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8.12.24

La Palabra del Domingo - Domingo, 8 de diciembre de 2024

Resultado de imagen de SAnta BibliaLc 1, 26-38

Segundo Domingo de Adviento 

 

“26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.28 Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’ 29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.30 El ángel le dijo: ’No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32  El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.’ 34 María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ 35 El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por  eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 36  Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 37 = porque ninguna cosa es imposible para Dios.’ = 38    Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue.

 

COMENTARIO

 

¡Hágase, Padre, hágase!

 

Lo que escribe aquel médico llamado Lucas en su evangelio nos muestra hasta dónde puede llegar la confianza, la fe, de alguien que cree en Dios Todopoderoso y sabe que, como es bien cierto, es poco frente a Quien todo lo es y todo lo puede y se sabe, pues, humilde.

Él Ángel Gabriel tuvo mucho trabajo que llevar a cabo, muchas misiones que cumplir en poco tiempo. Ya se había aparecido a Zacarías, esposo de Isabel y padre de Juan el Bautista, para decirle lo que iba a pasar con aquella que llamaban estéril y para demostrar que, para Dios, nada hay imposible. Primero, pues, se debía sembrar para que naciera el Precursor y, luego, tendría que acudir a la casa de una joven virgen para anunciarle, entre otras cosas, que era la “llena de gracia”.

No podemos negar, a nadie se le ocurriría pensar otra cosa, que María, aquella joven a la que se dirigió el Ángel del Señor, estaba turbada. No es fácil saber qué es lo que le estaba pasando cuando le dice aquel enviado de Dios lo que le dice y que pensara, por ejemplo, que aquello no lo comprendía. 

María, sin embargo, no hizo como hiciera meses antes (por lo menos seis) su pariente Zacarías. Él dudó de lo que le decía el Ángel y por eso, por su falta de confianza en Dios, quedó mudo hasta que nació quien llamaría Juan. No. María no duda ante lo que le dice Gabriel. María se extraña, eso sí, de que ella vaya a quedar embarazada sin haber conocido varón pues aún desposada con José no se había ido a vivir con quien se había prometido para ser su marido. Y aquella joven, entregada a Dios, en su virginidad, desde bien pequeña, sabía que no había conocido varón.

Bartolomé_Esteban_Murillo_-_La_Anunciación_(Rijksmuseum)

Pero María, pues, no duda. Decimos que ante lo que le dice Gabriel, ante aquel “llena de gracia” (liberada, por tanto, del pecado original por Dios Creador) podía haberse dicho, por ejemplo, “bien, creo en lo que dice el Ángel pero no me siento digna de cumplir con tal misión. Le diré que no puedo aceptar tal honor”.

Sin embargo, María, la joven María, no dice eso sino que se somete enteramente a la santa voluntad que, de Dios, le había expresado, su Ángel porque, en realidad, ni quería ni podía hacer otra cosa.

Pero en esto también María es especial. Tampoco se limita a decir sólo, por ejemplo, “bien, acepto” sino que, además añade algo que la define a la perfección y define, también perfectamente, lo que ha de ser un creyente en Dios: “he aquí la esclava del Señor”. Ella se sabe esclava de su Creador y, por eso mismo, no puede, ¡qué menos!, que aceptar lo que le está proponiendo Gabriel. Sabe María que, incluso que vaya a quedar embarazar sin seguir, digamos, el método ordinario y común del ser humano, es algo que no comprende pero que es posible para Dios. Es más, que nada hay imposible para Aquel que todo lo creó y mantiene.

Y el Ángel se fue, la dejó.

Podemos imaginar, al menos imaginarlo, cómo quedaría María, Virgen e Inmaculada, cuando Gabriel la dejó. En aquella soledad tan sonora como era estar con Dios y, es más, saber que lo iba a tener en sus mismas entrañas.

En realidad, sólo podemos imaginarlo y, luego, agradecer una merced tan grande hecha, por el Todopoderoso, a favor de la humanidad entera y completa.

PRECES

Por todos aquellos que no creen en la venida de Dios mismo hecho hombre.

Roguemos al Señor.

Por todos  aquellos que no se dejan inundar por la fe profunda de María.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a recibir a tu Hijo Jesús ahora que recordamos que vino para salvarnos.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

María quiso ser Madre de Dios… y lo fue.

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. (¡Con nuevos artículos sobre Lolo!)

 

1.12.24

La Palabra del domingo - Domingo, 1 de diciembre de 2024

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Lc 21, 25-28. 34-36

Primer Domingo de Adviento

 
25 ‘Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, 26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. 27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. 28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrar ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.”

34 Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, 35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. 36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.”

