Antes que nada, aunque alguna vez dije que entonces terminaba con la serie de artículos sobre J.R.R. Tolkien es cierto y verdad que la ocasión que ahora se me pone delante la pintan calva para volver a escribir sobre nuestro autor preferido. Y, la verdad, es que ganas tenía…
Digamos, que es verdad que la cosa está caliente. Es decir, que desde que Amazon empezó a proyectar, por decirlo así, sus capítulos sobre Los Anillos de Poder se ha desatado una guerra incruenta (o no tanto) sobre el qué, el cuándo y el cómo del asunto.
El que esto escribe sólo ha visto 2 episodios de los que consta la primera temporada de tal serie. Por tanto, lo que aquí se va a decir es seguramente incompleto pero, en fin, es lo que hay…
Naturalmente que lo que se narra en estos episodios (y es de suponer que en otros muchos) no es lo que Tolkien escribió, así, letra por letra. Y habrá quien crea que nada tiene que ver y que está totalmente equivocada la producción, los guionistas y hasta los que llevan la imagen y el sonido. En fin…
Tengo que decir que yo no conozco letra a letra ni intención a intención la obra del autor de El Señor de los Anillos. Es decir, que por mucho que haya leído sus libros (más de unos cuantos) y otros que se han escrito sobre tan magnífica obra, soy incapaz, por ejemplo:
- de decir si Bilbo Bolsón, según la datación de La Comarca, empezó a construir su casa en tal día y a tal hora,
- de decir si Frodo Bolsón caminó muchas veces fuera de La Comarca,
- de decir si Gandalf se sentó en tal o cual piedra un 4 junio de tal o cual año,
- de decir si Galadriel empuñó la espada con la derecha o con la izquierda,
- de decir si quien dio al mundo los Silmarils lo hizo utiizando una fragua u otra o lo que hubiera utilizado,
- de decir que el 8 de agosto de tal o cual año, el sol lució más que el año anterior,
- de decir que los ejércitos de la batalla famosa (aquellos cinto) lucieron sus mejores galas o se dejaron algo en sus pueblos,
- de decir si, exactamente, los enanos empuñaban los martillos los días impares de la semana enana,
- de decir que el plano que alguien trazó para tal o cual viaje estaba equivocado en tal o cual curva,
- de decir que, en realidad, los Hobbits no comían todos los días lo mismo sino que tal o cual comida la hacían según tal o cual tradición,
- de decir, en fin, cualquier otra disposición exacta según la datación hecha por tal o cual escriba…
Con esto queremos decir que sí, que hay muchos detalles que seguramente se nos escapen a la mayoría de las personas que leemos a J.R.R. Tolkien, así directamente o lo que su hijo Christopher dio a la luz pública tras la muerte de su padre.
Sin embargo, eso no ha de querer decir que no nos gustaría saber, por ejemplo, como era Galadriel cuando era niña o cosas similares o qué pudo hacer con su vida independientemente de lo que Tolkien escribiera sobre la misma. Y es que si hay discusiones sobre si la misma fue expulsada del Reino Bendecido o se fue porque quiso… ¿porqué debe preocuparnos que se quiera, siquiera, elucubrar, con lo que pudo ser su vida, la no escrita?
Seguramente, habrá quien diga y crea que con lo que se está viendo en la serie de Amazon se están tergiversando muchas cosas y que así no se va a ninguna parte.
Sin embargo, creemos que sí se va a alguna parte: a que muchas personas, que no se han llevado a los ojos la obra de Tolkien quieran hacerlo a partir de esto y que, al fin y al cabo, pueda expandirse el conocimiento de autor tan admirable y tan digno de ser tenido en cuenta (salvo para los que otorgan el Premio Nobel de literatura que se precian de dárselo, muchas veces, a personas que las conocen en su casa a la hora de comer…)
Es verdad que para los más frikis de la cosa esto es algo intolerable porque se está engañando a la gente con cosas que nada tienen que ver con los libros. Sin embargo, a tales personas (conocedores al más mínimo detalle del listado de realidades puestas arriba) les tenemos que decir que a los ignorantes en tales situaciones nos importa un bledo no saber al dedillo eso dicho arriba porque gozamos con la obra, así, en general. Y que nos gusta mucho y más que mucho que la cosa se “extienda” a terrenos inexplorados por inexistentes.
Y sí, pueden ustedes reírse todo lo que quieran sobre lo aquí escrito pero al que esto escribe le va a importar el mismo bledo que el expresado arriba y va a seguir disfrutando con un mundo que, ahora, se ha abierto más de lo que estaba abierto. Y sí, la ventana a la Tierra Media, título que ha dado nombre a la serie sobre Tolkien aquí puesta, deja ver más Tierra, vemos más lejos y eso nos gusta.
Y a quien no le guste tal serie no tiene problema alguno porque puede dirigirse su interés a La Casa del Dragón (o como se llame) o a toda su parentela anterior que tanto debe a El Señor de los Anillos.
Por cierto, ¿hay alguien de las personas que lea esto que no le hubiera gustado saber más allá de lo escrito? Quien haya escrito y lo haya hecho con personajes, sabe muy bien que sí…
Amén.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.