Nacer sin pecado

Seguramente Dios podía haber hecho las cosas de otra manera. Es más, si hubiera querido la historia del ser humano habría sido de otra manera. Pero quiso que fuera así y, a tal respecto, nada podemos (ni queremos) hacer. Su santa Voluntad ha de prevalecer sobre nuestros más que reconocibles egoísmos.

Desde que nuestros primeros padres Adán y Eva quisieron ser como Dios muchas cosas cambiaron para la humanidad que debía venir tras ellos. Queremos decir que, cuando pecaron hicieron mucho daño a la creatura que Dios había sacado de su corazón y había puesto en el Paraíso. Y, como tal, aquel daño iba a ser irreversible aunque, al menos, tendría el hombre el consuelo de, primero ignorar y luego saber, que, cuando Dios quisiera, iba a enviar al Mesías para que muchos comportamientos cambiaran y muchos corazones vinieran a ser de carne.

Pero, para eso, aun faltaba mucho tiempo. Mientras tanto el ser humano debía cargar con un peso nada liviano: el pecado y la muerte.

Sobre el pecado, lo que supuso y supone para el hombre, sus consecuencias son más que conocidas: nos separa de nuestro Creador y nos hace espiritualmente infelices, incapaces de mantener una relación fluida con Quien creyó que sería muy bueno crear un ser que fuera semejanza suya. 

Pero lo peor de todo es que nadie se libra del pecado. Y decimos esto porque por aquel pecado original de Adán y Eva, todo ser humano nace con la huella impresa en su alma de aquel primer olvido de Dios. Nacemos, pues, con el pecado llamado original porque fue el origen de muchas y más desgracias para el hombre. 

Pero es que, además, nacer con el pecado manchando nuestra alma nos lastra para toda la vida. Es decir, para empezar, debemos limpiarlo y, luego, debemos procurar no caer más en otros que ya no serán originales sino, por desgracia, sucesivos. Y es que bien sabemos, constatamos diariamente, que pecados más veces de las que quisiéramos y, ¡Ay!, tantas veces queriendo…

Pues bien, a la pregunta de quiénes son los seres humanos que no han nacido con un lastre tan pesado como es el pecado original, muchos responderían (es de esperar que todo creyente católico) con dos nombres y una misión: María y Cristo; nombre de la Madre y nombre del Hijo de Dios con misión incluida en su nacimiento: salvar a la humanidad de su definitiva caída en la fosa del Infierno y la maldición eterna. 

Es más que conocido aquello de que Dios podía hacer que María naciese Inmaculada, Dios quería que naciese Inmaculada su Madre y, por tanto, Dios hizo que naciera Inmaculada María. Cómo hizo eso está muy lejos de ser comprendido por simples mortales pero, contra eso, tenemos la ventaja de tener fe. Nos  basta saber que eso fue así. Todas las demás consideraciones nos sobran y está muy lejos de nuestro corazón. María nació sin pecado y eso nos basta saber.

A lo mejor hay (seguro que hay) otros cristianos que no creen que esto sea posible. Creen, por tanto, que María nació con el pecado original. ¿Son, acaso, cristianos? (esto no es una pregunta-trampa sino una pregunta-verdad, sobre la Verdad). 

Sin embargo, esto tendría consecuencias impensables porque Jesús, por generación, también habría nacido con el pecado original. ¿Y es posible que Dios hecho hombre nazca con un pecado que supone, precisamente, querer ser, como hombre, como Dios mismo siendo Dios mismo el que nace?

Esto no es ni una adivinanza ni un trabalenguas. Es, en todo caso, la constatación de algo que sería del todo punto ilógico y absurdo y que, por tanto, simplemente, no puede ser verdad.

Nació, pues, María, sin pecado. Es la Sin pecado, podemos decir. Por eso consideramos esto una gran verdad y un dogma de nuestra fe católica.

El caso es que negar eso supone, como consecuencia, negar que Cristo naciera sin el pecado original. Y eso tiene consecuencias demasiado graves, a nivel espiritual, como para querer seguir llamándose cristiano negando el principio esencial según el cual Dios no tiene pecado alguno.

Nosotros, los católicos, sostenemos, que María es Inmaculada. Y es que todo apunta a que así fue. Es decir, todas las pruebas espirituales miran hacia tal realidad.

Es más, quienes no estén de acuerdo con eso no es que no sean católicos (que no lo son) sino es que no ni cristianos. Ciegos, sí, pero cristianos, no. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 Nazareno

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Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 

Porque Dios quiso, pudo y lo hizo María nació sin pecado.

 

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2 comentarios

  
Renzo
Vale Eleuterio, te lo preguntaré sin añadir comentarios que te puedan molestar.
Si Dios pudo hacer que María fuera concebida sin pecado por padres con pecado, ¿por qué no hacer lo mismo con Jesús?, ¿para qué el paso innecesario de hacer inmaculada a María?.
Si, como dices, es una cuestión de fe y con eso os basta, me parece bien, pero entonces mejor os ahorráis los, inútiles, intentos de racionalizar vuestras creencias, eso que llamáis teología, y tratar de explicar lo que, por físicamente imposible, es inexplicable.

Saludos.


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EFG

No creo que fuera innecesario hacer que María naciese sin el pecado original. Y no lo era porque Jesús debía nacer de quien no hubiera nacido con el pecado original. Por tanto, sí era necesario que fuese como fue.

Y, claro, que hay cosas que con inexplicables pero no porque sean físicamente imposibles (para Dios nada hay imposible) sino porque, para el ser humano, son inexplicables. Por eso son misterios, se trata de tales tipo de verdades que no por ser comprendidas por el ser humano dejan de ser ciertas y verdad.
Recuerde lo que sostuvo Duns Scoto: Dios quería que María naciese inmaculada; Dios podía hacer que naciese inmaculada y Dios hizo que naciese inmaculada. Usted puede creer o no creer en esto pero a nosotros no nos va a quitar la fe, precisamente, quien no cree.
08/12/15 12:17 PM
  
Català
Sí era innecesaria la concepción inmaculada de María para la inmaculada concepción de Jesucristo. Si fuese necesaria, también debería ser necesaria la inmaculada concepción de San Joaquín y Santa Ana.
Lo que sí es que ciertamente era conveniente.
08/07/23 7:47 PM

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