EpC: estos contenidos son inadmisibles
Se suele decir, de parte de los partidarios de Educación para la Ciudadanía que, en realidad, lo que se pretende con ella es, simplemente, transmitir unos valores constitucionales y que, en realidad, nada de eso tendría que preocupar a nadie.
Sin embargo, como no es oro todo lo que reluce, el pasado 30 de enero, publicó Religión en Libertad un informe del diario ABC en el que se dejan las cosas bastante claras al respecto de EpC y de algunos de los contenidos que tal asignatura contiene.
Y es que, en realidad, la música sobre EpC que tanto tocan desde instancias oficiales y menos oficiales (pero aprovechadas de tan malhadada asignatura) desafina bastante y, más bien, parece tocada por personas poco expertas en las notas que, en educación, deberían acordar entre sí de forma que lo que sonara fuera mínimamente aceptable.
¿Qué es lo que, en realidad, no se puede admitir como contenido de Educación para la Ciudadanía?
Pues aberraciones varias (por desviacionistas de la moral ajena), barbaridades claras y otras lindezas más propias de mentes estrechas y totalitarias.
Por ejemplo:
1.-Sobre la Familia
“Es preciso que los jóvenes sean injustos con los hombres maduros. Si no, los imitarían y la sociedad no progresaría“ (Ed. Mc Graw Hill); “Hay familias de personas homosexuales, ya sea de dos hombres o de dos mujeres que pueden tener descendencia“ (Octaedro); “La sociedad moderna no tiene lugar para los ancianos, los cuales tienden a formar grupos en las calles, parques y paseos que adquieren las características de verdaderas subculturas” (Ed. Bruño)”.
¿Se puede ser más falso, más manipulador y más, en fin, alejado de la realidad?
2.-Sobre la Educación sexual
“Pero una cosa es el sexo biológico con el que nacemos, y otra, la identidad sexual que construimos a lo largo de nuestra vida”. (Pearson Educación-Alhambra)
Esto, sencillamente, es ideología de género inyectada en vena a los jóvenes españoles que ha de hacer, seguro, mucho daño. Parece que se puede escoger qué se quiere ser (todo, pues, vale; todo es relativo) cuando, en realidad, eso es, simplemente, una burda manipulación de la realidad.
3.-Sobre la Homosexualidad
“La historia de la homosexualidad es la historia de la persecución y de la ejecución de los homosexuales, tan estigmatizados como los judíos” (Editorial Octaedro), lo cual es, por decirlo así, una barbaridad y una falsedad como la copa de un pino. Equiparar, además, una realidad con la otra es desconocer, profundamente, la verdad de la historia.
Además, “Debatir sobre la homosexualidad facilita el rebatir ideas falsas que hieren a todo el mundo”. (Editorial Octaedro)
Sin embargo, bien sabemos que lo que se pretende, desde EpC, es imponer la homosexualidad como una conducta ordinaria e, incluso, obligatoria.
Pero aún hay más. Y peor.
Lo más clarificador es lo que un zascandil como Fernando Savater (¡Sí, el filósofo antes partidario de la negociación con ETA y ahora seguidor de Rosa Díez y su partido pagano) ha dicho porque, en realidad, lo dice todo: “El objetivo de esta asignatura es quitar la educación de manos de los padres, que normalmente son muy reaccionarios, y de los curas desviacionistas”
Y es que algunos, cuando se miran en un espejo achacan a los demás lo que ellos son.
…
Hoy, 5 de febrero de 2009, sigue ejerciendo el sacerdocio y la docencia el autor de este artículo.
28 comentarios
Muy buenos y clarificadores los ejemplos que señalas. Hay que recordar que, por ejemplo, la editorial Bruño pertenece a los Hermanos de las Escuelas Cristianas, conocidos como La Salle.
Lo de Savater es más de lo mismo. Todavía me sorprendo cuando oigo a muchos que dicen ser católicos que votarán a UPyD en las próximas elecciones. ¡Pero si el laicismo de esos tios es equiparable al del PSOE-ETA!
+ CREDO IN UNUM DEUM
El martes 15/11/2005, durante la celebración del coloquio posterior a la conferencia, patrocinada por la Fundación para la Libertad, "Una visión crítica del Estatuto catalán desde tres nacionalidades históricas", en el Hotel Suecia de Madrid, el señor don Fernando Fernández-Savater Martín dijo:
"La idea de España me la sopla, así de claro. Ya sé que hay muchos a los que no les parece bien, yo siempre hablo claro. A mí me la suda... Y me parece perfecto el hecho de que la historia de España nos puede unir, porque es la historia de la búsqueda de las libertades. No la idea [de España], que eso es una cosa para fanáticos, para semicuras y para cosas así..."
http://www.paralalibertad.org/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=11960&mode=thread&order=2&thold=0
Francamente, como católico practicante me siento ofendido. Como español me avergüenzo de que en España haya un catedrático de filosofía de la Complutense que hable en esos términos de la "idea de España". Como votante me preocupa que sea dirigente de un partido que dice pretender mejorar la situación de España.
Por si alguien aún no se había enterado, el jueves 20/09/2007, en el Hotel Miguel Ángel de Madrid, repitió sus afirmaciones sobre España en el marco de la presentación de la colección "Biblioteca Fernando Savater" (BFS) que la editorial barcelonesa Ariel inauguró con la publicación de la obra "Diccionario del ciudadano sin miedo a saber" (sin miedo a saber según qué cosas, claro).
Ahora hablemos de doña Rosa Díez González.
Fue Consejera de Turismo del Gobierno de coalición (o koalizion) PSE-PNV. Patrocinó aquella campaña de "Euzkadi: ven y cuéntalo". A la que yo le añadía (proféticamente) la coletilla de "Estallarás, aunque puede que no sea de alegría, y nunca sabrás por dónde van los tiros". Todavía me acuerdo de su tono entre chulesco y ofendido en el programa "La Mañana de COPE", recriminando a don Luis Herrero "las informaciones de su emisora" sobre "la situación" en el "País Vasco". Ella no "percibía" nada de lo que las llamadas de los oyentes que vivían en "Euskal-Herria" estaban narrando a lo largo de toda la mañana. Unos meses más tarde, después de que una botella de butano reventara la entrada de su casa con toda la familia dentro (no hubo heridos pero sí un grandísimo susto), el PSOE la desplazó a Uropa. Allí se negó a votar a favor de la inclusión de Herri Batasuna en la lista de grupos terroristas. Como el PSOE le anunció que sería suspendida de empleo y sueldo si votaba en contra de la inclusión de HB en la lista de grupos terrroristas de la Unión, a la hora de la votación se fue al bar de la cámara. Y le fue imposible votar, claro. Y siguió cobrando, claro.