COMENTARIO

Un claro aviso de Cristo y un consejo

Dar comienzo un nuevo tiempo de Adviento ha de suponer, para los hijos de Dios, algo así como un saber dónde nos encontramos en el camino que nos lleva al definitivo Reino de Dios. Y, para eso, ya tenemos a nuestro hermano Jesús que nos dice, exactamente, qué va a pasar. 

Sin embargo, no nos deja así, digamos, con el corazón en un puño o con un miedo inconmensurable sino que pone sobre la mesa lo que debemos hacer. Y es que el Hijo de Dios sólo quiere, para nosotros, lo mejor. 

En primer lugar, podemos decir que el panorama que nos muestra Jesucristo no es nada alentador, así en principio. 

Nosotros sabemos, adelantándonos al final del grupo de versículos del Evangelio se San Lucas, que el Calendario Litúrgico nos pone como los propios del día, que está hablando Cristo de su segunda venida al mundo, en su Parusía. 

Lo que aquí pasa es que nos advierte, clara pero misteriosamente, de lo que va a pasar entonces. 

Todo lo que anuncia Jesucristo está dicho. Por tanto, como la Palabra de Dios nunca va a pasar y siempre es cierta y verdadera, no podemos hacer con esto como si no tuviera importancia o, peor aún, no nos concerniese a nosotros. Al contrario de la verdad: tiene mucha importancia y estamos totalmente dentro de la eficacia de tales palabras, de la Palabra de Dios. 

El Periódico de México | Noticias de México | Columnas-VoxDei | Habrá  señales en el sol, en la luna y en las estrellas

Decimos que el panorama no es nada bueno. ¿Y es que puede ser que vaya a pasar, porque pasará, todo lo que dice Cristo que va a pasar y no nos sintamos terriblemente afectados?

Pueda haber quien crea eso de que “bueno, aún queda mucho para eso”. Y, a lo mejor, es verdad. Pero, a lo mejor, no lo es y mañana mismo todo eso sucede. Y es que sólo Dios sabe el día y la hora en la que regresará su Hijo al mundo. Por eso lo que viene después es tan importante. 

Pero, antes de seguir con lo que viene después y que es un gran consejo de parte de Cristo, digamos que en efecto, que sí, que cuando se produzcan los acontecimientos que se han de producir, previos a la vuelta del Hijo de Dios al mundo, no debemos desalentarnos sino todo lo contrario. Y tal es así la cosa porque sólo entonces sabremos que todo se va a cumplir y nuestra definitiva salvación se hará efectiva. 

Pues bien. Decimos arriba que Jesucristo nos aconseja. Y no es poco lo que nos dice. Y nos lo dice para nuestro bien aunque a nosotros, a lo mejor, no nos parezca que sea bueno eso que nos dice… 

Veamos. 

Digamos, antes que nada, que todo lo aquí dicho, en segundo lugar después del texto puramente apocalíptico, está dicho porque Jesucristo quiere que nos salvemos. Y por eso nos habla de todo lo que no debemos hacer para, claro, hacer lo contrario. 

Nos dice, por ejemplo, que no nos dejemos dominar por los gozos puramente mundanos. No llevan a nada que no sea al Infierno. Por eso nos recomienda Jesucristo que los sigamos como si fueran nuestros diosecillos particulares. No. Debemos darles la espalda aunque eso suponga un hacer de menos nuestra voluntad carnal… 

En realidad, todo esto se centra en algo que no siempre tenemos en cuenta: debemos estar, permanecer en vela. 

La “vela” es un, digamos, estar siempre preparados. Y lo debemos estar porque, como decimos arriba, no sabemos cuándo ha de volver, de nuevo, el Hijo del hombre, Cristo. 

¿Cómo, de todas formas, debemos velar? 

Sencilla es la respuesta: con la oración, orando y, suponemos, pidiendo a Dios, como suele decirse, que “nos coja confesados” en el momento en el que crea oportuno volver a enviar al mundo a su Hijo para que juzgue a vivos y a muertos. Y es que entonces, cuando eso suceda, no vendrá como la primera vez a decir que el Reino de Dios es posible, que se puede alcanzar sino que será para hacer efectivo el mismo con toda su crudeza y realidad espiritual y real. 

Dice Jesucristo que quiere que podamos estar “en pie delante del Hijo del hombre”. Y es que quiere que podamos estar así, en pie, porque no hayamos caído en el abismo del que tanto habla el salmista y, sobre todo, porque podamos mirarlo a los ojos diciéndole que hemos cumplido con Su Voluntad y que tenemos el alma limpia. Y sólo así podremos permanecer en pie porque sólo así merecemos permanecer en pie. Y no de otra manera.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

El caso es que lo que de venir… vendrá.

