Un amigo de Lolo – ”Lolo, libro a libro” – Gracias, Dios
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.
Gracias, Dios
“Junto a la naturaleza infecciosa del pecado y su repercusión colectiva, el ciclo del Nazareno pone sobre la palestra la nueva realidad contagiosa del Bien, la potencia de choque de un acto bondadoso, capaz de fulminar una conquista masiva del Mal.” (El sillón de ruedas, 105)
No podemos negar que entre una realidad y la otra hay muchos siglos de por medio. Y es bueno saber cuáles y cómo.
Esto lo decimos porque cuando Adán y Eva pecaron por primera vez lo que pasó es conocido por todos: en primer lugar, fueron expulsados del Paraíso (¡Ay, el Paraíso!) pero, en segundo lugar, propiciaron que aquel Pecado llamado original porque fue, eso, el primero de los que luego vinieron, han venido y vendrán, tuviera repercusión en cada uno de los seres humanos nacidos luego a excepción, como sabemos, del Hijo de Dios y su Madre, María.
Ya tenemos, pues, planteada la situación: hay quien quiso ser igual que Dios (a lo mejor creyeron que hasta más que Quien los había creado) y Quien salvó de aquello.
Nuestros Primeros Padres, causantes de la mayor iniquidad que ha habido en el mundo desde que es mundo (es la mayor porque fue la que introdujo el pecado y la muerte en el mundo y luego… todo ha sido continuar aquello) produjeron algo que en el corazón de Dios, a lo mejor, estaba contenido. Es decir, es posible que Dios creyese en la inocencia del ser humano pero también sabía que, dada la libertad que le había otorgado… a lo mejor se torcía. Y ser torció de la peor manera: desobedeciéndole.
Aquello, como nos dice el Beato Manuel Lozano Garrido fue una infección, toda una infección. Y es que pasó a afectar, a toda la especie humana, con sus hombres y mujeres. A toda, pues, afectó aquello. Y sigue afectando, seguirá, hasta que el Hijo de Dios vuelva a mundo a juzgar a vivos y a muertos. Entonces, por decirlo así, todo quedará claro y bien claro…
Pero luego vino lo que vino. O, mejor, vinieron, porque fueron los últimos tiempos los que vinieron: aquellos en los que, por fin, todo iba a ser puesto sobre la mesa y quien no estuviese atento a lo que iba a pasar… en fin, que se quedaría por el camino.
Sí, nos referimos al nacimiento, vida, muerte y resurrección del Hijo de Dios. Con Él, por decirlo así, todo comenzó de nuevo, una nueva Creación se abrió paso y, seguramente, la que vendría a ser definitiva.
Al Mal, tanto al causado por Adán y Eva como al causante de aquello, se le opuso el Bien. Y no un bien, así, en minúscula, sino el Bien, la Voluntad Misericordiosa de Dios. Y, claro, aquello, lo mismo que había sido la introducción del pecado, también iba a ser contagioso o, lo que es lo mismo, iba a afectar a toda la humanidad que iba a quedar redimida por la venida al mundo de Jesucristo y, sobre todo, por lo que acaeció tras su Pasión.
El caso es que, como nos dice el Beato de Linares (Jaén, España) el Bien que opuso Jesucristo al Mal, aquel del principio, era tan potente (tenía toda la potencia del Todopoderoso y Omnipotente) que venció al Mal que el Enemigo había sabido difundir en los corazones de aquellos primeros seres humanos. Y venció el Bien sobre el Mal.
Y, podemos decir, gracias a todo lo que sucedió en aquella Semana, luego llamada Santo, nosotros podemos decir que el Cielo se nos ha abierto y que todo lo mejor puede ser posible. Y todo eso, gracias a Dios.
Gracias, pues, Padre, por ser tener una memoria tan buena para nosotros al cumplir tu promesa de enviar al Mesías muy a pesar de cómo eran aquellos y cómo somos nosotros ahora.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
2 comentarios
Hoy, gracias a Dios, he tenido tiempo de leer y meditar este edificante post inspirado por el espíritu de su gran amigo Lolo.
La referencia del Evangelio la cito, porque este pasaje es uno de los que más me impactó cuando me lo señalaron, creo que yo nunca hubiera caído en la cuenra de lo que transmite.
Y la lectura y mrditación de este artículo me lo ha recordado.
Las Puertas del Cielo estaban cerradas para todos, incluídos los santos, hasta la Pasión, Muerte y Resurrección de NS.
Por eso escribe el evangelista que los muertos resucitaron de sus tumbas y muchos santos entraron en la ciudad santa y se aparecieron y ascendieton con Él.
No es un texto metafórico, ni alegórico, a mi entender es literal.
Todos ellos esperaban a Cristo para poder entrar en el Cielo.
Lo escribo ahora y me sigue impresionando igual que entonces.
Saludos cordiales y Feliz Domingo.
Jesús.
EFG
Muchas a usted por su apreciación.
Mis disculpas.
Jesús.
EFG
No se preocupe. El mejor escribano echa un borrón. Y no quiera saber de usted los que yo echo. En fin...
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