¿Hasta dónde podemos discrepar?
Realmente hay cosas curiosas que dicen mucho de las personas que las siembran. El caso es que, creyéndose (digo creyéndose aunque deberíamos ver si es así) muy cercanas a quien ostenta la Silla de Pedro piensan que eso les vale para arrear palos de ciego por si alguien se lleva alguno. Sin embargo, lo único que consiguen es manifestar que tienen una patética visión de la realidad católica aunque se valgan de ella para mangonear lo que pueden.
Al parecer, el Papa Francisco debe ser el único de la historia del que no se puede discrepar. Y es que no podemos olvidar lo que se ha escrito, por ejemplo, contra Pablo VI, contra san Juan Pablo II o, sin ir más lejos, contra el emérito Benedicto XVI. Y sí, por las mismas personas (en algunos casos) que ahora se las dan de zaheridoras del prójimo.
No podemos negar que en algún caso a lo mejor espera de la supuesta “primavera eclesial” que, al parecer, ha traído el Papa Francisco, alguna medida que les beneficie como, por ejemplo, autorizar a que los sacerdotes secularizados por haber contraído matrimonio puedan ejercer su antaño ministerio sacerdotal con todas las garantías… Vamos, esto es un ejemplo aunque, seguramente, querrían que cosas así se abrieran paso y, por decirlo pronto, se impusieran en el seno de la Iglesia católica.
Decimos que del Papa Francisco no se puede discrepar de nada aunque es bien cierto, como ya hemos dicho en otra ocasión, se puede discrepar de todo lo que no se diga o haga ex cathedra. Eso debería ser sencillo de entender porque es lo mismo que han hecho muchos, como decimos arriba, con otros Santos Padres.
Hay algo, a tal respecto, que podemos aportar acerca de esto. En un principio parece que esto sea una cosa absurda (de ser verdad) pero si lo es pasa de ser absurda a ser más que preocupante.
Decimos esto de lo, al parecer, dicho por el arzobispo Fisichella, a la sazón Presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, acerca de que las críticas a Francisco podrían incluirse en la pena de excomunión automática.
Esto, y lo digo con franqueza, no me lo puedo creer. No es que no crea que eso pueda ser posible sino que, simplemente, se haya dicho eso. Y es que es ridículo y en exceso simplista y simple.
Otros habrá, seguramente, que estén ahora mismo pensando que lo que escribe el que esto escribe es propio de un total ignorante pero tengo que decir que, como católico sencillo, eso no lo puedo entender. A lo mejor es que mi capacidad de entendimiento es muy limitada pero se me escapa que una cosa así, así dicha, pueda ser verdad.
Y no puede ser verdad porque no se le conoce reacción igual del susodicho arzobispo cuando eso pasaba (lo de las críticas queremos decir) en contra de san Juan Pablo II o Benedicto XVI. ¡Tal incoherencia no es posible ni esperable!
Pero bueno. El caso es que la excomunión automática se incluye en el Canon 1370 (1) y dice esto:
“Quien atenta físicamente contra el Romano Pontífice, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica; si se trata de un clérigo, puede añadirse otra pena, atendiendo a la gravedad del delito, sin excluir la expulsión del estado clerical”.
¿Es que puede ser lo mismo querer matar al Papa que discrepar de lo que se pueda discrepar cuando es evidente que se puede discrepar?
No, no puede ser lo mismo. Entonces, lo único que se nos ocurre es que se pretende que cunda el miedo entre aquellos que, en un momento determinado, puedan entender que lo dicho o hecho por el Santo Padre (ahora Francisco pero antes otros que ha habido) no esté acorde con la doctrina o fe católica.
Y luego están aquellos que quieren, como hemos dicho arriba, que determinadas condiciones de su vida particular vayan a mejor o, por decirlo pronto, que lo que es imposible lo haga posible la “supuesta” primavera eclesial, el mundo perfecto en el que vive Roma y sus satélites diocesanos.