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

24.11.24

La Palabra del Domingo - 24 de noviembre de 2024

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Jn 18, 33b-37



“33b ‘¿Eres tú el Rey de los judíos?’ 34 Respondió Jesús: ‘¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?’
35 Pilato respondió: ‘¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?’
36 Respondió Jesús: ‘Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos pero mi Reino no es de aquí.’ 37 Entonces Pilato le dijo: ‘¿Luego tú eres Rey?’ Respondió Jesús: ‘Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad todo el que es de la verdad, escucha mi voz.’”



COMENTARIO

Tan sólo la Verdad

Aunque este texto corresponda, como es sabido, a lo sucedido en el palacio de Pilato, en un momento muy concreto y conocido de la vida de Jesucristo, sin embargo vale también, como todos los evangelios, para plantear una cuestión de importancia. En este caso este diálogo entre Jesús y el romano, preludio del sufrimiento que la flagelación infligió en el cuerpo de Cristo, es buen ejemplo de que los textos sagrados valen siempre y siempre nos ilumina, de que no son algo pasado, de que ahora, ahora mismo, son nuestro faro.

En cuanto al poder, a poderes, Pilato, como no se podía esperar otra cosa, se comporta como hombre, pegado al siglo. Tiene interés en saber si Jesús es Rey. También preguntará, aunque ahora no, qué es la Verdad. Está claro que el sentido utilitario, meramente subjetivista del Gobernador romano, le dificultaba entender que existiera algo que fuera exacto, firme, Verdad.

Parece que Jesús pregunta si lo que le dice Pilato es responsabilidad suya o es de alguien distinto, refiriéndose, claro, a los judíos (a otros judíos, pues Jesús también lo era); lo que le dice de su reinado, quiero decir. Bien sabía Jesús a quien se refería, pero daba la oportunidad a Pilato de pronunciarse. A pesar de esto, aún le da la oportunidad, valga la redundancia, ahora de aquel a Jesús, de decirle que qué había hecho, si había hecho algo para que los suyos le hubiesen entregado. Pretendía, seguramente, exculparlo si le decía lo que él quería oír, aún sin saber qué era lo que podría decirle, pues en cuestiones religiosas judías no era, digamos, muy ducho. Y, seguramente, le importaban muy poco.

Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?»  (Lucas 23:2-34, 44-56)

Pero Jesús sabe que es Rey de un Reino, de un reino al que muchos esperan llegar desde hace muchos siglos pero que por desgracia y de forma equivocada, al tergiversar la voluntad de Dios, no llegarán a ver.

Aquí podemos encontrar algo de suma importancia. Dice Jesús que este mundo no es lugar para su Reino y que este mundo, a contrario, puede entenderse, al decir que los suyos no han salido en la defensa de ese Reino terreno que ha quedado, así, para los judíos (en el sentido de que lo terreno ha quedado para aquellos que no supieron seguir las indicaciones de Dios). Por esto Él ha venido. Él ha venido para transmitir la Verdad, lo que es fundamento de su Reino, lo que se ha de seguir para que el camino sea el correcto. Él es el Reino.

Por lo tanto, no despegar los pies del suelo que pisamos es negativo para nuestro devenir espiritual; no seguir, de paso, hasta llegar a ocupar alguna de las estancias que Jesús nos está preparando es algo que puede imputarse a nuestra tibieza como cristianos, a la preferencia que manifestamos por las cosas de aquí, sometiendo nuestra vida a una relación horizontal con nuestros semejantes y olvidando, las más de las veces, la que lo es vertical, directa, con Dios.

Por fin, Jesús, nos da la clave para evitar todo lo dicho hasta ahora, todo lo malo, todo lo que no nos conviene para nuestra salvación, donada por Dios. Como tantas veces dice que primero se ha tener fe. Ser de la Verdad, dice. Y en segundo lugar, luego, escuchar su voz. Por no someter a los hombres a su persona como si se tratase de una relación de dominio, primero les pide que sean de la Verdad (y ya sabemos lo que esto quiere decir) y luego espera que escuchen su voz, con la que se confirmará todo lo que creían, eso que Él viene a decir y a traer.

Nosotros también tenemos la oportunidad que Dios da a todos sus hijos de escoger entre el mundo y Él, entre el sometimiento a lo mundano o aspirar a conocer el Reino del Padre. Pero ya sabemos que primero hemos de creer, si es preciso, con ayuda de quien ya crea; o sea, ser de la Verdad.

 

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen a Jesucristo por Rey.

