Angelita Gómez y el Amor
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
“ A mí, el Amor me lo endulza todo”
Angelita Gómez
Cuando cumplió trece años, recién diagnosticada su enfermedad, escribió Angelita esto:
“ Ahora me ha venido todo el recuerdo de un día muy feliz, con una Comunión muy dulce, en la que yo dije “sí”. Teniendo por testigo a mi Madre del Cielo. Hoy he querido ir a ratificar ese “Sí”, después de trece años. Mas una palabra no es la razón suficiente de una vida; el Amor si: ¿acaso sabia yo vivir sin Jesús?”
Pero, ¿Quién era Angelita Gómez?
Como bien sabemos, el Beato Manuel Lozano Garrido fundó una Obra de nombre “Sinaí” que consistía en que la oración de determinados monasterios o centros, digamos, de carácter religioso, se ofreciera por los medios de comunicación católicos. Esto dio lugar, luego, a la aparición de una Circular que debía poner en contacto a todas aquella personas que, por decirlo así, quisieran formar parte de tal Obra espiritual y que terminó siendo la revista “Sinaí”. Obra, que, por cierto, sigue vigente hoy mismo, en pleno siglo XXI.
Pues bien, en un primer momento (corría el año 1959) una persona que impulsó todo aquello fue Lola Güell y en un momento determinado puso en contacto a cuatro enfermos entre los que se encontraban Manuel Lozano Garrido y, precisamente, Angelita Gómez con la buena intención de que se iniciara aquello que acabaría llamándose “Sinaí”. Y en aquella primer circular aparece el nombre de Angelita, entre los otros tres, como decimos.
Pues bien, Angelita llevaba ya bastantes años enferma y, digamos, andaba de sanatorio en sanatorio pues no tenía cura su enfermedad.
Que Angelita pasara por muy malos momentos físicos no impedía que ella viviera una existencia, sí, feliz y llena de dicha. Y eso lo demuestra lo que dice pues algunas frases propias de Angelita Gómez son éstas:
“A mí, el Amor me lo endulza todo”
“ Un corazón que espera no se deja abatir nunca por el pesimismo”
“ El médico me ha dado un corto plazo de vida. Lo que he sentido verdaderamente ante esa noticia ha sido un gozo que me ha desbordado el corazón, como una cascada incontenible. Fue como si dentro de mí repicaran mil campanas. Este es un final razonable y glorioso para el camino que Dios eligió para mí. Sólo a la luz, que proyecta sobre nosotros un Dios crucificado por Amor, tiene explicación.”
“ Siento que amo el cielo azul, los pájaros, las flores y las montañas”
“ Él murió por mí en plena juventud. Si nos dejamos penetrar de esa inefable verdad de que murió por amor nuestro, ¿habrá algo que nos parezca demasiado para corresponder a ese amor?”
“ A la noche, como cada una de ellas, le he dicho a Jesús que “sí”, pero que, al menos Él, sepa que estoy extenuada de cansancio”.
“ Dios me ha señalado mi camino con absoluta claridad. Un camino áspero a la naturaleza, pero en el que la fe descubre horizontes maravillosos”.
“ ¿Es esta, Madre, la herida que yo te pedí, para amar más a Jesús y darme más? Pero mi pregunta no puede tener respuesta. Si lo supiera, esta dulce seguridad anularía mi dolor… Y tengo que sufrir. Jamás pensé que se pudiera sufrir tanto que hasta el corazón acusara el dolor físicamente. Jesús: que dure esto lo que Tú quieras. Y sé que Tú nos das un corazón mayor de lo que pueda soportar”.
Y, además, traemos aquí un texto escrito por ella al final de este artículo.
Ciertamente, pudiera parecer que carece de importancia lo que, así, en general y siendo una persona desconocida pueda decir quien así pueda determinarse que es. Sin embargo, conociendo como, ahora ya conocemos, algo al menos de Angelita Gómez, de su vida y, como diría aquel, de su circunstancia, es seguro que sus palabras pueden ser leídas de otra forma y, hasta es posible que nos lleguen mejor al corazón.
No resulta nada difícil ver en las palabras de Angelita las que pronuncia quien es, en esencia, feliz y lleva una existencia gozosa muy a pesar de los sufrimientos que sin duda tenía esta hermana nuestra.
Todo, desde el mismo principio de esto, es decir, desde cuando dice “A mí, el Amor me lo endulza todo” hasta lo que podamos considerar las últimas palabras aquí traídas” (Pues nos vale y sirve, digamos, cualquier orden que queramos ponerle a las mismas) tiene que ver con lo bueno y mejor.
¿Qué podemos decir de alguien que dice que el Amor es importante en su vida que todo se lo endulza sabiendo a qué se refiere con el “todo”? Pues podemos decir que Dios le rebosa en el corazón y todo se lo hace mejor pues no habla de un amor, así, con mayúscula sino, al contrario, con la mayúscula que supone referido a su Creador y Señor.
En realidad, lo que nos dice Angelita Gómez con estas palabras apenas aquí traídas, es que muy a pesar de lo que nos pueda pasar (suponemos que de malo o de sufrimiento, podemos entender) siempre podemos estar agradecidos a Quien nos ha creado y siempre podemos dar gracias:
- Por el gozo desbordado del corazón,
- Por el propio mundo creado por Dios, por lo que es para nosotros y por lo que está puesto ahí,
- Por haber enviado a su Hijo al mundo para que se salvase y muriese como murió,
- Por ser capaces de decir “sí” cuando es muy difícil decirlo,
- Por tener una fe que nos sirve de mucho en los buenos pero, más que nada, en los malos momentos,
- Por ser capaces de completar, con nuestros sufrimientos, los de Cristo, como dice San Pablo.
Digamos, por otra parte, que Angelita Gómez falleció a finales del año 1966 y la queremos imaginar en el Cielo haciendo compañía al Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, Lolo, amigo suyo, al menos, en la distancia y en la enfermedad compañero, allí donde todos sus dolores no serán más que un amargo recuerdo y, sin embargo, les sirvieron para quedar unidos para siempre en la vida eterna.
Por eso decimos que sí, que ciertamente en el Cielo hay quienes, no habiendo sido subidos a los altares tras el correspondiente proceso, son santos (en este caso santa) con todas las de la Ley… ¡De Dios!
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
Todavía no hay comentarios
Dejar un comentario