Esto lo decimos por el Director de Religión Digital, a la sazón, José Manuel Vidal.
Este hombre, que dirige un medio que, como ha insinuado el Obispo de San Sebastián, debería desaparecer lo antes posible (ya sabemos todos las razones de tal afirmación hecha por un Obispo tan centrado como Monseñor Munilla) ha pretendido dar un estacazo a aquellos que, según él, meten el dedo en el ojo del Papa Francisco a quien protege como si fuera la niña de sus ojos que es lo mismo que hace con aquellos obispos que, según él, siguen a muerte la línea del Santo Padre sin menoscabar nada de lo que pueda decir o hacer.
Al parecer, todo aquel que dice algo contrario a lo dicho o hecho por el Papa Francisco debería ser zaherido gravemente por todo aquel que cree que nada hay que decir que no sea bueno de todo lo que hace o dice el Papa Francisco. Y eso no se lo aplica él mismo de Santos Padres anteriores a los que bien él mismo, bien otros de su cuerda, no han cesado de zaherir siempre que han podido o querido.
A eso bien se le puede llamar tener una vara de medir que mide como quiere quien quiera medir con ella.
Y es que dice el susodicho Vidal esto que sigue:
“Obispos y curas están apoyados, en España, por una serie de laicos ultramontanos, que son los que siempre dan la cara, a través de sus terminales de Internet: Son los infovaticanos y los infocatólicos de todo pelaje y condición que arremeten, directa e indirectamente, contra todo lo que venga de Roma.”
Antes que nada decimos que es un honor, al menos por mi parte, estar dentro de los que critica este extraño hermano en la fe. Y le llamo “hermano” como otros llaman a los protestantes porque muchas veces eso es lo que él parece según escribe o promueve que se escriba en su medio internáutico.
Pero una cosa es que Vidal se manifieste como lo es: un indeseable y un impresentable diciendo cosas así y otra, muy distinta, es que atribuya cosas como ésta:
“La consigna es darle ‘leña al mono’ por muy Papa que sea. Para intentar desacreditarlo (¡qué ilusos!) y para que desista de su ‘revolución tranquila’, de su reforma evangélica. Para que deje de predicar el Evangelio de los pobres. Para que se amilane y desista. Y, si no lo hace (¡que no lo hace ni lo hará!), lo mínimo que le desean es que se muera o que lo mueran (como a Juan Pablo I), que dice el obispo de Ferrara, monseñor Negri.”
Primero, llamar mono al Papa Francisco no está bien dicho así por un su amigo como él se cree. Y es que podría haber buscado otro refrán o dicho popular. Pero lo que está más que mal es presumir que aquellos a los que cita (entre ellos los que estamos en esta casa InfoCatólica) le desean la muerte, digamos, natural, del Papa Francisco. Eso es, dice, “lo minino que le desean”.
Y lo que es peor, y esto debe ser delictivo, es que se diga en un artículo que lo que se desea (“como mínimo”: ¿es que puede haber algo que supere a eso?) que maten al Papa Francisco. Y es que esto fácilmente puede entenderse como una incitación a la violencia contra el Papa Francisco que se atribuye a personas que, si bien, no se cita con nombres y apellidos se hace lo miso al citar el medio en el que escriben.
¿Es que nadie va a decirle a este cura secularizado que eso no está nada bien?
En fin… valga todo esto para decir que vamos a seguir discrepando de lo que se pueda discrepar mientras que personas como Vidal van a seguir arrimando el ascua a su sardina aunque no dé lumbre o su sardina esté más que podrida.
Eso, seguro.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
La corrección fraterna no es nada malo. Ejercerla, además, un deber fraterno.
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13 comentarios
El poder llamarse cristiano® debería ajustarse legalmente como cualquier "marca registrada", de otra forma sería espurria o bastarda; pero en fin, a este sujeto y sus prosélitos (y benefactores purpurados) sus elocuciones les debe caer como afrodisiacas. Como dicen en mi pueblo, ¡pobre diablo!
