J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Las tentaciones de Sam, según Tulkas
Un fiel lector del que esto escribe tuvo a bien, en el comentario que hizo en un artículo de fecha 17 abril pasado, servirnos en bandeja el artículo de hoy. Es más, el título responde exactamente a lo que entonces decía quien tiene un pseudónimo propio de los más fuertes de las Tierras Imperecederas, quizá, el más fuerte entre ellos. Espero que perdone nuestro amigo la tardanza en abordar la propuesta que entonces hizo pero, como sabe, “más vale tarde que nunca”.
Y a eso, humildemente, nos vamos a dedicar ahora pues esto es lo que decía quien se hace llamar, en nombre de la Tierra Media pero, sobre todo, de las Tierras Imperecederas, Tulkas:
“Sería interesante dedicarle un post a las tentaciones de Sam, que creo que son 3:
1- La tentación de volver a La Comarca cuando el espejo de Galadriel. (Página 392 “El espejo de Galadriel)
2- La tentación de tomar el anillo para convertir Gorgoroth en un jardín.
3- La tentación de ceder a la desesperación en su camino al Monte del Destino, escena que Tolkien plantea como un diálogo de Sam consigo mismo al estilo de Gollum con Sméagol (Sam también estaba herido por el anillo)
Veamos, pues, cada una de ellas.
1- La tentación de volver a La Comarca cuando el espejo de Galadriel.
El texto recoge tal tentación así:
“Pero ahora Sam notó que el Viejo Molino había desaparecido y que estaban levantando allí un gran edificio de ladrillos rojos. Había mucha gente trabajando. Una chimenea alta y roja se erguía muy cerca. Un humo negro nubló la superficie del espejo.
—Hay algo malo que opera en la Comarca —dijo—. Elrond lo sabía bien cuando quiso mandar de vuelta al señor Merry. —De pronto Sam dio un grito y saltó hacia atrás—No puedo quedarme aquí —gritó desesperado—. Tengo que volver. Han socavado Bolsón de Tirada y allá va mi pobre padre colina abajo llevando todas sus cosas en una carretilla. ¡Tengo que volver!
—No puedes volver solo —dijo la Dama—. No deseabas volver sin tu amo antes de mirar en el espejo y sin embargo sabías que podía ocurrir algo malo en la Comarca. Recuerda que el espejo muestra muchas cosas y que algunas no han ocurrido aún. Algunas no ocurrirán nunca, a no ser que quienes miran las visiones se aparten del camino que lleva a prevenirlas. El espejo es peligroso como guía de conducta. Sam se sentó en el suelo y se llevó las manos a la cabeza.
—Desearía no haber venido nunca aquí y no quiero ver más magias —dijo y calló un rato. Luego habló trabajosamente, como conteniendo el llanto—. No, volveré por el camino largo junto con el señor Frodo, o no volveré. Pero espero volver algún día. Si lo que he visto llega a ser cierto, ¡alguien las pasará muy mal!”
Tentación: Añoranza, que puede impedir la misión.
¿Es posible reprocharle a Sam que quiera volver a su Comarca cuando ve en el espejo de la Dama lo que ve?
En principio, no. Lo que pasa es que también debe atender lo que le dice Galadriel. Y es que ahí reside la importancia de la cosa: no se cumple todo lo que se ve en el espejo porque, sobre todo, cada cual ha de llevar a cabo su misión y sólo así es posible, será posible, que lo más terrible que Sam puede ver nunca llegue a pasar.
Lo que, en suma, se le dice al servidor de Frodo, que tanta importancia final tiene en el desarrollo de este drama, es que él debe hacer lo que es su deber hacer y que, en este caso, es ir con Frodo allí donde vaya a quien sirve, primero, porque es su obligación y, luego, porque es de verdad lo que ha querido hacer siempre desde que empezó a trabajar en el jardín de los Bolsón…
La única forma que tiene Sam de vencer a la tentación es recordar: recordar las razones de que esté allí con la Dama Galadriel, recordar la misión que están, que está, llevando a cabo y, en fin, recordar quién es en todo eso que está pasando en la historia actual de la Tierra Media.
Y, sin duda alguna, así es como puede el bueno de Sam Gamyi salir airoso de una tentación que, de haberse dejado vencer por ella, habría dado con sus huesos en La Comarca y ¡Ay!, viendo cómo se cumplía aquello que había visto cuando lo mejor era actuar al contrario, justamente al contrario, de lo que aquella visión y su inmediata tentación, le proponían.
Y fue lo que hizo, por bien de todo lo que luego sucedió.
2- La tentación de tomar el anillo para convertir Gorgoroth en un jardín.
El texto recoge tal tentación así:
“Sabía que en adelante no le quedaba sino una alternativa: resistirse a usar el Anillo, por mucho que lo atormentase; o reclamarlo, y desafiar el Poder aposentado en la fortaleza oscura del otro lado del valle de las sombras. El Anillo lo tentaba y a, carcomiéndole la voluntad y la razón. Fantasías descabelladas le invadían la mente; y veía a Samsagaz el Fuerte, el Héroe de la Era, avanzando con una espada flamígera a través de la tierra tenebrosa, y los ejércitos acudían a su llamada mientras corría a derrocar el poder de Barad-dûr. Entonces se disipaban todas las nubes, y el sol blanco volvía a brillar, y a una orden de Sam el valle de Gorgoroth se transformaba en un jardín de muchas flores, donde los árboles daban frutos. No tenía más que ponerse el Anillo en el dedo, y reclamarlo, y todo aquello podría convertirse en realidad.”
