La Palabra para el Domingo - 19 de febrero de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 19 de febrero de 2023 sino sábado, 18. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana y hermana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.


Mt 5, 38-48


“’38 Habéis oído que se dijo:  ‘Ojo por ojo y diente por diente’.  39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: 40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; 41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos.42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.43 ‘Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. 44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? 47 Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? 48 Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.’”

 
COMENTARIO

Una verdadera revolución espiritual

 
Podemos decir, sin temor a equivocarnos y sin faltar a la verdad, que el Hijo de Dios vino al mundo a ponerlo todo patas arriba. Es decir, su existencia no iba a ser la plácida vida de quien se aquieta a todo lo que haya y nada haga para cambiar lo que se deba cambiar.  Y eso es lo que hizo… porque debía hacerlo. 

Digamos, también, a este respecto, que no dejó títere con cabeza. Y no lo dejó porque debía poner todos los puntos sobre las íes y había muchas íes sobre las que poner el acento aunque a muchos les gustase más de la cuenta las faltas de ortografía espiritual… 

El caso es que todo se resume en algo terriblemente difícil no de entender pero sí de llevar a cabo: hay que ser perfectos. Pero no se trata de una perfección cualquiera sino la que se corresponde con Dios mismo. 

¡Ni más ni menos que Jesús pide que seamos perfectos como lo es, que sí lo es, nuestro Padre del Cielo! Y eso, se diga lo que se diga y con toda la buena intención que se quiera decir, no es poca cosa. 

Pues bien, mucho debía ser cambiado. Y mucho dice aquí, en este texto del Evangelio del que fuera recaudador de impuestos, sobre qué debe cambiarse. Y nada es de poca importancia sino que todo tiene más que mucha. 

“Ojo por ojo”. Eso era el comportamiento habitual desde que se cambió la venganza privada (quien hacía algo podía recibir todo el mal que quisiese hacerle el perjudicado por su acción). En realidad, era una mejora al respecto de esta (queremos decir el “ojo por ojo”) pero para Dios y para Jesucristo estaba muy lejos del amor y de la misericordia. No. Tal forma de comportarse no estaba nada bien. 

Evangelio san mateo 5, 38 48

Por eso reclama Cristo poner la otra mejilla. ¡En un mundo, el de entonces y el de ahora tan dado a lo contrario pedir eso era demasiado! Pero lo pide porque sabe que es voluntad de Dios que así actúen sus hijos: abajándose, viniendo a ser menos, perdonando en suma… 

De ahí derivan muchas cosas: dar a quien te reclame y no impedir eso; dar a quien lo necesite sin olvidar que eso es lo que debe hacerse y, en fin, amar. 

El amor que reclama Cristo no es un amor cualquiera. En eso también pone el listón muy alto. Y es que si Dios también ama a quien se aleja de Él y lo olvida, otra cosa no pueden hacer sus hijos. Por eso reclama Cristo lo que parece imposible: ¡amar al enemigo! Eso sí que es pedir mucho a quien debe dar mucho pero tantas veces lo niega. 

En realidad, Jesucristo pone las cosas en su sitio, en el que les corresponde estar. Y es que si amamos sólo a los nuestros, que es lo mínimo que se espera de nosotros, no podremos llegar muy lejos en el Reino de Dios. Hace falta, por tanto, dar un paso más, ser valientes y serlo hasta amar a los que nos odian…

Seguramente, a muchos se les habrá encogido el estómago. Y con razón…. humana.

PRECES

Por todos aquellos que no quieren cambiar su modo de ser.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren ser perfectos.

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser perfectos como Tú lo eres.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 
Panecillo de hoy:

 

¡Qué importante es comprender la Ley de Dios! 


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

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