Embarazo-aborto-excomuniones: el caso Fisichella o la fe de los blandengues

El caso, más que conocido, de la niña de nueve años a la que se le practicó un aborto y la posterior excomunión de las personas que intervinieron en tan nefasto acto, ha dado lugar a la manifestación de una naturaleza humana, dura, para con la fe que se dice profesar.

Es lo que yo llamo la fe de los blandengues, de los excesivamente “muelles” deformados (porque se estiran cuando es necesario pero no vuelven a su posición inicial de fieles) y la de todos aquellos que entienden que, a lo mejor, la fe que dicen profesar no tiene las cosas tan claras como dicen que tiene.

Dijo, una vez, un Maestro llamado Jesús, que siempre había que decir sí donde era sí y no donde era no. Es decir, que no se podía hacer con la fe como si tratara de un material maleable que ahora se moldea de una forma y, luego, de otra, según nos venga bien.

Y en el tema de aborto siempre ha de ser no. Sencillamente porque no se trata de la vida de la madre sino, más bien, de la del nasciturus que es el ser más indefenso.

En este caso particular de Brasil, además, eran dos nasciturus.

Pues bien, ante lo sucedido (embarazo-aborto-excomuniones) existen opiniones diversas que no dejan de causar extrañeza sabiendo que todas ellas proceden de personas que dicen pertenecer a la misma religión: la católica.

Por ejemplo, en el área, digamos, blandengue de la fe, se encuentra, el artículo publicado por Jesús Bastante en Religión Digital.

Nos llama, por ejemplo, “Talibanes” a todos aquellos que podemos criticar las palabras de Monseñor Salvatore Fisichella, a la sazón, nada más y nada menos, que Presidente de la Pontificia Academia para la Vida.

Han sido, entre otras, las siguientes:

“Son otros los que merecen la excomunión y nuestro perdón, no los que te han permitido vivir y los que te ayudarán a recuperar la esperanza y la confianza". Y también afirma que “el arzobispo de Recife se ha apresurado a declarar la excomunión para los médicos que la han ayudado a interrumpir el embarazo“.

Automáticamente se entiende que ha criticado a la persona que ha procurado la excomunión de los implicados en tal aborto, el arzobispo de Recife, monseñor José Cardoso Sobrinho, que ha tenido que salir con una Declaración de la Curia Metropolitana de la Archidiócesis de Olinda y Recife para, digamos, dar la versión sobre los hechos que es, exactamente, la adecuada, correcta y, además, la que cabía esperar.

Por eso, sería conveniente que Salvatore Fisichella respondiera a una serie de preguntas que se le hacen en el artículo de Luis Fernando Pérez Bustamante.

Si, acaso, las respondiera, sabríamos si, en realidad, está de acuerdo con la fe que dice profesar o lo podemos incluir en el club de los blandengues y políticamente correctos.

Y es que, por desgracia, en materia del aborto hay muchas versiones equivocadas de la fe cristiana y católica y muchos de los que se dicen sus defensores no son más que blandengues en manos del Maligno que hacen, además, con malas artes, un traje a medida al relativismo.