Ud. estúpidas, tales personas.
Menos mal que podemos aplicar eso de "a palabras necias..."
Es usted un sectario de mercadillo: no se trata de defender el marxismo. Esta doctrina tiene muchos muertos a sus espaldas, pero el capitalismo tiene otros tantos y goza del beneplácito de su Iglesia tan amada. Desde 1989 todos los pobres del mundo son víctimas del capitalismo salvaje que impera, pero usted está feliz de que los hambrientos no sean marxistas. Me pregunto si Jesús de Nazaret estaría de acuerdo con esto.
El marxismo da bastante asco en ciertos aspectos y el cristianismo da mucho en otros. La mierda va por parrroquias.
Yo no creo que el cristianismo pueda dar asco en ningún sentido. Ahora bien, una ideología que pretende acabar con todo aquel que no piense como ella... tal sí es algo asqueroso.
Y lo de la mierda, sin duda, no va, precisamente por parroquias sino por ideologías izquierdosas y capitalismos salvajes.
La verdad es que no tengo por costumbre censurar nada porque creo que es la mejor manera de que cada cual se retrata.
Sin embargo, teniendo en cuenta que lo característico de intener es cierto anonimato (pues cualquiera puede firmar con el nombre que quiera y poner un correo electrónico incorrecto)... en lo sucesivo, procuraré que no vuelva a pasar esto.
Gracias.
Estudiar a Marx en serio lleva su tiempo, además de tener muchas limitaciones en cuanto se hace un análisis crítico. En las escuelas soviéticas no se enseñaba al alumno a hacer análisis de textos. Es un tipo de ejercicio que era desconocido. Desde luego Marx no despide sino la insuficiencia de su vida y su pobreza moral. Casi prefiero leer, ya que también los tuve que estudiar ,a Lenin, Stalin y más moderrnamente a Adam Schaaf (autor polaco) , quizás el último desarrollo marxista ortodoxo
Ustedes pueden hacer todas las descalificaciones morales que les pida el cuerpo, pero los demás se molestan si los demás les contradicen. El paso siguiente es la censura.
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