Después de las "vacaciones europeas" (como eurodiputada socialista no se distinguió por su trabajo precisamente), volvió a España para apoyar la candidatura de Zapatero como nuevo líder del PSOE. Una vez Zapatero consiguió lo que quería, se "olvidó de ella". Por eso abandonó el partido.
En UPyD sí que ha votado. Y mucho. Entre otras, ha votado junto a Llamazares varias iniciativas. Una para eliminar todos los símbolos religiosos. Otra para revisar a la baja el concordato de España con la Santa Sede. Otra contra las iniciativas económicas del PP para sanear el Estado y superar la crisis (para una cosa buena que hace el PP, va Rosa Díez y se la boicotea).
Rosa Díez no sólo es partidaria de ampliar le ley del aborto y de aplicar a machamartillo EpC sino que es totalmente contraria al home-schooling. Una de las candidatas de UPyD por Murcia es la "progenitora A/B" que ha presentado la querella por prevaricación contra el juez Ferrín Calamita por "el retraso injustificado" en la tramitación de una adopción.
Lo he dicho ya en otro sitio: UPyD acabará absobiendo a Ciudadanos y, a su vez, acabará siendo absorbido por el PSOE. Rosa Díez es, ante todo, una líder carismática de izquierdas. Más de izquierdas que el PSOE de Zapatero, Rubalcaba, de la Vega, Moratinos, Corbacho, Chacón y Bermejo. Prefiere ser cabeza de ratón que cola de león. Y está aprovechando sus cinco minutos de gloria.
Si la solución es ella, que paren el tiovivo que me largo de esta feria.
ADVENIAT REGNVM TVVM
No sé, ni entiendo, cómo es posible que editoriales religiosas puedan hacer cosas como ésta. Srá por cuestiones económicas pero, la verdad, dan bastante asco.
Sobre el partido de Savater et alii sobran las palabras.
A mí todo esto que dices sobre Rosa Díez, su partido y todo eso me parece bastante triste. Y digo triste porque me da la impresión de que van a llevarse muchos votos de votantes del Partido Popular que, a lo mejor, ven la imagen de tal persona (tan sola en el Parlamento...) y, como no saben su verdadera ideología laicista, van a dar el apoyo que, seguramente, no merecen.
Gracias
Pues no puedo decirle eso. Sin embargo, yo confío en la profesionalidad de las personas que han hecho el informe de donde se han sacado los datos de este artículo de hoy.
De todas formas, según lo leído sobre Educación para la Ciudadanía, seguramente, no se han puesto todos los ejemplos de barbaridades como ésta.
Por otra parte, lo que se dice de los ancianos está dentro del sentido que muchas personas dan a la sociedad de hoy: pretenden que sólo valga lo juvenil porque, en realidad, suele ser la edad en la que menos enfermedades solemos tener y el hedonismo actual no quiere saber nada de sufrimientos ni nada por el estilo.
Por eso, estoy más que seguro que, aunque no se indique la página del libro de la tal editorial Bruño, es absolutamente cierto, pues fácilmente podrían haber sido denunciadas las personas que elaboraron tal informe sobre EpC por las editoriales que allí aparecen. ¿Lo han sido?. No.
Ni mi voto, ni mi fe, se vende tan barato, por mucho que se quiera justificar para sacar a Zapatero de la Moncloa y colocar a otro "más de lo mismo".
Saludos fraternales a todos.
La verdad es que no deberían, los votantes católicos, dejarse engañar por la palabrería política del partido de Rosa Díez porque bien sabemos que, en realidad, no es más que otro PSOE disimulando. A la más mínima se irían con el partido de origen; o sea, con Rodríguez Zapatero.
1)¿Cuáles son los libros de texto de EpC de los colegios dependientes de la FERE?
Estoy seguro de que ninguno de ellos están entre los ejemplos citados por uds.
2)Uds. no citan ninguna de las editoriales mayoritarias, ni de las usadas por centros públicos ni de los concertados.
3)Aunque no se pueda objetar a la asignatura, cada colegio puede escoger los libros de texto que les parezca más adecuado, especialmente sabemos que a los colegios religiosos se les permite libros "adecuados" a su ideología.
4)Su artículo provoca una polémica artificial, dudo mucho de que alguno de sus hijos en sus colegios reciban enseñanaza con esos libros de texto que ud. cita, pero que no ha leído personalmente.
5)¿Por qué es falso que a los homosexuales se les ha perseguido (y persigue) a lo largo de la Hª? ¿No sabe ud. que Hitler mandó a las cámaras de gas a 600.000 homosex.? ¿Uds. sólo se acuerdan de las persecuciones a homosexuales cuando las hacen sus enemigos ideológicos islamistas y comunistas?
6)Legalmente dos lesbianas pueden casarse, inseminarse artificialmente y tener hijos reconocidos por la Ley. ¿Qué hay de falso en ello? Otra cosas es el juicio moral que se quiera hacer.
7)Fernando Savater no representa al gobierno.
8)Etc.tec.
Si eso que Ud. dice de la FERE es así, pues yo me alegro. Sin embargo, el sentido (y los contenidos) de EpC es el que es y, de una manera o de otra, ha de referirse a lo aquí dicho aunque sea de una forma más o menos disimulada.
Yo no digo que sea falso que los homosexuales hayan sido perseguidos. Lo que digo es que equiparar tal persecución a la judía (para darle importancia a la de los homosexuales) está fuera de lugar.
Sin embargo, lo que yo no puedo admitir como idea mía es que se me pueda atribuir que no soy enemigo de Hitler, pues lo que se deduce de lo que Ud dice al referir a los que, al parecer, sí son enemigos míos: islamistas y comunistas, porque ni admito el nazismo ni el asesinato de personas inocentes por causa alguna.
