Actualización! - J.R.R. Tolkien – Cartas de Papá Noel-Tolkien

El que esto escribe debe decir, cree, algo antes de seguir con esto. 

El caso es que no tengo por costumbre loar a Papá Noel ni nada por el estilo porque no tengo intención de creer en tal figura ni nada que se le parezca. Es más, siempre he creído que es una invención que puede estar bien pero que, al fin y al cabo, es lo que es…

De todas formas, cuando en juego entra la persona y obra de J.R.R Tolkien es más que posible que todo se trastoque y que las cosas puedan ser consideradas de otra forma. 

También tengo que decir que este artículo surgió por la intención, buena, de un lector, que me sugirió que eso hiciera o, lo que es lo mismo, que “Cartas de Papá Noel” apareciera por este blog muy a pesar de que, hasta ahora mismo, hasta hace unos pocos días, tal libro aún no lo había leído a pesar de tenerlo desde hace un tiempo en el especial espacio que tiene Tolkien en mi biblioteca…

Con franqueza tengo que decir que es probable, no lo sé, que los Reyes Magos no tengan arraigo en Inglaterra y por eso es posible que nuestro autor preferido y favorito tocara este tema en la seguridad que las cartas que durante más de veinte años fue enviado a sus hijos iban a ser del agrado de los mismos. Y por eso comprendo que las cosas son como son no sin reconocer, ni siquiera por esto, que crea lo más mínimo en Papá Noel y sí en los Reyes Magos, faltaría más… Sin embargo, como diría aquel, una cosa es una cosa y otra…pues otra, si ustedes nos entienden, como diría Sam… 

Digo, a pesar de mis reticencias, que el libro, una vez leído, me ha gustado mucho y más que mucho pues no podía ser de otra forma y era de esperar que, incluso tratándose de unas cartas muy personales y de las cuales no tendría esperanza, ni idea siquiera, de que fuera publicadas nunca (lo fueron en 1976 en Inglaterra y en 1983, por ejemplo, en España), la cosa iba por el camino correcto. 

Las Cartas las dirige Tolkien-Papá Noel a sus hijos conforme los mismos le “escribían” al Polo Norte. Y eso es más que claro pues siempre se refiere el autor a las que ha recibido en aquel lugar nórdico y les responde una vez ha sabido qué escribían sus hijos… Por eso les “envía” los regalos que ellos le piden o algunos de los mismos… Y, es más, conforme los mismos se van haciendo mayores se da cuenta Papá Noel que, a lo mejor, ya no están para tales cartas pues es el proceder ordinario de la naturaleza humana… 

De todas formas, aún no creyendo en tal figura, gusta mucho que aparezca, en la firma de las Cartas, el nombre de Nicolás pues entendemos que está referido a San Nicolás que, al parecer, es la figura real de la que se valió quien se valiese para crear la de Papá Noel. Al menos, eso llega a vincular algo la creencia de un católico con esto de lo que hablamos y, por decirlo así, dulcifica un poco la cosa… 

No puedo dejar de decir, porque sería algo imperdonable, que este libro, estas Cartas, está repleto de dibujos hechos por el autor del mismo y hay que decir que son, básicamente, maravillosos y que reflejan muy bien el arte que tenía Tolkien padre aparte del propio de la escritura. Y tampoco podemos dejar de mencionar que la “letra” de las cartas es verdaderamente especial pues está hecha con una imaginación impagable y que es un verdadero tesoro para quien quiera entender este conjunto de realidades que son las cartas y el contenido de las mismas junto con la forma que adoptaban tales misivas… 

Como vamos viendo este libro no tiene desperdicio alguno pues todo en el mismo tiene un halo, por decirlo así, divino y todo nos lleva a pensar que todos los años que escribió tales cartas (desde 1920 hasta 1943) disfrutó Tolkien como un enano que sería una expresión con la que, estoy seguro, estaría más que de acuerdo… 

Resulta más que bueno reconocer que Tolkien, cuando escribe este libro y dirige las Cartas a sus hijos (unas más extensas que otras, como podemos imaginar) refleja mucho de su propio pensamiento y tiene en cuenta la situación por la que pasa el mundo como se aprecia en las que escribe en plena Segunda Guerra Mundial cuando vemos a un Papá Noel más que apesadumbrado con lo que está pasando en el mundo y con la situación de muchos niños que no van a poder recibir regalos, ni siquiera, de él…  

Lo de arriba, lo de reflejar su pensamiento, lo encontramos por ejemplo en esto cuando habla, sin decirlo, de la superstición del viernes 13:  

“OP, si os acordáis de él, no volvió hasta el viernes 13 de diciembre - ¡así que resultó ser un día de suerte para mí, después de todo!

