Un amigo de Lolo – Una semana después aún vale la pena recordarlo: beatificación de Lolo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunosaños los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares(Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra.Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Una semana después aún vale la pena: Beatificación de Lolo

En el último artículo aquí publicado, el del pasado lunes, 12 de junio, dijimos que no se nos había olvidado que entonces (el lunes pasado) era el aniversario que hacía 13 de la Beatificación de Lolo (2010) Y es que no era un olvido sino que, como entonces dijimos, las cosas de escribir son como son…

Pues bien, hoy, una semana después de que hicieran 13 años de la Beatificación de Lolo en Linares, retomamos este tema porque, de verdad, vale la pena sea o no el día exacto de tal rememoración.

Es cierto y verdad que cualquiera que conozca a Manuel Lozano Garrido ahora mismo y lo hubiera conocido en su tiempo de vida en el mundo no tiene duda alguna de que merecía subir a los altares. Es decir, que el Siervo de Dios iba a ascender (y dadas sus circunstancias físicas la cosa tiene para dar qué pensar…) un escalón más en el Cielo.

El caso es que las cosas de palacio, como suelen decirse, van despacio y no podemos creer que las cosas del palacio Vaticano vayan más rápido que las de cualquier otro palacio-institución.

Hace bien poco, el que esto escribe, publicó en la web de la Fundación Lolo un artículo del P. Rafael Higueras Álamo en el que, en su día, explicaba cómo se encontraba el proceso de Beatificación de Lolo.

El caso es que hay momentos de la historia de la humanidad que se cifran o, mejor, que se recuerdan bien si se relacionan con un tiempo determinado. Por ejemplo, que Jesús pasó cuarenta días en el desierto o que los judíos 40 años en el mismo inhóspito lugar.

Ciertamente las realidades que consideramos importantes se realzan cuando, de ellas, se cumple un determinado tiempo. Y eso es lo que pasa con nuestro Beato de Linares Manuel Lozano Garrido, nuestro querido y amado Lolo.

Proceso de Canonización de Manuel Lozano Garrido | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Tras el correspondiente proceso de beatificación (La Iglesia católica no tiene por costumbre hacer esto a ciegas ni a tontas y a locas) llegó el día en el que quien tanto sufriera y gozara en vida debía subir a los altares. Y llovía. Aquel día llovía en Linares porque el Cielo lloraba por ver confirmada la fama de santidad que había atesorado en vida aquel hombre de fe que escribía desde un sillón de ruedas.

Seguramente muchas personas habían trabajado duramente para que llegara aquel momento. Capitaneadas por el P. Rafael Higueras, gran amigo de Lolo, y a la sazón postulador de la causa de beatificación (y ahora de canonización) culminaron una labor dificultosa (como deben ser las que tienen relación con tales procesos eclesiásticos)Fue el entonces Prefecto para la Causa de los Santos, a la sazón el arzobispo Angelo Amato, SDB, quien pronunció la Homilía de aquella gozosa ceremonia. Entonces dijo, entre otras grandes verdades, esto:

“Como el justo de la Escritura, también Lolo vivía de la fe. Era un cristiano que meditaba el Evangelio, se nutría de la eucaristía, amaba a la Bienaventurada Virgen María y era un enamorado de la Iglesia, por la que tenía una verdadera pasión y a la que intentaba servir con amor de hijo.

La lectura del evangelio de hoy nos muestra un aspecto ejemplar de Lolo, su convicción de haber sido amado y perdonado por el Señor y la necesidad de corresponder a esta caridad con un amor sin límites. Con su vida y con sus escritos, Lolo trata al Señor como la mujer del Evangelio, que bañó los pies del redentor con sus lágrimas, los secó con sus cabellos, le ungió la cabeza con aceite y aromatizó sus pies con precioso perfume (cf. Lc 7,36-8,3). Son todas expresiones de un amor grande, como contrapartida por la alegría de vivir que se le daba cada día. Lolo amó al Señor Jesús con todas las fuerzas de su alma y poco a poco fue asimilado cada vez más a Cristo crucificado.”

Dice una gran verdad el Prefecto: que Lolo vivía de la fe. Y dice gran verdad porque sólo es posible pasar por el mundo en las condiciones físicas por las que pasó Lolo si se tiene gran confianza en Dios Todopoderoso y se tiene a Jesucristo como ejemplo de qué hay que hacer en según qué circunstancias.

Todo cuanto hacía Lolo tenía que ver con su fe. Por eso ansiaba tanto la Eucaristía que consiguió que se pudiera celebrar la Santa Misa sobre su mesa camilla; amaba tanto a la Virgen María que en muchos de sus escritos estaba ella, en presencia o en esencia; era tan buen cristiano que nunca se dejó arredrar por sus circunstancias y quiso ser otro Cristo, el mismo Cristo.

Cuando recordamos, ahora mismo, que hace trece años (algo más en días pero…) miles de personas se acercaron al recinto donde se iba a celebrar la beatificación de un paisano suyo y, sobre todo, de un hermano en la fe, es de imaginar que muchas de ellas conocieron al Beato de Linares. Pero otros, sin embargo, sólo habrían escuchado de él sobre su vida y realidad. Y eso les hizo creer que era posible salir delante de los malos momentos por los que se pueda pasar. Y es que Lolo era como una especie de aliento para el prójimo y una tabla de salvación en los malos momentos.

Y es que Lolo, de verdad así lo hacía, correspondía en mucho (a lo mejor él pensaba que en poco) al amor que Dios le había mostrado. Dios lo amó, también, hasta el extremo de haber dado su vida por él y Manuel no quiso, ¡qué menos! responder con poco sino con mucho. Y fue luz porque fue, también, sangre de sufrimiento y de espanto (según los cánones del mundo de entonces y de hoy mismo) pero, a la vez, canto de esperanza de quien creer en la salvación eterna y, poco a poco, acumula para el cielo verdaderas riquezas en su alma. Y sirve de ejemplo. Y, cuando muere, todos quisieran haber sido como él lo fue. O, al menos, imitar lo que buenamente podamos ofreciendo, por ejemplo, nuestro sufrimiento, por buenas intenciones y santas voluntades inspiradas por el Espíritu Santo.

Medalla de la beatificación de Manuel Lozano Garrido | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Manuel Lozano Garrido, nuestro (porque es nuestro) Beato Lolo nos ha de mirar desde el Cielo con mucho cariño y comprensión. Sabe perfectamente que nunca seremos como él lo fue pero también sabe que Dios, su Padre y el nuestro, espera siempre una voluntad santa, un claro intento de santidad y, en fin, un mirar hacia quien, con su vida y circunstancias, mostró que ciertas cosas no son imposibles.

Ahora, pues, recordamos los trece años desde aquel 12 de junio en el que Lolo subió alto en la consideración de sus hermanos católicos. Y ahora, también ahora, quedamos a la espera de La finalización del correspondiente proceso de canonización. También es llevado por el P. Rafael Higueras. Y decimos a la espera porque estamos más que seguros que es cuestión de tiempo que se cumplan los requisitos eclesiásticos para que Lolo sea declarado Santo pues, de todas formas, fama de santidad ya tenía en vida. Y ahora sólo queda que, quien corresponda y cuando corresponda, ponga las cosas en su sitio.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (22)


“¿Por qué se ocultan los secretos de muchas cosas que tardan en descubrirse? Porque Dios los siembra para que asociándonos a su esfuerzo, participemos en la alegría de la obra creadora”.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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