Sobre lo que Ud. dice de las mujeres lesbianas, yo tengo que decir que no todo lo que técnicamente es posible es admisible moralmente.
Sobre lo de Fernando Savater es cierto. Pero sí defiende lo mismo que el gobierno, lo cual es, creo, peor.
Sinceramente dudo mucho que una editorial, que a fin de cuentas como empresa privada tiene como fin último la obtención de beneficios, sea tan torpe de poner la homosexualidad por encima de la heterosex. como "mejor" o "más deseable".
Y desde luego si lo hace a ver qué colegio va a decidir contratarla.
Y como mucho los diversos libros simplemente llamarán a respetar otras formas de convivencia que existen en nuestra sociedad.
2)La persecución de judíos es tan condenable como la de homosexuales, porque parten de la idea de destruir al "otro" que es diferente, ya sea por su raza, religión, inclinación sexual, ideología política, etc.
Que Hitler pudiera atrapar a seis millones de judíos y "sólo" seiscientos mil homosexuales no significa nada ¿Es menos genocidio matar miles que millones?
3)Estoy de acuerdo con ud. en lo de las lesbianas.
En lo que no estoy de acuerdo es en que se pretenda defender como moralmente bueno el lesbianismo.
Los libros de EpC solamente señalan una realidad social (existen las parejas lesbianas con niños), legal (están reconocidas por ley) y ética (deben ser respetadas), y a fin de cuentas esto lo saben todos los niños salvo los que viven en una burbuja.
Otra cosa es que se propusiera como modelo ideal de convivencia.
No creo yo que las editoriales que han elaborado los textos aquí citados hayan escrito lo que les haya venido en gana saliéndose de lo establecido. Lo que pasa es que lo aberrante es lo establecido y lo demás, el resultado de tal aberración.
Pues a tal editorial la contrará cualquiera colegio políticamente correcto que no quiera llevarse mal con el poder establecido que concede subvenciones...
O sea, casi cualquiera.
Estoy de acuerdo con Ud. en lo referido a la persecución de judíos y de homosexuales. Las dos son bárbaras e impresentables.
Por último, yo me temo que lo que se pretende es, exactamente, defender el modelo de homosexualismo como ideal de convivencia. No hay más que verlo en todas partes: en la televisión, en las películas de cine, etc. Es, digamos, como un "ambiente" que se pretende difundir.
Por eso la ideología de género es tan aberrante, porque viene a decir que, en realidad, el sexo que se tiene al nacer no tiene importancia... porque todo cambio es posible... luego, nada es verdad, ni siquiera algo tan elemental como que unas personas somos hombres y otras personas son mujeres. Al fin y al cabo, todo es mudable, ¿verdad?
Pues yo creo que no.
Ud. sabe tan bién como yo que hay derechos inalienables a los que no se puede renunciar.
El derecho de educar a los hijos por supuesto que es un derecho inalienable de los padres, pero yo no creo que EpC suponga una vulneración a ese derecho.
Y creo que ud. está confundiendo a sabiendas en pos de una batalla política.
Que un libro de texto proponga como modelo ideal de convivencia la familia homosexual es absurdo, pues rompería precisamente con lo que EpC quiere enseñar que es la igualdad y la convivencia.
El Estado no puede enseñar que una raza, religión, ideología, etc, están por encima de otras, pues el Estado es un espacio neutral en el que todos vivimos y ante cuyas leyes todos somos iguales.
Que ud. crea que el lobby gay pretende hacer proselitismo a través del Estado será idea suya, pero no es cierto.
No niego que los gays sientan más simpatías por el PSOE que por el PP, pero de ahí a pensar que ZP es una marioneta en sus manos...
Venga, que eso viene bien para una arenga a las tropas, pero sabe que no es cierto.
A no ser que ud. entienda que pedir respeto sea equivalente a hacer apología.
2)Yo no soy psiquiatra, supongo que ud. tampoco.
En cualquier caso la Psiquiatría reconoce la existencia de la "transexualidad", personas que nacen con un determinado sexo físico pero que mentalmente desde que tienen conciencia de sí mismos se han sentido como miembros del sexo opuesto.
Se recomienda tratar a todas estas personas y el final de dicho tratamiento es la operación de cambio de sexo.
esta operación no es algo caprichoso. Legalmente para que se haga en España, es necesario pasar por un tribunal médico que certifique que efectivamente esa persona no puede seguir viviendo con calidad humana con un determinado sexo, y que su sufrimiento puede llevarle a la automutilación y el suicidio.
Para conseguir el cambio de sexo hacen falta además años de tratamiento hormonal, terapias psicológicas y varias intervenciones quirúrgicas.
Por lo tanto, aunque admito que nuestra sociedad, empezando por la tv puede banalizarlo todo, el cambio de sexo no algo caprichoso.
Si es a eso a lo que se refiere con "ideología de género".
Ponerse uno a airear en público las miserias de un asunto que no conoce en absoluto y que tan solo sabe de el por oídas es en primer lugar ridículo (por el ridículo que hace uno mismo) También es estúpido, sectario, irresponsable, canallesco y ... En segundo lugar; si todo lo que a usted le parece mal de EpC es lo que enumera en su artículo, no creo equivocarme si digo que básicamente está usted a favor del 99´99 del contenido total de la asignatura.
Además tengo una duda. ¿Por que estaba usted en contra de EpC, antes de que ABC recopilara la materia dudosa?
¡Ala! Un saludo
El problema es que con ésta EpC, según lo leído (por muy poco que sea) no parece que, al fin y al cabo, se vaya a repestar el derecho de los padres a que sus hijos reciban una educación moral que corresponda con sus creencias.
Por ejemplo,
Objetivos y contenidos para tercer ciclo de Primaria
OBJETIVOS
1. Conocer y aceptar la propia identidad, las características y experiencias personales, respetar las diferencias con los otros (edad, sexo, características físicas, personalidad, etc.) y desarrollar la autoestima.
2. Desarrollar la afectividad en todos los ámbitos de la personalidad y en sus relaciones con los demás, así como una actitud contraria a la violencia, a los estereotipos y prejuicios.