Tales letras, OP, vienen referidas al Oso Polar del Norte que es un personaje que tiene mucha cabida en estas Cartas y que es especialista en hacer trastadas y que, además, también escribe en las mismas haciendo su especial aportación incluyendo algunas faltas de ortografía que, además de mostrar que su educación no es completa convierte muchas cartas en algo más que divertidas y, en más de una ocasión, no puede uno evitar la risa al leerlas… E, incluso, hasta un Elfo se cuela en las mismas…

Otro ejemplo de lo que piensa espiritualmente Tolkien es cuando habla de la Navidad y de que, a lo mejor, hay personas que dicen eso de “otra vez lo mismo..”. Pues bien, en un momento determinado de la carta fechada en la Navidad de 1939 y dirigiéndose a su pequeña hija Priscilla, dice esto:

“¡Ya estamos aquí otra vez! Vaya, creo que ha he dicho eso alguna vez – pero en realidad no queréis que la Navidad sea diferente de otros años, ¿verdad?”  

En realidad, Tolkien muestra con esto algo que es esencialmente verdadero: los creyentes católicos (y suponemos que el resto de cristianos) esperamos este tiempo tan especial sin importarnos que se haya repetido más de dos mil veces pues es esencial para nuestra fe recordar y celebrar que va a nacer quien será el sujeto activo de nuestra salvación… 

Y no podemos dejar de referir algo que al propio Tolkien molestaba mucho y que refleja más que bien en su obra escrita: el horror por el maquinismo. Y esto lo decimos por lo escribe en la carta del 23 de diciembre de 1931 (que es verdaderamente extensa) pues, en un momento determinado dice esto: 

“En breve saldré una vez más a viajar por el mundo. No debéis creeros todas las ilustraciones en las que salgo montado en aviones o en coches. No sé conducir y además son demasiado lentos (por no hablar de lo mal que huelen)”

A lo mejor es posible que alguien piense que esto carece de importancia pero lo bien cierto es que en este corto párrafo podemos apreciar más bien lo que Tolkien-Papá Noel piensa sobre esto… 

En fin… Seguramente mucho más se podría decir de “Cartas de Papa Noel” pero, también con seguridad decimos esto, esto no llegaría nunca a su destino…  

NOTA FINAL: las citas que contiene este artículo han sido tomadas de la edición que la Editorial Minotauro ha hecho de las Cartas de Papá Noel en la traducción de Martin Simonson y publicado en 2019.

NOTA NUEVA

La ignorancia procura esto que ha pasado.

Como los lectores de este artículo han podido leer aquí mismo el que esto escribe ha dicho que nunca le ha gustado Papá Noel…

Tengo que decir que, gracias a una persona que forma parte de la Sociedad Tolkien Española muchas cosas me han quedado claras y debo cambiar mi posición a tal respecto.

El caso es que yo no conocía la verdadera circunstancia de Papá Noel. Y es que procede de una muy antigua tradición inglesa referida a San Nicolás (hasta ahí sí conocía eso) a la que se opuso el puritanismo inglés porque lo tenía, algo así, como la personificación del papismo al ser una tradición que se apoyaba en el catolicismo del pueblo inglés antes de que pasara todo lo que pasó en aquellas tierras isleñas.

Pues bien, según escribe Joseph Pearce, el puritanismo inglés intentó, digamos, prohibir la Navidad en el sentido de que no lo tuviera, por decirlo así, “a la católica” en la que figura de Papá Noel jugaba un papel importante desde hacía bastante tiempo. Y, entonces, una cita del autor aquí citado que dice esto:

“Chesterton nunca escribió sobre Santa Claus, ni tampoco Tolkien o C. S. Lewis; escribieron sobre Papá Noel. Tampoco se trata de una cuestión de mera semántica. Existe una diferencia real entre Papá Noel y Santa Claus que no debe pasarse por alto, incluso si se han fusionado en nuestras mentes modernas en algo o alguien parecido a un sinónimo.”

Y, claro, como no podía ser de otra forma, tengo que rectificar todo lo que tenga que ser rectificado y no negar que conocer esto (que a lo mejor otras personas sí conocían) ha provocado en mi corazón una gran liberación y un gozo que no tiene medida. Y es que por eso, seguramente, me ha gustado tanto el libro.

En realidad, la ignorancia (el desconocimiento total de algo) me ha jugado una mala pasada pero no por eso voy a dejar de admitir que los causantes de tal confusión han jugado su papel, para sus intereses, la mar de bien…

Qué sabiduría la de Tolkien, que sí sabía lo que hacía!

Eleuterio Fernández Guzmán - Erkenbrand de Edhellond

Socio de la STE (Sociedad Tolkien Española) con el número 1714

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Más allá de la Tierra Media. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.