Ventana a la Tierra Media – Microrrelatos - 1ª parte
La Sociedad Tolkien Española organiza, entre otras cosas, un concurso de Microrrelatos (denominado “Premios Bilbo: microrrelato en 280 caracteres”) que, anualmente, lleva a todos aquellos que quieren expresarse en este, digamos, moderno (ocupa lo que pueda ocupar un Tweet aunque, en caso de que se publique en Facebook puede ser algo mayor la longitud) medio de expresión a hacerlo sobre el tema que, para el caso, se sugiera que, para este año 2019 ha sido el de la raza de los Enanos.
El que esto escribe, como no tiene intención de presentarse ni a tal concurso ni a ningún otro, va a compartir sus propios microrrelatos que, espera, sean aceptados como humildes aportaciones al mundo propio de J.R.R. Tolkien aún sabiendo que es un recién llegado a la Tierra Media y seguro que tropezará con más de una piedra en el camino o sea atacado por trasgos, orcos o, incluso, hombres…
Es bien cierto, sin embargo, que mucho de lo aquí dicho pudiera parecer ir dirigido a entendidos de la cosa pero, en fin, por algo hay que empezar. Y pido perdón por si hay exceso de caracteres… al menos, micro son los relatos… por lo de cortos, quiero decir.
Bueno, pues ahí va la cosa:
- Cuando Beren vio, escondido, a Luthien, supo que Eru era bueno: vio, amó y creyó, en ese orden: al ver supo amar y, al amar, alcanzó a creer.
- El silmaril costó a Beren mucho. Pudo, sin embargo, mostrar y demostrar que amaba hasta llegar a un nivel de valentía suficiente como fue arrebatar a Melkor ¡su tesssoro!
- Conforme Smigol caía en el monte del destino apreció que su vida no había sido en balde: tenía su tesoro y eso justificaba todo su incomprendido esfuerzo. Y, entonces, desapareció en el fuego.
- Gollum cayó en el fuego del Destino; antes persiguió; antes engañó; antes mató; antes con avaricia actuó; antes Smigol nació.
- Melkor era, sólo, un pobre Valar: pobre de corazón, pobre de alma y pobre, sobre todo, de esperanza. Vació su corazón de todo lo bueno que le había puesto Eru.
- Cuando una música desafina tanto que desordena lo bueno y mejor es seguro que sólo puede terminar mal. ¿Verdad, Morgoth?
- ¿Acaso iba a poder una criatura, por muy poderosa que fuera, tener más poder que su Creador? Frodo, en el Monte del destino, demostró que no. Bueno, fue Gollum, pero por necesidades del guión.
- En pocas palabras se puede decir mucho. Por ejemplo, que hay valentías grandes e inesperadas que habitan en corazones pequeños. Bueno, mejor medianos.
- Fëanor no era malo… lo que pasa es que sabía que su obra silmarilista era muy importante. Al menos sabía que era suya aunque quizá olvidó de dónde provenia la luz…
- Galadriel no fue una dama que traicionó a su pueblo. No huyó con intención malévola sino, justamente, al contrario: fue consecuente y aceptó el exilio. Fue, sobrevivió, guió.
- Hay quien se ríe de Gimli como si fuera un enano algo payaso, sólo gracioso… en la pantalla, dicen. Pero hay quien, como Légolas, sabe que un corazón valiente se encierra en su pecho.
- Bárbol miró en derredor y supo que había llegado el momento de arremeter contra el Mal. Y hubo quien, en su torre, buscó dónde esconderse… para nada.
- Gandalf miró a Bilbo y supo que había escogido bien a su saqueador. El mediano, sin embargo, dudó mucho de su valentía… le pareció algo inesperada.
- “Corred, insensatos”, dijo Mithrandir. Y muchos, de entre la Compañía, se dieron cuenta de que algo estaba a punto de cambiar. Perder a Gandalf, así, no era poco… para empezar.
Y hasta aquí hemos llegado en esta primera entrega de Microrrelatos.
Desde esta página invito a quien quiera a que ponga aquí su microrrelato y comparta su quehacer a tal respecto.
Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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