3. Actuar con autonomía en la vida cotidiana y en las relaciones de grupo. Interiorizar criterios éticos, desarrollar habilidades emocionales, comunicativas y sociales. Conocer y apreciar los valores y normas de convivencia y aprender a obrar de acuerdo con ellas.
4. Participar en actividades de grupo con un comportamiento constructivo, responsable y solidario y valorar las aportaciones propias y ajenas.
5. Contribuir a la participación activa en los grupos de referencia (escuela, familia, entorno próximo), con actitudes generosas, tolerantes y solidarias.
6. Reconocer la diversidad como enriquecedora de la convivencia, mostrar respeto por las costumbres y modos de vida de poblaciones distintas a la propia. Incorporar a los niños y niñas extranjeros en su nuevo entorno sociocultural.
7. Conocer y valorar los derechos reconocidos en las declaraciones internacionales y en la Constitución española.
8. Conocer los mecanismos de funcionamiento de las sociedades democráticas, el papel de las administraciones en la garantía de los servicios públicos y la obligación de los ciudadanos de contribuir a su mantenimiento y cumplir sus obligaciones cívicas.
9. Identificar y rechazar las situaciones de injusticia y de discriminación. Sensibilizarse sobre las necesidades de las personas y grupos más desfavorecidos. Desarrollar comportamientos solidarios.
10. Valorar y cuidar el medio ambiente y el entorno.
CONTENIDOS
I. Individuos y relaciones interpersonales
• La dignidad humana: libertad y responsabilidad en la toma de decisiones. Desarrollo de la autonomía personal y de la autoestima. Valoración de la identidad personal, del autoconocimiento, de las emociones y del bienestar propio y de los demás.
• Derechos del niño y derechos humanos. Relaciones entre derechos y deberes. Reconocimiento de su carácter universal para todos los hombres y mujeres, sin discriminación.
• Reconocimiento y aprecio de las diferencias de género como un elemento enriquecedor de las relaciones interpersonales. Valoración de la igualdad de derechos de hombres y mujeres en la familia y en el mundo laboral.
• Asunción de los valores ciudadanos en la sociedad democrática: respeto, tolerancia, solidaridad, deberes ciudadanos respecto a la comunidad.
II. Convivencia y relaciones con el entorno
• Convivencia en el entorno inmediato (familia, colegio, barrio). Desarrollo de actitudes de comprensión y solidaridad ante los problemas y necesidades de los demás.
• Responsabilidad en el ejercicio de los derechos y los deberes que le corresponden como miembro del grupo y participación en las tareas y decisiones del mismo. Dominio de las reglas de funcionamiento de la asamblea como instrumento de participación en las decisiones colectivas.
• Convivencia y conflicto: expresión y control de las propias emociones. Valoración del diálogo como instrumento privilegiado para solucionar los problemas de convivencia y los conflictos de intereses en la relación con los demás.
• Identificación y rechazo de las causas que provocan situaciones de marginación, discriminación e injusticia social.
• Identificación de algunos rasgos de diversidad cultural y religiosa. Sensibilidad y respeto por las costumbres, valores morales y modos de vida distintos al propio.
• Participación en el funcionamiento del centro: elección de representantes. Valoración de los cauces de participación.
III. Vivir en sociedad
• La convivencia social. Necesidad de normas para convivir. Iniciación a la participación ciudadana en el municipio desde la escuela.
• Conocimiento de los principios de convivencia que establece la Constitución española y caracterización de la democracia.
• Identificación de los bienes comunes y de los servicios que los ciudadanos reciben del Ayuntamiento, la Comunidad o el Estado y la contribución de los ciudadanos a su mantenimiento a través de los impuestos.
• Hábitos cívicos: cuidado del entorno. Respeto a las normas de movilidad vial. Educación para el consumo responsable.
Objetivos de EpC en la ESO
Las materias Educación para la ciudadanía y los derechos humanos y la Educación Ético-cívica en esta etapa, tendrán como objetivo el desarrollo de las siguientes capacidades:
1. Reconocer la condición humana en su dimensión individual y social, aceptando la propia identidad, las características y experiencias personales respetando las diferencias con los otros y desarrollando la autoestima.
2. Desarrollar y expresar los sentimientos y las emociones, así como las habilidades comunicativas y sociales que permiten participar en actividades de grupo con actitud solidaria y tolerante, utilizando el diálogo y la mediación para abordar los conflictos.
3. Desarrollar la iniciativa personal asumiendo responsabilidades y practicar formas de convivencia y participación basadas en el respeto, la cooperación y el rechazo a la violencia a los estereotipos y prejuicios.
4. Conocer, asumir y valorar positivamente los derechos y obligaciones que se derivan de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Constitución Española, identificando los valores que los fundamentan, aceptándolos como criterios para valorar éticamente las conductas personales y colectivas y las realidades sociales.
5. Identificar la pluralidad de las sociedades actuales reconociendo la diversidad como enriquecedora de la convivencia y defender la igualdad de derechos y oportunidades de todas las personas, rechazando las situaciones de injusticia y las discriminaciones existentes por razón de sexo, origen, creencias, diferencias sociales, orientación afectivo-sexual o de cualquier otro tipo, como una vulneración de la dignidad humana y causa perturbadora de la convivencia.
6. Reconocer los derechos de las mujeres, valorar la diferencia de sexos y la igualdad de derechos entre ellos y rechazar los estereotipos y prejuicios que supongan discriminación entre hombres y mujeres.
7. Conocer y apreciar los principios que fundamentan los sistemas democráticos y el funcionamiento del Estado español y de la Unión Europea, tomando conciencia del patrimonio común y de la diversidad social y cultural.
8. Conocer los fundamentos del modo de vida democrático y aprender a obrar de acuerdo con ellos en los diferentes ámbitos de convivencia. Asumir los deberes ciudadanos en el mantenimiento de los bienes comunes y el papel del Estado como garante de los servicios públicos.
9. Valorar la importancia de la participación en la vida política u otras formas de participación ciudadana, como la cooperación, el asociacionismo y el voluntariado.
