Educación para la Ciudadanía: el Vaticano echa una mano

Los creyentes en Dios y fieles de la Santa Iglesia esperamos que, cuando algún problema surja en el horizonte o, mucho más, si está aquí ya, nuestros pastores conforten nuestro corazón y, alejándose de lo políticamente correcto, cojan, como suele decirse, el toro por los cuernos y no se escondan tras las tablas de las buenas formas.

Es más, a veces, las buenas formas son sinónimo, para el Maligno, de cobardía y de abajarse a todo y a todos.

Por eso, viene muy bien que alguien como el Cardenal Prefecto de la Congregación Pontificia para la Educación Católica (organismo vaticano) Zenon Grocholewski diga lo que ha dicho, a la revista italiana ‘Il Consulente Re” (y que recogió ayer mismo Religión en Libertad) sobre Educación para la Ciudadanía, la asignatura utilizada por el socialismo, la progresía española y algún que otro afín a la ideología de derechas (tendente, como muchas veces pasa, al totalitarismo) para adoctrinar a nuestros hijos y convertirlos en aborregada mano de obra moral y ética.

Y es que lo que ha dicho lo dice todo y, además, en contra de los citados arriba, de sus actuaciones y de sus comportamientos aberrantes y enfermizos.

Porque, según lo dicho arriba, conviene que el que pueda eche una mano porque no interviene por capricho el Cardenal Zenon sino porque corresponde a su Prefectura el conocimiento de los ”problemas relacionados con la enseñanza moral o religiosa en las escuelas públicas, al cierre de escuelas católicas en algunos países y, en otros, al reconocimiento jurídico de las escuelas católicas y de los bienes y propiedades eclesiales”.

Está, pues, en su derecho pero, más que nada, es su deber.

En cuanto a la posibilidad de hacer uso de la objeción de conciencia ante EpC, sobre la legitimidad paterna y materna, dice que “no sólo es oportuna, sino necesaria”, ya que “se hieren los derechos fundamentales del hombre, reconocidos en la Declaración universal de 1948“.

Y, en esto, quien se opone a tal uso es quien, sencillamente, atenta contra tales derechos y es, como poco, bastante sectario.

¿Y qué objetivo tienen, por ejemplo, engendros como EpC?

Pues parece que también lo tiene, el Cardenal Zenon, bastante claro: “todos los regímenes dictatoriales buscan guiar la escuela formando a ciudadanos que sean dóciles” a sus consignas, que en el fondo se convierten en ‘esclavos’“.

O sea, que lo buscado es, exactamente, eso: esclavizar a la sociedad, porque, en realidad “De modo análogo se mueve alguna corriente política hoy en el poder, porque busca imponer a todos la propia concepción relativista sobre los comportamientos ético-morales".

Y ya sabemos quién es la tal corriente política (PSOE) y sus adláteres (demás izquierda y derecha conformista y vendida al relativismo)

Pero es que, además, también sabe, el Cardenal Zenon, el pie del que cojea la voluntad totalitarista (tan evidente en EpC): “no debe ser el Estado el que dicte qué contenidos éticos se deben enseñar a todos: el Estado, siguiendo los sanos principios de la democracia, debe, sobre todo, respetar el derecho de los padres a determinar la educación ético-religiosa que quieren para sus propios hijos, es más, debe ayudar a los padres a educar a sus hijos según su conciencia“.

Y es que, muchas veces, puede apreciarse quién se comporta como le corresponde y quién, por nuestros lares, se hace el sueco con EpC como si la cosa no fuera con él por si acaso es posible recibir una masa de jóvenes aborregados cuando se reciba el poder.

Vamos, creo que me explico.