J.R.R. Tolkien – Una ventana a la Tierra Media – Sobre la alegoría en Tolkien
A Tevildo, por su oportuno arañazo que agradezco…
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (Española, se entiende) “Alegoría” es esto que sigue:
1. f. Ficción en virtud de la cual un relato o una imagen representan o significan otra cosa diferente.
2. f. Obra o composición literaria o artística de sentido alegórico.
3. f. Ret. Plasmación en el discurso de un sentido recto y otro figurado, ambos completos, por medio de varias metáforas consecutivas, a fin de dar a entender una cosa expresando otra diferente.
Podemos, por tanto, y por resumir y hacer la cosa sencilla, que con la alegoría, quien hace uso de ella, se quiere decir algo distinto de lo que dice y derivado de la misma o, mejor, se pretende que se entienda algo diferente a lo que, en verdad, se está plasmando sobre el papel o sobre la pantalla (dados los tiempos en que vivimos…)
Es bien cierto y verdad que a nadie se le escapa que nuestro autor, el profesor de Oxford, más conocido como J.R.R. Tolkien, podía hacer más que bien, digamos, de “alegórico” porque tenía materia más que suficiente como para hacer eso y mucho más.
Así, por ejemplo, de haber querido hacer eso, nosotros entenderíamos que cuando se refería al Mal en su estado puro y exacto lo que quería decir es que las potencias malignas de su tiempo (que se manifestaban tanto en Primera como en la Segunda Guerra Mundial) eran las que eran y bien que hacían el mal como el Mal se enseñoreaba muchas veces de la Tierra Media…
Así, por ejemplo, de haber querido hacer eso, nosotros entenderíamos que cuando se refería al Bien en su estado puro y exacto lo que quería decir es que aquellos que no andaban por el camino equivocado del Mal y procuraban obrar bien, actuar bien y cumplir unas normas de conducta ejemplares… en fin, que eran el Bien que existía en la Tierra Media.
Así, por ejemplo, ¿Quién no podría pensar que la Alemania de Entonces era el vivo ejemplo de la tiniebla, de la oscuridad y de la Sombra según eran sus gobernantes?
Así, por ejemplo, ¿Quién estaría equivocado si la vida de La Comarca pudiera ser identificada, alegóricamente, con la de alguna de su tierra inglesa o de dónde fuera?
Así, por ejemplo, ¿Quién dudaría en decir, alegóricamente, que tal o cual acontecimiento que se producía en el Señor de los Anillos o El Hobbit – mejor al revés, por el tiempo de escritura… - estaba ahí escrito porque se podía trasladar a tal o cual sitio, como queriendo decir otra cosa distinta a la que decía vía escritura?
En fin…
Es bien cierto y verdad que Tolkien padre abona, para muchos corazones, y, antes, siembra en los corazones, la especie según la cual lo que escribe (y los demás, leemos) es pura alegoría porque, ¡Qué diantre!, es que tiene mucho que ver la realidad.
Decimos, sobre esto, que está muy bien (de ser cierto lo de la alegoría) y que nos puede venir la mar de bien hacer uso indiscriminado de la alegoría en la obra de Tolkien padre. Y es que así tenemos en qué justificar lo que podamos pensar basándonos en lo bueno y mejor que ha escrito quien ha sabido escribir bien y mejor.
Y, sin embargo, aquí sólo nos puede valer el origen de todo esto y de todo lo que tiene relación con lo escrito. Y queremos decir que es el propio autor, J.R.R. Tolkien, quien debe decir esto o lo otro acerca de eso, de si lo que escribe tiene sentido alegórico o no lo tiene y si, por lo tanto, nosotros podemos aplicarlo a lo que ha pasado, pasa o pasara, así, de forma “alegórica”.
Cualquiera sabe la respuesta a esta especie de pregunta: No.
El no, además, ha de ser rotundo porque muchas veces dijo el maestro que lo que escribía no tenía sentido alegórico, que no debía tomarse, pues, como alegoría lo que no lo era y que no y que no. Y eso debería ser más suficiente como para entender que no, que no podemos trasladar (menos aún a nuestros días) lo que en un tiempo determinado escribió una persona porque debemos partir de que ni siquiera vale (según tal persona) para su propio tiempo… mucho menos para el nuestro.
De todas formas, al que esto escribe le gustaría poder hacerlo, incluso, hoy día porque eso mostraría y demostraría que el valor de lo escrito por J.R.R. Tolkien tenía un gran valor que sobrepasó su tiempo. Pero es cierto y verdad que no se puede hacer porque quien eso podía hacer no quiso hacerlo. Y lo dijo, para que nadie se llevara, entonces, a engaño y ahora, pues mucho más. Y todo aquello sucedió, o sucede, en la Tierra Media y, también, en las Tierras Imperecederas… y ya.
Otro de todas formas. Y es que es muy fácil aplicar alegóricamente los textos de J.R.R. Tolkien porque ha sido, es y será un genio de la escritura. Pero lo que no es, ni puede ser ni ha de ser.
Eleuterio Fernández Guzmán - Erkenbrand de Edhellond
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.
………………………….
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
1 comentario
El tema de la alegoría ha sido ampliamente debatido, y es cierto y verdad que la obra del Profesor tiene elementos muy tentadores para ello, porque es tan rica en temas y matices que dificilmente habrá un corazón que no encuentre un eco de sus propios ángeles y demonios en ellos.
A esto Tolkien lo llamaba Aplicabilidad. Al fin, el Amor será siempre el Amor, y la Guerra será siempre la Guerra. Y cualquier corazon fatigado, como los nuestros, encontrará siempre consuelo, plato y lumbre en la Tierra Media, si traspasa el umbral con animo honrado.
EFG
Gracias por el comentario tan atinado. Recuerda que nunca es tarde si la dicha es buena como es el caso.
Dejar un comentario