10. Conocer las causas que provocan la violación de los derechos humanos, la pobreza y la desigualdad, así como la relación entre los conflictos armados y el subdesarrollo, valorar las acciones encaminadas a la consecución de la paz y la seguridad y la participación activa como medio para lograr un mundo más justo.
11. Reconocerse miembros de una ciudadanía global. Mostrar respeto crítico por las costumbres y modos de vida de poblaciones distintas a la propia y manifestar comportamientos solidarios con las personas y colectivos
desfavorecidos.
12. Identificar y analizar las principales teorías éticas, reconocer los principales conflictos sociales y morales del mundo actual y desarrollar una actitud crítica ante los modelos que se trasmiten a través de los medios de comunicación.
13. Adquirir un pensamiento crítico, desarrollar un criterio propio y habilidades para defender sus posiciones en debates, a través de la argumentación documentada y razonada, así como valorar las razones y argumentos de los otros.
Y así podríamos seguir.
La verdad es que, cuando se lee esto todo puede parecer bonito y benéfico. El problema viene cuando se tergiversan las cosas y se trata de dar gato por liebre o cuando, simplemente, se trata de imponer una ideología determinada del partido en el poder haciéndose pasar por demócratas que lo único que quieren hacer es transmitir valores constitucionales.
Y eso no cuela.
Sobre las razones por las que yo estaba en contra de EpC antes de que apareciera el informe de ABC le digo lo siguiente.
El siguiente artículo lo publiqué en www.analisisdigital.com
"Educación para la ciudadanía: un mundo sin Dios"
“La Iglesia puede y debe enseñar los grandes criterios y los valores inderogables, orientar y formar las conciencias, ser abogada de la justicia y de la verdad, defender y promover la libertad, educar en las virtudes individuales y políticas. Su misión implica también hacer llegar la luz del Evangelio a la vida pública, social, cultural o educativa”
Con estas palabras tan clarificadores, D. Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE desde ahora), ha puesto blanco sobre negro dejándonos claramente expresado lo que debe ser el comportamiento adecuado de un católico en cuanto a la asignatura Educación para la Ciudadanía (EpC desde ahora) Otra cosa no es posible entender pues, en este, muy especial, caso, nos jugamos algo más que una simple instrucción en la escuela, algo que va más allá de la formación personal de nuestros hijos y de todos los hijos que se encuentran en edad de aprender.
Seguir, aunque haya sido a distancia informática, lo sucedido en el curso de verano sobre EpC organizado por la Fundación García-Morente y la Universidad CEU San Pablo, bien podemos decir que ha supuesto una bendición de Dios. Las intervenciones habidas en estos dos días inmediatos (26 y 27 de este mes de junio) han determinado el convencimiento de que nos encontramos, en primer lugar, ante un intento de manipulación de la conciencia y, en segundo lugar, de otro embate a la creencia en Dios y a su prevalencia sobre la vida del hombre.
Sobre lo primero, el citado Arzobispo de Toledo ha dejado dicho que “un Estado libre no puede imponer obligatoriamente una formación de la conciencia moral de los alumnos". Si es que se tiene la intención de llevar a cabo esto, entonces se "traspasa sus propias competencias" y es que como bien dice D. Benigno Blanco “el estado está expropiando el derecho de los padres a educar moralmente a sus hijos” y esto está en contra, directamente, de preceptos constitucionales como el tan citado, siempre, artículo 27.3 Por eso, cuando tratamos de ese tema no es posible admitir tal pretensión por parte de quien no tiene ese derecho, el Estado y sus órganos, y, por eso, “está más que justificado actuar en defensa de ese derecho” posibilidad no condicionada por la CEE ni obligada por su parte sino ofrecida en el sentido de que lo “único” que se pide “es que tanto los padres como los centros educativos” actuemos, como es nuestro deber, “de modo responsable y comprometido en favor de vuestros derechos educativos y de la libertad de conciencia”. Esto, que no implica nada de ejercicio, por nuestra parte, de acción alguna, deja dicho, sin embargo, el sentido exacto de lo que hay que hacer y seguir.
Y todo esto porque la escuela, es, como dijo el Arzobispo Cañizares, “subsidiaria de la familia” y no al revés, como parece que se piensa desde el Gobierno y, por eso, no es entendible que se pretenda hacer compatible a EpC con el ideario de centros de enseñanza religiosos porque eso es, sencillamente, imposible: “adaptarla es colaborar a que eso continúe”, dijo el Arzobispo de Toledo.
En cuanto a lo segundo apuntado antes, y que es el resultado buscado por los exigentes de EpC es fomentar, en la sociedad, la creencia de que Dios no vale la pena, que no existe, en suma. Por eso se trata de difuminar la idea religiosa y el contenido de aquella contiene lo que contiene.
Prueba de esto es lo que el Manifiesto del PSOE con motivo del XXVIII aniversario de la Constitución, probablemente origen de EpC, decía: “Los fundamentalismos monoteístas o religiosos siembran fronteras entre los ciudadanos”. Por lo tanto, lo que se pretende, con toda claridad, es eliminar ese “obstáculo” para que, con la “laicidad” (mal entendida y confundida con laicismo) haya “nuevos derechos de ciudadanía” . Esos derechos, contrarios casi siempre a los valores cristianos ya sabemos cuáles son: imposición de una moral de Estado, apreciación de los llamados “matrimonios” entre homosexuales, manipulación genética, etc.
Sin embargo, ante el panorama que se nos presenta con EpC y su aplicación forzosa en las mentes de los más vulnerables a ello, la sociedad parece que no se ha quedado parada pues es obligación grave de padres y alumnos defender lo que es su derecho principal y primordial. Las reacciones no se han hecho esperar.
Así, en muchos lugares de España, se está produciendo un movimiento, tutelado por aquellas organizaciones que, con su capacidad y conocimiento del tema de que se trata, son portadores de la protesta.
