Un amigo de Lolo – Sobre títulos y motivos: “El árbol desnudo"
Presentación
Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva escribiendo sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.
El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquella persona que se acerca a su persona a través de su obra pues ahora mismo no resulta posible hacerlo personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo.
Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible.
Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro ”Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.
Sobre títulos y motivos: El árbol desnudo
Y es que, en esto también, en el título que el escritor da a sus obras, o, mejor, sobre todo en esto, hay un motivo o muchos motivos. Y es que, en el fondo, titular de una forma o de otra puede cambiar el sentido de lo escrito pero, más que nada, refleja lo que, desde el corazón mismo, sale al mundo exterior.
Eso pasa con el octavo libro que publicó Lolo. Corría el año 1969 cuando salió a la luz pública este libro que fue, por otros libros aquí citados, un año muy fructífero para Lolo.
Digamos que este libro es, ni más ni menos, que una autobiografía escrita por Lolo en forma de novela en la que, claro, los nombres que aparecen en la misma no son los reales pero se entiende todo, digamos, perfectamente según conocemos hoy día a las personas que están ahí representadas. Y es claro que, en su día, todo lector sabía a quien se refería Manuel Lozano Garrido cuando decía esto o lo otro…
Aquí, Lolo es Andrés y su hermana Lucy es Emilia. Y así otros personajes que cambian de nombre por razones bastante lógicas y esperadas. Sin embargo, como decimos arriba, todo lo que pasa es perfectamente aplicable a la vida misma de Lolo. Pero todo, todo.
No es exagerado decir que este personaje pasa por lo mismo que pasó Manuel Lozano a lo largo de su vida. Incluso viaja a Lourdes, lo mismo que hizo el Beato de Linares. Y eso, claro está, no puede ser casualidad sino la voluntad expresa de narrar lo que había sido, hasta entonces, su vida.
En cuanto a Emilia (Lucy), la hermana que entregó su juventud al cuidado de Lolo y que hace relativamente poco tiempo fue a reunirse con él donde sólo pueden estar los buenos hijos de Dios, deja marchar al amor de su vida, Enrique, porque sabe que tiene una obligación, ella lo cree así, contraída con las circunstancias de quien tanto está sufriendo.
Así, en un momento determinado le dice (p. 261)
“Si ahora te esfuerzas en comprender ya verás cómo la felicidad viene a tu encuentro. No dejes que el recuerdo mío te convierta en una estatua de sal. Que te dé fuerzas el prodigio de fortaleza que esta noche has hecho conmigo y ya, después, olvida. Yo no soy más que una leve mujer reclamada con urgencia; y pienso que en el amor todos los telegramas son azules”.
Incluso, en un momento determinado, Emilia (Lucy) le dice a Andrés (Lolo) p. 183:
“¿Verdad que hemos de estar así de juntos siempre, como de pequeños, aquella vez que nos perdimos y nos encontraron juntos, caminando de la mano por una vereda del campo?”
Este libro, como autobiografía, retrata a la perfección la vida y existencia de una persona como fue Manuel Lozano Garrido. Y por eso todo lo que contiene es la mejor manera de conocer, de primera mano, cómo fue y cómo de desarrollo el devenir de una persona que, como podemos leer en sus páginas, tuvo una fuerza espiritual impagable.
Ciertamente, esta novela de Lolo, requerida por muchos de sus amigos como él mismo refleja en alguno de sus libros (en el sentido de que le insistían en que la terminara) tiene un sabor a entrega que deja el corazón abierto a la posibilidad de lo que puede parecer imposible a primera vista. Quien no puede nada, lo consigue todo y quien lo consigue todo lo ha conseguido partiendo de la nada en la que ha quedado por mor de su situación física. Y eso sí es un milagro verdadero y una prueba fehaciente de la existencia de Dios y del poder que tiene que todo lo tiene y puede y transmite algo de su Espíritu a alguno de sus hijos que se hace invencible ante lo vencible e irreprochable ante cualquier reproche de los indoctos en materia de fe, de sufrimiento y de sobrenaturalización del dolor.
Y ante esto sólo podemos decir dos cosas: Amén y gracias.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.
Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor“
“Todo lo que de Dios viene es de una belleza infinita. Ocurre como con el sol, que desparrama su fuerza a raudales por el firmamento, aunque a nosotros no nos llegue más que una parte infinitesimal, la justa para saborear a su punto la armonía de su luz.”(7)”
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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