Tentación: ansia de poder, que todo lo tergiversa.
Sin duda alguna, no es Sam el primero que piensa que con el Anillo Único en su poder puede hacer el bien. Lo mismo había pensado, hacía muchos siglos, el propio Isildur y, seguramente, cualquiera ser, de la raza que fuera, que hubiera podido tener aquella maligna joya en sus manos.
De todas formas, estamos seguros de que sí, que Sam podrían haber hecho, el Bien, así, en general pero otros lo habrían hecho, pensando que era bueno lo que hacían, en perjuicio de muchos.
Sin duda alguna, Sam se imagina, con el Anillo Único en el dedo, el loor de multitudes, aclamado como poderoso y haciendo, eso, el bien. Sin embargo, gracias a Eru, no sucumbió a una tentación así porque, de haberlo hecho, al hacer con el Anillo lo que quería hacer o, al menos, haberlo intentado, hubiera sido detectado por Sauron y, acto seguido, apresado y muerto. Y es que lo que la inscripción del Anillo decía, a saber: Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas, suponía que, en efecto, el acto mismo de hacer uso del Anillo suponía, de facto, caer en las tinieblas como, por cierto, e incluso anticipándose a eso, le pasó a Boromir cuando quiso quitarle el Anillo Único a Frodo en lo que fue una tentación en toda regla.
De todas formas, sabemos que ni florecieron los campos allí donde habían desaparecido las flores ni Sam hizo otra cosa que no fuera custodiar el Anillo Único a modo de depósito hasta que se lo devolviera a Frodo.
3- La tentación de ceder a la desesperación en su camino al Monte del Destino, escena que Tolkien plantea como un diálogo de Sam consigo mismo al estilo de Gollum con Sméagol (Sam también estaba herido por el Anillo)
El texto recoge tal tentación así:
“Y bien, todo cuanto puedo decir es que la situación me parece tan desesperada como una helada en primavera. ¡Justo cuando hacerme invisible podría ser realmente útil, no puedo utilizar el Anillo! Y si encuentro alguna vez un modo de seguir adelante, no será más que un estorbo, y una carga más pesada a cada paso. ¿Qué tengo que hacer, entonces?”
Tentación: desesperanza, que puede dar al traste con todo el esfuerzo.
Seguro que Sam andaba bastante desesperanzado cuando ve la situación por la que están pasando y, además, por las razones de todos sabidas, no puede hacer uso del Anillo Único.
Digamos que caer en desesperanza es lo mismo que desconfiar de Quien todo lo sabe y conoce y, en fin, supone ponerse en manos de poderes que siempre son menores que Quien todo lo pueda. ¿Debía desconfiar Sam de Ilúvatar y dejarse arrastrar por diosecillos de poco valor e importancia?
Ciertamente, Sam se pregunta qué debe hacer ante aquella tesitura. Decide, podemos decir, de la mejor de las maneras porque, como hemos dicho arriba, no se pone el Anillo Único pues bien sabía las consecuencias de tal acción aunque, es cierto, que su situación espiritual no debía ser de las mejores sino, al contrario, mala y más que mala.
Y decide lo mejor, como sabemos cosa que, como también sabemos, es cosa no de necios sino de verdaderos sabios y Hobbits de criterio.
Y, al final de su comentario, nos decía Tulkas esto:
Veo un paralelismo con las tentaciones del Señor, aunque incompleto. Lo que sí está claro es que nosotros tenemos tentaciones muy similares.”
En el sentido de que sean tres las tentaciones que debe soportar Sam, sí, es cierto que, al menos en el número, son las mismas que tuvo que padecer el Hijo de Dios cuando, después de su Bautismo en el Jordán, acudió donde le llevó el Espíritu Santo que no fue a otro lugar que al desierto. Allí sufrió las tentaciones de Satanás, del Mal al fin y al cabo. Y no se dejó vencer por ellas sino que, al contrario, salió vencedor de tamaño ataque por parte del Maligno.
Eso es lo que hace Sam: sale vencedor de todo aquello que le acecha en el corazón. Y, beneficiados, todos los demás, de tal forma de actuar, tan juiciosa y benéfica.
Y es que, podemos decir, en esto tampoco dio nuestro autor puntada sin hilo porque, como nos dice Tulkas, es cierto y verdad que nosotros también estamos acechados por el Mal que nos propone ciertas tentaciones en las que no debemos caer nunca. Y Sam no cayó.
Nota: los textos propios de El Señor de los Anillos han sido tomados de la publicación hecha del mismo por la Editorial Minotauro, a la que agradecemos, desde aquí, la difusión que hace de la obra de J.R.R.Tolkien.
Eleuterio Fernández Guzmán - Erkenbrand de Edhellond
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna
1 comentario
EFG
Gracias de mi parte pero, sobre todo, a quién sugirió la idea de este artículo.
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