J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media – Amar lo que se defiende
Es bien cierto que la obra escrita por J.R.R. Tolkien, llamado también profesor de Oxford, simplemente profesor y Tolkien padre, tiene mucho que ver con lo que el mismo entendía que debía ser una vida acorde a una serie de principios que debían respetarse.
Esto no quiere decir, no se entienda eso, que era una especie de persona (llamada) carca porque quisiera bien lo que era importante querer bien. No. Nuestro maestro de la escritura fantástica (porque lo era y lo es) sabía que eso, lo que él creía importante, debía quedar reflejado en su obra escrita. Y bien que lo hizo y lo hizo más que bien.
El título del artículo de hoy tiene que ver con una intervención de Faramir, a la sazón hijo de Denethor II, senescal del reino de Gondor y hermano de Boromir que tanto interviene, hasta su terrible y entregada muerte, en el desarrollo de la Comunidad que quiere cumplir con la misión establecida para ella.
Pues bien, en un momento determinado dejó dicho (Tolkien le hizo decir, claro está, porque era lo que él creía y pensaba) que de todo aquello que, a primera vista, pudiera parecer terrible (espadas, flechas, arcos, etc.) este personaje, Faramir, él lo amaba no por ser eso, armas que daño puede hacer y producir, sino por aquello que defendían. Y, aunque muchas personas que esto lean saben dónde eso se dice, el que esto escribe no puede citarlo por no tener aún los derechos para hacerlo (¿?)
Sin duda alguna nosotros estamos más que seguros que la defensa que quería hacer no era, precisamente, del Mal.
Al respecto de esto, de la defensa no del Mal sino, claro, del Bien, se ha escrito mucho y bien sobre el tema pero el que esto escribe tiene, también, algo que decir que no será, claro, enjundioso ni nada por estilo sino, al contrario, de lo más común y ordinario como, por cierto, tiene por costumbre hacer.
Pues bien. A todo esto, decimos que lo que se quiere decir es que hay ciertos valores que se han de tener muy en cuenta, no sólo en la Tierra Media sino aquí mismo, en esta otra Tierra donde vivimos, nos movemos y existimos.
¿Qué ha de querer decir esto por parte de Faramir-Tolkien padre?
El Bien y el Mal está más que bien definido en toda la obra de J.R.R. Tolkien. Es decir, partiendo desde sus traducciones de obras nórdicas hasta lo que escribe en El Hobbit, El Señor de los Anillos u otras obras suyas, cualquiera sabe (aunque pueda esto parecer simplista o superficial) qué es defendible y qué no lo es, a quién se puede defender y a quién no se puede defender.
Podemos decir, a grandes rasgos, que Tolkien padre defiende y, por eso, expresa en sus escritos y tiene como bueno y mejor, esto que sigue:
-El honor,
-La verdad,
-El Bien,
-La bondad,
-La misericordia,
-La piedad,
-La sabiduría,
-El juicio justo,
-El actuar sin búsqueda del beneficio propio sino en bien del prójimo,
-El coraje personal y en acto, no en potencia,
-El Mal hundido y vencido,
-La esperanza,
-La nobleza de alma,
-El porvenir siendo, esté, regido por buenas formas y buenos principios,
-Lo que vale la pena defender,
-El ansia de verdadera paz no sometida a la esclavitud del Mal,
-La entrega de sí mismo en defensa del Bien,
-El amor marcando el camino hacia el Bien,
-La luz frente a la noche o a la tiniebla,
-El horizonte limpio de noches oscuras,
-Una noche estrellada y un sol resplandeciente,
-El cumplir con la palabra dada,
-El querer ser mejor y, de hecho, el mejorar,
-La desaparición de diferencias prácticas entre razas y especies,
o, en fin,
-El no amar la violencia injusta e innecesaria.
En fin… podemos ver (y se podría añadir mucho más a esta pequeña aportación) que no es poco lo que ama nuestro autor, J.R.R. Tolkien, y eso lo expresa a lo largo de su obra.
Se defiende, por tanto, y defienden los personajes del lado del Bien, una serie de realidades bien morales, bien espirituales o, por decirlo de la forma más fácil de entender, aceptables por todo ser humano digno de ser llamado defensor del Bien frente al Mal. Y por eso la obra de Tolkien padre llena el corazón de quien la lee de una serie de principios que demuestra son defendibles por todo aquel que prefiere lo bueno a lo malo o lo bello frente a lo feo.
J.R.R. Tolkien, como tantas veces podemos comprobar cuando leemos las páginas fantásticas del profesor, tiene mucho que decirnos acerca de lo que verdaderamente es importante. Y nosotros, ¡qué diantre!, estamos más que de acuerdo con eso.
Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond
El Mapa que hemos traído aquí es obra de Juan M. Villa, “J.M. Gwaihir".
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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