Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro”- El teléfono que siempre atiende

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

El teléfono que siempre atiende

 

 “Es el 00 00 00. Sencillo de retener y más todavía de marcar, pues casi basta con el deseo. Si descuelgas ahora mismo el auricular, has de notar indefectiblemente como se escucha esta frase:

-’¡Haló, Dios al habla!

 No es un saludo o un anuncio-robot, como esos que también da la hora, las noticias o la temperatura, sino una manifestación vida, sincera, caliente y cordial. Nunca falla, porque Dios siempre atiende. Si marcarais de madrugada, os saldría la misma frase, igual disposición, idéntico develo:

 -’… al habla!’

Desde el hombre que Yo, Jesús, soy o fue como vosotros, conecto hoy mi corazón, para entrar en ese diálogo de amor que es el motivo de la Creación “ (Mesa redonda con Dios, p. 209)

 

  

Ciertamente, este texto es más extenso que los que habitualmente traemos a esta casa pero no hemos querido cercenar nada del mismo por ser el primero del capítulo titulado “¡Haló, Dios al habla”.  

Nosotros podemos imaginarnos a Lolo coger tal teléfono y hablar con Dios. Y seguro que le encargó sus “Reportajes desde la cumbre” en una de esas conversaciones y luego le salió el libro que le salió.

Todo lo que nos dice el Beato de Linares (Jaén, España) en este primer texto de este capítulo de su “Mesa redonda con Dios” está tan bien puesto y dicho que nada puede descartarse como poco importante. Cada palabra y cada línea, por así decirlo, nos da una pista de la relación que podemos mantener con nuestro Creador que, aquí, es Quien se hizo hombre, Jesucristo. 

Siempre atiende. Es decir, Quien está al otro lado de este teléfono espiritual no se va nunca de vacaciones (¡ni en verano que es cuando nosotros, al parecer, olvidamos su número…!) y está siempre dispuesto a escucharnos por muy pesados que seamos aunque en esto de la fe a eso le llamamos ser perseverantes aunque sí, a veces, somos pesados con nuestras peticiones… 

Es muy fácil de recordar tal teléfono. Y es que el 0, a lo mejor, parece que es nada pero, en verdad, lo es todo porque es redondo del todo y, como tal, es tan infinito como el Amor que Dios tiene por sus hijos. Por eso siempre está a la escucha, como esperando a ver si suele el teléfono del 0 y se pone al otro lado, al habla, como nos dice Lolo. 

Dice nuestro amigo que “casi” basta con el deseo. Y es que hay que ir más allá del simple deseo para hacer real la conversación con Dios y, en este caso, con su Hijo Jesucristo que, como hombre que fue, a lo mejor podemos comprenderlo mejor. Y qué bien puesto está el “casi” pues es algo más que eso lo que debemos hacer y tener plena voluntad en hacerlo aquí lo es todo porque, de otra forma, todo se quedará en eso, en un deseo, y de poco nos va a servir entonces. 

Dios, claro, está al “habla” pero lo está porque está, antes que eso, a la “escucha” de los hijos que ha puesto en el mundo para que el mundo camine por la senda correcta. Dios, por tanto, tiene el oído bien dispuesto y no padece de sordera ni nada por el estilo siempre que nosotros no padezcamos de mudez que nuestro demonio mudo nos puede aconsejar con tal de alejarnos de Quien vale la pena acercarse. 

Y, claro, esto no es algo así como una solicitud que nos hace Dios como para cumplir con nosotros. No. es pura y exacta franqueza la que sale de su corazón y se dirige a sus hijos, a sus criaturas. Es decir, no es esto una pantomima ni nada por el estilo sino la expresión de la realidad más exacta: está y, claro, nos espera. Y nosotros debemos coger el auricular de nuestro corazón que es la oración y marcar un número tan sencillo pero, a veces, tan difícil de recordar por según cómo somos nosotros. 

Por eso no hay horas aquí. Es decir, a cualquier hora que llamemos al 00 00 00 seremos atendidos. Y no será como cuando tratamos de localizar un teléfono y se nos dice algo así como “por eso no tenemos nada…”. No. El teléfono del Cielo siempre suena y siempre hay respuesta al otro lado. ¡Ah!, y no nos van a poner ninguna grabación que dijera algo así como “Dios está ausente, espere un momento”. No. Tal teléfono tiene respuesta tan inmediata como inmediata sea nuestra intención de marcar el susodicho número. 

Y, por cierto, no podemos negar de la pista que, al final de esto, nos da Jesucristo, siempre dispuesto a aclararnos las cosas y el corazón. Y que todo esto se hace por el único motivo que puede hacer que lo entendamos: por Amor. Es decir, el motivo de la Creación es el Amor y, como tal motivo (lejos, incluso de la razón o la causa, que parecen como propios de otra forma de hacer las cosas) aquí concurre la plena Voluntad del Creador. Y en Amor es la vía que todo lo conduce y, es más, es la que nos une a Dios con ese hilo invisible que es la oración. 

¿Cogemos el auricular del alma para llamar?

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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