 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren comprender a Cristo.

 

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a comprender la Verdad.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 

¡Viva Cristo Rey!… ¡Para qué más!

 

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

4.11.24

Un amigo de Lolo - Lolo subió al Cielo

Eleuterio Fernández Guzmán, blog Mera defensa de la feEs común escuchar en muchos funerales como el sacerdote oficiante cae en un error que no es poco corriente: dice que el fallecido ya está en el Cielo con Dios.

Decimos que es un error porque, primero, no se sabe en su totalidad la realidad espiritual de quien ha muerto pero, en segundo lugar, no sabemos qué consideración tendrá Dios con su alma. Por tanto, y en resumidas cuentas, es difícil determinar si una persona, así de repente, ha subido al Cielo cuando ha muerto.

Es bien cierto que esto se puede decir para tratar de consolar a la familia de la persona fallecida. Sin embargo, mejor sería que se advirtiera (para los vivos) que hay que tener en cuenta la totalidad del comportamiento de una persona para determinar, en su Juicio particular, cuál es su destino eterno. Pero así, de repente, decir que un alma ha subido al Cielo sólo puede hacerse de aquella de la que pueda decir que sobre ella recaía la llamada “fama de santidad”. Es decir, que sólo (y aun así no lo sabemos) en tales casos el sacerdote se podría aventurar a decir que, en efecto, el hermano fallecido, está en el Cielo.

Pero, como decimos, está la fama de santidad.

Es fácil entender qué se quiere decir con esto. Y es que sobre una persona creyente católica es posible que concurran tales dones y gracias espirituales que le hayan hecho llevar una vida santa. Eso, como podemos comprobar, no es fácil. Sin embargo, Dios Padre Todopoderoso hace que sí lo sea en determinados casos.

Cuando eso sucede fácilmente pueden apreciarse tales dones y tales gracias. Entonces decimos, se dice, que tal o cual creyente tiene fama de santidad o, también, que es un santo en vida.

Eso pasa, exactamente, con nuestro Beato. Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, cumplía los requisitos para considera que, ya en vida, era un santo. Y no nos referimos en exclusiva (que también) a uno de aquellos de lo que los primeros cristianos consideraban como tales que, como sabemos, eran todos ellos (ellos se llamaban entre sí  “santos como se dice en Hechos 9, 13: “Respondió Ananías: ‘Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén’”). No. Nos referimos a la santidad propia de aquellos creyentes católicos que, en vida, han mostrado y demostrado las virtudes propias de los que, con el tiempo, son considerados santos por la Iglesia católica.

Lolo era, pues, uno de esos.

Que Lolo era eso lo podemos apreciar a lo largo de su vida que, como sabemos, fue sencilla. No era una persona que saliera por los caminos a convencer de la necesaria conversión de los corazones. Y no lo era porque sabemos de sobra cómo fue su vida desde su sillón de ruedas. Sin embargo, bien sabemos que Manuel Lozano Garrido, Beato Lolo, fue mucho más sin recorrer sendas ni nada por el estilo. Y es que fue santo en un minúsculo espacio de tierra. Algo así como ocurrió con la Beata Ana Catalina Emmerick. Todos ellos, sin moverse de sus escasos metros cuadrados pudieron convencer al mundo de que el sufrimiento no es un fin sino un medio para llegar lejos, lejos, lejos. Pero también fueron capaces de darnos a entender que la voluntad de Dios está muy lejos de ser entendida por sus humildes hijos. Sin embargo, que sin ser entendida es posible tratar de aplicarla a la vida de aquellos hijos de Dios dotados de especiales gracias y dones sí que lo hemos visto en más de una ocasión.

Entonces… ¿podemos decir que Lolo subió al Cielo cuando falleció un 3 de noviembre de 1971?

En realidad, Lolo fue capaz de ser lo que era: un hijo de Dios que se sabe tocado por el aliento del Padre y que, a través de su Espíritu, goza con la existencia y hace gozar, también, a los demás, con su propia vida. Por eso dijo el Padre Martín Descalzo que Manuel Lozano Garrido “Se dedicaba a ser cristiano. Se dedicaba a creer” y, por tanto, y en base a tal creencia, su modo de ser y su forma de actuar era, en efecto, prueba de ser un cristiano cabal y, como diría otro santo (San Josemaría) “un hombre criterio”  (Cf. a contrario, Camino, 33).

Pero si hay algo que Lolo manifestara era una alegría que, dadas las circunstancias físicas de su vida, lo engrandecían como cristiano y lo elevaban, ya entonces, a los altares de la fama de santidad de la que aquí hablamos. No hundirse bajo ningún concepto en la fosa de desesperación sino, al contrario, subir, subir, subir, hacia Dios desde un simple y santificante sillón de ruedas.

