La Palabra del domingo – 22 de septiembre de 2019

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Lc 16, 1-13

 

“1 Decía también a sus discípulos: ‘Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; 2 le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando.’ 3 Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. 4 Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas.’ 5 ‘Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’ 6 Respondió: ‘Cien medidas de aceite.’ Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.’ 7 Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’ Contestó: ‘Cien cargas de trigo. ‘Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta.’ 8 ‘El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. 9 ‘Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. 10 El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. 11 Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? 12 Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? 13 ‘Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.”

 

COMENTARIO

Saber a quién debemos servir

El Hijo de Dios sabe muy bien que su misión, aquella que consiste en evangelizar y predicar la Buena Noticia acerca de la llegada el mundo del Reino de Dios, no ha de ser fácil.

Conoce muy bien Jesucristo el corazón de muchos de aquellos que se le han entregado para que salve. Por eso habla en parábolas. Y es que la forma más directa de ser entendido y, en fin, de enseñar. Y eso hace muchas veces. Ahora también.

El caso de aquel trabajador era el propio de un pillo que quiere salvarse a costa de lo que sea. Y si lo que es el menoscabar los bienes a los que tiene derecho su señor pues le da exactamente igual. Quiere salvar su pellejo y a para eso pone todo su coraje e imaginación en tal empeño. Y suponemos que lo consigue porque su antiguo señor se da cuenta alaba aquella situación diciéndose que, a lo mejor, era mejor cobrar algo de lo que se le decía que no cobrar nada.

Sin embargo, por muy importante que sea la lección que podamos sacar de este caso particular, aquí hay dos cosas que Jesucristo nos dice que debemos tener muy en cuenta.

Debemos saber que se nos ha de tener en cuenta todo aquello que hacemos. Es decir, el Tribunal de Dios sabrá más que bien todo lo que hacemos. Incluso lo poco que puede ser, incluso, insignificante, resulta ser de gran importancia. Y eso no lo debería olvidar nunca quien se sabe y reconoce Hijo de Dios.

Debemos, por tanto, ser fieles en lo poco, en lo pequeño. Y es que todo tiene su importancia e incluso aquello que pudiera parecernos que no la tiene (los pequeños pecadillos que dejamos pasar, por ejemplo) la tiene, vaya si la tiene. Y es que todo en nuestra vida tiene reflejo en el más allá…

Hay, sin embargo, algo que es muy importante.

Sabemos, por el Primer Mandamiento de la Ley de Dios (¡El primero!) que a Dios lo debemos tener, ser para nosotros, como el primero de entre nuestra realidad. Es decir, nada hay más importante que nuestro Creador. Y por eso su Hijo nos dice que no podemos servirlo a Él… y a otro.

Decir esto pudiera dar la impresión de que se nos está diciendo que no debemos tener en cuenta a nadie más que a Dios. Y eso es verdad pero también no lo es.

A Dios, sí lo debemos poner por encima de todo. Pero eso no quiere decir que ya no tengamos en cuenta a nadie de aquellos que nos rodean. No. Dios nos ha puesto a muchos a nuestro alrededor e, incluso, lejos, para que sí los tengamos en cuenta. Y, sin embargo, encima de todo eso, de todas nuestras cosas y realidades, ha de ser el Todopoderoso quien reine sobre lo nuestro, sobre todo lo nuestro.

No podemos, por tanto, servir a Dios y al dinero. Eso nos lo dice Cristo para que no pongamos nuestro corazón en aquello que no importa sino, al contrario, en Quien importa, en el Único que debe importarnos.

PRECES

Pidamos a Dios por aquellos que no atienden a los consejos de Jesucristo.

Roguemos a Dios.

Pidamos a Dios por aquellos que no sean capaces de dejar de servir al dinero.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; gracias por darnos a entender con mucha claridad que eres Quien, verdaderamente, nos importa.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

Eleuterio Fernández Guzmán 

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos. 

Panecillo de hoy: 

Palabra de Dios; la Palabra.

 

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.  

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