Sin embargo, hasta donde yo sé, ni siquiera en Irán donde las leyes son draconianas (dicen) hay una ley que contemple la pena de muerte por infracciones de tránsito.
Dicho de otra manera, mucho puede opinar alguien sobre la ley, que mientras no se promulgue un decreto, todo queda en opinión, por muy encumbrado, emperifollado y emplumado sea el que opina.
Ahora bien, cuando el que opina es un pobre gato o un imbécil como yo, ¿a quién se le ocurre hacerme caso? Tanto más en temas que son absurdos, cada cacareo que yo -o alguien de mi calaña- haga, resulta tan ridículo que hasta dedicarle un artículo es excesivo.
Yo creo que al Sr. Vidal se le pone más atención en este sitio que en el suyo propio. No sé por qué será. De mi parte, jamás lo he leído ni me interesa. ¿Realmente es alguien tan importante? ¿O es otro tonto deseando la pena de muerte por pasarse un alto?
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EFG
Muchas gracias por la corrección.
Por mi parte, con todo el respeto que se le debe al Vicario de Cristo y sabiendo que sólo Cristo es cabeza de la Iglesia, me opondré a todo lo que éste o cualquier Papa diga o haga que vaya en contra de los Evangelios, el Magisterio y la Tradición.
Los católicos discrepamos de todo lo que sea dañino para la vida espiritual.
La doctrina del Magisterio de la Iglesia Católica es de una gran belleza incalculable, y quien se considera un verdadero hijo, hija de la Iglesia Católica, siempre tiene en cuenta. Ahí encontramos lo que el Espíritu Santo nos va enseñando para corregirnos, y no caer en peligrosos errores que expondría la salvación de nuestra alma. Y ante Dios sin duda, perderíamos, porque no habríamos sido fieles al Espíritu Santo.
Más que discrepar son el celo por defender los derechos de Cristo y de la Iglesia Católica, con valentía, porque recibe el valor de Nuestro Señor Jesucristo.
"Al parecer, el Papa Francisco debe ser el único de la historia del que no se puede discrepar". No sólo eso sino que de los 265 anteriores se puede, incluso se "debe" discrepar, soltar infundios e incluso ridiculizar. Y de los anteriores al CVII, por definición, ni tan siquiera se puede hablar bien en términos generales, o si se habla bien, hay que hacerlo con "peros" . Eso es lo que tenemos desde hace unas cuantas décadas, al menos.
Por otra parte, llamando seriamente la atención a los papas de Avignon, Sta. Catalina de Siena, no menos seguía considerándolos como: "Mi dulce Cristo en la tierra".
S. Bernardo, recordaba a Eugenio III (que fuera novicio suyo en el Císter) algo por el estilo: "Mucho de lo que tienes, lo heredas de Constantino y no del pescador".
papal , arremeta este lugar web de la infocatolica y nos trate de sumerjir en las
Mas s profundas de las oscuridades
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EFG
Pues no será. A mí me gusta más la horchata.
Digo esto porque muchas veces leo entre líneas la animosidad con que se expresan las discrepancias en foros y comentarios en este y otros sitios en que pareciera que en vez de discrepar y discutir con un hermano lo hacemos contra un enemigo. Y en atención a estas viscerales reacciones es que otros reaccionan visceralmente también y salen con sinsentidos como este, de que si se discrepa del Papa se debiera ser excomulgado. No creo que el Papa acoja con complacencia esta defensa de su magisterio y de sus opiniones privadas, son una torpe defensa que responde también a torpes ataques y provocaciones. Hay que atenernos a lo que el magisterio de la Iglesia ha previsto para esto en el Derecho canónico citado en el artículo, y eso no ha sido modificado, por lo que cualquier opinión privada, es sólo eso, privada y susceptible de ser analizada, criticada, apoyada o rechazada, puesto que no constituye magisterio eclesial alguno. De lo que no podemos discrepar es de lo enseñado ex cathedra y de los dogmas de la Iglesia, todo lo demás es opinable en diversas medidas.
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