Lolo subió a la Casa del Padre un 3 de noviembre (que fue ayer mismo), como decimos. Tenía, pues, 51 años de los cuales había pasado 29 años en un sillón de ruedas demostrando mucho y haciendo, también, mucho bien a los que le visitaban y, desde entonces, a las personas que, de una forma u otra (según quiera el Espíritu Santo) lo hemos conocido. Mucho bien que debe ser agradecido con abundancia de oraciones y, si es posible, de obras.

Y es que Lolo era, ya en vida, un ejemplo de santidad en vida. Por eso creemos que subió al Cielo en el mismo instante de dejar la Tierra en la que nació para bendecirla con su forma de ser y con su gran amor a Dios y a su prójimo.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

 

Merecimientos para el Cielo los de Lolo; vaya ejemplo a seguir…

 

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28.10.24

Un amigo de Lolo- Frases que bien valen la pena – A la tentación ni agua del alma

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – A la tentación ni agua del alma

La tentación es como los milagros que el mal se permite; pero el barro no puede dar sino una gloria de fango.” (Beato Lolo, de su libro Dios habla todos los días)

Cuando nuestro amigo Manuel Lozano Garrido nos habla de la tentación es hasta posible que creamos que eso es un tema más que sabido y que, por ejemplo, al Hijo de Dios lo tentó Satanás en el desierto y que de eso ya está todo dicho. Y, sin embargo, vemos que no… que sobre la tentación es casi seguro que aún haya mucho que decir. 

Sabemos, por otra parte, lo que supone que seamos tentados. Y por eso le pedimos a Dios en el Padre Nuestro que no nos deje caer en la tentación. y eso ha de querer decir que nosotros saldremos vencedores de la tentación si no caemos en ella pero no quiere decir, por supuesto, que no la vaya a haber e incluso que no seamos nosotros mismos quienes la elaboremos para nuestro corazón…

Sobre la tentación podemos decir que es hasta posible que creamos que no es cosa tan grave porque, al fin y al cabo, es posible que cayendo en ella alcancemos algo que no está tan mal. Y eso, que es argumento más que sencillo, es también un agarradero tipo excusa que a veces nos mantiene muy bien. 

Ya hemos dicho en otra ocasión (y seguramente más veces) que San Josemaría dejó dicho que con la tentación ni siquiera hay que conversar porque de hacerlo es posible que caigamos en ella pues es, ciertamente, lo que busca Satanás o alguno de sus siervos.

Lolo también nos habla de la tentación pero nos dice algo que puede quizá sorprendernos. Y es que, según el Beato de Linares (Jaén, España) es algo así como un milagro que el “mal se permite". Y no podemos negar que esta expresión es verdaderamente curiosa. 

El mal no es ni poco conocido para nosotros ni algo inconsistente sino justamente lo contrario en los dos aspectos citados: lo conocemos muy bien y tiene una fuerza, tal fuerza, que muchas veces no podemos torcerle el brazo sino que nos rompe el nuestro…

Un milagro es algo que también llamamos extraordinario porque se sale de lo normal. Así, cuando Jesucristo multiplicaba panes y peces o resucitaba a un muerto no podemos decir que eso fuera algo que hiciera cualquiera sino que sólo era posible en manos del Hijo de Dios que, como Dios mismo hecho hombre todo lo podía. Era, todo, “extraordinem” porque iba más allá de lo que cualquiera podía hacer. Pues eso mismo dice Manuel Lozano Garrido que puede pasar con la tentación. 

El mal puede llegar a conseguir algo extraordinario como es vencer a quien quiere vencer. Y eso, para quien está convencido de que no debe dejarse vencer es algo que no es normal. Y eso es el “milagro” que la tentación se permite. 

El caso es que la tentación, si caemos en ella, no nos da nada bueno en el fondo. Vamos, ni en el fondo ni en la superficie porque lo único que con tal “barro” (digamos también “fango") obtenemos es una suciedad para el alma que a veces puede resultar muy difícil de limpiar.  Por eso habla Lolo de la “gloria de fango” que en el fondo es dejarse vencer por la tentación. Y es que de tal tipo de barro nada bueno puede salir y, mucho menos, algo que podamos aprovechar espiritualmente. Y por eso a la tentación no debemos darle ni una gota de agua del alma, no dar ocasión a que nos venza. Y eso, Lolo, bien que lo sabía. 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (88)

Dios maneja los hilos de la Historia y ni un acontecimiento está pensado para la ruina y desolación de los hombres.”

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Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.