A modo de ejemplo, que es un modelo de lo que ha de seguir sucediendo a lo largo y ancho de nuestra España y dónde hay que mirarse: hasta la fecha, más de 6.000 objeciones se han presentado en toda nuestra Patria. Como ejemplo de esto en Albacete se han presentado, hasta ahora, 210 objeciones de conciencia, en Cádiz, se ha hecho uso de este derecho en El Puerto de Santa María, Chiclana y Jérez de la Frontera; conocido es el caso del Colegio Monte Tabor de la localidad de Pozuelo de Alarcón, donde se ha produjo la primera objeción masiva; en Toledo, más de 1040 padres y madres han objetado, etc. Y si hablamos de qué comunidades autónomas van a la cabeza, fácil es pensar qué partido gobierna en ellas: Andalucía, Castilla-La Mancha, Galicia… por cuanto Madrid, aunque esté en los primeros lugares, también con miles de objeciones, y no gobernada por el partido socialista, se distingue por una defensa, a ultranza, de los principios y valores cristianos.
A esto se añade que de los centros educativos que, en principio se oponían a que se pudiera hacer uso de ese derecho de objeción de conciencia ante EpC la gran mayoría de ellos han cambiado de idea y van a permitir, al menos, que quienes son los titulares legítimos de la educación moral y ética de los alumnos, es decir los padres, puedan manifestarse de esa forma tan básicamente contraria.
Todo no está ganado pero, sobre todo, no todo está perdido.
Pero es que, claro, cuando Alejandro Tiana , afirmaba que, en materia educativa, el Estado no se considera subsidiario sino actor principal, es de esperar males como el de EpC, pues en este tipo de manos cualquier aberración es esperable. Y posible.
Sin embargo, a la marea de la libertad es muy difícil pararla por muchas normas que se pongan (menos aún si son intrínsecamente perversas) y que, quizá, queden aquí como papel mojado, como una mala noche, que diría la santa de Ávila.
- El siguiente artículo lo publiqué en www.conoze.com
"¿Una ciudadanía para la educación?"
Antes que nada tengo que decir que esto que voy a escribir lo digo, también, además de como persona, en general, afectada por la cosa, como padre.
Y dicho esto, vayamos al tema grave, actual pero con ansias de futuro, peligroso para la sociedad, determinista en su intención, básicamente subjetivista, abandonista de una ética verdadera, etc de lo que podríamos llamar una ciudadanía para la educación y no como, al revés, se plantea para, también, aquí dar un gato muerto por una liebre que renquea, cabizbaja por los capones que le da el laicismo gubernamental imperante que, por desgracia, no está tan alejado del sentir general como se piensa o como, al menos, nos gustaría pensar.
Toda norma, cuando se elabora, se corrige y enmienda y se aprueba, tiene un origen, más o menos claro, que reside en aquella persona que tuvo la original “idea”. Toda norma, por eso, tiene, al fin y al cabo, un responsable y no se puede achacar al “sistema” (véase órganos legislativos y demás) lo que va a regir determinado aspecto social aunque, a veces, esa sociedad a la que va dirigida, la norma, digo, se encuentre encantada de haberse reconocido en ella.
Éste, precisamente este caso, es un ejemplo palmario de un origen cierto y determinado por lo que, en principio, parece cumplir los parámetros que una ley ha de acumular para que su aplicación sea, digamos, legítima.
Todo esto, sin embargo, aquí, es apariencia, mero disimulo, exacta manipulación.
Veamos, por ejemplo, lo que dicen algunas normas. En primer lugar, el artículo 27 de la, aún en vigor, Constitución Española de 1978 dice que “1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. 2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. 3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (…) El resto del artículo, por tratarse de elementos eminentemente no relacionados con este tema, lo omito porque, básicamente, lo que importa, para el caso, es lo que dice ese apartado 3: eso de que corresponde a los padres…
Además, el Convenio europeo de derechos humanos, en el artículo 2 del Protocolo Adicional (firmado en 1952), afirma que “A nadie se le puede negar el derecho a la instrucción. El Estado, en el ejercicio de las funciones que asuma en el campo de la educación y de la enseñanza, respetará el derecho de los padres a asegurar esta educación y esta enseñanza conforme a sus convicciones religiosas y filosóficas”. Todo esto atendiendo, para que se comprenda la relación entre un texto y otro, a lo que dice el apartado 2 del artículo 10 de la citada Constitución Española y que es que “las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”. No cabía, por lo tanto, otra cosa.
Esto, también, se está violando con esta modificación educativa ya que es evidente que no se deja a los padres esta posibilidad sino que es desde el Estado, omnipresente en la educación desde que ésta se convirtió en servicio público y desde que el papel del maestro pasó a ser el de un funcionario, pegado a la burocracia impuesta y al desempeño de un puesto de trabajo más al que, por otro lado, se adhieren, como una lapa, los casos, crecientes e incluso grabados, de abusos de los estudiantes a los que han dejado de ser educadores para ser meros instructores. Desde ese Estado es desde donde se pretende imponer todo lo que sigue, infra, todo lo que, en sus ensoñaciones, no dejan de ser sino proyectos de ingeniería social ya muy caducos y ¡Ay!, quizá aceptados por una mayoría social muy dada a la tranquilidad intelectual y al sosiego económico.
Sobre lo dicho supra, sobre el derecho de los padres a elegir la formación religiosa y moral que reconoce el citado apartado 3 del artículo 27, habría que preguntar que dónde quedará el mismo si lo que se plantea es una asignatura obligatoria (frente a la opcional religión) y, por lo tanto, donde las propuestas y objetivos de la malhadada norma que son, entre otros la formación en un claro subjetivismo ético, una ideología claramente laicista, un denominado “patriotismo constitucional” que no es, como podría pensarse la siembra de un amor a la patria que, en sí, es un concepto eterno sino, al contrario, una pasión por la norma, por lo que establezca el poder de turno donde, claramente, se vislumbra un claro utilitarismo social; sino, en el sentido de Habermas, «unos valores cívicos y las normas de comportamiento y convivencia para vivir en paz y respeto a los valores diferentes, siempre que no entren en contradicción con los comunes» o, lo que es lo mismo, que los que se entienden “comunes”, tan maleables, son los que determinarán ese sentido de patria. Todo esto tiene, evidentemente, un sentido torticero y básicamente manipulador.
