Un amigo de Lolo – Sobre títulos y motivos: “Reportajes desde la cumbre"

Presentación

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva escribiendo sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquella persona que se acerca a su persona a través de su obra pues ahora mismo no resulta posible hacerlo personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro ”Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.  

Sobre títulos y motivos: Reportajes desde la cumbre

Reportajes desde la cumbre | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Y es que, en esto también, en el título que el escritor da a sus obras, o, mejor, sobre todo en esto, hay un motivo o muchos motivos. Y es que, en el fondo, titular de una forma o de otra puede cambiar el sentido de lo escrito pero, más que nada, refleja lo que, desde el corazón mismo, sale al mundo exterior.

 

Eso pasa con el séptimo libro que publicó Lolo. Corría el año 1969 cuando salió a la luz pública este libro. Y podemos leer, en el mismo título que hay, algo que nos extraña: la “cumbre” desde donde se escriben tales reportajes. Y es que en la cumbre no está Otro que Dios mismo que es quien se dirige a su criatura humana para decirle muchas y más que interesantes cosas…

 

Está muy bien que Lolo se ponga, por así decirlo, en el lugar de Dios y nos escriba algo así como lo que nuestro Creador nos podría decir a nosotros, que estamos aquí abajo a la escucha de lo que pueda decirnos. Y bien que lo dice en las páginas de este libro que es, verdaderamente, maravilloso. 

Este libro muestra el recorrido de Dios por la vida del hombre. Y lo resume muy bien, aunque pronto, el P. José María de Llanos y Pastor, SJ. que en el Prólogo dice que

Al fin de todo ya resumiría, hermano, yo resumiría, tu libro con esa misma palabra tuya y dicha por ti pensando en Él y redicha por mí y los lectores, pensado en ti: ‘Vivimos todos de las rentas de un hombre desnudo’. Es decir, gracias en nombre de todos. Y la Paz”. 

El caso es que Dios, que ama a su descendencia (como podemos imaginar) no deja de decirnos cuál sería el cumplimiento de su santísima Voluntad. Y eso lo viene haciendo desde que Adán y Eva pisaron el Paraíso (aunque luego pasara lo que pasó) Por eso estos reportajes nos aportan algo más que palabras: nos aportan un modo de ser que, en verdad, nos conviene y nos conviene más de lo que podamos creer nosotros, tantas veces, alejados de lo que Dios quiera para nosotros.  

Debemos, de todas formas, advertir algo (para que se vea la riqueza espiritual de estas páginas) Y es que dentro de este libro haya otro libro. En concreto, el capítulo III, de título “Un corazón para un Reino”, ocupa buena parte de sus más de 300 páginas (más de 170) y las dedica Lolo, en esta muy especial carta de Dios al hombre, a contemplar las Bienaventuranzas que recoge el Evangelio de San Mateo. Y no tienen precio porque es impagable (con el dinero del mundo esto no se paga) el contenido de estas páginas. 

Como podemos ver, no hay aspecto de nuestra fe, la que debe ser profunda y estar arraigada en nuestro corazón, que el Todopoderoso, nuestro Padre del Cielo, no toque o refiera en estas páginas escritas por Lolo. Y tampoco debe extrañarnos pues, al fin y al cabo, es “Dios” (entendamos esto) quien escribe estos reportajes y a Él nada se le escapa que debamos conocer.  

Y todo esto porque Dios espera mucho de nosotros. Por eso nos dice que (p. 73) 

“Si la creación es una riqueza, yo no puedo repudiar la fortuna que os pongo entre las manos. De lo contrario, fallaría en mi Providencia, pero el mundo es un camino y quedarse a vivir en los paradores, una renuncia a la marcha”.

Todo, pues, está puesto para nosotros, descendencia divina, pero con una sola condición: querer aspirar a la meta que no es otra que la vida eterna y no quedarse mirando los oropeles de lo puesto, en efecto, para nosotros. 

Y terminemos al revés de cómo deberíamos haberlo hecho. Y es que Lolo escribe, en este libro, esta dedicatoria:

 “Al aire que respiro,

la luz que me alumbra, 
el lenguaje que uso,
la calle en que habito, 
y las gentes que me rodean;
a todo eso que se constituye
de recuerdos, costumbres, sentimientos,
ilusiones, afanes o encuentros 
y que se llama ‘mi pueblo’,
el sitio en que nací y vivo, los paisanos, mis amigos
y esa ancha familia de lectores, que componen hoy 
en torno mío con un inmenso y apretado corazón. 
Con mi gratitud.” 

Pues eso, esto demuestra más que bien que Lolo supo muy bien entender esos "reportajes desde la cumbre". 

 

Eleuterio Fernández Guzmán



Panecillos de meditación



Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” 
(En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:


Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor

“Todo lo que de Dios viene es de una belleza infinita. Ocurre como con el sol, que desparrama su fuerza a raudales por el firmamento, aunque a nosotros no nos llegue más que una parte infinitesimal, la justa para saborear a su punto la armonía de su luz.”(7)”

……………………………


Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

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