Beato Manuel Lozano Garrido - “Lolo, libro a libro”- Estar limpio entonces
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Estar limpio entonces
“El hombre será golpeado como el ‘punch’ de un boxeador, pero lo esencial es tener aupada la figura antes que se liquide la cuenta victoriosa.” (El sillón de ruedas, p. 156)
Como podemos ver en este texto del Beato Manuel Lozano Garrido aquí aparecen dos, digamos situaciones. Y, ciertamente, a nosotros nos conviene más que más estar atento a estas palabras porque no es que nos vaya algo de poca importancia sino, al contrario, nos va lo más importante: la vida eterna.
Realmente, aquí no se dice cuando el ser humano va a ser, así dicho suena fuerte, “golpeado”. Lo que pasa es que, por nuestra fe, tenemos una ligera idea de lo que ha de ser eso y, además, cuando.
Lo que queremos decir es que no se dice, por ejemplo: el 7 de junio del año 2052 nos llegará tal momento o la fecha que sea. Y es que eso está en manos de Dios y, ciertamente, poco podemos hacer sobre eso aunque mucho podamos hacer para lo “otro”.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el Beato de Linares (Jaén, España) se está refiriendo a lo que, en materia de fe, llamamos “Juicio particular”. Y sí, es un juicio y, también, es particular porque se refiere a cada uno nosotros. Y ahí está, como se diría, el centro de todo esto.
En este juicio, Dios es el Juez Supremo y ante él sólo podremos referir (con la ayuda de nuestro Ángel Custodio) aquello que creamos podemos decir a nuestro favor. La sentencia ha de ser, y será, inapelable y a ella nos someteremos en el mismo instante de nuestra muerte y en el mismo instante tendremos a qué atenernos porque entonces no habrá tiempo como nosotros lo conocemos.
Hemos dicho eso del Juicio particular. Y el mismo es tan importante para nosotros que olvidarlo ha de ser totalmente fatal. Y decimos que podemos olvidarlo si no actuamos como debemos actuar en nuestra vida terrena, en este valle de lágrimas.
Y, entonces, es cuando entra en juego la otra parte, digamos que la segunda, de lo dicho por Lolo.
Nuestro hermano en la fe católica no deja lugar a dudas acerca de lo que debemos hacer para poder comparecer ante Dios y su magnánimo pero justo Tribunal. Y lo hace haciendo uso de la figura del ‘punch’ que, como sabemos, vuelve a su posición original una vez ha sido golpeado aunque, a lo mejor, lo que nos corresponde aquí es esta a la figura “aupada” que nos conviene tener ante la situación que nos plantea nuestro Juicio.
Sí. Debemos estar bien dispuestos a comparecer ante Dios (sin saber cuándo será eso, claro está) haciendo todo lo posible para que podemos argumentar de forma tal que podemos salir lo más airosos posibles de tal envite que, seguramente, no será nada fácil porque ya sabemos cómo somos de pecadores…
Lo que nos dice Lolo es que nosotros debemos salir victoriosos de un Tribunal como el que Dios nos tiene preparado a cada uno de sus hijos. Y, para eso, aunque no nos lo diga, bien sabemos que debemos actuar de tal forma que no llevemos al mismo un peso tan grande en el alma (vía misterium iniquitatis) que estemos, simplemente, a lo que se nos diga sin poder contrarrestar nuestras muchas caídas en el abismo.
Ciertamente, el Beato Manuel Lozano Garrido quiere lo mejor para nosotros como, estamos seguros, quería para sí. Y le agradecemos que nos diga que sí, que hay Tribunal pero, también, que depende más que mucho de nosotros, la Sentencia definitiva.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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