Además de esto, por si no fuera poco, también subyace, aunque muy en la superficie, tal es su evidencia, la ideología de los que se denominan “progresistas”, como, por ejemplo, la obligatoriedad de aceptar el “matrimonio” (que no es tal, como sabemos) entre homosexuales, ya que sentada la premisa de haber sido aprobada, la norma que lo ampara, por los medios legales se pasa, de ahí, a introducir, como “valor” en la enseñanza y a considerar un “apestado social” a todo aquel, persona individual o agrupada entorno a una institución, que no defienda, también, aquello que ha seguido un trámite tan común. Además, como no puede ser de otra forma, el reconocimiento, obligatorio, y sin alternativa (pues se trata de temas morales que deberían tenerla) de un feminismo izquierdoso muy distinto del que tiene el sentido cristiano de la mujer, dotada de la misma dignidad que el hombre, al ser creados, ambos, por Dios, y que no puede entender de cuotas ni de imposiciones sexistas, como, precisamente, y todos sabemos, es el caso, que va en contra de un correcto entendimiento de aquel. Esto también parece una clara manipulación y un claro adoctrinamiento pues se trata de eso, de inculcar, a los estudiantes, unas “determinadas ideas o creencias” como muy bien se define la palabra “adoctrinar”.
¿Dónde queda algo de la antropología cristiana que ha fundamentado la creación de la misma Europa?, ¿dónde algo de los valores que constituyen la espina dorsal de la sociedad en la que vivimos? En ningún sitio, dormida en el cajón de este tiempo en que pretenden situar a nuestros hijos, a los hijos de los otros y a todo ser que se cruce en su camino ansioso de control, quedará.
¿Y ante esto, qué hacer? Es evidente que no podemos quedarnos cruzados de brazos viendo como imponen toda esta serie de bases ideologizantes (si es que se puede decir así) en el pensamiento dúctil de nuestros hijos pasando, además, además, además, a ser considerados, quienes no estemos de acuerdo con eso, como personas dignas de no ser tenidas en cuenta y, sobre todo, de una “mentalidad reaccionaria, cavernícola y antimoderna” (en palabras de D. Agustín Domingo Moratalla, Profesor Titular de Filosofía del Derecho, Moral y Política) dichas en “Las trampas de la educación para la ciudadanía”, publicado en Las Provincias, el 9 de septiembre del presente 2006). Este sapo es difícil de tragar, como pueden entender Vds.
Ante esto, pues, parece que sólo cabe el ejercicio de un derecho, que en sí mismo, tiene un carácter eminentemente expansivo en su concepto. El derecho de objeción de conciencia, recogido, básicamente, en el artículo 30 de la Constitución Española de 1978. Digo lo de expansivo ya que, de otra forma, tan sólo se podría hacer uso de él en el caso que refiere, es decir, en el de la prestación del servicio militar que, además, ya no es obligatoria, y esto, como es lógico, sería de todo punto absurdo. Tal es así que varias sentencias del más alto tribunal español en este tipo de materias, el Tribunal Constitucional, han determinado que, en otros casos, también se puede argumentar y hacer uso del mismo (pensemos, por ejemplo, en el derecho del médico a no practicar abortos y el derecho del farmacéutico a no dispensar medicamentos abortivos o… en otros muchos casos, como, por ejemplo, éste).
Ejemplo de esto, las sentencias 15/1982 (Sala Primera) de 23 de abril y la 53/1985 (Pleno) de 11 de abril, del citado Tribunal Constitucional, admiten eso que digo (y que recoge D. Jorge Otaduy en su “Neutralidad ideológica del Estado y del sistema educativo público”, ponencia preparada para la Jornada de Estudio sobre “Educación para la ciudadanía” que ha organizado la Conferencia Episcopal Española y que se ha celebrado el 17 de noviembre del presente año 2006). En éstas, por lo tanto, se amplía ese carácter único que el texto constitucional otorga al ejercicio de este derecho ya que, de otra forma el verdadero sentido de esa objeción, el mostrar una oposición en temas morales, o religiosos, no tendría cabida y esto iría en contra del mismo articulado constitucional.
Por lo tanto, sí que cabe algún tipo de reacción. Sin embargo, teniendo en cuenta con quien estamos tratando, casi estoy seguro que ya estarán pensando en cómo contrarrestar esta más que posible actuación por parte de los padres si es que no lo han previsto, ya, en esa norma. Al fin y al cabo, pensarán, no se trata más que personas que no creen en la libertad y por eso no acatan las leyes (no me refiero a los legisladores sino a los demás opositores a sus ignominiosas normas).
Aquí, precisamente aquí, podríamos recordar aquello que dice que las leyes intrínsecamente perversas no se pueden acatar y, por lo tanto, cumplir. Y precisamente aquí, repito, precisamente aquí, la fibra moral de muchos cristianos, de muchos católicos, va a ser tensada. Si no se rompe por aquí, podemos pensar que estamos acabados y, de nuevo, las catacumbas nos esperarán, porque lo que se pretende es hacer una ciudadanía para la educación, o lo que es lo mismo, una ciudadanía sometida al dictado del poder, sea el que sea.
Y por desgracia, quizá sea esto lo que veamos.
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Más podría poner aquí... pero no creo que sea necesario. Pero, por otra parte, el tanto por cien de desacuerdo puede parecer, en cifras, poco significativo, pero el problema aquí es que lo que hay de significativo no es la cantidad de desacuerdos sino la calidad de los desacuerdos. Ahí radica el problema.
Ya dijo, en una ocasión, el Secretario de la Conferencia Episcopal Española, Martínez Camino que Educación para la Ciudadanía sí pero "ésta" no.
Yo creo, además, que no supondría ningún problema eliminar lo que, evidentemente, supone un claro problema ser aceptado como lo escrito en el artículo de hoy.
Sin embargo, no creo yo que el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero quiera modificar nada porque esta EpC tiene un sentido, básicamente, adoctrinador. Y de ahí no van a salir nunca. Eso seguro.
Ud. sigue empeñado en que EpC hace proselitismo de la homosexualidad.
No sé si ud. se hace el tonto o es que realmente se traga sus propias mentiras.
Reconocer que según las leyes españolas el matrimonio gay es legal y que hay que respetar la dignidad de las personas homosexuales, para ud. es apología de la homosexualidad, y aún animar a los niños a hacerse gays.
