Un amigo de Lolo – Los artículos de Lolo: prensa escrita
Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.
El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.
Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible.
Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro “Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.
Los artículos de Lolo; prensa escrita
Todo un mundo. Los artículos de Lolo, aquellos que dio a la luz pública en la prensa local y nacional son todo un mundo que vale la pena descubrir con lo que llenaremos nuestro corazón amplia y profundamente.
Son cientos. Es decir, las letras que publicó en forma de tales formas de comunicación son unos cuantos cientos. Seguramente, ochocientos o cerca de ochocientos lo cual nos muestra, en primer lugar, su interés por todo le pudiera suceder y, luego, la capacidad que tenía para llevarlo a cabo.
Podemos decir que todo lo que caía en el corazón del Beato de Linares (Jaén, España) tenía su correspondiente salida en forma de artículo aunque, de todas formas, no todos ellos eran así, digamos, como escritos que tienen tal forma sino que muchos de ellos era entrevistas o algo que mucho le gustaba hacer: encuestas sobre temas más que interesantes de los que obtenemos no pocas enseñanzas.
Es verdad que podemos dividir todo lo que escribió fuera de sus 9 libros en dos posibilidades: la prensa escrita (los periódicos y las revistas) y, luego, su producción en la revista “Sinaí” que era el órgano de comunicación de su obra espiritual del mismo nombre y que creó, levantó y desarrolló durante bastantes años y a la cual, este que escribe, tuvo el honor de dedicar más de 50 artículos en el blog de la Fundación Lolo.
Es cierto y verdad que aquí no vamos a citar ni todos los artículos ni todas las veces que la voz de Lolo salió en forma de letra al mundo porque eso haría este artículo muy extenso. Bastará, para conocer la dimensión de quien estamos hablando, con decir algo de lo mucho que podríamos decir y que, estamos seguros, será del gozo de los amigos de este hombre lúcido espiritualmente y grande de alma.
De todas formas, bien podemos decir y sin temor a equivocarnos, que Lolo, en cuanto a su profesión de periodista, se la tomó tan en serio que no había tema que no tocase su verbo.
Sus algunos cientos de artículos publicados iban referidos a tantos aspectos de la vida de su tiempo que haríamos un listado muy largo y ya hay quien ha dedicado su tesis doctoral a tal tema, a saber, María Solano Altaba con el título de “Biografía periodística de Manuel Lozano Garrido (1920-1971).Medios, temática y recursos persuasivos”.
Así, desde un Vía Crucis del siglo XX hasta muchas oraciones dedicadas a la fe católica del autor como, por ejemplo, “Oración a las tres de la tarde del Viernes Santo” que trajimos a esta casa de InfoCatólica hace bien poco; o también Oración de urgencia a uno de los nuestros dedicada a la muerte de San Juan XXIII o, también, Oración desde un asilo donde, muy a diferencia de cómo se considera tal lugar, la esperanza es la dueña del mismo o, también, Oración a las doce ante un pedazo de pan o, cómo no, la Oración para amar al sufrimiento donde riza el rizo de lo bueno y especial que se puede llegar a ser entendiendo lo que tantas veces es inentendible, como podemos ver:
“TODO, Cristo, es fruto de amor; amor que Tú pones en el cuenco de tus manos, bien abarquilladas, y luego las relajas sobre el niño, la flor, el aire, la nobleza, el revés, la herida, para que todo susurre tu voz, tu aroma, tu aliento y tu figura.
Déjame pensar un momento… Sí; Tú eres amor y tu corazón se arma aglutinando todo lo que florece en el huerto y luego da la manzana sobre el mantel, el lavafrutas o los dientes del niño.
Amor es sentir en las raíces del pecho una succión que viene de pedacitos nuestros arraigados en el hermano, el amigo, el desconocido.
Amor es ver una cara sin rasgos y de pronto oírle la palabra y es nuestra palabra; Mirarle los ojos pardos y son también nuestros ojos; Caer en la cicatriz de la barbilla y es también nuestra huella de un absceso.
Amor del tuyo es ese y más: La palabra, los ojos pardos, la cicatriz tienen entonces el eco arameo de tus caminos, tu mirada de berbiquí que derrumbaba a Pedro, a Tomas y a Judas, el desgarrón de Longinos en esos pulmones que trasegaron el aire limpio de la inocencia absoluta y la bondad infinita.
Ya, Señor, puedo concluir; pero antes desearía pedirte que esta idea de tu encarnación en el dolor me la dejes quieta, inmóvil, imborrable, como en esos cortes de las películas rancias en que un hombre, se nos queda para rato con el vaso en el aire, a dos dedos de los labios.
Y ya que mi miseria se resiste a este trasplante glorioso de tu carne, inyecta en mi cerebro tu chispita divina para que yo vea en la mano crispada de Sebastián – en mi propia mano deforme – aquellos otros dedos que se aupaban sobre las muchedumbres para luego, dulce, pausada, armoniosamente, ir descendiendo sobre cada frente como una caricia, como un aliento, como un beso.
Ahora, sí, intentaré poner en el pórtico de esta mañana, las palabras de siempre, vitalizadas ya con el nuevo borrador de tu inspiración: “Señor: que yo llegue a amarte en el sufrimiento”
Pero es que Lolo escribe de tantos temas que resulta imposible mencionarlos todos, como decimos arriba. Sin embargo, diremos que se ocupa de la felicidad, de qué comeremos en el siglo XXI, de qué es más impresionante del nacimiento de Cristo, de la mina y de las más diversas situaciones por las que pasan sus trabajadores, de los jóvenes de Acción Católica y de su inicios dentro de la organización, de la esperanza…
También, como no podía ser de otra forma, Lolo se ocupa de muchos de sus amigos que, en el mundo de las artes, destacaban entonces. Así, por ejemplo, de ocupa de Andrés Segovia, el guitarrista universal, de Paco Baños, el impresionante pintor de su pueblo, del escritor Pablo Ramírez, de Tom Dooley (médico americano del norte que dio su vida por los más desfavorecidos de Asia), de Angelita (aquella mujer que dijo sí al sufrimiento y fue fundadora de su obra “Sinaí”) de Fernández Pombo, también escritor, del Padre Javierre, de, de, de…
Pero no sólo se ocupa Lolo de este tipo de temas sino que muchas veces se mete en “harina”, como suele decirse, y pasa a criticar lo que le parece criticable. Así, escribe sobre la mina y las condiciones de vida de los mineros, sobre la escuela y la necesidad de colegios, de la situación de la vivienda en su tiempo y, en fin, de todo aquello que, cree, resulta importante poner sobre la mesa aunque no pueda gustar a según qué tipo de autoridades…
Y, abundando sobre esto, no podemos dejar de mencionar que Lolo ha descubierto, para el que esto escribe, muchos autores (escritores, poetas…) que han pasado a formar parte de mi vida. Pero eso lo dejo para otro momento porque tiene mucho que decir la cosa…
Y ya no nos queda más que decir gracias, pues, Lolo, por tan buenos momentos y por tan buenas letras llenas de espíritu gozoso.
Amén.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Entender el sufrimiento es un bien más que importante.
Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”
“Hay muchas cosas que no veo y otras que tampoco entiendo, pero una simple verdad de Dios me llena y me deslumbra”, 14) ”
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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