Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro"- Dios, verdadera gracia del hombre
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
A partir de hoy, y con la ayuda de Dios, vamos a dedicar los próximos artículos referidos al Beato Manuel Lozano Garrido, a traer aquí textos de sus libros. Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”
Dios, verdadera gracia del hombre
“Por encima de los dividendos, el sesteo en la Costa Azul, la cacería o el simple “copa y puro”, un hombre será afortunado si tiene la conciencia serena y a la noche no se le taladra el berbiquí de los remordimientos; si puede mantener con garbo las miradas de los que le rodean sin que a él se la enturbie un rubor delictivo; si dio al viento, generosamente, su potencial de amor; si entre el neón y la prisa, la rutina de los despachos y el empujón del tranvía, la felicidad le sigue cantando en el corazón como un pájaro libre; si, sobre todo, la Gracia ha ido germinando en cada palpitación y ahora Dios se ha hecho grande y se le derrama a uno por los ojos y la palabra, los pasos y la caricia.” (El sillón de ruedas, p. 34)
El ser humano creyente católico sabe que una cosa es lo que crea, en cuanto ser humano que vive en el mundo, y otra, muy distinta, es la consideración que debe tener acerca de Dios, Padre y Creador de todo lo que existe.
Es bien cierto que vivimos en el mundo y que, por tanto, existimos en una determinada realidad que sería necio negar. Por eso, no podemos desdeñar como si fuera cosa de poca importancia lo que nos pasa porque nos pasa porque Dios nos ha creado.
Hay, en tal nivel de realidad material, muchas estaciones y muchos momentos que son parte de nuestro ser hijos de Dios. Y no deberíamos tener por cosa de poca importancia eso que nos acaece.