Parece ser que los profesores para evaluar a los alumnos, tendrán en cuenta el grado de mariconería que éstos demuestren. No quiero ni pensar las cosas que tendrán que hacer en clase los críos para sacar matrícula...¿Y esto es una crítica seria?.
Le tenía por alguien más inteligente.
Por supuesto que los padres tienen derecho a elegir la educación moral de sus hijos.
Si un padre quiere enseñar en su casa a sus vástagos, que los negros son simios inferiores a los blancos, que los judíos merecen ser exterminados porque son el pueblo deicida, o que los árabes son salvajes incultos que nunca entenderán la democracia, me parece estupendo.
Pero el Estado también tiene el deber de educar a sus futuros ciudadanos en los valores que ese Estado representa y en los que se fundamenta.
Y si un padre ve cómo esos valores chocan con los suyos, el problema lo tiene el padre y no el Estado.
El Estado no va a enseñar nada que cualquier padre responsable enseñaría a sus hijos. EpC complementa una educación adecuada y sólo contradice una malísima educación.
Lo que propone EpC concuerda con la mayoría de los valores éticos de cualquier gran religión, escuela filosófica o ideario político.
¿Conoce ud. algún sacerdote, político, filósofo que no esté de acuerdo en respetar a las personas sin distinguir su raza, ideología, inclinación sexual...?
No entiendo mucho de leyes pero tengo la noción de que el odio religioso, racial, el antisemitismo, etc. son agravantes e incluso delitos.
Si reconocemos que el Estado tiene el derecho y el deber de castigar comportamientos inadecuados ¿Por qué no va a enseñar en las escuelas cuáles son los comportamientos adecuados?
Copio aquí lo que escribí ya en otro sitio:
Escribe Maltés: "A mí de verdad me gustaría que alguien publicara en este blog un párrafo de algún libro de texto de EpC que le resulte ofensivo para la moral de sus hijos".
Mira, aquí va uno: "Funciones de la familia: 1) auxilio económico y satisfacción de las necesidades físicas, proporcionando alimento y vestido a todos sus miembros; 2) lugar de intimidad, seguridad y tranquilidad; 3) apoyo y soporte psicológico; 4) desarrollo de la autoestima; [...] 6) educación y enseñanza mutua entre padres y madres, hijos e hijas, abuelos y abuelas ... [sic]" (SÁNCHEZ, D. - MEDINA, R., "Educación para la ciudadanía y derechos humanos", Algaida, pp. 32-33).
Esta enumeración de funciones es ridícula e ideológica porque omite la más importante función que está en la base de la institución matrimonial: la procreación y crianza de los hijos (para la cual constituye el matrimonio -no la "familia monoparental", ni la "recompuesta", ni la homosexual ...- el marco ideal e insustituible). Por cierto, previamente (p. 31-32) el mismo manual ha incluido la "familia nuclear" como un modelo más en una larga lista (que incluye también la familia monoparental, la reconstituida ... ¡hasta "la de abuelos o tíos" [el avunculado]! ... dando a entender que todas son igual de buenas e importantes).
Todo esto choca, no ya contra la moral, sino contra la VERDAD y el sentido común.
Otro disparate: "la falta de igualdad en la distribución de la riqueza mundial se agravó de forma considerable en las últimas décadas" (el mismo manual, en p. 147). Esto es MENTIRA, como expliqué el otro día en el blog de Juanjo Romero, citando bibliografía y estadísticas que no voy a volver a reproducir aquí (el coeficiente de Gini pasó de 0.60 en 1968 a 0.51 en 2003: el mundo es cada vez menos desigual; la mayoría de países pobres recortan distancias respecto a los ricos: crecen más rápido).
El libro está lleno de basurienta demagogia anticapitalista: "son muchos los factores que conducen a esta dramática situación, entre los que cabe destacar, en primer lugar, la dinámica de un sistema económico que sólo ve el mundo como una carrera por ganar dinero, y no por mejorar las condiciones de existencia y de vida de todos los seres humanos" ("Educación para la ciudadanía ..., cit., p. 148). O sea, restablezcamos el comunismo que, como es sabido, es lo que "mejora las condiciones de vida de todos los seres humanos", como saben tan bien en Cuba.
Son sólo dos párrafos tomados casi al azar. Todo el libro es así de sesgado y sectario.
Otro disparate (p. 157): en una enumeración de "atrocidades humanas llevadas a cabo por el hombre" [sic] en el siglo XX, aparecen las bombas de Hiroshima y Nagasaki, la colonización de Africa, el genocidio de Camboya (menos mal) ... Pero, ah amigo, busco el Holocausto y no lo encuentro. ¿Tendrá eso algo que ver con los ribetes anti-israelíes detectables en diversos capítulos del libro?
En p. 13 se nos define así al mercado: "lugar donde se vende y se compra todo aquello que necesitamos. [...] Esta actividad está sujeta a unas reglas que deben cumplirse para que nadie salga perjudicado con el intercambio: normativa sobre higiene de los productos, CONTROL DE LOS PRECIOS, [...]". Al parecer, los autores son partidarios de la economía intervenida y el Estado corporativo de tipo peronista o mussoliniano. Y no lo formulan como una propuesta ideológica, sino como un elemento de la DEFINICIÓN del mercado (todo el mundo sabe que lo que define a un mercado digno de tal nombre es, por el contrario, la libre fluctuación de los precios).
Un régimen no basta que sea votable el que mande para que pueda decirse democrático sino que, yendo más allá de tan simple constantación de lo político, ha de estar de acuerdo con la moral de los individuos que lo constituyen.
Muchas de las cosas que Ud. dice, de forma irónica, son, exactamente, la verdad de lo que pasa. O sea, que ha acertado queriendo negar lo que pasa o pasará.
Está claro que un padre será un irresponsable si enseña algo de lo que en el artículo de hoy se dice. Es decir, igual que el Estado; igual de irresponsable.
http://www.elperiodic.com/castellon/opinion/piedrasvivas/770_epc-estos-contenidos-inadmisibles.html
Muy bueno.
No me outocopio es que en El periòdic pongo los mismos artículos.
Mi sueldo no es material porque yo doy gratis lo que he recibido gracias.
Por cierto, me alegro que haya ido a parar a Religión en Libertad.
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