La Palabra del Domingo - 15 de marzo de 2020
Jn 4, 5-15. 19b-26.39a.40-42
5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José.6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: ‘Dame de beber.’ 8 Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: 9 ‘¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?’ (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) 10 Jesús le respondió: ‘Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.’ 11 Le dice la mujer: ‘Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? 12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?’ 13 Jesús le respondió: ‘Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; 14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.’15 Le dice la mujer: ‘Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.’.’19 Le dice la mujer: ‘Señor, veo que eres un profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.’ 21 Jesús le dice: ‘Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.’ 25 Le dice la mujer: ‘Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo.’ 26Jesús le dice: ‘Yo soy, el que te está hablando.’ 39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: ‘Me ha dicho todo lo que he hecho.’ 40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. 41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, 42 y decían a la mujer: ‘Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.’
COMENTARIO
Cristo: Agua Viva
Este texto del evangelio de san Juan es rico en principios cristianos y en formas de comprender al Hijo de Dios.
En aquel pozo acudía la gente para proveerse de agua pues tal era la finalidad del mismo. Se iba a buscar un sustento material tan necesario como es el llamado líquido elemento, fundamental para la vida del ser humano.
Vemos a Jesús cansado. Como era hombre también acusaba el trabajo y el esfuerzo hecho. Por eso se sienta en aquel pozo. Pero como es Dios sabe que ha de cumplir con la misión para que fue enviado. Espera a quien va a recibir algo muy importante para su vida y para la de sus prójimos: el Agua Viva que no muere nunca y que llena el corazón de quien la bebe.
Aquella mujer veía a Jesús como un judío y, como tal, no entendía cómo le pedía agua a ella, que era samaritana y, por eso mismo, no era bien vista por los miembros del pueblo elegido por Dios. Pero no entendía, todavía que Jesús había venido para hacer una llamada universal al Reino de Dios.
Resulta curioso que aquella mujer cree en Jesús por lo que le dice acerca de la vida que, hasta entonces, había llevado. Entonces sabe que aquel hombre no es un hombre cualquiera sino que, en verdad, es el Enviado de Dios, el Mesías. Y, como es de esperar, corre a decir a los suyos que ha encontrado a quien tantos siglos llevaban esperando.
Mientras llegan los discípulos. Ellos, como hombres y como judíos, se extrañan que hable con una mujer. Pero Jesús les vuelve a sorprender con algo que no comprenden acerca del alimento que tiene que darles y que no es otro que su propio cuerpo cuando llegue el momento oportuno.
Ellos, sin embargo, aún no comprenden y siguen pensando mundanamente y no acaban de entender que de lo que ellos hacen sólo se obtendrá fruto cuando Dios quiera. Ahora toca sembrar.
¿Qué hacen los vecinos de aquella mujer samaritana?
En principio, algunos la creyeron pero otros necesitan ver para creer. Muy propio del ser humano.
Acuden donde Jesús y le invitan a quedarse con ellos. Jesús acepta porque sabe que su misión es atraer a todas las ovejas al redil de Dios.
Ellos, como ven lo que hace y lo que dice, aceptan que es el Salvador aquel que tienen delante.
Y Cristo, aquel Agua Viva que bebió la samaritana y los que la conocían, seguía sembrando con su semilla divina de amor y misericordia.
PRECES
Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren gustar del Agua Viva que es Cristo.
Roguemos al Señor.
Pidamos a Dios por todos aquellos que no tiene esperanza en su salvación.
Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Padre Dios; ayúdanos a beber del Agua Viva que es Cristo y hacerlo siempre con esperanza en nuestra salvación.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Palabra de Dios; la Palabra.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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