Barajas, 20 de agosto: de Madrid al cielo
Quizá pueda pensarse que no sirva de nada hacer, ahora, una llamada al silencio y a la oración. Sin embargo, quien se siente un humilde cristiano e hijo de Dios quisiera reclamar la atención de aquellas personas que, de una u otra manera, sientan en sus corazones, el fallecimiento de las personas que han pasado, en el aeropuerto de Barajas de Madrid, a la Casa del Padre seguramente antes de que fueran llamados por Dios Creador nuestro.
Por eso, ante el momento de tristeza que debe llenar nuestro corazón que anhela la vida eterna que Dios nos ofrece, sólo quisiera decir lo que, tantas veces, en la alegría de la Eucaristía o en el gozo de la oración personal, decimos para que, así, llegue al Padre, una voz que pide por las almas de aquellos que ya no están entre nosotros en cuerpo pero sí en recuerdo y en alma.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Amén.
Al menos, que un poco de consuelo les llegue desde donde, ya, nos están viendo, en el definitivo Reino de Dios, porque estoy seguro que el Padre, que los creó, los ha acogido sean de la religión que sean y hayan tenido las creencias que hayan tenido, porque su Misericordia es inmensa y su Amor, total.
4 comentarios
Teníamos nosotros una hermana en otro vuelo y hasta que se ha aclardo ha habido mucha preocupación , de todas formas aunque para una madre aunque tenga varios hijos cada un es único, la esperanza de la resurección hace que se vea todo de otra forma. Demos gracia por el don de la fe
Efectivamente, la creencia en la resurrección hace que veamos las cosas de otra manera aunque, claro, el dolor ha de ser no pequeño ni insignificante.
Demos, pues, gracias a Dios, por darnos la posibilidad de creer.
Lo que he querido decir (y a lo mejor no me he explicado) es que
como yo no creo que Dios esté moviendo los hilos del mundo como
pensaban, por ejemplo, los paganos de la época romana, de sus
dioses, y no parece que haya habido una "muerte voluntaria" de
ninguna de las personas que iban en el avión siniestrado, es
bastante lógico pensar que aún no había llegado, por decirlo así,
el momento de la partida a la Casa del Padre.
Yo no conozco los planes de Dios (como es fácil pensar) pero
lo que sí está en los planes de Dios es la libertad para hacer
lo que creamos conveniente para nuestras vidas. Por tanto, el
fallo de la nave o lo que haya sido la causa ni ha sido culpa
de Dios y en ello, seguramente, habrá sido más intervención
humana que otra cosa.
Más o menos he querido decir eso aunque también creo que no lo
he sabido explicar y hasta es posible que ni siquiera lo debería
haber escrito.
Muchas gracias por hacer notar tal cosa.
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