La Palabra del Domingo - 29 de noviembre de 2009- El que viene, que vino y vendrá
Lc 21, 25-28. 34-36. Se acerca vuestra liberación.
25 «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, 26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. 27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
34«Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, 35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. 36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.»
COMENTARIO
Velando siempre
1.- Este es el primer domingo del Adviento, de ese tiempo en que esperamos a quien nos da la vida, de ese tiempo en que nace, como siempre, en cada día, nuestro Salvador. Por eso, el texto de la liturgia de hoy nos trae cierto recuerdo escatológico o, más bien, previo a la escatología o al resultado de ésta. Este es un canto de alegría, sin embargo; en la tribulación, también aquí, el mensaje es de optimismo, de un claro optimismo cristiano.
2.- Estos versículos, encuadrados en el capítulo 21 del Evangelio de San Lucas se encuentran dentro del denominado “Discurso sobre la ruina de Jesuralén”. Sin embargo, a mí me da la impresión que más que referirse, que también, a esta ruina del templo, esto que dice Jesús tiene mayor trascendencia. Creo, por esto, que se refiere a la Parusía, o segunda, y definitiva, venida del Hijo de Dios.