Estamos reproduciendo, como última fase de estas Meditaciones de Cuaresma, la obra de teatro escrita por el que suscribe de título “La Última Cena”, cuyo título nos excusa dar explicación de su tema.

Acto II - Cuadro 1º -  Cristo, la vid verdadera

Jesucristo se pone de pie y mira a los Apóstoles presentes.

Jesucristo: Os digo esto para que entendáis lo que ahora está pasando. Y es que mucho va a cambiar porque el Hijo del Hombre va a subir a la Casa del Padre.

Pedro: Entonces, Maestro, ¿Ya no te volveremos a ver?

Jesucristo: Primero no me veréis pero luego me veréis. Pero ahora quiero que sepáis que yo soy la vid verdadera; también que mi Padre es el viñador.

Juan (dirigiéndose a Pedro): Creo que va a enseñarnos como siempre lo hace, con ejemplos que todos conocemos.

Jesucristo: Quien está unido como sarmiento a la viña, que soy yo, dará fruto bueno y si no lo da… mi Padre lo podará quitándole lo que le sobra. Entonces, sanará y fructificará en su corazón lo bueno que Dios quiere para cada uno de sus hijos.

Bartolomé: ¿Nosotros somos sarmientos tuyos, Maestro?

Jesucristo: Sí, Bartolomé. Además, estáis limpios porque habéis escuchado la Palabra que os he anunciado y la habéis aceptado en vuestro corazón. Pero debéis saber que permanecer en mí es permanecer en mi Padre porque Él y yo somos uno.

Pedro: ¿Qué pasa, Maestro, con quien no permanezca en Ti?

Jesucristo: Escuchad esto: muchas veces os he dicho a vosotros y a otros muchos que no basta con decir “Señor, Señor” sino que hay que cumplir la voluntad de mi Padre. Sólo así se permanece en mí.

Juan: Pero, Maestro, ¿Entonces?

Jesucristo: Juan, entonces quien eso no hace es arrancado de la viña, arrojado fuera (como se hace con el sarmiento podrido) y quemado en el fuego.

Los presentes se miran unos a otros como comprendiendo que ellos no pueden ser de los que son arrojados al fuego por no cumplir la voluntad de Dios.

Jesucristo: Os digo esto para que sepáis que yo siempre os he amado y que os doy un mandamiento nuevo.

Pedro: ¿Un mandamiento nuevo, Maestro? ¿Distinto de los que Dios dio a Moisés?

Jesucristo: Sí, Pedro. Pero es nuevo porque se refiere a todos los que ya conocéis. Y tiene que ver con el amor de Dios hacia sus hijos los hombres.

Tomás: ¿Y cuál es, Maestro? ¿Cuál es ese Mandamiento nuevo?

Jesucristo: Es tan sencillo como amarse los unos a los otros. No de cualquier manera sino como yo os he amado. Y es que no hay mayor amor que dar la vida por los amigos y vosotros, vosotros, sois mis amigos y no mis siervos aunque yo sea vuestro Maestro.

Pedro: Nosotros queremos ser tus siervos, Maestro.

Jesucristo: Mejor ser siervos de vuestros hermanos, de vuestro prójimo.

Juan: ¿Cómo hacemos eso, Maestro?

Jesucristo: Juan, Juan, siempre haces la pregunta oportuna… Pues es bien sencillo: donde veáis que alguien necesita vuestro auxilio… tenéis que darlo; cuando os deis cuenta de que un hermano vuestro se encuentra solo… acompañadlo en su soledad; cuando alguien esté hambriento… dadle de comer o sediento… dadle de beber o sin vestidos… ¡vestidle!

Judas Tadeo: Eso ya lo has dicho otras veces, Maestro.

Jesucristo: Sí, Tadeo, pero debe ser un pensamiento que llevéis siempre en vuestro corazón. Es que así conocerán que sois mis discípulos.

Pedro: Maestro, de todas formas… hay muchas cosas que no acabamos de comprender.

Jesucristo: No debe eso preocuparos. Ya os he dicho que os enviaré al Espíritu Santo. Confiad en él. Además, todo lo que mi Padre me ha dicho y le he oído os lo he dicho, os lo he dado en conocer. No he querido guardarme nada para mí ni lo he escondido debajo de ningún celemín porque todo ha de ser conocido y todo es y será conocido por Dios, Padre mío y vuestro.

Juan: Maestro, sabes que lo que te digo lo hago por todos nosotros: somos muy felices de estar a tu lado y de seguirte como discípulos.

Jesucristo: Juan, mi querido Juan, el más joven de mis Apóstoles, eso es verdad pero ¿sabéis una cosa? (hace silencio unos segundos)

Pedro: ¿Sí, Maestro? ¿Qué debemos saber?

Jesucristo: Debéis saber que he sido yo quien os ha elegido a vosotros.

Pedro: Eso ya lo sabemos, Maestro, que fuiste tú quien, un día…

Jesucristo (interrumpe a Pedro): Pedro, quiero deciros que os he elegido no sólo para que me sigáis como hacen otros discípulos con otros maestros. A vosotros os corresponde una tarea que es mucho más importante que la de, simplemente, seguirme.

Juan: ¿Nos vas a enviar otra vez a predicar como ya hiciste?

Jesucristo: Sí, pero os voy a enviar porque quiero que vayáis al mundo y deis fruto. Es más, para que vuestro fruto permanezca y no se pierda. Y, además, os digo, como ya os he dicho antes, que todo lo que pidáis a mi Padre en mi nombre os lo concederá Adonai.

SE CIERRA EL TELÓN

Eleuterio Fernández Guzmán

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